viernes, 14 de marzo de 2014

Pequeñas Semillitas 2306

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2306 ~ Viernes 14 de Marzo de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Al hablar de Cuaresma muchos se acuerdan del ayuno y la abstinencia. Creen que, por reducir un poco los alimentos del Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, y porque los viernes en lugar de comer carne toman pescado, ya son penitentes. La verdad es que hacer eso no cuesta gran cosa; pero, ¿qué tal el ayuno y la abstinencia de los malos pensamientos, el ayuno de las malas palabras y las malas acciones? Eso ya es otra cosa, que cuesta inmensamente más. Y se trata de seguir esta rigurosa dieta más que la de los alimentos.
Cuántas malas ideas circulan con semáforo verde por la vía pública de nuestro cerebro, como son: las etiquetas que les ponemos a los demás, la pornografía, las intenciones malévolas, esos resentimientos largamente alimentados, etc.
Un buen porcentaje de nuestra mercancía verbal es de muy mala calidad. Las murmuraciones, las críticas son un manjar envenenado con el que se alimentan muchas personas. El que no critica a su prójimo es una maravilla del universo; y estas maravillas se dan muy poco. Lo normal es criticar, murmurar, comerse al prójimo. Se critica todo y a todos con desvergüenza.
Podemos intentar también el ayuno de palabras sonoras, chistes de doble sentido, etc. Hay mucho de que ayunar, por ejemplo, de las malas acciones. Ayuna de verdad el que deja de cometer maldades. Ayunar de las bebidas alcohólicas; ayunar del robo, las injusticias, fraudes, peleas, adulterios, infidelidades; ayunar de películas pornográficas, de envidias, malos deseos contra los demás y tantas cosas más.
Si, durante este ayuno y abstinencia del mal, se toma una dieta abundante de caridad con el prójimo, de sacramentos, de renovación espiritual, de buenas obras, entonces tendrá sentido la Cuaresma. De lo contrario, será una comedia aquello de correr a la Iglesia a que me pongan ceniza.
¿En qué va a consistir mi ayuno y abstinencia durante esta Cuaresma?
Mariano de Blas

¡Buenos días!

Alegría de compartir

Existe un secreto gozo del corazón en poder alegrar a otros a pesar de nuestra propia situación. La aflicción compartida disminuye la tristeza, pero cuando la alegría es compartida, se duplica. Si deseas sentirte feliz y realizado, basta compartir tus bendiciones, especialmente ésas que no se pueden comprar con dinero.

Si dices: cada uno a lo suyo, (mi familia, mis estudios, mi porvenir, mi bienestar, etc.), no me ocupo de los demás, y perseveras en esa actitud, no te realizarás jamás, y quedarás gravemente menoscabado y atrofiado. La grandeza de un hombre se mide por su capacidad de comunión con sus semejantes. Si quieres sentirte hermano de todos los hombres, debes aceptar ser hijo de Dios, vivir y recibir la vida de él; y cuanto más hijo seas, más hermano serás. (Michel Quoist).

Antes de buscar el beneficio personal, pregúntate, ¿qué puedo compartir hoy? En lugar de querer poseer empezarás a donar, guiado por el deseo de ayudar a satisfacer las necesidades de los otros. Cada uno tiene algo para compartir. Dinero, talento, tiempo o una simple oración. La generosidad nos pone en sintonía con nuestra semejanza divina. Ánimo, inténtalo.
Padre Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antepasados: ‘No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal’. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano "imbécil", será reo ante el Sanedrín; y el que le llame "renegado", será reo de la gehenna de fuego.
»Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda. Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo». (Mt 5,20-26)

Comentario
Hoy, el Señor, al hablarnos de lo que ocurre en nuestros corazones, nos incita a convertirnos. El mandamiento dice «No matarás» (Mt 5,21), pero Jesús nos recuerda que existen otras formas de privar de la vida a los demás. Podemos privar de la vida a los demás abrigando en nuestro corazón una ira excesiva hacia ellos, o al no tratarlos con respeto e insultarlos («imbécil»; «renegado»: cf. Mt 5,22).
El Señor nos llama a ser personas íntegras: «Deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano» (Mt 5,24), es decir, la fe que profesamos cuando celebramos la Liturgia debería influir en nuestra vida cotidiana y afectar a nuestra conducta. Por ello, Jesús nos pide que nos reconciliemos con nuestros enemigos. Un primer paso en el camino hacia la reconciliación es rogar por nuestros enemigos, como Jesús solicita. Si se nos hace difícil, entonces, sería bueno recordar y revivir en nuestra imaginación a Jesucristo muriendo por aquellos que nos disgustan. Si hemos sido seriamente dañados por otros, roguemos para que cicatrice el doloroso recuerdo y para conseguir la gracia de poder perdonar. Y, a la vez que rogamos, pidamos al Señor que retroceda con nosotros en el tiempo y lugar de la herida —reemplazándola con su amor— para que así seamos libres para poder perdonar.
En palabras de Benedicto XVI, «si queremos presentaros ante Él, también debemos ponernos en camino para ir al encuentro unos de otros. Por eso, es necesario aprender la gran lección del perdón: no dejar que se insinúe en el corazón la polilla del resentimiento, sino abrir el corazón a la magnanimidad de la escucha del otro, abrir el corazón a la comprensión, a la posible aceptación de sus disculpas y al generoso ofrecimiento de las propias».
Fr. Thomas LANE (Emmitsburg, Maryland, Estados Unidos)

Santoral Católico:
Santa Matilde
Reina 
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    


La frase de hoy

“Preferimos hundirnos a cambiar,
preferimos morir en nuestro espanto
a subir a la cruz del instante
y dejar morir nuestras ilusiones”.
H. Auden


Cuaresma:
Reflexión para cada día

Viernes de la primera semana de Cuaresma           

¿Qué ganamos con matar a nuestro hermano? (Génesis 37,3-4 ss)
“Deja la ofrenda, reconcíliate y vuelve....” (Mt 5,20-26)

Con este viernes  nos instalamos  de lleno en la Cuaresma. Y con esta jornada nos abrimos a  la oportunidad que nos brinda DIOS de entrar o salir por la puerta de nuestra vida utilizando las mil y una llaves que nos ofrece la dinámica de su Reino.

Asfaltos divinos

• Siempre resulta más fácil (en apariencia por lo menos) agradar a DIOS que contentar al prójimo.
• Implica menos esfuerzo estar codo a codo con DIOS que vivir en armonía con los hermanos.
• Resulta menos humillante arrodillarse ante DIOS que dar marcha atrás ante los ojos de los que nos rodean.
• No es tan punzante (ni sangrante) el asfalto de la casa del Señor, como aquel otro a pie de calle sembrado de odios y rencillas, enojos y malos entendidos, intolerancias e intereses, etc., sobre el que nos toca andar todos los días: el complicado suelo del prójimo.
           
Dejar la ofrenda en el altar

• Es ser consciente de las resistencias a la santidad que nos delatan fuera de los muros de nuestra Fe.
• Es volver sobre los pasos andados descubriendo y borrando, en el sello que dejaron, aquellas espinas clavadas y los mil dardos lanzados con arrogancia o vehemencia.
• Es querer entrelazar el imposible de nuestro ideal cristiano con la praxis de la vida cotidiana.
• Es evitar disparar en altura el edificio de nuestra FE, dentro del templo, para luego reducirlo a cenizas en las insignificantes acciones de cada jornada.
• Es luchar por todos los medios (revisión de vida, oración, contemplación y caridad) para que nunca nos puedan decir: tus labios dicen una cosa pero tus obras te desdicen.

Reconciliarse con el hermano

• Supone un olvidarse de sí mismo para salir al encuentro del otro: ”Errar es humano...perdonar divino” (William B. Pope)
• Exige mirar a Dios: sólo desde esta perspectiva vemos al “otro” como un hermano. Vivir de espaldas a DIOS es vivir enfrentado a los que tengo frente a frente. “Dios está en lo humano” (José Martí)
• La máxima de “donde las dan, las toman” es la pólvora de la reconciliación. 
• El heraldo de la reconciliación es el perdón. “Vencer y perdonar es vencer dos veces” (Calderón)
           
Dejar la ofrenda en el altar y reconciliarse

• Exige no conformarse con la ley ética de mínimos: no hago mal a nadie.
• Nos muestra una urgente interpelación: “¿Qué haces de más o de menos por los que te rodean?”
• Es escribir con coherencia una carta de presentación ante Dios: estoy en paz con mis hermanos… ahora por lo tanto, debes aceptar mi ofrenda.
• Es un volver a vivir. Quien suelta la espoleta de la distancia comprueba, muy pronto, que su vida cambia de color. La sonrisa amanece inmediatamente en el rostro. El corazón late con nueva fuerza. Los ojos hablan con especial brillo. El día se convierte en promesa de felicidad y, la noche, en una oportunidad para la reflexión y de gratitud a DIOS por las conquistas realizadas y las fricciones superadas.
           
Tal vez me atrevo a pensar, que cuando el Señor nos tenga frente en su presencia, nos irá imponiendo, uno a uno cierta insignia por cada vez que fuimos capaces de relativizar problemas y de volver atrás en decisiones que, entre otras cosas, eran sinónimo de debilidad en nuestra fe, de desilusión y de sangría en nuestro camino.

Cuaresma: es el tren, de vuelta atrás, que DIOS nos envía todos los años para reconducir nuestra vida hacia Él y hacia los hermanos. Un tren desde el que, ayudados por Cristo, vamos lanzando (en un plazo de cuarenta días)  aquel veneno que vamos tomando a pequeñas gotas y que, además, nos va empobreciendo: la falta de perdón.
P. Javier Leoz

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Elsa H., de La Pampa, Argentina, que padece EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) y debe andar permanentemente con mochila de oxígeno y también padece una afección en la vista (maculopatía) que la limita bastante. Ella ofrece generosa estos dolores al Señor, pero nosotros tratamos de aliviarla con nuestras oraciones.

Pedimos oración por el eterno descanso del alma de Elisardo Raúl, que hace seis años partió a la casa del Padre celestial. Paz para toda la familia.

Pedimos oración por la salud de Silvia B., de 49 años, que reside en Mar del Plata, no tiene vivienda, sin medios económicos para sostenerse, y mal de salud, para que Jesús con su infinita misericordia se apiade de ella y la Virgen de Schoenstatt la sostenga en sus brazos.

Pedimos oración por Roberto F., de la provincia de Buenos Aires, Argentina, quien ha tenido que tomar la decisión de llevar a su mamá anciana y con un carácter muy difícil, a un geriátrico. Que Jesús y María cobijen y fortalezcan a ambos.

Pedimos oración por el Mario M., de la provincia de Buenos Aires, Argentina, quien hace un tiempo perdió un hijo que se quitó la vida y se ha alejado de Dios, para que abra su corazón al amor del Padre celestial y sepa que Jesús y María están a su lado, en este difícil momento más que nunca.

Pedimos oración por Nayelly S., de Maracaibo, Venezuela, mujer joven con una hija de corta edad y con cáncer de mama y metástasis cerebral, actualmente inconsciente por su grave estado. Que por la intercesión de María del Perpetuo Socorro, Dios Todopoderoso tenga misericordia de esta hija suya.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Un estímulo todos los días
Marzo 14
Cuando amamos a otros seres, ese amor muchas veces nos hace sufrir. Porque nos duele cuando los vemos tristes o llenos de problemas. Porque tememos por su futuro o nos da miedo pensar que les pueda suceder algo malo. Y a veces no podemos hacer nada para ayudarlos. Pero siempre podemos orar por ellos y esa oración puede brindarnos una profunda tranquilidad.
Se trata de contarle al Señor con toda claridad eso que nos está preocupando. Por ejemplo: que esta hija está perdiendo la alegría, que mi madre se está enfermando, que aquel amigo tiene un grave problema, etc.
Luego de dialogar con el Señor sobre esas angustias, dejamos en sus manos esos seres queridos. Imaginamos que el Señor los toma en sus brazos y los llena de su luz. Así podremos esperar que todo termine bien para ellos.
Quizás esos problemas no se resolverán como nosotros lo imaginamos, pero si los entregamos al Señor, eso que nos preocupa, tarde o temprano tendrá una salida.
Además podemos pedirle al Señor que nos tome como instrumentos para bendecir a esas personas, y podemos transmitirles la bendición del Señor con un abrazo, con una mirada, con una caricia.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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