sábado, 2 de junio de 2012

Pequeñas Semillitas 1723


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1723 ~ Sábado 2 de Junio de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Alabado sea Jesucristo…
Los valores se nos presentan como pautas de nuestra actuación, los valores son una guía de nuestro comportamiento. Representan aquello por lo que merece la pena luchar y que, si no somos personas indiferentes, apáticas o débiles, haremos todo cuanto podamos para conseguirlos. Como las brújulas, los valores marcan el norte, un norte que ejerce en nosotros cierto magnetismo y que, a la vez, nos muestra un camino valioso. Y como las brújulas, los valores son bipolares, tienen dos vertientes o polos: un polo positivo y un polo negativo. El polo positivo es propiamente el valor; el polo negativo es un antivalor o un disvalor: un mal, una injusticia que conviene evitar. No tener valores quiere decir estar a merced de los vientos, no tener puntos de referencia, ir perdido.
¿Por qué hacemos nuestros determinados valores y no otros? Una persona asumirá el valor de la elegancia y el de la libertad, otra, el de la objetividad y la democracia, una tercera, la seguridad y la solidaridad. Ciertamente, los valores se aprenden, los valores se transmiten y se contagian de unos a otros; nuestra brújula para ir por la vida la hemos construido poco a poco y con nuestro esfuerzo. Afortunadamente, los humanos estamos equipados con herramientas que nos permiten valorar los valores, afinar nuestra brújula…
¿Cómo anda tu brújula?


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras paseaba por el Templo, se le acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le decían: «¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado tal autoridad para hacerlo?». Jesús les dijo: «Os voy a preguntar una cosa. Respondedme y os diré con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respondedme».
Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: ‘Del cielo’, dirá: ‘Entonces, ¿por qué no le creísteis?’. Pero, ¿vamos a decir: ‘De los hombres’?». Tenían miedo a la gente; pues todos tenían a Juan por un verdadero profeta. Responden, pues, a Jesús: «No sabemos». Jesús entonces les dice: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».
(Mc 11,27-33)

Comentario
Hoy, el Evangelio nos pide que pensemos con qué intención vamos a ver a Jesús. Hay quien va sin fe, sin reconocer su autoridad: por eso, «se le acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le decían: ‘¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado tal autoridad para hacerlo?’» (Mc 11,27-28).
Si no tratamos a Dios en la oración, no tendremos fe. Pero, como dice san Gregorio Magno, «cuando insistimos en la oración con toda vehemencia, Dios se detiene en nuestro corazón y recobramos la vista perdida». Si tenemos buena disposición, aunque estemos en un error, viendo que la otra persona tiene razón, acogeremos sus palabras. Si tenemos buena intención, aunque arrastremos el peso del pecado, cuando hagamos oración Dios nos hará comprender nuestra miseria, para que nos reconciliemos con Él, pidiendo perdón de todo corazón y por medio del sacramento de la penitencia.
La fe y la oración van juntas. Nos dice san Agustín que, «si la fe falta, la oración es inútil. Luego, cuando oremos, creamos y oremos para que no falte la fe. La fe produce la oración, y la oración produce a su vez la firmeza de la fe». Si tenemos buena intención, y acudimos a Jesús, descubriremos quién es y entenderemos su palabra, cuando nos pregunte: «El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres?» (Mc 11,30). Por la fe, sabemos que era del cielo, y que su autoridad le viene de su Padre, que es Dios, y de Él mismo porque es la segunda Persona de la Santísima Trinidad.
Porque sabemos que Jesús es el único salvador del mundo, acudimos a su Madre que también es Madre nuestra, para que deseando acoger la palabra y la vida de Jesús, con buena intención y buena voluntad, tengamos la paz y la alegría de los hijos de Dios.
Mn. Antoni BALLESTER i Díaz (Camarasa, Lleida, España)


Santoral Católico:
Santos Marcelino y Pedro
Mártires de Roma


Muchísimas veces en la historia se ha confirmado el dicho: “El hombre propone y Dios dispone”, es decir, que a menudo Dios “dispone” lo contrario de lo que el hombre se ha “propuesto”. Fue lo que sucedió con los santos Marcelino y Pedro. San Dámaso, casi adivinando su misión de transmitir la memoria de innumerables mártires, como él mismo dice, escribió a un niño la narración del verdugo de los santos Marcelino y Pedro.

El “percussor” refirió que él había dispuesto la decapitación de los dos en un bosque apartado para que no quedara de ellos ni el recuerdo: incluso los dos tuvieron que limpiar el lugar que se iba a manchar con su sangre.

Los últimos tres versos, de los nueve que componen el poema 23 del Papa Dámaso, informan que los “santísimos miembros” de los mártires permanecieron ocultos durante algún tiempo en una “cándida gruta”, hasta cuando la piadosa matrona Lucila llevada por la devoción, les dio digna sepultura. El martirio se había llevado a cabo en donde hay se encuentra Torpignattara, a tres millas de la antigua vía Labicana, la actual Casilina. Constantino edificó ahí una basílica, cerca de donde reposaban los restos de su madre santa Helena, antes de que el emperador los hiciera llevar a Constantinopla. Más tarde fue violada por los Godos, y entonces el Papa Virgilio la hizo restaurar e introdujo los nombres de los santos Marcelino y Pedro en el canon romano de la Misa, garantizando así el recuerdo y la devoción por parte de Los fieles.

En Roma hay una basílica dedicada a los santos Marcelino y Pedro, edificada en 1751 sobre una base que parece se remonta a la mitad del siglo IV y en donde parece que se encontraba la casa de uno de los santos. Una Pasión del siglo VI habla de la vida del presbítero Marcelino y del exorcista Pedro, aunque tiene mucho de leyenda. Dicha Pasión cuenta que Pedro y Marcelino fueron encerrados en una prisión bajo la vigilancia de un tal Artemio, cuya hija Paulina estaba endemoniada. Pedro, exorcista, le aseguró a Artemio que, si él y su esposa Cándida se convertían, Paulina quedaría inmediatamente curada. Después de algunas perplejidades, la familia se convirtió y poco después dio testimonio de su fe con el martirio: Artemio fue decapitado, y Cándida y Paulina fueron ahogadas debajo de un montón de piedras.

Fuente: Catholic.net


La frase de hoy

"Entra en este Sagrado Corazón
como convidado al banquete de amor
de tu único y perfecto amigo,
que quiere embriagarte
con el deleitoso vino de su puro amor"

Santa Margarita Maria de Alacoque


De Mamerto Menapace:
No hay años malos

  
Mi percepción a medida que envejezco es que no hay años malos. Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como un recreo, pero malos no son. Creo firmemente que la forma en que se debería evaluar un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos. Por eso, no debiéramos tenerle miedo al sufrimiento ni al tan temido fracaso, porque ambos son sólo instancias de aprendizaje.

Nos cuesta mucho entender que la vida y el cómo vivirla depende de nosotros, el cómo enganchamos con las cosas que no queremos, depende sólo del cultivo de la voluntad. Si no me gusta la vida que tengo, deberé desarrollar las estrategias para cambiarla, pero está en mi voluntad el poder hacerlo. “Ser feliz es una decisión”, no nos olvidemos de eso.

Entonces, con estos criterios me preguntaba qué tenía que hacer yo para poder construir un buen año porque todos estamos en el camino de aprender todos los días a ser mejores y de entender que a esta vida vinimos a tres cosas:
 - a aprender a amar
 - a dejar huella
 - a ser felices

En esas tres cosas debiéramos trabajar todos los días, el tema es cómo y creo que hay tres factores que ayudan en estos puntos:

- Aprender a amar la responsabilidad como una instancia de crecimiento. El trabajo sea remunerado o no, dignifica el alma y el espíritu y nos hace bien en nuestra salud mental. Ahora el significado del cansancio es visto como algo negativo de lo cual debemos deshacernos y no cómo el privilegio de estar cansados porque eso significa que estamos entregando lo mejor de nosotros. A esta tierra vinimos a cansarnos,... para dormir tenemos siglos después.

- Valorar la libertad como una forma de vencerme a mi mismo y entender que ser libre no es hacer lo que yo quiero. Quizás deberíamos ejercer nuestra libertad haciendo lo que debemos con placer y decir que estamos felizmente agotados y así poder amar más y mejor.

- El tercer y último punto a cultivar es el desarrollo de la fuerza de voluntad, ese maravilloso talento de poder esperar, de postergar gratificaciones inmediatas en pos de cosas mejores. Hacernos cariño y tratarnos bien como país y como familia, saludarnos en los ascensores, saludar a los guardias, a los choferes de las micros, sonreír por lo menos una o varias veces al día. Querernos.

Crear calidez dentro de nuestras casas, hogares, y para eso tiene que haber olor a comida, cojines aplastados y hasta manchados, cierto desorden que acuse que ahí hay vida. Nuestras casas independientes de los recursos se están volviendo demasiado perfectas que parece que nadie puede vivir adentro. Tratemos de crecer en lo espiritual, cualquiera sea la visión de ello. La trascendencia y el darle sentido a lo que hacemos tiene que ver con la inteligencia espiritual.

Tratemos de dosificar la tecnología y demos paso a la conversación, a los juegos “antiguos”, a los encuentros familiares, a los encuentros con amigos, dentro de casa. Valoremos la intimidad, el calor y el amor dentro de nuestras familias.

Si logramos trabajar en estos puntos, y yo me comprometo a intentarlo, habremos decretado ser felices, lo cual no nos exime de los problemas, pero nos hace entender que la única diferencia entre alguien feliz o no, no tiene que ver con los problemas que tengamos sino que con la ACTITUD con la cual enfrentemos lo que nos toca.

Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan. Y que en cambio, con las penas pasa al revés. Se achican. Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón. Y un corazón dilatado esta mejor capacitado para gozar de las alegrías y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro.


Pensamientos sanadores


Haz que mane a través de ti, el amor de Dios

Si a tu mente acuden los rostros de algunas personas que están pasando por situaciones difíciles, probablemente Dios te las esté presentando para que las ayudes de algún modo. Tú puedes hacer algo por ellos.
Durante tus momentos de oración visualiza todas aquellas personas y situaciones que necesitan una bendición de parte de Dios, y deja que fluya hacia ellas, por intermedio tuyo, el amor de Dios. Pero no absolutices tus emociones, ni trates de enfocar tu oración en un resultado específico.
Deja obrar a Dios según su misericordiosa sabiduría, y así, él podrá actual libremente con todo su poder.

Grábame como un sello sobre tu corazón, como un sello sobre tu brazo, porque el Amor es fuerte como la Muerte, inflexibles como el Abismo son los celos. Sus flechas son flechas de fuego, sus llamas, llamas del Señor. Las aguas torrenciales no pueden apagar el amor, ni los ríos anegarlo. Si alguien ofreciera toda su fortuna a cambio del amor, tan sólo conseguiría desprecio. Cantar 8, 6 y 7.


Junio, mes del Corazón de Jesús


Día 2. Fuente de salvación

En cada página del evangelio, el Corazón de Jesús habla de la fe. Por la fe Jesús cura las almas, sana los cuerpos y resucita a los muertos. Cada uno de los milagros es el fruto de la fe; cada palabra suya es una incitación a la fe
La fe es necesaria como el pan que comes, como el aire que respiras. Con la fe eres todo; sin la fe no eres nada. Con frecuencia nuestra fe es lánguida como una llama a punto de extinguirse. Cuando en los campos, en las casas, en las oficinas, en las tiendas, se mofan de tu fe ¿sientes el coraje de defenderla sin sonrojarte, sin respeto humano? Cuando las pasiones te asaltan ferozmente ¿Te acuerdas que con un acto de fe resultas invencible porque Dios combate por ti y contigo?

Fuente: Web Católico de Javier


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Thiago M., niño de 3 años de edad internado en Buenos Aires, Argentina, por neumonía, grave en terapia intensiva, en coma inducido. Que el Niño Jesús esté junto a él para protegerlo y darle fuerzas para poder superar la enfermedad. Y María, Madre de Dios y Madre nuestra, acompañe a sus desesperados padres en la espera de su curación.

Pedimos oración por el eterno descanso de Roberto, de Villa Carlos Paz, Argentina, que luego de una larga dolencia oncológica entregó su alma al Señor hace dos días con mucha serenidad y paz. Que Dios lo reciba en su reino y su familia tenga la dulce compañía de María.

Seguimos unidos en oración por la salud de Fray Miguel Ángel Jovel ocd, que en El Salvador, sigue en condición delicada por una bacteria que le afecta el cerebro. Pidamos al Señor, por medio de su Sacratísimo Corazón, se apiade de su situación y le ayude a sanar.

Pedimos oración por Ovidio A., que vive en Centro América, y al que han extirpado un riñón, encontrándose ahora en proceso de recuperación. Que el Señor esté junto a él.

Ayer pedíamos oraciones por una joven mamá de la provincia de Santa Fe, Argentina, llamada Cinthya, que luego de una cesárea de urgencia por eclampsia, ha quedado con daños severos muy grave. Hoy tenemos que pedir por el almita de Luz, la bebita nacida de esa cesárea, que ya forma parte de los angelitos de Dios. Y seguimos rezando por la recuperación de la mamá.

Pedimos oración por las siguientes personas de la ciudad de Buenos Aires, Argentina, todos integrantes de una familia: por Haydée; por su mamá Ebella, que está enferma; por su hijo Pablo, que se está rehabilitando de un problema en el hombro derecho; y por su esposo Carlos, por salud y trabajo. Nos unimos en la plegaria para que el Señor atienda las necesidades físicas, materiales y espirituales de este grupo familiar.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Enviar los pedidos de oración a pequesemillitas@gmail.com


"Pequeñas Semillitas" por e-mail


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Felipe de Urca


"Intimidad Divina"

Castidad y vigilancia

El voto de castidad lleva a vivir en la tierra “como los ángeles en el cielo” (Mt 22, 30). Sin embargo, el hombre no es espíritu y aun consagrado a Dios, lleva el tesoro de la castidad en un vaso de barro, o sea en un cuerpo de carne que siente la espina de los placeres del sentido. El voto de castidad no cambia esta situación. “Es, pues, menester que los religiosos [y lo mismo los demás consagrados]… fiando en la ayuda divina, no presuman de sus propias fuerzas y practiquen la mortificación y la guarda de los sentidos” (PC 12). La castidad perfecta es un don divino; y como el consagrado lo ha recibido por una gracia particular de Dios, no podrá conservarlo sin su gracia. “Velad y orad” (Mt 26, 41) dice el Señor, indicando los medios para superar toda dificultad y tentación. La oración es la fuerza poderosa de quien, consciente de su debilidad, en lugar de replegarse en excesivos temores, se lanza a Dios con plena confianza. Junto a la oración se precisa la guarda y mortificación de los sentidos, medios necesarios para todos los cristianos, y mucho más para los que se han empleado no sólo en la virtud sino también en el voto de castidad.

La mortificación de los sentidos es el primer baluarte para la defensa del voto de castidad. Hay luego otro más interior y profundo: la guarda y mortificación del corazón. El corazón de la persona consagrada debe ser “huerto cerrado, fuente sellada” (Ct 4, 12), debe ser impenetrable a todo amor profano para mantenerse fiel a la elección del único Amor. Después de haber roto los lazos de la sangre para seguir a Cristo, después de haber renunciado a formar una familia, sería gran necedad dejarse atar el corazón por criaturas que no tienen derecho alguno a él o por afectos que nada tienen de sagrado. Muy poco puede bastar para ceder al deseo natural de sentir correspondido el amor, y para dejarse atar, casi sin darse cuenta, de simpatías y afectos que luego es muy duro romper. San Juan de la Cruz habla de personas dadas a la vida espiritual que no tienen “ánimo para acabar con algún gustillo, o asimiento, o afición…, nunca van adelante ni llegan al puerto de la perfección”, a pesar de ir “cargadas de riquezas, y obras y ejercicios espirituales y virtudes” (S I, 11, 4).

Esto no significa que la persona consagrada haya de tornarse incapaz de amar y como insensible al amor humano; al contrario, dejando de lado toda búsqueda de afecto personal, debe como nunca abrirse al amor y al servicio del prójimo, recordando que precisamente a eso se ordena su voto de castidad. La libertad de corazón, fruto de la castidad perfecta, debe ayudar al desarrollo y al ejercicio de la caridad. “Habéis sido llamados a la libertad –dice San Pablo–, servíos por amor los unos a los otros” (Gl 5, 13). Cuanto más libre está el corazón de afectos particulares, tanto más disponibles al amor de Dios y del prójimo están los consagrados; “se entregan más libremente, en Él y por Él, al servicio de los hombres” y son más capaces “de hacerse todo a todos” (PO 16; OT 10).

¡Oh mi buen Jesús!, sé bien que todo don perfecto, y más que cualquier otro el de la castidad, depende del poderosísimo influjo de tu providencia, y que sin ti el hombre no puede hacer nada. Te ruego, por eso, que defiendas con tu gracia la castidad y pureza de mi alma y de mi cuerpo. Y si hubiese de recibir cualquier impresión del sentido que pudiese manchar la castidad y pureza, tú, que eres el supremo Señor de todas las potencias, bórrala, para que pueda, con corazón inmaculado avanzar en tu amor y en tu servicio, ofreciéndome caso todos los días de mi vida, en el altar de tu divinidad. (Santo Tomás de Aquino, Oraciones)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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