PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 7 - Número 1729 ~ Viernes
8 de Junio de 2012
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Hoy vamos a iniciar la edición de “Pequeñas Semillitas”
con una hermosa historia breve que me envió José Luis, un amigo de Córdoba:
Un hombre enfermo se preparaba para salir del consultorio
del médico que le estaba examinando y dijo:
"Doctor, me asusta la muerte... dígame que hay al
otro lado"
Muy suavemente el doctor dijo: "No lo se"
¿Usted no sabe?
¡¿Usted es cristiano y no sabe que hay del otro lado?!
El doctor tomó la perilla de la puerta... Del otro lado
se sentían como rasguños y gemidos y...
cuando se abrió la puerta, un perro entró en el cuarto, saltó sobre el médico y
con gran alborozo le lamía lleno de contento
El médico se volvió hacia su paciente y dijo:
"¿Vi lo que hizo mi perro? ... Él nunca había estado
en este cuarto antes. No sabía que había adentro. Solo sabía que su dueño
estaba allí y cuando se abrió la puerta, saltó sin ningún temor…
Yo poco se de lo que hay del otro lado de la muerte...
pero sí se una cosa: Que mi Dios estará allí ¡¡¡y eso me basta!!!
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús, tomando la palabra, decía
mientras enseñaba en el Templo: «¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo
de David? David mismo dijo, movido por el Espíritu Santo: ‘Dijo el Señor a mi
Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus
pies’. El mismo David le llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?». La
muchedumbre le oía con agrado.
(Mc 12,35-37)
Comentario
Hoy, el judaísmo aún sabe que el Mesías ha de ser “hijo
de David” y debe inaugurar una nueva era del reinado de Dios. Los cristianos
“sabemos” que el Mesías Hijo de David es Jesucristo, y que este reino ha
empezado ya incoativamente —como semilla que nace y crece— y se hará realidad
visible y radiante cuando Jesús vuelva al final de los tiempos. Pero ahora ya
Jesús es el Hijo de David y nos permite vivir “en esperanza” los bienes del
reino mesiánico.
El título “Hijo de David” aplicado a Jesucristo forma
parte de la médula del Evangelio. En la Anunciación, la Virgen recibió este
mensaje: «El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la
estirpe de Jacob por siempre» (Lc 1,32-33). Los pobres que pedían la curación a
Jesús, clamaban: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!» (Mc 10,48). En
su entrada solemne en Jerusalén, Jesús fue aclamado: «¡Bendito el reino que
viene, el de nuestro padre David!» (Mc 11,10). El antiquísimo libro de la
Didakhé agradece a Dios «la viña santa de David, tu siervo, que nos has dado a
conocer por medio de Jesús, tu siervo».
Pero Jesús no es sólo hijo de David, sino también Señor.
Jesús lo afirma solemnemente al citar el Salmo davídico 110, cita
incomprensible para los judíos: pues resulta imposible que el hijo de David sea
“Señor” de su padre. San Pedro, testigo de la resurrección de Jesús, vio
claramente que Jesús había sido constituido “Señor de David”, porque «David
murió y fue sepultado, y su sepulcro aún se conserva entre nosotros (…). A este
Jesús Dios lo ha resucitado, y de ello somos testigos todos nosotros» (Ac
2,14).
Jesucristo, «nacido, en cuanto hombre, de la estirpe de
David y constituido por su resurrección de entre los muertos Hijo poderoso de
Dios», como dice san Pablo (Rm 1,3-4), se ha convertido en el foco que atrae el
corazón de todos los hombres, y así, mediante su atracción suave, ejerce su
señorío sobre todos los hombres que se dirigen a Él con amor y confianza.
P. Josep LAPLANA OSB Monje de Montserrat (Montserrat,
Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Medardo
Obispo
Los datos históricos sobre su persona y obra están en la
penumbra, hay penuria de historia fiable y, por el contrario, contamos con
abundancia de fábula.
Una antigua leyenda cuenta que siendo niño Medardo fue
protegido de la lluvia por un águila gigante, hecho que es usado frecuentemente
en su iconografía. Por ello es que los franceses de la Edad Media recurrieran a
él para pedir lluvia y verse libres de pedrisco, y posteriormente toda Francia
le invocara contra el dolor de muelas por tomarle como protector contra este
mal; de hecho, se le representa con una amplia sonrisa que deja ver sus
hermosos dientes, y quedó para la cultura popular el dicho: «ris qui est de
saint Médard - le coeur n’y prend pas grand part» (En la risa de san Medardo -
el corazón no toma mucha parte).
Nació en Salency de padre franco y madre galorromana
cuyos nombres aportados por la imaginación posterior son Néctor y Protagia.
Dicen que estudió en la escuela episcopal de Veromandrudum, lugar que sitúan
cerca de la actual Bélgica, en donde hay recuerdos históricos para los hispanos
por la victoria de Felipe II en san Quintín -Saint Quentin- que nos valió el
Escorial. Ya como estudiante se distinguió -según las crónicas- por su caridad
limosnera dando a algún compañero famélico su comida y a un peregrino caminante
un caballo de la casa paterna.
Con estos antecedentes se ve natural que se decida por la
Iglesia y no por las armas. Se ordena sacerdote y de nuevo la fábula lo adorna
con corona de actos ejemplares, aleccionadores y moralizantes para adoctrinar a
los amigos de lo ajeno sobre el respeto a la propiedad: unos desaprensivos que
robaron uvas y no supieron luego descubrir la salida de la viña sirven para
demostrar que el pecado ciega; de los ladrones de miel en las colmenas
propiedad de otros y que fueron atacados por el enjambre saca la conclusión que
el pecado es dulce al principio, pero después castiga con dolor; de aquel que,
merodeando, se llevó la vaca del vecino y cuyo campanillo no dejó de sonar día
y noche hasta su devolución dirá que es el peso de la conciencia acusadora ante
el mal.
Y es que el tiempo de su vida entra dentro de las
coordenadas del lejano mundo merovingio. Meroveo, rey de los francos, ha
prestado un buen servicio a Roma peleando y venciendo a Atila (541), Childerico
ha comenzado a poner las bases de un reino al que Clodoveo dará unidad política
y religiosa cuando se convierta al catolicismo por ayuda de su esposa Clotilde
y del obispo Remigio, después de las batallas de Tolbías (496) en la que venció
a los francos ripuarios y alamanes y de Vouille (507) apoderándose de los
territorios visigóticos con la expulsión de los arrianos. Ni la conversión de
Clodoveo -que siempre apreció los dictámenes de su talento político más que los
de su conciencia- ni la de sus francos consiguió un súbito cambio al estilo de
vida cristiana; hizo falta más bien la labor callada y paciente de muchos para
mejorar a los reyes, al ejército y a los paisanos.
A Medardo lo hacen obispo a la muerte de Alomer; con
probabilidad lo consagra Remigio. Y se encuentra inmerso en el difícil y cruel
mundo de restos de paganismo con resistencia a la fe; deberá luchar contra la
superstición de sus gentes, contra la ignorancia, las duras costumbres, la
haraganería, rapiña y asesinatos. A ese amplio trabajo evangelizador se
presenta Medardo con las armas de la bondad y de la comprensión más que con el
báculo, el anatema o el látigo. Por ello la fuente popular que describe
graciosamente su persona y obra la adorna, agradecida, con el aumento de
detalles que la fantasía atribuye al santo con la bien ganada fama de bondad.
Detrás de la narración ampulosa que hacen los relatos se descubren, entre el
follaje literario, los enormes esfuerzos evangelizadores de los -sin
organización aún, ni derecho- primitivos francos.
Murió en torno al año 560 y sus restos se trasladaron a
la abadía de Soissons donde le veneraron durante toda la Edad Media los ya más
y mejores creyentes francos.
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
“El Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo
hará en todo mis veces si le dejo obrar.
Querrá, amará, deseará por mí,
y suplirá todas mis faltas”
Santa Margarita María de Alacoque
Temas Médicos:
La salud empieza al abrir la
boca
Así como un automóvil consume gasolina, el cuerpo humano
utiliza la comida como combustible. Todos los tejidos del cuerpo están en
constante movimiento y queman energía. La comida repone la energía para que el
cuerpo pueda producir nuevas células y seguir funcionando eficientemente.
El estómago inicia el proceso de la digestión para que
los nutrientes sean extraídos de la comida y distribuidos en el cuerpo. Cuando
el proceso de digestión no se lleva a cabo correctamente, aunque la comida que
le demos al cuerpo sea balanceada, el cuerpo no obtiene lo que debiera.
El proceso de la digestión se altera después de que las
personas han consumido muchos antibióticos porque éstos destruyen la flora
intestinal.
El comer muy rápido afecta la digestión. El tomar grandes
cantidades de líquido con la comida, diluye los jugos gástricos y entorpece la
digestión.
La comida muy condimentada afecta el proceso digestivo
porque irrita al estómago y los intestinos y la “comida chatarra” también
entorpece porque el sistema digestivo se afana por extraer nutrientes de comida
vacía.
Una mala digestión puede traer como consecuencia
inmediata agruras, dolor de estómago, constipación o diarrea, mal aliento y
malestar general. Sin embargo, a la larga, una mala digestión va a traer
cansancio y fatiga porque el cuerpo no esta recibiendo los nutrientes que
requiere para su buen funcionamiento.
Así, los tejidos se van desgastando, la persona se siente
baja de energía. Con el cansancio crónico llega el mal humor y la intolerancia
a problemas de la vida diaria. Pero si la persona tuviera buena digestión y un
cuerpo bien nutrido, podría enfrentar con buen espíritu y entusiasmo sus
problemas.
Otra terrible consecuencia de la mala digestión es la
obesidad porque el cuerpo, al no recibir nutrientes de calidad, pide más
comida. La persona siente hambre en forma constante, come más, se nutre menos,
el cuerpo sigue pidiendo y la persona empieza a sobrealimentarse hasta que
engorda.
En algunas personas -la minoría- la mala digestión afecta
a su hígado y les quita el apetito, dejan de comer y empiezan a perder peso,
quedándose anémicas, débiles y con mal aliento.
Una buena digestión es vital. He aquí consejos para
mejorar la digestión:
= No coma mucho. Es mejor que coma 4 a 5 comidas diarias
de pequeñas cantidades en lugar de sobrellenar su estómago en una sola vez.
= Beba líquidos al finalizar la comida. De esta manera
los jugos gástricos se quedan con la comida para un proceso digestivo
eficiente.
= Mastique despacio. Saboree su comida. Esto permite que
las enzimas de la saliva preparen la comida para una buena digestión.
= No se acueste después de comer. Por las noches, cene
temprano y no coma nada tres horas antes de irse a dormir.
= Reduzca su consumo de cafeína, cigarros, sodas y comida
muy condimentada.
= Agregue una ensalada diaria a su alimentación.
= Camine 20 a 30 minutos al día, (aunque sea frente al
televisor) para activar los músculos digestivos, por lo menos 5 veces a la
semana.
= Coma fruta y vegetales crudos en jugos naturales para
que provea a su cuerpo con enzimas y minerales para la buena digestión.
= Si ha consumido muchos antibióticos, reconstruya la
flora intestinal con acidophilus.
Material de Internet
Pensamientos sanadores
Que la oración sea tu alimento
La oración debe ser la llave que abra cada mañana y el
candado que cierre por la noche, todo lo vivido durante la jornada.
En la oración encontrarás a Dios y en él hallarás la
sabiduría y la energía para cada momento del día.
La oración diaria te brindará las fuerzas que necesitas
para soportar las dificultades cotidianas y te aportará el gozo para disfrutar
de los pequeños o de los grandes regalos que te dará el Señor.
Recuerda que así como a lo largo del día necesitas
alimentarte varias veces para para que tu organismo mantenga su normal
funcionamiento, también tu vida interior necesita alimentarse con frecuentes
bocadillos de oración.
Están las grandes comidas, como pueden ser el desayuno,
el almuerzo o la cena; pero también están las pequeñas colaciones o tentempiés,
que dan nutrientes y energía al organismo. Lo mismo sucede con la vida de
oración, ya que con frecuencia puedes alimentar tu espíritu de la presencia de
Dios.
Es bueno dar
gracias al Señor y cantar, Dios Altísimo a tu Nombre; proclamar tu amor de
madrugada y tu fidelidad en las vigilias de la noche. Salmo 92, 2-3.
Junio, mes del Corazón de
Jesús
Día 8. El escándalo
El corazón más dulce y más humilde de la tierra es el
Corazón de Jesús. Pero este corazón divino no puede quedar indiferente frente a
la ruina de tantas almas y es entonces cuando se conmueve y grita: ¡Ay, del
mundo por los escándalos!
Jesús trabaja por la salvación de las almas; el escándalo
roba las almas a Jesús para darles el demonio. Jesús muere en la cruz para
redimir a los pecadores; el escándalo hace estragos de la inocencia, destruye y
arruina la obra de la redención.
Dice San Agustín que el escandaloso sufrirá tantos
infiernos corno las almas que él ha asesinado. Examínate bien. La Magdalena fue
escandalosa, pero reparó y llegó a ser santa. Haz tú lo mismo.
Fuente: Web Católico de Javier
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el
cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno,
así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu
Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las
familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por las siguientes personas de Guatemala:
por la salud de María Elvira M. P. quien el domingo convulsionó y esta delicada;
por el alma de Monseñor Rodolfo Quezada Toruño, quien fuera Arzobispo de
Guatemala, por muchos años y que partió a la casa del Padre el lunes 4 de
junio; y por trabajo para Pedro Antonio G. M., Antonio G. M., Claudia C. y Hugo
N. R. Nos unimos en la plegaria de fe por todas estas hermanas y hermanos.
Pedimos oración por Graciela, de Salta, Argentina, que
está pasando un momento delicado en su salud, rogando al Señor que la
reconforte, la serene y le muestre los caminos que llevan a la curación del cuerpo
y del alma.
Pedimos oración por la salud de Monseñor Elmer Osmar
Miani, Obispo Emérito de Catamarca, Argentina, que está internado en terapia
intensiva en la ciudad de Córdoba en situación muy delicada.
Pedimos oración por Carmen y por Violeta quienes eran
madre e hija respectivamente, acaban de fallecer en un gravísimo accidente de
tránsito en Chiantla, Huehuetenango, ambas eran de Quetzaltenango, Guatemala.
Que el Señor reciba sus almas en el paraíso prometido.
Pedimos oración por Sergio David, de Guatemala, que lleva
dos años sin conseguir trabajo, para que por la intercesión de San José Obrero,
pronto pueda encontrar un empleo digno.
Pedimos oración por dos personas de la provincia de Santa
Fe, Argentina que son: Adela M. de 75 años que tiene fractura de fémur, y
además está en diálisis tres veces por semana; y por Mariela F. de 41 años que
está depresiva. A ambas las ponemos en las manos de María para que ella las
encomiende a Jesús.
Pedimos oración por el jovencito Mauricio Javier A. B.,
de 14 años de edad, que sufrió un accidente jugando al fútbol y se fracturó
ambos brazos, debiendo ahora realizar un tratamiento ortopédico. Oremos al
Todopoderoso para que le ayude en un exitoso tratamiento que le permita
recuperarse pronto y pueda rescatar sus bracitos y continúe jugando futbol sin
temor.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo
ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Enviar los pedidos de oración a pequesemillitas@gmail.com
"Intimidad Divina"
La plegaria eucarística
De la plegaria eucarística expresa en el canon de la Misa
se deducen los dos grandes fines del Santo Sacrifico que se identifican con los
del sacerdocio eterno de Cristo: la gloria de Dios y la redención de los
hombres. Inmediatamente antes del canon se invita a los fieles de nuevo a
elevar a Dios en el prefacio una solemne acción de gracias. El motivo, el medio
y el objeto de esa acción de gracias es único: Cristo alabanza perfecta del
Padre, Cristo mediador nuestro, Cristo objeto é mismo de nuestra alabanza: “En
verdad es justo… darte gracias… a ti, Señor, Padre santo… por Cristo nuestro
Señor… Bendito el que viene en nombre del Señor” (MR). Cristo es el centro de
la Misa: es el Sacerdote que ofrece al Padre el “sacrificio de alabanza”,
sacrificio del que es al mismo tiempo sacerdote y víctima. Mientras en el
Calvario Jesús ofreció solo su sacrificio, aquí lo ofrecen todos los fieles
junto con él. En seguida de la consagración se renueva la ofrenda: “Por eso,
Señor, nosotros, tus siervos y todo tu pueblo santo… te ofrecemos, Dios de
gloria y majestad, de los mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro,
inmaculado y santo” (Plegaria Eucarística I). No se trata más de la ofrenda del
pan y del vino, sino del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, presente ya en el
altar, memorial de la muerte del Señor por la separación de las especies y de
la resurrección por su presencia viva y vivificadora.
La oblación eucarística sube a Dios como sacrificio de
alabanza y baja a la tierra como don para la redención de los hombres. Antes de
la consagración ora el sacerdote: “Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de
tus siervos… líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos”.
Como en la cruz, también en el altar se ofrece el Sacrificio de Cristo al Padre
para nuestra salvación. Más adelante, invocando sobre el pan y el vino el poder
de la bendición divina que va a realizar el milagro eucarístico, dice el
celebrante: “Acepta, ¡oh Padre!, esta ofrenda haciéndola espiritual, para que
sea Cuerpo y Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo”. El pan y el vino se van a
transformar en Cuerpo y Sangre de Cristo en favor nuestro, para nosotros; lo
necesitamos como sacrificio expiatorio de nuestros pecados y como sacramento
que nutre nuestra vida sobrenatural.
Sin Eucaristía no podemos vivir: ella es la “fuente y
cumbre de toda la vida cristiana”, por ella “la Iglesia vive y crece
continuamente” (LG 11,26). Esta idea culmina en la consagración con las
palabras del Señor: “Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo… Tomad
y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre, que será derramada
por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados”. Es Cristo
mismo quien declara la intención redentora de su sacrificio e invita a los
fieles a participar en él con la comunión eucarística. Recibiendo el Cuerpo y
la Sangre del Señor, completamos el memorial de su muerte y al mismo tiempo el
de su resurrección, porque la Eucaristía nos hace partícipes de la vida
gloriosa de Cristo nuestra Cabeza. Pero esta comunión admirable con el misterio
pascual de Cristo no deba agotarse en la Misa, sino que ha de prolongarse
espiritualmente en la vida diaria por el ofrecimiento de las tribulaciones como
participación en la muerte del Señor, y con una intensa vida de gracia como
participación en su resurrección.
¿Qué podré yo dar
al Señor por todos los beneficios que me ha hecho? Tomaré el cáliz de la salud.
Si, Dios mío, quiero tomar en mis manos ese cáliz enrojecido con la sangre de
mi Maestro y, dándole gracias, mezclar, llena de gozo, mi propia sangre con la
sangre de la Víctima sagrada. Así mi sangre adquiere un mérito infinito y puedo
tributar al Padre una grandiosa alabanza. Mi sufrimiento es, entonces, un
mensaje que trasmite la gloria del Eterno. Oh Jesús, ayúdame a identificarme
tan perfectamente contigo, que llegue a reproducirte continuamente a los ojos
del Padre. Al entrar en el mundo dijiste: “Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu
voluntad.”. Esta oración debiera ser como el latido de mi corazón. Cumplir la
voluntad divina debe ser también mi alimento y, al mismo tiempo, la espada de mi
inmolación. Así, tranquila y alegre, marcharé en tu compañía, Maestro adorado,
al encuentro de cualquier sacrificio, congratulándome de haber sido reconocida
por el Padre, pues me crucifica juntamente con su Hijo. (Isabel de la Trinidad)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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