sábado, 11 de agosto de 2012

Pequeñas Semillitas 1783


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1783 ~ Sábado 11 de Agosto de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Alabado sea Jesucristo…
Ten fe cuando se cierren todas las puertas delante de ti.
Cuando las noches sean frías y sientas que la soledad te abraza.
Cuando en cada intento por la vida nazca un fracaso.
Cuando te sientas cansado y agotado de este largo camino.
Cuando todos duden de que tú podrás vencer.
Cuando seas objeto de burla de alguna persona ignorante.
Cuando no encuentres un motivo para vivir…
Ten fe y cree en ti, porque: Si quieres, ganas....
Pero si crees no poder lo más seguro es que no podrás.
Si crees que estás perdido, ya perdiste.
El poder del ser humano esta en la mente.
Si crees que eres superior, lo eres.
El ser que gana en la vida es aquél que cree poder ganar.
Ten fe, Cree en tí y Vencerás.


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


En aquel tiempo, se acercó a Jesús un hombre que, arrodillándose ante Él, le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo, porque es lunático y está mal; pues muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua. Se lo he presentado a tus discípulos, pero ellos no han podido curarle». Jesús respondió: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo acá!». Jesús le increpó y el demonio salió de él; y quedó sano el niño desde aquel momento.
Entonces los discípulos se acercaron a Jesús, en privado, y le dijeron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?». Díceles: «Por vuestra poca fe. Porque yo os aseguro: si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Desplázate de aquí allá”, y se desplazará, y nada os será imposible».
(Mt 17,14-20)

Comentario
Hoy, una vez más, Jesús da a entender que la medida de los milagros es la medida de nuestra fe: «Yo os aseguro: si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Desplázate de aquí allá”, y se desplazará» (Mt 17,20). De hecho, como hacen notar san Jerónimo y san Agustín, en la obra de nuestra santidad (algo que claramente supera a nuestras fuerzas) se realiza este “desplazarse el monte”. Por tanto, los milagros ahí están y, si no vemos más es porque no le permitimos hacerlos por nuestra poca fe.
Ante una situación desconcertante y a todas luces incomprensible, el ser humano reacciona de diversas maneras. La epilepsia era considerada como una enfermedad incurable y que sufrían las personas que se encontraban poseídas por algún espíritu maligno.
El padre de aquella criatura expresa su amor hacia el hijo buscando su curación integral, y acude a Jesús. Su acción es mostrada como un verdadero acto de fe. Él se arrodilla ante Jesús y lo impreca directamente con la convicción interior de que su petición será escuchada favorablemente. La manera de expresar la demanda muestra, a la vez, la aceptación de su condición y el reconocimiento de la misericordia de Aquél que puede compadecerse de los otros.
Aquel padre trae a colación el hecho de que los discípulos no han podido echar a aquel demonio. Este elemento introduce la instrucción de Jesús haciendo notar la poca fe de los discípulos. Seguirlo a Él, hacerse discípulo, colaborar en su misión pide una fe profunda y bien fundamentada, capaz de soportar adversidades, contratiempos, dificultades e incomprensiones. Una fe que es efectiva porque está sólidamente enraizada. En otros fragmentos evangélicos, Jesucristo mismo lamenta la falta de fe de sus seguidores. La expresión «nada os será imposible» (Mt 17,20) expresa con toda la fuerza la importancia de la fe en el seguimiento del Maestro.
La Palabra de Dios pone delante de nosotros la reflexión sobre la cualidad de nuestra fe y la manera cómo la profundizamos, y nos recuerda aquella actitud del padre de familia que se acerca a Jesús y le ruega con la profundidad del amor de su corazón.
Rev. D. Fidel CATALAN i Catalan (Terrassa, Barcelona, España)


Santoral Católico:
Santa Clara de Asís
Virgen y Fundadora


Nació en Asís el año 1193. Fue conciudadana, contemporánea y discípula de San Francisco y quiso seguir el camino de austeridad señalado por él a pesar de la durísima oposición familiar.

Si retrocedemos en la historia, vemos a la puerta de la iglesia de Santa María de los Ángeles (llamada también de la Porciúncula), distante un kilómetro y medio de la ciudad de Asís, a Clara Favarone, joven de dieciocho años, perteneciente a la familia del opulento conde de Sasso Rosso.

En la noche del Domingo de Ramos, Clara había abandonado su casa, el palacio de sus padres, y estaba allí, en la iglesia de Santa María de los Ángeles. La aguardaban san Francisco y varios sacerdotes, con cirios encendidos, entonando el Veni Creátor Spíritus.

Dentro del templo, Clara cambia su ropa de terciopelo y brocado por el hábito que recibe de las manos de Francisco, que corta sus hermosas trenzas rubias y cubre la cabeza de la joven con un velo negro. A la mañana siguiente, familiares y amigos invaden el templo. Ruegan y amenazan. Piensan que la joven debería regresar a la casa paterna. Grita y se lamenta el padre. La madre llora y exclama: "Está embrujada". Era el 18 de marzo de 1212.

Cuando Francisco de Asís abandonó la casa de su padre, el rico comerciante Bernardone, Clara era una niña de once años. Siguió paso a paso esa vida de renunciamiento y amor al prójimo. Y con esa admiración fue creciendo el deseo de imitarlo.

Clara despertó la vocación de su hermana Inés y, con otras dieciséis jóvenes parientas, se dispuso a fundar una comunidad.

La hija de Favarone, caballero feudal de Asís, daba el ejemplo en todo. Cuidaba a los enfermos en los hospitales; dentro del convento realizaba los más humildes quehaceres. Pedía limosnas, pues esa era una de las normas de la institución. Las monjas debían vivir dependientes de la providencia divina: la limosna y el trabajo.

Corrieron los años. En el estío de 1253, en la iglesia de San Damián de Asís, el papa Inocencio IV la visitó en su lecho de muerte. Unidas las manos, tuvo fuerzas para pedirle su bendición, con la indulgencia plenaria. El Papa contestó, sollozando: "Quiera Dios, hija mía, que no necesite yo más que tú de la misericordia divina".

Lloran las monjas la agonía de Clara. Todo es silencio. Sólo un murmullo brota de los labios de la santa.
- Oh Señor, te alabo, te glorifico, por haberme creado.
Una de las monjas le preguntó:
- ¿Con quién hablas?
Ella contestó recitando el salmo.
- Preciosa es en presencia del Señor la muerte de sus santos.
Y expiró. Era el 11 de agosto de 1253. Fue canonizada dos años más tarde, el 15 de agosto de 1255, por el papa Alejandro IV, quien en la bula correspondiente declaró que ella "fue alto candelabro de santidad", a cuya luz "acudieron y acuden muchas vírgenes para encender sus lámparas".

Santa Clara fundó la Orden de Damas Pobres de San Damián, llamadas vulgarmente Clarisas, rama femenina de los franciscanos, a la que gobernó con fidelidad exquisita al espíritu franciscano hasta su muerte y desde hace siete siglos reposa en la iglesia de las clarisas de Asís.

Fuente: Catholic.net


La frase de hoy

“Nada de lo que ocurra a las demás personas
nos debe resultar ajeno”

Beato Juan XXIII


Cuentos de Mamerto Menapace:
El misterio de Dios


Frente al misterio del pecado, muchas veces sube en nosotros esa pregunta: ¿por qué Dios lo abandonó?

Y si la experiencia de pecado se ha dado en nosotros, entonces se hace mucho más quemante la pregunta: Señor, ¿por qué me abandonaste? ¿Por qué dejás que mi corazón se extravíe lejos de vos? como dice Isaías hablando de su pueblo en el capítulo 63, 17.

Pienso que nuestro corazón es mucho más ancho de lo que nosotros pensamos. Nosotros hemos alambrado un retazo de nuestro corazón y pretendemos allí vivir nuestra fidelidad a Dios. Nos hemos decidido a cultivar sólo un trozo de nuestra tierra fértil. Y hemos dejado sin recorrer lo cañadones de nuestra entera realidad humana, el campo bruto que sólo es pastizal de guarida para nuestros bichos silvestres. Hemos trabajado con cariño y con imaginación ese trozo alambrado. Tal vez hemos logrado un jardín con flores y todo; y para ellos hemos rodeado con un tejido que lo hacía inaccesible a toda nuestra fauna silvestre. Y nos ha dolido la sorpresa de ver una mañana que alguno de los bichos (nuestros pero no reconocidos) ha invadido nuestro jardín y ha hecho destrozos. Y la dolorosa experiencia de la presencia de ese bicho nuestro, introducido en nuestra geografía cultivada, llegó incluso a desanimarnos y a quitarnos las ganas de continuar. Es la experiencia del corazón sorprendido y dolorido.

Y no pensamos que a lo mejor a Dios también le dolía el corazón, viendo que tanta tierra que él nos había regalado para vivir en ella un encuentro con él, había quedado sin cultivar. Que nosotros le habíamos cerrado el acceso a gran parte de nuestra tierra fértil.

A veces, por ahí, uno de esos salmos (gritador y polvoriento) sacude alguno de los pajones de nuestro inconsciente, y se despiertan allí sentimientos que buscan llegar a oración. Pero nosotros enseguida los espantamos. No queremos que en nuestro diálogo con Dios se mezcle el canto agreste nuestra fauna lagunera. Quisiéramos mantener a Dios en la ignorancia de todo aquello que está en nosotros pero que nosotros no aceptamos.

Y es entonces cuando Dios nos obliga a reconocer nuestro corazón. Dios nos abandona para probarnos y descubrirnos todo lo que hay en nuestro corazón. Para que urgido por la dura experiencia de nuestro pecado hagamos llegar hasta sus oídos ese grito pleno de nuestro corazón. Y en esa dolorosa experiencia empieza a morir nuestra dificultad psicológica de rezar ciertos salmos. Nosotros no los aceptábamos porque nos sentíamos plenamente inmunes, puros, totalmente cristianos. Nos parecía que esos salmos eran "precristianos". Gritos de una geografía dejada atrás. Pero nuestro pecado nos llama a la dolorosa realidad de tener que comprobar que la mayor parte de nuestro corazón debe aún ser evangelizado. Que hasta ahí aún no ha llegado la buena noticia de que Cristo se hizo hombre, que murió asumiendo nuestro pecado y que con ellos descendió a los infiernos, para vencer en su propia guarida la raíz venenosa del pecado y de su compañera la muerte.

Dios podría impedir la quemazón de nuestros pajonales. Y sin embargo prefiere sembrar más allá de las cenizas, en la tierra fértil que hay debajo. Dios no impide nuestra muerte; en el surco de nuestra muerte siembra la resurrección para el más allá.

Porque Dios se ha comprometido con todo nuestro corazón. Porque nuestro corazón se salva en plenitud, o no se salva nada.

Pero Dios es poderoso. Y lo salvará.


Humor:
Sucedió en la oficina


Del Jefe al empleado:
- Este es el cuarto día que usted llega tarde esta semana. ¿Qué conclusión saca de eso?
- Que hoy es jueves...


De empresario a empresario:
- ¿Cómo consigues que  tus empleados lleguen puntuales al trabajo?
- Sencillo, tengo 30 empleados, pero sólo 20 estacionamientos....


Reflexión de un empleado:
Mientras mi jefe actúe como si me estuviera pagando un buen sueldo... yo actuaré como si estuviera haciendo un buen trabajo.


Del Jefe a la Secretaria:
- ¿Quién te ha dicho que puedes pasarte dando vueltas sin trabajar todo el día, sólo porque tuvimos un affaire?
- Mi abogado...


Del Jefe de Personal al aspirante:
- Aquí buscamos un empleado que no se amilane ante ningún trabajo, y que no se enferme nunca.
- OK, yo le ayudo a buscarlo...!!


Del empleado al Jefe:
- Jefe, ¿puedo salir hoy dos horas antes? Mi mujer quiere que la acompañe a hacer unas compras.
- De ninguna manera.
- Gracias jefe!!, ya sabía yo que usted no me iba a defraudar..!!


Pensamientos sanadores


Pídele al Señor salir del círculo de la tristeza

Hay quienes, sin darse cuenta, cargan con una angustia interna y una intranquilidad sutil. La cual, por pasar inadvertida, se torna más nociva; pues progresivamente va socavando la felicidad y la armonía que Dios quiere para sus vidas.
Si este es tu caso, despierta y sacúdete la tristeza del alma.
Así como Jesús guió de la mano al hombre ciego hacia las afueras de la ciudad, para luego poder curarlo, Dios quiere tomarte de la mano, guiarte fuera del círculo de los pensamientos negativos y sacarte del ahogo del abatimiento.
Déjate conducir por él sin temor. Él te llevará, día tras día, hacia las afueras de la depresión y te encontrarás con nuevos aires de gozo y libertad.

Si, Dios mío, que tus ojos estén abiertos y tus oídos atentos a las súplicas que se hagan en este lugar. Y ahora ¡levántate Señor Dios y entra en el lugar de tu Reposo, tú y tu Arca poderosa! ¡Que tus sacerdotes se revistan de la salvación y tus fieles gocen de la felicidad! 2 Crónicas 6, 40-41.


Pedidos de oración


Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos una oración por Yani de la Ciudad de México. Que Dios le dé la fortaleza necesaria en este momento de dificultad con su pareja para que encuentren la mejor solución y le dé la inteligencia para enfrentar cualquiera que sea su decisión.

Pedimos oración por Roberto C., de unos 44 años de edad, de Lima, Perú, quien esta internado  hace 1 semana por fiebre altísima. Los médicos le han hecho muchísimas pruebas y no dan con la causa. Roguemos a nuestro querido Sanador Divino para que den con lo que tiene y lo sane totalmente. Y la calma y paz de su mama Carola.

Pedimos oración por la salud de Carlos y su esposa Beba, de Campana, Buenos Aires, Argentina. Ambos son septuagenarios y Carlos tiene desgastada la cabeza del fémur lo que le produce tremendos dolores y por eso debe someterse a una intervención quirúrgica, y su esposa permanece en una silla de ruedas debido a una secuela de poliomielitis. Que el Señor permita la operación y un pronto regreso de Carlos a su actividad (en una óptica) y a cuidar a su esposa.

Pedimos oración por Cristian, de 23 años de edad, de la ciudad de Escobar, Buenos Aires, Argentina, enfermo de cáncer en estado avanzado, frente a lo cual los médicos dicen que no hay nada más para hacer. Recemos para que el Señor le brinde la sanidad o el consuelo y la fortaleza  de pasar este trance, para él y su familia.

Pedimos oración por Ezequiel, de Buenos Aires, Argentina, 21 años, estudiante, para que consiga un buen trabajo. Y por su abuelo Luis, 77, jubilado, a fin de que mejore su condición de salud. Oramos por ellos.

Pedimos oración por un joven de Charata, Chaco, Argentina, se llama Fabricio y fue operado de un tumor maligno en el cerebelo en el Hospital Italiano de Buenos Aires. Si bien reaccionó muy bien, luego después de unos días contrajo un hongo y eso le produjo una parálisis parcial y ahora por la gran inflamación del cerebro se le rompió una arteria, la cual con otra cirugía lograron reparar, por supuesto dicen los médicos tienen que esperar para ver evolución y la familia está desesperada. Pedimos por ellos para que Dios les de fuerza, y sanación.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a pequesemillitas@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos.


"Pequeñas Semillitas" por e-mail


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Felipe de Urca


"Intimidad Divina"

Como yo os he amado

El último toque que perfecciona el amor fraterno y lo lleva a su más alta expresión, lo da Jesús en el discurso de adiós a sus discípulos: “Adonde yo voy, vosotros no podéis ir” (Jn 13, 33). Pero algo suyo debe quedar en medio de ellos como para prolongar su presencia: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros” (ib 34). El amor que él ha demostrado a sus discípulos debe continuar viviendo en medio de ellos y manifestarse en su amor recíproco. “Permaneced en mi amor” (Jn 15, 10) les dirá poco después; permaneced no tanto para gozar de él individualmente, sino para vivirlo en las relaciones mutuas. El amor de Cristo, que traduce en forma y expresión humana el amor infinito del Padre celestial, se convierte en una norma de la nueva ley: el mandamiento nuevo, su mandamiento. “Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros” (Jn 15, 12). Cuanto más se adentra el cristiano en el misterio del amor infinito de Cristo, tanto más comprende hasta dónde amar a sus hermanos.

El nuevo Pueblo de Dios “tiene como ley el amar como Cristo nos ha amado” (LG 9). El Concilio Vaticano II insiste repetidamente en la obligación de todo creyente de amar como Cristo ha amado. El camino es único: abrirse a la acción del Espíritu Santo que, conformando el bautizado con Cristo, derrama en él su amor. Sin este don divino, el mandamiento nuevo es completamente imposible y Jesús no lo habría propuesto. Pero se nos ha dado el don, está abierto el camino: todo cristiano puede y debe emular el amor del Salvador. Para el cristiano que permanece en el amor de Cristo, es Cristo quien ama en él, perdona en él, salva en él. Este es el misterio de su Cuerpo Místico por el cual él, Cabeza divina y gloriosa, continúa actuando por medio se sus miembros.

Urge darle lugar, dejarle sitio, ponerse enteramente a su disposición, para que, mediante el corazón de sus discípulos, pueda Cristo continuar manifestando al mundo su amor. “Nadie tiene amor mayor que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13). Jesús explica su mandamiento aduciendo lo que él mismo está por hacer por todos los hombres. “El dio la vida por nosotros –dice San Juan–. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos” (1 Jn 3, 16). Es la maravillosa realidad que se deriva de la nueva ley del amor; y es la realidad que tantos cristianos auténticos –los santos– han vivido al pie de la letra. La nueva ley del amor ha sido sellada con la sangre de Cristo y debe tener también el sello de la sangre de sus discípulos. No a todos se les pedirá tanto, pero a todos se les pide gastar la vida en un empeño de caridad fraterna que sea testimonio vivo del amor de Cisto.

Oh dulce Señor, nos has dado un dulce mandamiento. Pues dices: Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros como yo os he amado. Nos das el mandamiento del amor, tú que nos has amado y nos has purificado de nuestros pecados con tu sangre. ¡Oh mandamiento nuevo, mandamiento de vida, mandamiento de salvación eterna! En este mandamiento se compendia toda la ley y los profetas… Es ésta (la caridad) la perla preciosa para comprar la cual, tu esposa, oh Señor, una vez hallada, lo vende todo. Es esta la escala que apareció en sueños a Jacob y que él veía subir hasta el cielo… Oh Señor, tú que nos mandas amar al hermano, quieres también ser amado con todo el corazón por tus siervos. Y no es mucho que siervo ame tanto a su señor cuando es tn amado por él. (B. Oglerio, Sermón, 5, 1)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

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