sábado, 30 de junio de 2012

Pequeñas Semillitas 1751


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1751 ~ Sábado 30 de Junio de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Alabado sea Jesucristo…
¿Tienes por costumbre compadecerte de ti mismo cuando las cosas no salen como a ti te gustaría? Y si es así, ¿qué has ganado con ello?
A veces, quejarse y lamentarse puede parecer justificado, pero lo cierto es que con ello sólo se consigue agravar la situación.
Si en vez de poner de tu parte para solucionar las cosas, te dedicas a compadecerte de ti mismo, lo único que lograrás es deprimirte y reforzar tu condición de víctima (“¿Por qué tienen que pasarme a mí o a los que yo quiero estas cosas?”).
Elige un día de la semana para hacer frente a ese hábito. Ese día, ocurra lo que ocurra, no te quejes ni critiques nada. Cuando notes que se te viene a la mente un pensamiento negativo, en vez de regodearte en él, desconecta de inmediato y ponte a pensar en algo agradable.
Lograrlo te llevará algo de práctica, y si eres un quejoso empedernido, quizá te sea mejor empezar con un período de tiempo inferior a un día. Pero una vez que hayas aprendido a dejar de lado los pensamientos negativos aunque sólo sea por poco tiempo, te sorprenderá comprobar lo bella y agradable que se vuelve tu vida.
Idea clave: Soy más feliz cuando evito los pensamientos negativos.


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


En aquel tiempo, al entrar en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos». Dícele Jesús: «Yo iré a curarle». Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: ‘Vete’, y va; y a otro: ‘Ven’, y viene; y a mi siervo: ‘Haz esto’, y lo hace». Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande. Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos, mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes». Y dijo Jesús al centurión: «Anda; que te suceda como has creído». Y en aquella hora sanó el criado.
Al llegar Jesús a casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama, con fiebre. Le tocó la mano y la fiebre la dejó; y se levantó y se puso a servirle. Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; Él expulsó a los espíritus con una palabra, y curó a todos los enfermos, para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:
(Mt 8,5-17)

Comentario
Hoy, en el Evangelio, vemos el amor, la fe, la confianza y la humildad de un centurión, que siente una profunda estima hacia su criado. Se preocupa tanto de él, que es capaz de humillarse ante Jesús y pedirle: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos» (Mt 8,6). Esta solicitud por los demás, especialmente para con un siervo, obtiene de Jesús una pronta respuesta: «Yo iré a curarle» (Mt 8,7). Y todo desemboca en una serie de actos de fe y confianza. El centurión no se considera digno y, al lado de este sentimiento, manifiesta su fe ante Jesús y ante todos los que estaban allí presentes, de tal manera que Jesús dice: «En Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande» (Mt 8,10).
Podemos preguntarnos qué mueve a Jesús para realizar el milagro. ¡Cuántas veces pedimos y parece que Dios no nos atiende!, y eso que sabemos que Dios siempre nos escucha. ¿Qué sucede, pues? Creemos que pedimos bien, pero, ¿lo hacemos como el centurión? Su oración no es egoísta, sino que está llena de amor, humildad y confianza. Dice san Pedro Crisólogo: «La fuerza del amor no mide las posibilidades (...). El amor no discierne, no reflexiona, no conoce razones. El amor no es resignación ante la imposibilidad, no se intimida ante dificultad alguna». ¿Es así mi oración?
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo...» (Mt 8,8). Es la respuesta del centurión. ¿Son así tus sentimientos? ¿Es así tu fe? «Sólo la fe puede captar este misterio, esta fe que es el fundamento y la base de cuanto sobrepasa a la experiencia y al conocimiento natural» (San Máximo). Si es así, también escucharás: «‘Anda; que te suceda como has creído’. Y en aquella hora sanó el criado» (Mt 8,13).
¡Santa María, Virgen y Madre!, maestra de fe, de esperanza y de amor solícito, enséñanos a orar como conviene para conseguir del Señor todo cuanto necesitamos.
Rev. D. Xavier JAUSET i Clivillé (Lleida, España)


Santoral Católico:
Primeros Mártires de la
Santa Iglesia Romana


La celebración de hoy, introducida por el nuevo calendario romano universal, se refiere a los protomártires de la Iglesia de Roma, víctimas de la persecución de Nerón después del incendio de Roma, que tuvo lugar el 19 de julio del año 64.

¿Por qué Nerón persiguió a los cristianos? Nos lo dice Cornelio Tácito en el libro XV de los Annales: “Como corrían voces que el incendio de Roma había sido doloso, Nerón presentó como culpables, castigándolos con penas excepcionales, a los que, odiados por sus abominaciones, el pueblo llamaba cristianos”.

En tiempos de Nerón, en Roma, junto a la comunidad hebrea, vivía la pequeña y pacífica de los cristianos. De ellos, poco conocidos, circulaban voces calumniosas. Sobre ellos descargó Nerón, condenándolos a terribles suplicios, las acusaciones que se le habían hecho a él. Por lo demás, las ideas que profesaban los cristianos eran un abierto desafío a los dioses paganos celosos y vengativos... “Los paganos—recordará más tarde Tertuliano— atribuyen a los cristianos cualquier calamidad pública, cualquier flagelo. Si las aguas del Tíber se desbordan e inundan la ciudad, si por el contrario el Nilo no se desborda ni inunda los campos, si hay sequía, carestía, peste, terremoto, la culpa es toda de los cristianos, que desprecian a los dioses, y por todas partes se grita: ¡Los cristianos a los leones!”.

Nerón tuvo la responsabilidad de haber iniciado la absurda hostilidad del pueblo romano, más bien tolerante en materia religiosa, respecto de los cristianos: la ferocidad con la que castigó a los presuntos incendiarios no se justifica ni siquiera por el supremo interés del imperio.

Episodios horrendos como el de las antorchas humanas, rociadas con brea y dejadas ardiendo en los jardines de la colina Oppio, o como aquel de mujeres y niños vestidos con pieles de animales y dejados a merced de las bestias feroces en el circo, fueron tales que suscitaron un sentido de compasión y de horror en el mismo pueblo romano. “Entonces —sigue diciendo Tácito—se manifestó un sentimiento de piedad, aun tratándose de gente merecedora de los más ejemplares castigos, porque se veía que eran eliminados no por el bien público, sino para satisfacer la crueldad de un individuo”, Nerón. La persecución no terminó en aquel fatal verano del 64, sino que continuó hasta el año 67.

Entre los mártires más ilustres se encuentran el príncipe de los apóstoles, crucificado en el circo neroniano, en donde hoy está la Basílica de San Pedro, y el apóstol de los gentiles, san Pablo, decapitado en las “Acque Galvie” y enterrado en la vía Ostiense. Después de la fiesta de los dos apóstoles, el nuevo calendario quiere celebrar la memoria de los numerosos mártires que no pudieron tener un lugar especial en la liturgia.

Fuente: Catholic.net


La frase de hoy

"Yo vil y miserable criatura, prometo a mi Dios someterme y sacrificarme a todo lo que pida de mi; inmolando mi corazón al cumplimiento de todo lo que sea de su agrado, sin reserva de otro interés mas que de su mayor Gloria y puro amor, al cual consagro y entrego todo mi ser y todos mis momentos"
Santa Margarita María de Alacoque


Cuentos de Mamerto Menapace:
La esperanza


La desesperación no es un camino sin salida. El camino sin salida es el del desanimado. El de aquél que ha perdido el coraje de seguir peleando porque la experiencia le ha lastimado la esperanza.

El desanimado ha perdido el sentido de la lucha. Tal vez peor: la fuerza para luchar. Es entonces cuando es necesario hacerlo crecer hasta la desesperación, suscitándole la bronca. La bronca sembrada sobre el desánimo hace nacer la desesperación.

Y la desesperación superada, eso es la esperanza.

Por eso me parece imposible suscitar la esperanza en un desanimado a través de la compasión. Un desanimado no necesita de la lástima. La lástima es el reponso sobre el desanimado. Al desanimado hay que llevarlo a la bronca, a fin de que sacudido en su vergüenza asuma la desesperación y la supere. Allí, reconquistado el valor fundamental de su vida, emprenderá la lucha. Lucha que no pondrá sus garantías en las fuerzas personales, ni en las dotes de su naturaleza. Porque de ellas se tiene la experiencia de su fragilidad. Hasta cierto punto, sobre ellas el desánimo ha hecho la amputación de su capacidad de ser garantías.

La garantía se pone sobre algo mucho más profundo y más inagarrable. Sobre algo mucho más nuestro, en definitiva. Sobre el misterio de nuestra propia vida. Mi vida tiene un sentido. El vivirlo es lo que me permitirá ser. Esa convicción profunda es un acto profundo de fe en sí mismo. O mejor: es algo que llevamos por dentro y que nos puso en camino. Creer que mi vida tiene un misterio que puede ser cumplido. Saber que eso existe y que aunque no lo veo es lo único que da apoyo real a mi vida y a mis opciones, es algo que me hace superar la desesperación.

Pero insisto. Sólo la bronca puede llegar a hacernos crecer hasta la desesperación. Esa actitud profundamente humana, que no nos deja admitir que nuestra carezca de sentido. Y es la fuerza que el desanimado necesita para no dejarse estar. La desesperación no es la desesperanza. La desesperanza es carecer de esperanza, es la situación de no tener ya esperanza. Mientras que la desesperación es la situación de no tener aún esperanza y por lo tanto la urgencia tenaz por conquistarla.

En la práctica, pienso que hay situaciones en las que sólo nos queda una actitud humana razonable: sembrar con fe en el surco del amor para que poco a poco vaya creciendo la esperanza.


Pensamientos sanadores


Aprendiendo cada día a escuchar a Dios

El ejercicio diario de agudizar el oído de la conciencia para escuchar a Dios en el propio corazón, te hará percibir cada vez con mayor intensidad, la voz del Señor.
Su voz te indicará qué debes hacer y lo que no tienes que hacer; qué es lo que realmente te conviene y aquello que te puede lastimar… En él podrás descansar, incluso en los momentos de mayor dificultad.
Tal vez, en algunos, se halle incorporada una actitud de independencia y rebeldía hacia lo que Dios sugiere e inspira. Sin embargo, con la experiencia de logros y fracasos, el hombre y la mujer de corazón humilde aprenden a escuchar a Dios y a obedecerle, pues van experimentando que de esa docilidad dependen la verdadera sanación interior y la transformación profunda en todas las áreas de la vida.
El católico, que como María escucha y obedece a Dios con confianza y alegría, verá cómo en su vida se concretan maravillas que ni siquiera podía llegar a imaginar.

Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos. Santiago I, 22.


Junio, mes del Corazón de Jesús


Día 30. La comunión reparadora

Si quieres amar al Corazón de Jesús debes comulgar su cuerpo muy frecuentemente. ¿No eres digno? Y para hacerla una vez al año ¿te sientes digno? No eres perfecto. Pero la comunión no es un premio; es un medio para llegar a la perfección. ¿Tienes muchos defectos? Para corregirlos tienes necesidad de la comunión. No son los sanos los que tienen necesidad de curación, sino los enfermos. ¿No sabes que la comunión borra por sí todos los pecados veniales y preserva de los mortales?

Fuente: Web Católico de Javier


Pedidos de oración


Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por nuestra hermana y amada República de México, que mañana domingo celebra elecciones generales, para que el Espíritu Santo ilumine a sus ciudadanos y sepan elegir las mejores autoridades políticas para que gestionen los destinos del país con la meta puesta en las necesidades de su gente.

Pedimos oración por la abuela Ángela, de Asunción, Paraguay, afectada de insuficiencia renal, necesitando trasplante, si es que su estado general lo permite; por Pol René M. R. que vive en Barcelona, España; y por Mathia Josue y su mamá María Liliana, de Asunción, Paraguay, para que el Señor les ayude a mejorar su situación actual en todos los aspectos.

Pedimos oración por Rodolfo U. que vive en Colombia y es un joven que atraviesa una etapa de rebeldía que lo lleva a situaciones que preocupan a su familia. Que Jesús, el Buen Pastor, recupere esta ovejita suya para el rebaño de paz, amor y comprensión.

Pedimos oración por las siguientes personas de Presidencia Sáenz Peña, Chaco, Argentina: Por el niño Leonel F. de 7 años que hace un mes fue operado de adenoides y aún no despierta de la anestesia. Por la recuperación física, psíquica y espiritual de Jorge, Milagros y Patricia. Encomendamos todas estas personas a la Santísima Virgen de Lourdes.

Pedimos oración por la salud física, psíquica y espiritual de Diana Sofía, de Bogotá, Colombia.

Pedimos oración por Ignacio M., de 65 años de edad, de Monterrico, Jujuy, Argentina, que está internado en la ciudad capital de su provincia con problemas hepáticos, renales y pulmonares, por lo que pedimos la intercesión de los santos apóstoles Pedro y Pablo para que rueguen al Señor por su curación.

Pedimos oración por el niño Gabriel P. que tiene 10 años de edad, vive en Guatemala y está hospitalizado por asma bronquial con severas dificultades para respirar, con riesgo de tener que ser intubado.

Pedimos oración por Andrés Miguel, de 71 años de edad, que vive en Resistencia, Argentina, y los médicos le han diagnosticado ELA (esclerosis lateral amiotrófica) que es una enfermedad neurológica grave y progresiva, rogando a la Santísima Virgen que lo proteja y a Jesús que obre en él sus gracias de sanación.

Pedimos oración por Orestes M., de Lima, Perú, quien sufrió un infarto y está hospitalizado para que por la intercesión de la Virgen María y Juan Pablo II, Dios Nuestro Señor lo restablezca completamente, a la vez que rogamos por su esposa Mary está muy enferma de gripe.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a pequesemillitas@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos.


"Intimidad Divina"

Alabanza de su gloria

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales… en Cristo; por cuanto nos ha elegido en él antes de la creación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor, eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad; para alabanza de la gloria de su gracia” (Ef 1, 3-6). En breves trazos anuncia San Pablo el plan de salvación querido por el Padre y ejecutado por el Hijo bajo el sello del Espíritu Santo para gloria de la Trinidad. ¿Qué más podía hacer la Trinidad que comunicarse al hombre hasta el punto de morar en él para arrastrarlo al vértice feliz de su vida divina? ¿Y cómo podrá el hombre no vivir para la gloria de la Trinidad? Es ésta la excelsa vocación del cristiano, afirmada por San Pablo con tanta claridad: hemos sido “elegidos de antemano… para ser alabanza de su gloria” (Ef 1, 12). Por eso justamente el Padre nos ha elegido “para ser santos e inmaculados en su presencia” (ib 4).

Dios “difundió con liberalidad y no cesa de difundir la bondad divina, de suerte que el que es creador de todas las cosas ha venido a hacerse todo en todas las cosas” (1 Cr 15, 28). Esta es la conducta de Dios, el cual, siendo el Bien sumo e infinito, no puede ordenar sus obras a alguien que no sea él mismo; pero al mismo tiempo su bondad es tan grande que quiere hacer coincidir su gloria con la felicidad del hombre, es decir, quiere glorificarse derramando en él su bien, su vida y su amor. Y esto sólo por amor, por pura generosidad. Dios no se ha contentado con glorificarse en obras inanimadas, por estupendas y grandiosas que fuesen –como los cielos, los mares, los espacios– sino que ha querido y quiere gloriarse en criaturas –como los ángeles y los hombres– capaces de gozar de sus dones y aun predestinados por él a participar de su misma felicidad eterna.

El cristiano más humilde y desconocido que sabe acoger con amor y reconocimiento los dones divinos, sacando de ellos motivos para loar a Dios, le glorifica más que todas las bellezas esparcidas por el universo entero. El cristiano que se abre totalmente al don de la Trinidad que mora en él y que vive en comunión con las tres Personas divinas, da a la Trinidad la gloria suprema que el hombre puede tributarle. Pero hay una gloria más alta, verdadera gloria divina que el cristiano está llamado a ofrecer a la Trinidad, y es la que Cristo mismo ofrece a su divino padre en el Sacrificio eucarístico. La Eucaristía es la acción de gracias infinita que el Cristo total, o sea Cristo unido a su Iglesia, ofrece al Padre en nombre de toda la humanidad. “Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos” (MR). Si el hombre sufre por su insuficiencia para dar a Dios una gloria digna de él, asociándose al Sacrificio de Cristo, tiene la gozosa seguridad de ofrecer a la Trinidad una alabanza adecuada a su majestad infinita.

Es cosa digna que todas las bocas glorifiquen, todas las voces confiesen y todas las criaturas veneren y celebren tu nombre adorable y glorioso, oh Trinidad Santísima, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que has creado el mundo con tu gracia y a sus habitantes con tu clemencia, que en tu misericordia has salvado a los hombres y has concedido a los mortales un inmenso beneficio. Millares y millares de espíritus celestiales te bendicen y te adoran… Con los querubines y los serafines glorifican y adoran tu grandeza y proclaman incesantemente respondiéndose el uno al otro: Santo, santo, santo es el Señor Sebaoth; los cielos y la tierra están llenos de su magnificencia, de su presencia y del esplendor de su grandeza. (Oraciones de los primeros cristianos)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

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