viernes, 3 de agosto de 2012

Pequeñas Semillitas 1775


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1775 ~ Viernes 3 de Agosto de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Alabado sea Jesucristo…
Aprende a sonreír a la vida que ella te sonreirá a ti y el corazón necesita llenarse de alegrías. Busca ser feliz hoy, pues no sabes que te reserva el día de mañana. Toma una copa llena de vino, siéntate en claro de luna y monologa: “Quizá mañana la luna me busque en vano”.
La verdadera felicidad no la lograremos fuera de nosotros, si no tomamos conciencia que la fuente esta dentro de nosotros y cerca de Dios. Trata de crear el hábito de estar alegre, es una manera de solucionar los problemas de la vida, y procura estar agradecido que tu vida no está pasando inútilmente.
Hay siempre diferentes maneras de alimentar la alegría de vivir, y sonreír es una de ellas. La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz. Por eso vive la vida con alegría, que es una piedra filosofal que todo lo convierte en oro.
Toma conciencia también que la alegría de vivir no es carecer de problemas, sino  saber superarlos con buena actitud. Acuérdate siempre de que la felicidad no se encuentra, pero se construye día a día… Y cuando necesites una ayuda para ello, recuerda que tienes a Jesús siempre dispuesto.


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


En aquel tiempo, Jesús viniendo a su patria, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que decían maravillados: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?». Y se escandalizaban a causa de Él. Mas Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio». Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe.
(Mt 13,54-58)

Comentario
Hoy, como ayer, hablar de Dios a quienes nos conocen desde siempre resulta difícil. En el caso de Jesús, san Juan Crisóstomo comenta: «Los de Nazaret se admiran de Él, pero esta admiración no les lleva a creer, sino a sentir envidia, es como si dijeran: ‘¿Por qué Él y no yo?’». Jesús conocía bien a aquellos que en vez de escucharle se escandalizaban de Él. Eran parientes, amigos, vecinos a quienes apreciaba, pero justamente a ellos no les podrá hacer llegar su mensaje de salvación.
Nosotros —que no podemos hacer milagros ni tenemos la santidad de Cristo— no provocaremos envidias (aun cuando en ocasiones pueda suceder si realmente nos esforzamos por vivir cristianamente). Sea como sea, nos encontraremos a menudo, como Jesús, con que aquellos a quienes más amamos o apreciamos son quienes menos nos escuchan. En este sentido, debemos tener presente, también, que se ven más los defectos que las virtudes y que aquellos a quienes hemos tenido a nuestro lado durante años pueden decir interiormente: —Tú que hacías (o haces) esto o aquello, ¿qué me vas a enseñar a mí?
Predicar o hablar de Dios entre la gente de nuestro pueblo o familia es difícil pero necesario. Hace falta decir que Jesús cuando va a su casa está precedido por la fama de sus milagros y de su palabra. Quizás nosotros también necesitaremos, un poco, establecer una cierta fama de santidad fuera (y dentro) de casa antes de “predicar” a los de casa.
San Juan Crisóstomo añade en su comentario: «Fíjate, te lo ruego, en la amabilidad del Maestro: no les castiga por no escucharle, sino que dice con dulzura: ‘Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio’ (Mt 13,57)». Es evidente que Jesús se iría triste de allí, pero continuaría rogando para que su palabra salvadora fuera bien recibida en su pueblo. Y nosotros (que nada habremos de perdonar o pasar por alto), lo mismo tendremos que orar para que la palabra de Jesús llegue a aquellos a quienes amamos, pero que no quieren escucharnos.
Rev. D. Jordi POU i Sabater (Sant Jordi Desvalls, Girona, España)


Santoral Católico:
San Dalmacio


Procede este nombre de Dalmacia, nombre griego que corresponde a un país que limita al N. con Croacia, al E. con Bosnia Herzegovina y Montenegro, y al S. y al O. con el Adriático. Tiene 390 km. De longitud y de 2 a 70 km. De anchura. Forman parte también de Dalmacia 20 islas, la más septentrional de las cuales es Alba y numerosos islotes. Habitada en un principio por los dálmatas, pueblo guerrero afín de los albaneses, pasó por la dominación de los romanos, los godos, los hunos, los ostrogodos, el imperio bizantino, los croatas, los servios, los francos, los venecianos, los húngaros, los turcos, el imperio napoleónico, el imperio austrohúngaro.

San Dalmacio, archimandrita de Constantinopla en tiempos de Teodosio el Grande, se dedicó a la milicia en su juventud, formando parte de la guardia imperial. Su comportamiento como soldado fue siempre acorde con la religión que profesaba. Pero no sintiéndose satisfecho con la vida que llevaba, quiso dedicarse más intensamente a la virtud, por lo que se dedicó a una rigurosa vida monástica, llena de privaciones y de austeridad. Tuvo que luchar duramente contra las herejías que en aquel tiempo zarandeaban a la Iglesia. Vivió más de 80 años, y murió en 440.


La frase de hoy

“Muchas personas lo ven todo gris
 porque olvidan pasar un trapo a la lente del alma.
Si miras el mundo desde el resentimiento,
la amargura o la fatalidad,
tus visiones se teñirán de ese color.
Así es, si así te parece.
La felicidad como la belleza
está en el ojo del observador”


Grandes Sacerdotes
Siervo de Dios Odorico D´Andrea


Nació el 5 de marzo de 1916 en la Ciudad italiana de Montorio al Vomano, hijo de padres católicos Antonio D'Andrea y Ana Rosa Valeri. El 12 de marzo recibe el bautismo con el nombre de José

El 26 de septiembre de 1930 ingresa al Seminario Menor Franciscano de Citta di Castello. Viste el hábito franciscano el 10 de septiembre de 1933, en el noviciado de la SS. Anunziata en Amelia, y adopta allí el nombre de Odorico. El 10 de septiembre de 1937 emite la profesión perpetua solemne en Santa María de los Ángeles. El 25 de abril de 1942 recibe la ordenación sacerdotal en Santa María de los Ángeles.

Después de un breve período en el Seminario de Farneto, en 1945 se traslada a los Conventos de Amelia, Lugnano y Pantanelli, desde donde ejerce el apostolado itinerante en Toscolano, Melezzole Morre y Attigliano.

En 1952 solicita a los superiores ser enviado a la Misión de Nicaragua. Llega a Nicaragua el 26 de agosto de 1953 y es destinado a la Casa de San José en Matagalpa. El 12 de febrero de 1954 es enviado a San Rafael del Norte (Jinotega) y es nombrado Párroco de San Rafael del Norte el 01 de marzo del mismo año. El 23 de enero de 1983 funda junto con el Padre Francisco Javier Munguía Alvarado-  la Congregación de Hermanas Franciscanas Peregrinas del Inmaculado Corazón de María.

Se le ha considerado como Profeta y reconciliador de paz en Nicaragua. En el tiempo de la guerra, como un hecho providencial, celebraba  la misa  en la comunidad de la Naranja, agrupando a los grupos armados de la Resistencia Nicaragüense y el Ejército Popular Sandinista, terminando estos en un abrazo de paz.  Las dos fuerzas armadas se sentaron, y muy respetuosamente, ante la gran autoridad moral y religiosa del padre Odorico, escucharon su misa, y el momento cumbre llegó cuando ambos bandos se estrecharon en un fraternal abrazo durante el saludo de paz en la misa.  Este hecho se considera como el inicio de las negociaciones de Paz que pusieron fin a una guerra de diez años.

En su apostolado social mencionamos que reconstruyó la ermita de San Rafael del Norte y de la Comunidad de La Concordia (1962). Inició la construcción del Hospital de San Rafael (1964).Gestionó la instalación de agua potable para San Rafael del Norte y la Comunidad de Sabana Grande (1965). Construyó la ermita del Tepeyac, y la casa de Retiro el Tepeyac (1966), lugar donde se celebra el Vía crucis más famoso de Nicaragua. Construyó la escuela de la Comunidad de San Marcos y un dispensario médico (1967). Construyó la casa para médicos y enfermos (1967).

El 18 y 20 de marzo de 1990 sufre dos infartos cardíacos.  Celebra su última eucaristía en San Rafael el 21 de marzo.  El 22 de marzo después del tercer infarto producido por un bloqueo completo de la aurícula izquierda del corazón, muere, en el convento San José de Matagalpa a las 12 meridianas.

El entierro de sus restos mortales se realiza el 26 de marzo donde asisten más de diez mil personas. Su cuerpo fue colocado en un sarcófago dentro de la capilla de El Tepeyac, por él construida.

Después de su muerte, cada 22 de marzo se reúnen miles de personas en San Rafael del Norte en memoria de quien fuera su párroco y guía espiritual por cuarenta años, y con el paso del tiempo se empiezan a escuchar testimonios de milagros atribuidos a la intercesión del Padre Odorico.

El 13 de junio del 2002 el Postulador General Fr. Lucas De Rosa, solicita al Obispo de Asís Mons. Sergio Goretti, la introducción de la causa de Canonización del Padre Odorico.

El 24 de octubre de ese mismo año Mons. Sergio Goretti publica el edicto sobre los escritos y sobre la vida del Padre Odorico.

En el año 2006, un 17 de octubre, sus restos mortales fueron exhumados y 16 años después de su muerte su cuerpo fue encontrado incorrupto, no obstante de no haber sido preparado después de su muerte.  El 22 de octubre, luego de  celebrar una eucaristía en acción de gracias con la asistencia de miles de fieles, su cuerpo fue depositado en la nueva tumba en el Santuario El Tepeyac.

En el 2008 se solicita la transferencia de la causa de Canonización del Padre Odorico, de la Diócesis de Asís a la Diócesis de Jinotega, presidia por Mons. Carlos Enrique Herrera.  De esta forma se apertura y conforma el Tribunal para la causa de beatificación del Padre Odorico.

Al Padre Odorico se le atribuye el don de profecía, clarividencia y bilocación.  Son muchos los testimonios de fieles que aseguran haber recibido abundantes milagros por intercesión de Padre Odorico tanto en vida como después de su muerte. 

Cuando llegó a San Rafael del Norte se planteo cuatro propósitos:
• Renovar todo en Cristo Jesús.
• Infundir una confianza sin límites en la Divina Providencia y en la Sagrada Eucaristía.
• Infundir un amor y confianza en la Santísima Virgen María.
• Enseñar el Saludo “Alabado sea Dios” “Así sea”.

Estos fueron los pilares de una vida sencilla y penitente que dejó una huella imborrable de amor y entrega por los que sufren, exaltando sus votos de pobreza y obediencia en el amor a Jesús en cada uno de sus hermanos.


Pensamientos sanadores


Pide al Señor que él sea la fuente de tu fortaleza

Hay elementos vitales en nuestra vida que se gastan y consumen, pero que también pueden ser renovados.
Entre esas cosas, se encuentran nuestras fuerzas y energías.
Cada uno debe descubrir y desarrollar cuál es la mejor manera para recargar las propias fuerzas, pero ten presente que en esto cuentas con la ayuda del silencio… y que en el descanso hay quietud y solo en la quietud, adviene el verdadero silencio.
En el silencio del corazón, todo nuestro potencial humano se vivifica y se repone.
De este modo, la fuerza renovada nos capacitará para llevar adelante los diversos desafíos de la vida cotidiana, sin terminar extenuados.
Tómate ahora unos momentos para entrar en lo profundo de tu corazón y gusta del silencio, sintiendo que puedes sumergirte en él como si fuese un océano de bondad y de amor.

Elías se levantó, comió y bebió, y fortalecido por ese alimento caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta la montaña de Dios, el Horeb. 1 Reyes 19, 8.


Pedidos de oración


Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Dolores, 80 años, de Córdoba, Argentina, que ha sido amputada de su pie derecho por gangrena, para que el Señor permita su recuperación sin complicaciones y la Santísima Virgen le dé las fuerzas necesarias a ella y a sus hijos para aceptar esta realidad.

Pedimos oración por Verónica Andrea, de Santiago de Chile, madre de un bebé de un año y enferma de cáncer de mama, por lo que será operada en los próximos días. Rogamos la intercesión del beato Juan Pablo II para que Dios Misericordioso le conceda la gracia de sanarse.

Pedimos oración por Rodolfo P., 72 años, residente en Miami, USA, operado por una cardiopatía grave y con un pronóstico sumamente severo. Que el Señor que todo lo puede le otorgue la gracia de poder recuperarse y tener una buena vida por el tiempo que Él determine.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a pequesemillitas@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos.


"Intimidad Divina"

El camino más excelente

San Pablo, después de haber reseñado los dones carismáticos concedidos por Dios a los fieles de Corinto, concluye: “¡Aspirad a los carismas superiores! Y aún os voy a mostrar un camino más excelente” (1 Cr 12, 31) e inmediatamente entona su célebre himno a la caridad, ensalzándola por encima de todos los carismas y virtudes. Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad… Pero la mayor de todas ellas es la caridad. ¿Por qué? La respuesta más completa es la que da San Juan: “todo el que ama ha nacido de Dios” (1 Jn 4, 7); y quien ama pasa de la muerte a la vida (ib 3, 14). Sólo la caridad hace hijos de Dios y hace pasar de la muerte del pecado a la vida de la gracia. Donde no hay caridad, no hay gracia, no haya vida… La caridad quedará como vínculo eterno de la unión del hombre con Dios. Aquí abajo el hombre tiene siempre la triste posibilidad de perder la caridad, pero en el cielo estará fundado en ella de modo indefectible; estará afirmado en el amor, permanecerá para siempre en Dios y Dios en él.

La fe y la esperanza son virtudes incompletas, porque sin la caridad no son capaces de unir al hombre con Dios ni de producir obras de vida eterna. La fe y la esperanza del pecador, que ha perdido la caridad, son inactivas, no obran; están en él, pero como muertas. Es la caridad la que da calor y fuerza de vida eterna a la fe y a la esperanza; es la caridad la que perfecciona estas virtudes. Sólo quien ama es capaz de creer y esperar en Dios sin condiciones, sin medida. Lo mismo sucede con las virtudes morales, que pueden hacer al hombre honesto y virtuoso, pero no pueden en modo alguno introducirle a la amistad con Dios, no darle la posibilidad de merecer la vida eterna.

Sin el soplo vivificador de la caridad, todo permanece muerto, estéril y frío; sin la caridad el hombre queda confinado en el plano natural, no puede ser hijo de Dios ni amigo suyo, no puede vivir en sociedad con las Personas divinas. Cosa impresionante: ni siquiera las obras más excelentes, como la renuncia a los propios bienes y el sacrificio de la vida, valen nada sin la caridad. “Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha” (1 Cr 13, 3). Por eso cuando interviene la caridad todo cambia: hasta las obras más humildes y los actos de virtud más insignificantes, realizados por amor de Dios, adquieren valor de vida eterna. Es éste el milagro de la caridad, ala que Santo Tomás llama “forma y madre” de las demás virtudes. En esta línea el Vaticano II afirma: “la caridad… gobierna todos los medios de santificación, los informa y los conduce a su fin” (LG 42).

Señor Jesucristo, tu amor, tu caridad, tal es el camino rectísimo para llegar a ti. Camino corto sin tropiezos; camino llano sin desviaciones; camino claro sin nubes; camino seguro sin peligros; camino gozoso con un buen compañero, o sea contigo, oh Señor, guía amabilísima. Este es el camino para llegar a los gozos eternos, que no permite al viandante desviarse a la derecha en la prosperidad ni a la izquierda en las adversidades. Señor, de una vez para siempre me das un breve mandamiento: ama y haz lo que quieras. Si callas, calla por amor; si hablas, habla por amor; si corriges, corrige por amor; si perdonas, perdona por amor. ¡Oh Señor!, que esté en mí la raíz del amor, porque de esa raíz no puede brotar sino el bien. (San Agustín)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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