sábado, 15 de marzo de 2014

Pequeñas Semillitas 2307

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2307 ~ Sábado 15 de Marzo de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En estos tiempos de tantas actividades, ansiedades, preocupaciones y estrés, sería bueno que todos los días, antes de salir a trabajar, te relajes y sentirás que el trabajo se tornará mucho más efectivo. La relajación consciente es más que una técnica; es un proceso de “soltar las cosas” a las cuales me estoy agarrando y apegando.
Al relajarte antes de tomar cualquier decisión, automáticamente tendrás una visión más clara de lo que hacer. Esto promueve la efectividad en áreas como la familia, el trabajo y el servicio a los demás. Y da al individuo la sensación de que lo que hace no es una obligación, sino un placer, algo que está haciendo para disfrutar y porque le nace del corazón.
Vive con simplicidad. ¿Por qué complicar las cosas? Acabarás perturbando tu propia vida, porque las complicaciones nos atrasan. Sé simple y eficaz. La simplicidad mira la naturaleza sin ponerse los anteojos. Cuando puedas resolver las cosas sin complicaciones, hazlo, para tu propio beneficio y el de los que te rodean. Busca en la simplicidad la solución de todos los problemas.

¡Buenos días!

Sé indulgente

Para amar como Jesús nos enseñó, debemos aprender a vivir ciertas actitudes y sentimientos que bajan el amor a la realidad cotidiana: comprensión, paciencia e indulgencia. ¿Qué es la indulgencia? “Facilidad en perdonar las culpas ajenas”, dice el diccionario. Es la disponibilidad y capacidad para perdonar las debilidades de nuestros prójimos una y otra vez.

Sé indulgente. Olvida las pequeñas penas que te hayan podido causar; no conserves ningún resentimiento por las palabras inconsideradas o desfavorables que se han dicho contra ti; excusa los descuidos, las ligerezas de las cuales eres víctima; juzga siempre de buena intención a aquellos que te hayan hecho algún agravio, en fin, muestra un semblante amable en todas las ocasiones. De esta manera estarás en paz con tu prójimo y practicarás de modo excelente la caridad cristiana, que es imposible practicar sin una indulgencia en todos los instantes.

Vivir la caridad cristiana no es fácil. En verdad está por encima de nuestra capacidad humana. Por eso es indispensable suplicar con humildad al Señor el don de la paciencia e indulgencia para poder elevarnos sobre nuestros egoísmos, retraimientos, susceptibilidades… Pero cuando el amor de Dios nos invade podemos “perdonar, soportar y esperar sin límites”.
Padre Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo’. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial». (Mt 5,43-48)

Comentario
Hoy, el Evangelio nos exhorta al amor más perfecto. Amar es querer el bien del otro y en esto se basa nuestra realización personal. No amamos para buscar nuestro bien, sino por el bien del amado, y haciéndolo así crecemos como personas. El ser humano, afirmó el Concilio Vaticano II, «no puede encontrar su plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás». A esto se refería santa Teresa del Niño Jesús cuando pedía hacer de nuestra vida un holocausto. El amor es la vocación humana. Todo nuestro comportamiento, para ser verdaderamente humano, debe manifestar la realidad de nuestro ser, realizando la vocación al amor. Como ha escrito Juan Pablo II, «el hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente».
El amor tiene su fundamento y su plenitud en el amor de Dios en Cristo. La persona es invitada a un diálogo con Dios. Uno existe por el amor de Dios que lo creó, y por el amor de Dios que lo conserva, «y sólo puede decirse que vive en la plenitud de la verdad cuando reconoce libremente este amor y se confía totalmente a su Creador» (Concilio Vaticano II): ésta es la razón más alta de su dignidad. El amor humano debe, por tanto, ser custodiado por el Amor divino, que es su fuente, en él encuentra su modelo y lo lleva a plenitud. Por todo esto, el amor, cuando es verdaderamente humano, ama con el corazón de Dios y abraza incluso a los enemigos. Si no es así, uno no ama de verdad. De aquí que la exigencia del don sincero de uno mismo devenga un precepto divino: «Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial» (Mt 5,48).
Rev. D. Joan COSTA i Bou (Barcelona, España)

Santoral Católico:
Santa Luisa de Marillac
Fundadora de las Hijas de la Caridad
y Patrona de la Asistencia Social
En París, en Francia, santa Luisa de Marillac, viuda, que con el ejemplo formó el Instituto de Hermanas de la Caridad para ayuda de los necesitados, completando así la obra delineada por san Vicente de Paúl (1660).

Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

Palabras del Papa Francisco

“No llores por lo que perdiste, lucha por lo que te queda. No llores por lo que ha muerto, lucha por lo que ha nacido en ti. No llores por quien se ha marchado, lucha por quien está contigo. No llores por quien te odia, lucha por quien te quiere. No llores por tu pasado, lucha por tu presente. No llores por tu sufrimiento, lucha por tu felicidad. Con las cosas que a uno le suceden vamos aprendiendo que nada es imposible de solucionar, solo sigue adelante”.
Papa Francisco

Cuaresma:
Reflexión para cada día
Sábado de la primera semana de Cuaresma

“Pon en práctica las palabras de Dios” ( Dt 26,16-19)
“Sed perfectos como vuestro Padre celestial…” (Mt 5,43-48)
    
¿Qué es la santidad?

Reconocer de antemano el señorío de Dios sobre nosotros.
Pedir la humildad necesaria para postrarnos ante Él.
Ponerle como centro de nuestras acciones y búsquedas.
Darle gracias por su presencia en nuestra historia.

Es no alejar la humanidad que llevamos dentro de su divinidad.
Dejarse embargar por el Misterio que parece estar escondido.
Consentir que hable la fe aunque la razón nos despiste.
Sonreír frente a  las dificultades de cada momento.

Es saborear y meditar  las Palabras que salvan.
Es pedir con confianza Palabras que sanan y dan respuestas.
Es hacer a Dios confidente de nuestros fracasos.
Es  comunicarle nuestras pequeñas conquistas y éxitos.

Es caminar hacia la perfección....¡es lo más grande!
Supone poner a DIOS en el lugar que le corresponde
y al ser humano desinstalarlo de la peana del poder
y de la arrogancia de la autosuficiencia y del caos en el que vive.

Caminar hacia la perfección.... ¡es guiarnos por sus signos!:
Cuando fallan los esquemas del mundo
Cuando prevalecen las soledades del hombre
Cuando, prometemos y no cumplimos

-Desear el ser perfectos... ¡es ruta obligada!
-La fe se fortalece al calor de Señor.
-La caridad se agranda a la sombra de sus hechos.
-La esperanza se alimenta en Aquel que siempre nos espera.

Alcanzar la perfección, entre otras cosas, implica poner a Dios  en el centro de toda nuestra existencia y dejar que sea traspasada por Él.

“Este es mi secreto, un secreto muy sencillo; sólo se puede ver bien con el corazón; lo esencial es invisible a los ojos” (A. de Saint Exupéry)
P. Javier Leoz

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por la salud de la señora Marlene A., de Costa Rica, operada de cáncer de mama y pasando ahora por una complicación. Que el Señor Jesús, con su amor misericordioso, le conceda la gracia de sanar.

Pedimos oración por Pedro Hugo, de Mar del Plata, Argentina, a quien están haciendo diversos estudios para determinar el origen de su enfermedad. Que el Señor le conceda fortaleza y paz, lo mismo que a su hermana Yolanda y a toda su familia.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

"Pequeñas Semillitas" por e-mail
Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por correo, más el agregado de un powerpoint. Las suscripciones son gratis y solo tienes que solicitarlas escribiendo a Rocío (moderadora de los grupos) a: peque.semillitas.3@gmail.com  con el título: “Suscripción a Pequeñas Semillitas”.

Un estímulo todos los días
Marzo 15
“Dios mío, comunidad de amor infinito. Te adoro. Te doy gracias mi Dios, porque pusiste en lo más profundo de mi ser la necesidad de los demás. En mi corazón está ese llamado precioso a vivir en comunidad.
Toca mi interior, Señor, para que descubra de verdad que no puedo sobrevivir solo. Señor, libérame de todos los prejuicios para que no seleccione a quién amar y sienta que todos son dignos de mi amor. Todos los seres humanos son valiosos, bellos, sagrados, porque tú los quieres tanto, porque valen la sangre de Jesús crucificado.
Espíritu Santo, ayúdame a servir a los demás gratuitamente. Ilumíname también para encontrarte en ellos y para que sepa amar los carismas y capacidades que pusiste en ellos.
Muéstrame, Dios mío, todo lo que puedo aprender de ellos, aunque a veces me engañe pensando que tienen poco para ofrecer. Dame la pasión de caminar con los otros en un proyecto común, y de entregarme entero en ese camino comunitario. Amén.”
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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