domingo, 26 de agosto de 2012

Pequeñas Semillitas 1798


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1798 ~ Domingo 26 de Agosto de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Alabado sea Jesucristo…
El evangelio de Juan ha conservado el recuerdo de una fuerte crisis entre los seguidores de Jesús. Apenas tenemos algunos datos. Sólo se nos dice que a los discípulos les resulta duro el modo de hablar de Jesús. Probablemente les parece excesiva la adhesión que reclama de ellos. En un determinado momento, "muchos discípulos suyos se echaron atrás". Ya no caminaban con Él.
Por primera vez experimenta Jesús que sus palabras no tienen la fuerza deseada. Sin embargo, no las retira sino que se reafirma más: "Las palabras que les he dicho son espíritu y son vida. Y con todo, algunos de ustedes no creen". Sus palabras parecen duras pero transmiten vida, hacen vivir pues contienen el Espíritu de Dios.
Jesús no pierde la paz. No le inquieta el fracaso. Dirigiéndose a los Doce les hace la pregunta decisiva: "¿También ustedes quieren marcharse?". No los quiere retener por la fuerza. Les deja la libertad de decidir. Sus discípulos no tienen que ser siervos sino amigos. Si quieren, puede volver a sus casas. Él los deja libres.
Una vez más Pedro responde en nombre de todos: "Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna". Su respuesta es ejemplar. Sincera, humilde, sensata, propia de un discípulo que conoce a Jesús lo suficiente como para no abandonarlo. Su actitud puede todavía hoy ayudar a quienes, con fe vacilante, se plantean prescindir de toda fe.
José Antonio Pagola


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


En aquel tiempo, muchos de los que hasta entonces habían seguido a Jesús dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?». Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto os escandaliza? ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Pero hay entre vosotros algunos que no creen». Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y decía: «Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre».
Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con Él. Jesús dijo entonces a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?». Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Santo de Dios».
(Jn 6,60-69)

Comentario
Hoy, el Evangelio nos sitúa en Cafarnaúm, donde Jesús es seguido por muchos por haber visto sus milagros, en especial por la multiplicación espectacular de los panes. Socialmente, Jesús allí tiene el riesgo de morir de éxito, como se dice frecuentemente; incluso lo quieren nombrar rey. Es un momento clave dentro de la catequesis de Jesús. Es el momento en el que comienza a exponer con toda claridad la dimensión sobrenatural de su mensaje. Y, como que Jesús es tan buen catequista, sacerdote perfecto, el mejor obispo y papa, les deja marchar, siente pena, pero Él es fiel a su mensaje, el éxito popular no lo ciega.
Decía un gran sacerdote que, a lo largo de la historia de la Iglesia, han caído personas que parecían columnas imprescindibles: «Se volvieron atrás y ya no andaban con Él» (Jn 6,66). Tú y yo podemos caer, “pasar”, marchar, criticar, “ir a la nuestra”. Con humildad y confianza digámosle al buen Jesús que queremos serle fieles hoy, mañana y todos los días; que nos haga ver el poco sentido evangélico que tiene discutir las enseñanzas de Dios o de la Iglesia por el hecho de que “no los entiendo”: «Señor, ¿a quién iremos?» (Jn 6,68). Pidamos más sentido sobrenatural. Sólo en Jesús y dentro de su Iglesia encontramos la Palabra de vida eterna: «Tú tienes palabras de vida eterna» (Jn 6,68).
Como Pedro, nosotros sabemos que Jesús nos habla con lenguaje sobrenatural, lenguaje que hay que sintonizar correctamente para entrar en su pleno sentido; en caso contrario sólo oímos ruidos incoherentes y desagradables; hay que afinar la sintonía. Como Pedro, también en nuestra vida de cristianos tenemos momentos en los que hay que renovar y manifestar que estamos en Jesús y que queremos seguir con Él. Pedro amaba a Jesucristo, por eso se quedó; los otros lo querían por el pan, por los “caramelos”, por razones políticas y lo dejan. El secreto de la fidelidad es amar, confiar. Pidamos a la Virgo fidelis que nos ayude hoy y ahora a ser fieles a la Iglesia que tenemos.
Rev. D. Ramon Octavi SÁNCHEZ i Valero (Viladecans, Barcelona, España)


Santoral Católico:
Beato Ceferino Namuncurá
Laico Salesiano


El beato Ceferino Namuncurá Burgos nació en Chimpay, Río Negro el 26 de agosto de 1886 y murió en Roma el 11 de mayo de 1905, era un joven laico salesiano argentino de orígenes mapuches y criollos.

Nació en la reducción mapuche de Chimpay. Era hijo de Rosario Burgos (cautiva "huinca" chilena) y del cacique Manuel Namuncurá, un célebre líder que luchó heroicamente, en la batalla del 5 de mayo de 1883 contra el Ejército Argentino comandado por el general Julio Argentino Roca y nieto del caudillo mapuche Calfucurá. Al año de edad, en 1887, Ceferino salva su vida milagrosamente de perecer ahogado en el Río Negro, mientras jugaba en sus orillas. Ese mismo año, el 24 de diciembre en vísperas de Navidad, fue bautizado por el misionero salesiano padre Domingo Milanesio, gran defensor de los pueblos originarios. A los 11 años le pide a este salesiano que lo lleve a estudiar para luego regresar y así poder enseñar a los de su pueblo.

Su padre, siendo el cacique de la nación mapuche, es elevado al rango de Coronel de la Nación y lo lleva a Buenos Aires siendo recibido por el General Luis María Campos, su amigo y entonces Ministro de Guerra y Marina. Ceferino ingresa en los talleres que la Armada tenía en la localidad de Tigre y permanece allí 3 meses, pero luego le escribe a su papá que lo saque porque no le gusta ese ambiente y esa profesión. El Coronel Manuel Namuncurá recurre a su amigo el Dr. Luis Sáenz Peña, ex presidente argentino, quien recomienda a Ceferino a los Salesianos. El 20 de septiembre de 1897 Ceferino es inscripto como alumno estudiante interno.

Paulatinamente Ceferino se va adaptando al ambiente, se dedica en cuerpo y alma al estudio, aprende el idioma castellano y apasionadamente el catecismo. Es un excelente, divertido y paciente compañero. El 8 de septiembre de 1898 Ceferino recibe la Primera Comunión y, un año más tarde el 5 de noviembre de 1899, recibe el Sacramento de la Confirmación en la Iglesia Parroquial de San Carlos de manos de Monseñor Gregorio Romero. Una de las curiosidades en la vida de Ceferino Namuncurá es que él y Carlos Gardel (futuro actor y cantante de tangos) eran amigos y alumnos internos del colegio salesiano Pío IX, ambos integraron el coro, cantaron juntos en la capilla y en actos culturales.

A principios de 1902 su salud comienza a deteriorarse y por los estudios que le realizan encuentran que contrajo tuberculosis. Monseñor Juan Cagliero entonces, decide trasladarlo a Viedma, con la esperanza de que los aires nativos ayuden a recuperar la salud. Sin más, a comienzos de 1903, en el colegio "San Francisco de Sales" de Viedma comienza su estudio secundario como aspirante salesiano. El sacerdote médico Evasio Garrone juntamente con el enfermero del hospital el Beato Artémides Zatti cuidan de Ceferino. El 19 de julio de 1904 con 17 años, Ceferino es trasladado a Turín, Italia por Monseñor Cagliero, los salesianos pensaron que allá recuperaría la salud y podría continuar sus estudios de sacerdocio.

Estudia en el colegio salesiano de "Villa Sora" (Frascati, Roma). En Turín, el Beato Miguel Rua, el primer sucesor de San Juan Bosco, conversa varias veces por semana con el buen indiecito, pero el acontecimiento de su vida fue el 27 de septiembre de 1904, Ceferino visita al Papa Pío X, junto con Monseñor Cagliero, los sacerdotes José Vespignani y Evasio Garrone y otros salesianos. A Ceferino le encomendaron la tarea de pronunciar un breve discurso con unas emocionadas palabras y obsequia al Papa un Quillango Mapuche. Pío X se conmueve, lo bendice y le obsequia la medalla destinada a los príncipes.

En marzo de 1905, la tuberculosis hace estragos en la salud de Ceferino y la cruel enfermedad avanza inexorablemente. Es internado en el Hospital de los Hermanos de San Juan de Dios y es atendido dos veces al día por el Dr. José Lapponi, médico personal de los Papas León XIII y Pío X.

El 11 de mayo de ese mismo año muere a los 18 años de edad Ceferino Namuncurá acompañado por Monseñor Cagliero a quién dijo sus últimas palabras: "¡Bendito sea Dios y María Santísima!, basta que pueda salvar mi alma, y en los demás que se haga la santa voluntad de Dios".

Sus exequias fueron muy humildes, como su vida lo fue, enterrado el día posterior a su fallecimiento en el cementerio popular de Roma, en Campoverano, con la presencia de pocos salesianos y compañeros de estudio bajo el amparo de una simple cruz de madera con su nombre señala el lugar en que yacen sus restos.

En 1924 los restos de Ceferino Namuncurá son repatriados por orden del presidente Marcelo T. de Alvear y llevados al cementerio de Fortín Mercedes.

En 1930 sacerdote Luís J. Pedemonte comienza a propagar las virtudes y la devoción al "Indiecito Santo" con lo cual recoge y publica abundantes testimonios de gracias recibidas por aquellos que lo rezaban y lo conocieron.

El 2 de mayo de 1944 se inicia la Causa de Beatificación y el 3 de marzo de 1957 el Papa Pío XII aprueba la introducción de la Causa de Beatificación de Ceferino Namuncurá. Quince años más tarde el 22 de junio de 1972 el Papa Pablo VI lo declara Venerable. Fue el primer argentino que llegó a esa altura de santidad.

La devoción popular a Ceferino Namuncurá se fue difundiendo desde mediados de siglo XX por toda la Argentina. Desde 1991 sus restos descansan en el Santuario de María Auxiliadora de Fortín Mercedes.

El 7 de julio de 2007 el papa Benedicto XVI firmó el decreto que declara a Ceferino Namuncurá como beato. El pontífice recibió al cardenal José Saraiva Martins, el por entonces prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, y autorizó a la Congregación a promulgar una serie de decretos, entre los cuales el que declara beato a "Siervo de Dios Ceferino Namuncurá".

El 11 de noviembre de 2007 el enviado papal, cardenal Tarcisio Bertone, proclamó beato a Ceferino Namuncurá, ante más de 100.00 personas en una ceremonia de beatificación en Chimpay, Río Negro, solar natal del joven salesiano.

Una junta médica del Vaticano consideró que la curación de Valeria Herrera, una joven madre de Córdoba, Argentina, de 24 años en el año 2000 afectada por cáncer de útero fue un milagro por la intercesión de Ceferino Namuncurá. La mujer llego a poder concebir con posterioridad. Este es el antecedente que se tuvo en cuenta para su beatificación, misma que se llevó a cabo el 11 de noviembre de 2007 bajo el pontificado de Benedicto XVI.

Fuente: Catholic.net


Palabras del Beato Juan Pablo II

“De nosotros depende la voluntad de ser, en la medida de lo posible, obedientes como Él al Padre y estar dispuestos a aceptar hasta el fondo el proyecto que Él tiene para cada uno. Sólo de la plena adhesión a la voluntad de Dios brotan la alegría y la paz verdadera”

Beato Juan Pablo II


Tema del día:
Tú tienes palabras de vida eterna


En estos domingos pasados se nos presentaba el “discurso de vida” de Jesús en que proclama lo que será la Eucaristía: su presencia real por amor a nosotros; una presencia tan real que le podemos comer, como el abrazo más íntimo que pudiéramos pensar. Y no sólo que le podemos comer, sino que lo debemos hacer si queremos tener la vida eterna. Esto es difícil entender cuando no se tiene fe o cuando se quieren entender los mensajes de Jesús según nos convenga a nosotros, con todos nuestros intereses materialistas, de orgullo, de poder, de comodidad, de egoísmo.

Esto es lo que pasó cuando Jesús hablaba. La gente se decía: “Duras son estas palabras”. Yo creo que no era sólo por lo de comer el Cuerpo de Jesús. Este comer su cuerpo llevaba consigo la entrega de nuestro ser en El y para bien de los hermanos. Llevaba consigo el aceptar una vida de servicio, no de triunfalismo, el buscar no sólo comer el Cuerpo de Jesús, sino dejarnos comer por los demás. Esto requería todo un desprendimiento de muchas cosas, pero sobre todo del egoísmo y del afán de riquezas, de poder, de lujo, de comodidades, para el bien de los demás. Por eso, cuando Jesús se dio cuenta de lo que pasaba, el murmullo y las primeras decepciones, lo explicó diciendo que en nosotros se da esa lucha entre la carne y el espíritu; y hay muchos que se dejan llevar por las tendencias de la carne despreciando al espíritu. Uno de ellos era uno de sus mismos discípulos, Judas. El evangelista lo expresa con claridad diciendo que estas palabras las había dicho Jesús por causa del traidor.

Entonces Jesús tuvo que plantearles claramente a sus discípulos: “También vosotros queréis marcharos?” Fue san Pedro, más voluntarioso, como otras veces, quien le responde: “Señor, ¿a quién iremos? Tu tienes palabras de vida eterna”. Esto se parece a lo que nos cuenta hoy la primera lectura, en tiempos de Josué, el sucesor de Moisés. Eran momentos difíciles para el servicio de Dios, porque muchos en el pueblo se habían dejado seducir del culto de los dioses en la tierra que conquistaban. Era un culto más atractivo, porque dejaba que la persona tuviera muchos vicios apetitosos a los sentidos, pero contrarios a la ley de Dios. Hasta que Josué tuvo que plantarse y con decisión decir al pueblo: “¿A qué dios queréis servir? Yo con mi familia serviremos al Señor”. Entonces el pueblo aceptó servir al Señor Dios que les había sacado de Egipto, no tanto por convicción de razones, sino por la energía y el ejemplo de aquel hombre que desgastaba su vida por el servicio a Dios y al bien del pueblo.

La comunión no es sólo un acto que puede ser más o menos bonito, un acto para quedar bien ante los demás o ante el mismo Dios. Es sobre todo un acto de fe. Al terminar la consagración, el sacerdote nos dice: “Este es el sacramento de nuestra fe”. Y cuando vamos a comulgar nos dice: ”El Cuerpo de Cristo”, y nosotros respondemos: “Amén”. Este amén es un acto de fe, diciendo que es verdad, que así lo creemos. Pero, como hemos visto otras veces, la fe no es sólo una creencia intelectual, sino que es sobre todo una entrega en las manos de Jesús. Es ponerse a su disposición para que vaya aceptando nuestro ser, de modo que nos asimilemos a su manera de ser.

En nuestro seguimiento a Cristo habrá muchos momentos en que nos parece todo bastante fácil y tranquilo; pero habrá otros momentos en que, sea por las pasiones internas o por las dificultades externas, todo se nos hace difícil y quizá hasta nos haga clamar: “Son muy difíciles los mensajes de Jesús”. Pero tengamos confianza especialmente cuando le recibimos en la comunión. No es que haya que ser santos para comulgar; basta que tengamos fe y mucha humildad para arrojarnos en los brazos de Cristo. Él tiene palabras de vida eterna. Es decir, que sus mensajes y su gloria no son para un instante, sino para siempre. Si le recibimos con esta fe, iremos viendo que nuestra vida cada vez un poco más se irá transformando en su vida y nos costará menos el servir a los demás, haciéndolo con el gozo y la libertad de Cristo Jesús.

P. Silverio Velasco (España)


Mensaje de María Reina de la Paz


Mensaje de María Reina de la Paz del 25 de agosto de 2012

¡Queridos hijos!
También hoy, con la esperanza en el corazón, oro por ustedes y agradezco al Altísimo por cada uno de ustedes que viven mis mensajes con el corazón. Agradezcan al amor de Dios porque puedo amar y guiar a cada uno de ustedes por medio de mi Corazón Inmaculado, y también hacia la conversión. Abran sus corazones y decídanse por la santidad, y la esperanza hará nacer la alegría en sus corazones. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!

Oración
Virgen María, Reina de la Paz, nos encomendamos a ti, sabiendo que somos las niñas y los niños de tus ojos. Danos un corazón dócil, humilde y obediente como el tuyo, para que Dios pueda bendecirnos en todo; y cúbrenos, Madre, con tu manto, haciéndonos invisibles e inmunes a todo mal.


Nuevo video

Hay un nuevo video subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.


Pensamientos sanadores


Atención con el gas

Hay tentaciones que son tan sutiles como el gas; como no las vemos, nos acostumbramos a ellas, nos van envolviendo y hasta las respiramos inocentemente.
Si estás en una habitación cerrada con una pérdida de gas te mueres rápidamente. Las tentaciones a las que me refiero confunden los pensamientos, secan el corazón, matan la fe, la esperanza y el amor, y cierran los caminos de bendición.
Por ser tentaciones tan sutiles, pasan inadvertidas y no te das cuenta que son el anzuelo con el cual el demonio suele pescar y matar el gozo del alma.
Despierta, reacciona, conviértete, aprende, no sólo salvarás tu vida interior, sino que además podrás ayudar a que también otros alcancen la salvación.

El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue. Mateo 13, 24-25.  Permanezcan despiertos y oren para no caer en la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil. Marcos 14, 38.


Nunca nos olvidemos de agradecer


Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde Florida, USA, nos escribe Araceli para agradecer a Dios y a las personas que rezaron por su esposo Alberto, a quien los estudios médicos que le realizaron por unas imágenes en los pulmones, han resultado negativos.

Desde Buenos Aires, Argentina, escribe Olga para agradecer a Dios y a las personas que rezaron por su esposo Víctor, afectado por un tumor de próstata, y que se realizó controles con resultados muy buenos.

Desde México, nos llega un agradecimiento por las oraciones hechas en favor de Rosy G. a quien diagnosticaron una enfermedad maligna que finalmente no tiene. Damos gracias a Dios por su salud.

Recibimos mail de Ana María C. que dice: quiero agradecer muy especialmente a Dios, y a todos los que rezaron por la operación de mi esposo Carlos, porque todo salió muy bien, gracias, nuevamente y gracias por todo, gracias y bendiciones para todos... Ana.

Desde Rosario, Argentina, nuestra amiga Silvia nos escribe para agradecer por las Asambleas Federales de la Acción Católica Argentina que se realizaron en Luján, Argentina, con la presencia de miles de jóvenes llenos de alegría y entusiasmo. Se ilustra con una fotografía:



"Intimidad Divina"

Domingo XXI del Tiempo Ordinario

La elección de Dios y la fidelidad a él son los temas de la primera y tercera lectura de hoy. Cuando el pueblo hebreo, atravesado el Jordán, está por entrar en la tierra prometida, Josué le plantea este dilema: o tomar partido por los idólatras o decidirse por Yahvé (Js 24, 1-2ª, 15-18). En otras palabras: o Dios o los ídolos. La respuesta es unánime: “Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros!... Nosotros serviremos al Señor , porque él se nuestro Dios” (ib 16-18)… Es una llamada a reflexionar que no basta elegir a Dios una vez en la vida, sino que es preciso renovar cada día la elección recordando que es imposible servir a Dios y al mismo tiempo a las teorías, vanidades y caprichos del mundo que son otros tantos ídolos.

Al concluir el discurso sobre el “pan de vida” (Jn 6, 61-70) también Jesús impone una elección a cuantos lo escuchan. O seguirle aceptando el misterio de su carne y de su sangre dados en alimento a los hombres o apartarse de él. No sólo los judíos se escandalizan de sus palabras, sino hasta “muchos discípulos” suyos murmuran: “Este modo de hablar es inaceptable, ¿quién puede hacerle caso?” (ib 60). Y Jesús en lugar de cambiar de estilo, les advierte la necesidad de la fe: “El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Y con todo algunos de vosotros no creen” (ib 63-64)

Si la fe del hombre puede oír hablar de carne y sangre de Cristo, puede ver pan y vino, pero no entender la gran realidad escondida en estas palabras y en estos signos.  No hay que ser fáciles en condenar a quien no cree; hay que compadecerle más bien y orar para que los hombres se abran al don de la fe que Dios concede con largueza, y no lo rehúsen prefiriéndole a sus cortos razonamientos humanos. El misterio de Cristo es único e indivisible: o se lo acepta íntegramente o, rechazando un aspecto, se lo rehusa todo. Quien se ha decidido por Cristo sólo tiene que decir con Pedro: “Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna: nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios (ib 68-69).

Oh Dios, que unes los corazones de tus fieles en un mismo deseo; inspira a tu pueblo el amor a tus preceptos y la esperanza en tus promesas, para que, en medio de las vicisitudes del mundo, nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría. (Misal Romano, Colecta)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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