PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 7 - Número 1797 ~ Sábado
25 de Agosto de 2012
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Tus pensamientos de felicidad son factores positivos de
tu bienestar y de la alegría que irradies a tus relacionados.
Vive alegre para que estimules tu optimismo y para que
afirmes tu entusiasmo de vivir, convivir y trabajar. Siente la alegría
agradecida de gozar tu vida y de sus bienes. La sana alegría atrae la salud y
deja en libertad tus potencialidades positivas. La salud es equilibrio interno.
Cuida de tu salud física y mental y de tu vida espiritual, pues es certero el
proverbio chino: “Nada sienta mejor a tu
cuerpo que el crecimiento de tu espíritu”.
Quien ama, afirma su felicidad y vive alegre.
Tiberio López Fernández
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente y a los
discípulos: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los
fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su
conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las
espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus
obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las
filacterias y bien largas las orlas del manto; quieren el primer puesto en los
banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las
plazas y que la gente les llame “Rabbí”.
»Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “Rabbí”, porque
uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. Ni llaméis a nadie
“Padre” vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo.
Ni tampoco os dejéis llamar “Guías”, porque uno solo es vuestro Guía: el
Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor. Pues el que se ensalce,
será humillado; y el que se humille, será ensalzado».
(Mt 23,1-12)
Comentario
Hoy, Jesucristo nos dirige nuevamente una llamada a la
humildad, una invitación a situarnos en el verdadero lugar que nos corresponde:
«No os dejéis llamar “Rabbí” (...); ni llaméis a nadie “Padre” (...); ni
tampoco os dejéis llamar “Guías”» (Mt 23,8-10). Antes de apropiarnos de todos
estos títulos, procuremos dar gracias a Dios por todo lo que tenemos y que de
Él hemos recibido.
Como dice san Pablo, «¿qué tienes que no lo hayas
recibido? Y si lo has recibido, ¿a qué gloriarte cual si no lo hubieras
recibido?» (1Cor 4,7). De manera que, cuando tengamos conciencia de haber
actuado correctamente, haremos bien en repetir: «Somos siervos inútiles; hemos
hecho lo que debíamos hacer» (Lc 17,10).
El hombre moderno padece una lamentable amnesia: vivimos
y actuamos como si nosotros mismos hubiésemos sido los autores de la vida y los
creadores del mundo. Por contraste, causa admiración Aristóteles, el cual —en
su teología natural— desconocía el concepto de la “creación” (noción conocida
en aquellos tiempos sólo por Revelación divina), pero, por lo menos, tenía
claro que este mundo dependía de la Divinidad (la “Causa incausada”). Juan
Pablo II nos llama a conservar la memoria de la deuda que tenemos contraída con
nuestro Dios: «Es preciso que el hombre dé honor al Creador ofreciendo, en una
acción de gracias y de alabanza, todo lo que de Él ha recibido. El hombre no
puede perder el sentido de esta deuda, que solamente él, entre todas las otras
realidades terrestres, puede reconocer».
Además, pensando en la vida sobrenatural, nuestra
colaboración —¡Él no hará nada sin nuestro permiso, sin nuestro esfuerzo!—
consiste en no estorbar la labor del Espíritu Santo: ¡dejar hacer a Dios!; que
la santidad no la “fabricamos” nosotros, sino que la otorga Él, que es Maestro,
Padre y Guía. En todo caso, si creemos que somos y tenemos algo, esmerémonos en
ponerlo al servicio de los demás: «El mayor entre vosotros será vuestro
servidor» (Mt 23,11).
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès,
Barcelona, España)
Santoral Católico:
San José de Calazans
Fundador de las Escuelas Pías
Parece que a Dios le importa menos la obra que hace el
hombre, aunque sea buena para la extensión del Reino, que la misma respuesta de
santidad que el mismo hombre le da. De otra manera, Dios espera del hombre más
su amorosa correspondencia que todo lo que el hombre pueda hacer por Dios. En
el caso de la familia escolapia parece que puede verse con gran nitidez esta previa
intuición.
José de Calasanz, español, aragonés, nacido en Peralta de
la Sal probablemente el 1558, cuando ha empezado a reinar Felipe II. Pedro
Calasanz y María Gastón son los padres de la familia numerosa con siete hijos
cuyo benjamín es José. Bien lo formó la buena madre poniéndole al corriente de
lo importante para vivir: tierna devoción a la Virgen y odio al pecado. Tanto
que cuando sólo tenía cinco años hubo quien le vio por el olivar con un
cuchillo en la mano dispuesto a matar al demonio que es el peor enemigo.
Estudia los primeros latines -porque quería ir para cura-
en Estadilla; hace filosofía y algo de teología en la universidad de Lérida;
cambia a la de Valencia para terminar los estudios, pero tuvo que abandonar la
ciudad por la persecución de una dama que ponía en peligro su vocación. Se
ordenó de sacerdote en Barbastro. Y cambia la licenciatura en teología por el
doctorado en Barcelona. Fue secretario de varios obispos y se encamina a Roma
para conseguir una canonjía.
El Concilio de Trento propuso la edición de un Catecismo
que por fin publicó el Papa Pío V. Surge la Archicofradía de la doctrina
Cristiana para procurar a los fieles la instrucción necesaria y alimentar su fe
y José de Calasanz organiza -entusiasmado- las catequesis dominicales; luego
funda una escuela en Santa María del Transtévere para atender la formación de
una niñez y juventud abandonada. Cada vez son más numerosas y largas las
hileras de niños que de todas partes de la Ciudad Eterna quieren aprovechar la
ocasión. Elige gente responsable que se despreocupe del dinero, muestre interés
por el problema y esté dispuesta a la constancia; busca lugares, llama a las
puertas, y va organizando la avalancha. Está dispuesto a poner el saber al
alcance de los pobres también y a que deje de ser clasista y privilegio de
nobles. Han comenzado las Escuelas Pías. Son gratuitas y para todos. Los
seguidores de José forman una comunidad sui generis, no tienen votos ni reglas,
están unidos y estimulados por la autoridad moral del fundador que es apoyo y
modelo por su carisma. Y así funcionarán hasta que el papa Paulo V haga de ella
una Congregación de votos simples y Gregorio XV, en 1621, la eleve a la
categoría de Orden con votos solemnes y nombre a José de Calasanz como General.
Como sucede con los fundadores de Órdenes religiosas que
se han entregado en cuerpo y alma a sacar adelante un querer divino, hubiera
sido suficiente lo escrito hasta ahora para su subida a los altares, máxime
cuando la labor apostólica y su amplia repercusión social es altamente
llamativa por la explosión que supuso este buen hacer en toda Europa. Roma,
Génova, Nápoles, Florencia, Sicilia, Germania, Polonia, Cerdeña, España,
Hungría, Francia y Austria ¡Más de cuarenta fundaciones durante su gobierno!
Pero lo que define a José de Calasanz como santo es otra cosa.
¿Quieres saber lo que pasó? Entre los suyos hubo un
"trepa", sí uno de esos que hay en todas las épocas y en todos los
estamentos que van medrando para conseguir triunfar y subir a costa de adular a
los grandes o poderosos y de pisar a los pequeños o impotentes; esos que
frecuentemente son gente de poca valía personal, envidiosos y carentes de
escrúpulos morales que gozan adornándose con joyas ajenas. Comienzan por poco y
terminan con traición. En este caso, dentro de la familia escolapia, se llamaba
el P. Mario Sozzi. Se hizo amigo de los del Santo Oficio y consiguió con
malentendidos, intrigas y calumnias la deposición del cargo de General a José
Calazancio. Lo humilló hasta conseguir trasladarlo a él y a su Curia entre
guardias a los tribunales como espía y malhechor y a desposeerlo de todo
gobierno en la orden. Y con el agravante de tener ochenta años el fundador,
usurpando él mismo el cargo de General. Cuando muere el papa Urbano VIII, una
Comisión de cardenales, revisa el asunto y viendo la fragante injusticia
cometida con el anciano fundador y con la Orden, se decide la reposición en su
función y el restablecimiento de su fama. Pero las cosas habían llegado tan
alto que eso supone la difamación del Santo Oficio y la puesta en ridículo de
los que intervinieron en el asunto; total, que se queda la cuestión in statu
quo prolongando la injusticia por tiempo indefinido hasta que el papa Inocencio
X opta por la destrucción de la obra calasancia por aquello de que "muerto
el perro se acabó la rabia"; aquella decisión papal del 1646 era la ruina
y suponía la definitiva destitución del General. Lo verdaderamente admirable es
que en todo este negro negocio de injusticia José permaneció en el ejercicio
sublime de la paciencia, humildad, obediencia, sufriendo la calumnia y la
desunión de los suyos, al tiempo que animaba como podía a los más próximos a la
perseverancia, prometiéndoles una futura restauración.
¿Quieres saber cómo terminó? El P. Sozzi de marras murió
de una horripilante sífilis. Y aún hoy no se sabe muy bien si está o no en el
Purgatorio en compañía de los papas Urbano VIII e Inocencio X. Sí se sabe con
certeza que José de Calasanz está en el Cielo como intercesor y propuesto como
modelo de santidad. Y la familia calasancia está por esos mundos de Dios
anunciando el Evangelio a la gente, instruyendo juventudes, formando hombres y
aprendiendo de sus orígenes lo santo para hacerlo y lo aborrecible para
detestarlo.
Este día también se festeja a San Luis de Francia.
Información haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
Frases de San José de
Calazans
“El problema de la enseñanza es de tal importancia que
requiere individuos dotados de inmensa caridad, paciencia y otras virtudes”
“El prestigio de las escuelas está en tener buenos
maestros”
“Procure atraerse a los alumnos mostrándose más padre
suyo que juez riguroso”
“El ejercicio de acompañamiento a los alumnos, haciéndolo
como se debe, es de grandiosísimo mérito para quien lo sabe hacer y de
grandiosísimo ejemplo para los escolares”
”Haga hacer oración a los alumnos pequeñitos para que
nuestras casas se mantengan en su santo ministerio”
“Procuren los maestros, cuando la ocasión se presente,
inducir benignamente a los alumnos a la práctica y amor de las virtudes”
“Sean diligentes en visitar con frecuencia las clases y
hacer que los alumnos no falten a la escuela, que sin duda se logrará de este
modo gran aprovechamiento”
“Procuren que las escuelas funcionen con orden, que
servirá de buen ejemplo a los seglares y de provecho grande a los escolares”
“La buena educación de los jóvenes es, en verdad, el
ministerio más digno, el más noble, el de mayor mérito, el más beneficioso, el
más útil, el más necesario, el más natural, el más razonable, el más grato, el
más atractivo y el más glorioso”
“He encontrado la manera definitiva de servir a Dios
haciendo el bien a estos pequeños, y no lo dejaré por nada de este mundo”
“Anímense a imitar a Cristo, que es el tesoro escondido”
Cuentos de Mamerto Menapace:
Oración y contemplación
En una ocasión Jesús estaba rezando, y cuando terminó uno
de sus discípulos le dijo: ¡Señor, enséñanos a rezar! (Lucas 11, 1).
El Señor se iba de noche al cerro y allí pasaba las
horas, rostro al Padre. Seguramente esas horas habrán sido de rumia profunda. Y
lo que Cristo rumiaba era el actuar de Dios en su pueblo. La realidad que se
llamaba: Reino.
Es decir, la manera cómo el Señor Dios, su Padre, había
ido santificando su Nombre en la historia de los hombres. Cómo su voluntad se
había ido realizando por esos complicados senderos de la historia de su pueblo
y de todos los pueblos. Porque el Padre que estaba en los cielos había estado
comprometido con todo lo que estaba pasando aquí en la tierra. Sabía que
faltaba el pan; sabía que había ofensas con ofensores y ofendidos. Y que esa
realidad no dividía al mundo en dos grupos, sino que era una realidad que hería
a todos los hombres. Que todos tenían necesidad de perdonar y de ser perdonados.
Sabía también que la tentación era una realidad que amenazaba a cada hombre, y
que cada hombre necesitaba que Dios Padre interviniera para librarlo de la
tentación y de las intrigas del maligno.
Allí, en las noches de silencio, en la oración y en la
contemplación, Jesús se convertía en minero de la historia y de la naturaleza.
Del actuar del Padre que había creado todo lo que hablaba en la noche: los
grillos y las estrellas; las majadas en los cerros y la lámpara en la casa; y
todo eso otro que pertenece a la vida concreta de los hombres: el ladrón que
sorprende al dormido y la novia que no duerme esperando la sorpresa de su
amado. Allí Jesús llegaba a la esencia profunda y sencilla de las cosas, y
encontraba las imágenes primordiales para hablar del Padre a los hombres, sus
hermanos.
En el silencio de la noche Jesús escuchaba el lenguaje
elemental de las cosas, y a través de él ese lenguaje se hacía palabra y subía
al Padre en forma de oración. Y esa oración daba espesor y fuerza vital a sus
palabras y a sus imágenes que luego afloraban casi espontáneamente en las
parábolas. Y la gente las comprendía.
Porque la gente sencilla reconocía en ese lenguaje
sencillo y grávido, el antiguo diálogo de las cosas. Reconocía ese lenguaje
también escuchado por ellos en su silencio, pero aún no plenamente crecido como
para ser captado como mensaje. Allí en cambio, en la boca de Jesús, el profundo
lenguaje primordial de las cosas simples llegaba a hacerse comprensible. Los
hombres comprendían el lenguaje del Señor porque su lenguaje había crecido en
el silencio de la oración al Padre, por las noches. De la misma manera que la
sangre de la tierra crece hasta pan en el silencio a la madrugada en cada mesa
y que es asimilado por los hombres sin dificultad. Porque es el silencio fiel
de los trigales lo que permite a la sustancia de la tierra llegar hasta el
lenguaje compresible del pan.
Y pienso que es también el silencio contemplativo y fiel
de nosotros, los hombres y mujeres de Dios, lo que puede permitir a las cosas y
a los acontecimientos llegar a crecer hasta hacerse oración al Padre en
nuestras noches, y lenguaje comprensible para nuestros hermanos en las
parábolas a la luz del día.
El que tenga ojos para contemplar en la noche, que
contemple. Por amor a Dios, a las cosas y a nuestro pueblo.
Pensamientos sanadores
Junto a María, sirve, misiona, evangeliza…
Si contemplamos en el Nuevo Testamento los fragmentos que
nos retratan la vida de la Virgen María, comprendemos que ella no se encierra
en una paz individualista y cómoda, sino que la armonía interior que ella tiene
y que recibe del Señor, la compromete a salir en respuesta de aquellas
necesidades de quienes la rodean.
Ella nos enseña, nos anima y nos pide que seamos
servidores del Señor, llevando con creatividad la Buena Noticia del Reino a la
mayor cantidad posible de personas.
Entonces les dijo:
“Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación”. Marcos
16, 15. Sepan que el que hace volver un
pecador de su mal camino salvará su vida de la muerte y obtendrá el perdón de
numerosos pecados. Santiago 5, 20.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el
cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno,
así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu
Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las
familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por nuestra querida amiga Gladys M. que
vive en Caracas, Venezuela, y será operada de la columna el próximo lunes,
rogando a Jesús Misericordioso por la intercesión del Beato Juan Pablo II y de
la Santísima Virgen de Lourdes, para que todo resulte bien y se alivien sus
dolores.
Pedimos oración por María Rosa, de 58 años, de Santa Fe, Argentina, y por todos sus
familiares y por los profesionales que participarán en la reunión donde se
leerá el testamento dejado por un tío, para que el Espíritu Santo los asista,
ilumine y todo se resuelva en paz.
Pedimos oración por las siguientes personas de Venezuela:
Carmen Alicia, de San Cristóbal; familia Prato Nieto de la misma ciudad, y
familia Varela de Caracas. Que el Señor atienda sus necesidades físicas y
espirituales.
Pedimos oración por María Florencia G., que vive en
Mendoza, Argentina. En el 2006 recibió un trasplante óseo (de un banco de
huesos congelado) en su rodilla derecha, por padecer de un osteosarcoma de
periostio (cáncer en el hueso). Ha comenzado a tener fuerte dolores y le tienen
que hacer una artroscopía en octubre. Rogamos que todo salga bien, así se
libera de la colocación de una prótesis.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo
ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención
del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos.
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de días, siendo importante que no te suscribas desde una computadora de tu
oficina o lugar laboral, y que sólo te inscribas si de verdad estás dispuesto/a
a leer todos los días nuestros mensajes e incluso compartirlos con tus amigos y
conocidos reenviándoselos por correo electrónico.
Felipe de Urca
"Intimidad Divina"
Valor de signo
El cristiano que vive para Dios y quiere amarlo con todas
sus fuerzas, necesita estar seguro de que su amor a él no es una ilusión. ¿Más
cómo podrá estarlo? Responde el apóstol San Juan: “Si nos amamos unos a otros,
Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud” (1
Jn 4, 12). El criterio máximo que distingue el verdadero amor de Dios es el
amor del prójimo. Es un criterio infalible, porque el amor teologal es único y
mientras es difícil controlarlo en sus relaciones con Dios, es fácil
verificarlo en las relaciones con el prójimo. Vivir en el amor y vivir en Dios
es la misma cosa. Negarse al amor es negarse a la vida; cerrarse al amor es
cerrarse a Dios. Basta rehusar el amor a un hermano para salirse del vínculo
del amor y, por tanto, de la vida en Dios. El amor al prójimo es señal segura
del amor a Dios y por ende de la vida en Dios, vida de gracia, preludio de la
vida eterna.
También Jesús dio al amor fraterno el valor de signo: “En
esto conocerán que sois mis discípulos, si os amáis los unos a los otros” (Jn
13, 35). Pero el amor al prójimo tiene valor de signo distintivo de los
discípulos de Cristo y garantiza la verdad de su amor a Dios, sólo en la medida
que es amor teologal. Nadie como Cristo ha enseñado a los hombres a amarse,
pero con un amor que tiene sus raíces en Dios y se ordena a él: “Amad…, para
que seáis hijos de vuestro Padre celestial” (Mt 5, 44.459; y exhorta a cumplir
los deberes de la caridad fraterna, como el de la limosna, ante todo para
honrar a Dios, buscando sólo su aprobación.
Jesús compendia toda le ley en el único precepto de la
caridad, pero antes de hablar del amor al prójimo, habla del amor a Dios:
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu
mente” (Mt 22,37); y únicamente sobre esta base de total dedicación a Dios,
introduce el segundo mandamiento, afirmando que es semejante al primero. No es
posible pues, hablar de caridad cristiana únicamente en un plano horizontal;
sería una simple forma de humanismo que no brota del Evangelio. Por lo demás
Jesús propone a los hombres amarse mutuamente como él mismo los ha amado; y él
los ha amado en relación al Padre, para cumplir su voluntad, para conducirlos a
él: “Doy mi vida por las ovejas… Esa es la orden que he recibido de mi Padre”
(Jn a0, 15, 18). Y todo culmina en el amor y la gloria del Padre: “Yo te he
glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar”
(Jn 17, 4).
Oh Señor, la más
cierta señal que, a mi parecer, hay si guardamos estas dos cosas, es guardando
bien la del amor del prójimo… Es tan grande, Señor, el amor que nos tenéis, que
en pago del que tenemos al prójimo haréis que crezca el que os tenemos a Vos
por mil maneras. Os pido, Señor, me déis con perfección este amor del prójimo…
Como yo me esfuerce y procure en todo lo que pudiere esto, y forzare mi
voluntad para que se haga en todo la de las hermanas, aunque pierda de mi
derecho, y olvidare mi bien por el suyo, aunque más contradicción me haga el
natural, y procurare tomar trabajo por quitarle al prójimo, cuando se
ofreciere. Vos me daréis más que yo supiera desear. No pensaré que no ha de
costar algo y que lo he de hallar hecho. ¡Cuánto os costó a Vos, Esposo mío, el
amor que nos tuviste, que, por librarnos de la muerte, la sufristeis tan penosa
como muerte de cruz! (Santa Teresa de Jesús)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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