sábado, 29 de marzo de 2014

Pequeñas Semillitas 2321

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2321 ~ Sábado 29 de Marzo de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En el Evangelio de ayer (Mc 12,28b-34), Jesús nos hablaba del amor señalando que el primero y más grande de los mandamientos es “amar al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas” y el segundo “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Y en el Evangelio de hoy, nos ilustra sobre la humildad a través de la parábola del fariseo y el publicano que subieron al templo a orar (Lc 18,9-14) y la forma en que cada uno de ellos se presentó en la oración y las consecuencias de sus diferentes actitudes: uno regresó a su casa justificado y el otro no.
Dos enormes enseñanzas que debemos extraer de la Palabra en estos dos días reflexivos de Cuaresma:
El amor como premisa fundamental que debe mover nuestras vidas; ante todo amor a Dios, nuestro Padre y Creador, y luego amor a los hermanos (al prójimo), cosa que a veces nos resulta difícil de cumplir cuando ante ciertas presencias que no nos son agradables nos olvidamos de ver el rostro de Jesús en ellos, que es la manera más eficaz de poder acercarnos aun a los que no nos quieren o nos rechazan.
La humildad, que ten hermosamente encarna hoy en el mundo el Papa Francisco, virtud que consiste en abajarse, en hacerse pequeño, en ser servidor de los demás, en saber reconocer nuestras miserias y pecados aunque algunos nos crean buenos y justos. Bien lo dice Jesús: “todo el que se ensalce será humillado; y el que se humille será ensalzado”.
Reflexionemos, entonces, sobre estas catequesis magistrales de Jesús para centrar nuestra vida y nuestras actitudes en el camino correcto y no dejarnos vencer por egoísmos o tentaciones. Que el Espíritu de Dios nos ilumine en esta bendita Cuaresma para ser un poquito mejores cada día.

¡Buenos días!

El vendedor anciano

Cuántas veces nos equivocamos al juzgar a los demás. No conocemos la realidad de las personas, con todas las circunstancias de su vida; y sin embargo las condenamos en nuestro interior porque quizás a primera vista nos han caído mal por un detalle sin importancia. Por prudencia no te dejes llevar de reacciones instintivas.

Un anciano vendía juguetes en el mercado. Los clientes, sabiendo que tenía la vista muy débil, a veces le pagaban con monedas falsas. El anciano lo advertía, pero no decía nada. Pedía a Dios que perdonara a los que lo engañaban. —Tal vez tengan poco dinero, y quieren comprar regalos a sus hijos –se  decía. Pasó el tiempo y el hombre murió. Ante las puertas del paraíso, oró así: —¡Señor! Soy un pecador. Cometí errores, no soy mejor que las monedas falsas que recibí. ¡Perdóname! Entonces se abrieron las puertas y se oyó una voz: —¿Cómo puedo juzgar a quien en su vida, jamás juzgó a los demás?

Jesús nos dice: “No juzguen y no serán juzgados”. No es fácil, pero con la ayuda del Señor avanzarás en esta dirección. Es más positivo elevar una oración por los que te hieren y fastidian que rumiar faltas de atención y agravios recibidos. Así conservarás la paz en tu corazón y harás algo en verdad efectivo para remediar los límites del prójimo. Que el Señor te asista.
Padre Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: ‘¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias’. En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!’. Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce será humillado; y el que se humille será ensalzado». (Lc 18,9-14)

Comentario
Hoy, Cristo se nos presenta con dos hombres que, ante un observador "casual", podrían aparecer casi como idénticos, ya que ellos se encuentran en el mismo lugar realizando la misma actividad: ambos «subieron al templo a orar» (Lc 18,10). Pero más allá de las apariencias, en lo más profundo de sus conciencias personales, los dos hombres difieren radicalmente: uno, el fariseo, tiene la conciencia tranquila, mientras que el otro, el publicano —cobrador de impuestos— se encuentra inquieto por los sentimientos de culpa.
Hoy día tendemos a considerar los sentimientos de culpa —el remordimiento— como algo cercano a una aberración psicológica. Sin embargo, el sentimiento de culpa le permite al publicano salir reconfortado del Templo, puesto que «éste bajó a su casa justificado y aquél no» (Lc 18,14). «El sentimiento de culpa», escribió Benedicto XVI cuando él todavía era Cardenal Ratzinger ("Conciencia y verdad"), «remueve la falsa tranquilidad de conciencia y puede ser llamado "protesta de la conciencia" contra mi existencia auto-satisfecha. Es tan necesario para el hombre como el dolor físico, que significa una alteración corporal del funcionamiento normal».
Jesús no nos induce a pensar que el fariseo no esté diciendo la verdad cuando él afirma que no es rapaz, injusto, ni adúltero y que ayuna y entrega dinero al Templo (cf. Lc 18,11); ni tampoco que el recaudador de impuestos esté delirando al considerarse a sí mismo como un pecador. Ésta no es la cuestión. Más bien ocurre que «el fariseo no sabe que él también tiene culpa. Él tiene una conciencia completamente clara. Pero el "silencio de la conciencia" lo hace impenetrable ante Dios y ante los hombres, mientras que el "grito de conciencia" que inquieta al publicano lo hace capaz de la verdad y del amor. ¡Jesús puede remover a los pecadores!» (Benedicto XVI).
Fr. Gavan JENNINGS (Dublín, Irlanda)

Santoral Católico:
Santos Jonás y Baraquicio
Mártires
Sapor, rey de Persia, emprendió una recia persecución contra los cristianos. Jonás y Barraquicio, dos monjes de Beth-Iasa, sabiendo que varios cristianos estaban sentenciados a muerte fueron a alentarlos y servirlos. Después de la ejecución, los dos santos fueron aprehendidos por haber exhortado los mártires a perseverar hasta morir.

El rey empezó instando a los dos hermanos y urgiéndoles a que obedecieran al monarca persa y que adoraran al sol. Ellos se mantuvieron fieles en su fe a Cristo, por lo que Barraquicio fue arrojado a un estrecho calabazo, mientras que Jonás se le ordenó a adorar a los dioses, pero ante su negativa fue azotado y arrojado a un estanque de agua helada. Posteriormente, Jonás fue atormentado con muchas torturas, para después ser prensado en un molino de madera hasta provocarle la muerte. Los jueces le aconsejaron a Barraquicio que salvara su propio cuerpo, pero el santo jamás renegó su fe; fue entonces sujeto de nuevo a tormentos y finalmente se le dio muerte, vertiéndoles pez y azufre ardientes en la boca.
Fuente: EWTN    

Palabras del Papa Francisco

“En el período de la Cuaresma la Iglesia, en nombre de Dios, renueva el llamamiento a la conversión. Es la llamada a cambiar de vida. Convertirse no es cuestión de un momento o de un período del año, es un empeño que dura toda la vida. ¿Quién de entre nosotros puede presumir que no es pecador? Nadie. Todos lo sabemos. Dios hace fiesta cuando lo buscamos en la Confesión… nuestro Padre nos espera siempre. No sólo nos deja la puerta abierta: nos espera”.

Papa Francisco

Cuaresma:
Reflexión para cada día
Sábado tercera semana de Cuaresma

Ten piedad de mí, que soy un pecador (Lc 18,9)
           
En el despacho de un colegio, el Director del mismo –ocupado con mil compromisos que la docencia conlleva- tuvo la genial idea de clavetear encima del escritorio el siguiente texto recordatorio: “Señor, tal vez hoy estaré absorto por pocas o muchas cosas, en pequeñas y grandes excusas; tal vez –por ello mismo- hasta pueda olvidarme de Ti; pero TÚ... no te olvides de mí”.

Sumergidos de lleno en las cuestiones sociales corremos el riesgo de devaluar el sentido primero y último de nuestra vida cristiana. Nuestro grupo y nuestra iglesia, nuestros cristianos y nuestros apostolados... no son simples “ONGS”. Para ello no hace falta ni estar bautizados ni referirnos a la Palabra que salva.

Inmersos en el duro trabajo de cada jornada podemos hasta perder el norte de aquel origen de dónde venimos y... el final hacia el dónde nos encaminamos: DIOS.

Un cristiano nunca se podrá conformar con “hacer el bien”. Es más... sólo desde, y en la experiencia de un encuentro personal con DIOS, podrá llegar a descubrir que todo lo demás (su misión en favor de...) está  iluminado y potenciado desde esa realidad vivida a través de su Fe.

Uno de los retos que tenemos en nuestra evangelización es precisamente educar y enseñar a muchos cristianos, de los que incluso tenemos hoy y de los que vengan mañana, en esta dimensión personal e individual de la vida cristiana.

Mi fe tiene que ser también –además de comunitaria- individual y única:

En la oración. Un cristiano que no reza es alguien que ha perdido todo contacto con aquella Palabra que habla, perdona, atiende, conforta en cada circunstancia. Difícil tarea: “el viaje más largo es el que se hace hacia el interior de uno mismo” (Hammrskjöld).
           
En la contemplación. En una sociedad harta y estresada por el ruido... es bueno romper con la rutina y con el caos existencial en que nos debatimos: “Nunca el hombre ha estado tan acompañado como clavado en su soledad” (Ana Frank). En el silencio encontramos, las más de las veces, sensatez para nuestros juicios, conocimiento de nosotros mismos y –por supuesto- coloquio de tú a tú con Jesucristo.

Sólo ante la grandeza y poder de DIOS nos sentimos humildes y llamados a su conocimiento y, por lo tanto, a la fidelidad para con Él. Cada jueves, por lo menos para mí como sacerdote, ponerme delante de la custodia –junto mi comunidad parroquial- es caer en la cuenta de que existo para Dios. Es sentir la necesidad de conocer a Dios y, que además Él, me conozca
           
En definitiva, aún en medio del trasiego profesional, conviene recordar aquello de Pablo a los Hebreos 11,6: “el que se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan”.

Que hoy seamos nosotros de estos últimos. Y, si no es así,... siempre nos quedará la esperanza de que DIOS no nos olvida.
P. Javier Leoz

Oración a San Miguel Arcángel
 
San Miguel Arcángel
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo contra la perversidad
y acechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú, Príncipe de la Milicia Celestial
arroja en el infierno con tu divino poder
a satanás y demás espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para perdición de las almas.
Amén

La Festividad de San Miguel Arcángel se celebra el 29 de Setiembre.
Pero igualmente es una práctica muy recomendada el rezar esta oración
todos los días a la finalización de la Santa Misa.
Y también en estos tiempos para pedir por el Santo Padre
y por la santidad de todos los sacerdotes del mundo.
En "Pequeñas Semillitas" la publicaremos los días 29 de cada mes.

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por una joven mujer del interior de la provincia de Buenos Aires, Argentina, llamada Karina, enferma de cáncer de páncreas expansivo a otros órganos, en coma farmacológico. Es madre de hijos chicos y todos sufren mucho al verla así. La ponemos en las manos del Señor para que Él haga su voluntad y la Santísima Virgen acune maternalmente a todos.

Pedimos oración por Elda R. A., de Lima, Perú, de 40 años de edad, que padece una afección en el dedo pulgar de una de sus manos y lleva varios días sin mejoría a pesar de las consultas efectuadas. Que Jesús misericordioso le conceda la gracia de curarse.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

"Pequeñas Semillitas" por e-mail

Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por correo, más el agregado de un powerpoint. Las suscripciones son gratis y solo tienes que solicitarlas escribiendo a Rocío (moderadora de los grupos) a: peque.semillitas.3@gmail.com  con el título: “Suscripción a Pequeñas Semillitas”.

Un estímulo todos los días
Marzo 29
Un creyente de verdad, encuentra a su Salvador también en medio de una caída y de un error, y aun en medio de una gran preocupación, cuando parece que todo se vino abajo. Porque su Salvador es todopoderoso, vive lleno de gloria, y es capaz de hacerlo resurgir desde las ruinas.
Al Señor no le importa tanto cómo nos encontremos. Lo que le interesa es lo que él quiere hacer con nosotros.
Entonces nadie puede reírse del sabio cuando fracasa, porque el sabio cree firmemente que su Salvador lo ayudará a renacer desde las cenizas. Por eso, cuando cae, se levanta con confianza y dignidad.
No importa tanto si fracasas o triunfas permanentemente. Lo que importa es cómo enfrentas las cosas. Lo que cuenta es de qué manera luchas, con qué espíritu te esfuerzas. Eso es lo que más interesa a los ojos del Señor, y eso es lo que él tendrá en cuenta para hacerte fecundo.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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