lunes, 10 de marzo de 2014

Pequeñas Semillitas 2302

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2302 ~ Lunes 10 de Marzo de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Seguimos avanzando en la Cuaresma en camino hacia la Pascua.
En el Ciclo A vivimos los grandes compromisos salvadores, en torno a los cuales meditamos cada domingo:
1- Vencer la tentación
2- Ser transfigurados con Él.
3- Beber el agua (samaritana).
4- Abrirnos a la luz (ciego).
5- Recibir la vida (Lázaro).
Dejémonos llevar por la Palabra, meditémosla en nuestro corazón, y vivamos una Cuaresma santa y provechosa para acercarnos mucho más a Él.

¡Buenos días!

Fácil y difícil

Si lo consideras bien, tu vida está llena de desafíos. Con frecuencia las circunstancias te provocan a dar pasos adelante, a no quedarte sino a subir y progresar. Con esta visión descubrirás que, incluso las peores tormentas de la vida, te invitan a cambiar y mejorar. Lee lo que sigue y decídete a afrontar aun lo que se te presenta difícil.

Fácil es soñar todas las noches. Difícil es luchar por un sueño. Fácil es tropezar con una piedra. Difícil es levantarte. Fácil es cometer errores. Difícil es aprender de ellos. Fácil es orar todas las noches. Difícil es encontrar a Dios en las cosas pequeñas. Fácil es criticar a los demás. Difícil es mejorar uno mismo. Fácil es pensar en mejorar. Difícil es poner en acción lo pensado. Fácil es prometerle a alguien algo. Difícil es cumplir esa promesa.

Aprender de los errores, encontrar a Dios en las cosas pequeñas, luchar por un sueño, son otros tantos desafíos a superar la mediocridad y el estancamiento. Que no dramatices las dificultades, porque normalmente son fantasmas de la imaginación que racionaliza nuestras cobardías para no salir de la fácil rutina. ¡Ánimo, sé valiente y confía en el Señor!
Padre Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de Él todas las naciones, y Él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme’. Entonces los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’. Y el Rey les dirá: ‘En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis’.
»Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis’. Entonces dirán también éstos: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’. Y él entonces les responderá: ‘En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo’. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna». (Mt 25,31-46)

Comentario
Hoy se nos recuerda el juicio final, «cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles» (Mt 25,31), y nos remarca que dar de comer, beber, vestir... resultan obras de amor para un cristiano, cuando al hacerlas se sabe ver en ellas al mismo Cristo.
Dice san Juan de la Cruz: «A la tarde te examinarán en el amor. Aprende a amar a Dios como Dios quiere ser amado y deja tu propia condición». No hacer una cosa que hay que hacer, en servicio de los otros hijos de Dios y hermanos nuestros, supone dejar a Cristo sin estos detalles de amor debido: pecados de omisión.
El Concilio Vaticano II, en la Gaudium et spes, al explicar las exigencias de la caridad cristiana, que da sentido a la llamada asistencia social, dice: «En nuestra época, especialmente urge la obligación de hacernos prójimo de cualquier hombre que sea y de servirlos con afecto, ya se trate de un anciano abandonado por todos, o de un niño nacido de ilegítima unión que se ve expuesto a pagar sin razón el pecado que él no ha cometido, o del hambriento que apela a nuestra conciencia trayéndonos a la memoria las palabras del Señor: ‘Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis’ (Mt 25,40)».
Recordemos que Cristo vive en los cristianos... y nos dice: «Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).
El Concilio Lateranense IV define el juicio final como verdad de fe: «Jesucristo ha de venir al fin del mundo, para juzgar a vivos y muertos, y para dar a cada uno según sus obras, tanto a los reprobados como a los elegidos (...) para recibir según sus obras, buenas o malas: aquellos con el diablo castigo eterno, y éstos con Cristo gloria eterna».
Pidamos a María que nos ayude en las acciones servicio a su Hijo en los hermanos.
Rev. D. Joaquim MONRÓS i Guitart (Tarragona, España)

Santoral Católico:
San Simplicio
Papa
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

La frase de hoy

Cuaresma es el tiempo que viene y va,
tiempo para vivirlo en camino,
sin instalarse, sin retenerlo, sin lamento,
con la esperanza siempre a flor de piel
y la mirada fija en otro tiempo,
la Pascua, que es definitiva.

Florentino Ulibarri

Cuaresma:
Reflexión para cada día
Lunes de la semana 1 de Cuaresma

“Sed santos porque Dios es santo” (Levítico 19,1-2,11-18)
“Venid benditos de mi Padre” (Mateo 25,31-46)

Me gusta finalizar las eucaristías dominicales con un “podéis ir en paz y que tengáis una feliz semana”.
       
Ser felices  implica dirigir nuestras antenas cristianas hacia ese Dios que no deja de emitir millones de ondas de gracia para todos aquellos que estén dispuestos a ofrecer una imagen de ser sus hijos y de pertenecer a Él. Nuestra vida, sería todavía un  desastre  mayor, si no estuviese orientada hacia esa fuente de energía espiritual que es el cielo.

Ser felices, en cristiano, es no pensar que nuestra fe es utopía irrealizable en el aquí y en el ahora. En las cosas pequeñas de cada jornada, en un saludo oportuno a quien hace tiempo  se le niega, en una sonrisa no postiza hacia el que considero puede ser mi enemigo, etc., uno puede ir siendo santo como Dios lo es.

Dios nos ha hecho a su imagen y semejanza. Dios ha puesto dentro de nosotros todo un potencial de amor y de entrega, de generosidad y de paz. Puede que, en más de una ocasión, se propague con más velocidad el virus del mal que ese buen tejido que todos tenemos pero, incluso aún en medio de esas contradicciones, estamos llamados al desierto, a la reflexión personal, al ajuste de nuestra vida espiritual que nos apuntala esta cuaresma.

Recuerdo que cuando me preparé al examen del permiso de conducir el monitor me insistía: “no creas que lo importante es saber el código de circulación. Al final…lo que cuenta es la práctica”.

Alcanzar la santidad supone un caminar por la vida revelando (no velando) esa calidad de hijos de Dios que llevamos dentro. Manifestar, sin condiciones ni tregua, que la verdad que llevamos es cumplir la voluntad de Dios.

Que trabajemos a destajo y empeño allá donde seamos requeridos para que nos vean que, además de ser “divinos”, no somos simples santos de madera guardados del polvo y expuestos en hornacinas de oro.

Conquistar la santidad, lejos de memorizar los preceptos de la ley, conlleva el volcarnos con entusiasmo y sin miramientos en tantos prójimos que caminan junto a nosotros (o tal vez lejos) necesitados de una palabra, ayuda, sonrisa o silencio.

Abrazar la santidad es partir de la base de las dificultades que entraña el anteponer las necesidades de los demás: sólo mirando a la cruz podremos caer en la cuenta y conocer el “truco y la clave que derrite y deshace el corazón de Dios”: dar la vida, a pequeños o grandes trozos, por los demás.

Cuánto y cómo recuerdo aquella anécdota de aquel cristiano devoto que se postraba, rezaba y se emocionaba insistentemente todos los días ante una piadosa imagen del crucificado pero que olvidaba aquellas otras cruces y pruebas que muchos de sus amigos tenían fuera de aquella iglesia. Un día, fue como todos los días a rezar delante de aquel Santo Cristo y se encontró con un gran letrero que ponía: “estoy con aquellos a los cuales tú no miras”. Aquel día, además de ser devoto, entendió que su fe le exigía un compromiso mayor con tantos hombres que estaban aplastados y atemorizados por mil circunstancias.

Al final de nuestros amaneceres en la tierra, todos tendremos que entregar a Dios, no un folio con preguntas y respuestas de los conceptos de la vida cristiana, y sí una agenda de las horas quemadas y de los días señalados donde supimos despojamos de nosotros mismos para que los demás brillasen en algo o fuesen un poco más felices.

Me gusta eso de “tener madera de santo” y “no ser un santo de madera”. Aunque lo primero sea más difícil de realizar y mucho más fácil de tallar lo segundo.
P. Javier Leoz

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por el alma de Mateo, de 11 años de edad, de la provincia de Santa Fe, Argentina, que luego de una larga enfermedad, ha partido al encuentro del Padre celestial. Que la Santísima Virgen María dé fortaleza y consuelo a su familia.

Pedimos oración por el eterno descanso del alma de Gastón, de Ezeiza, Buenos Aires, Argentina, que a la edad de 23 años ha dejado este mundo para encontrarse con Jesús, dejando una hija de un añito y una familia que no encuentra consuelo. Que la Virgen les conceda fortaleza y fe en la resurrección final.

Pedimos oración por la salud de Estrella V., de Posadas, Misiones, Argentina, a quien le acaban de detectar cáncer y comienza un tratamiento para tratarlo en esta semana. Ella es una mujer activa en la fé cristiana y en la comunidad católica. Que Dios le brinde a ella y su familia la fortaleza necesaria.

Pedimos oración por Roberto, de Ezeiza, Argentina, para que Nuestra Madre siembre en su corazón, alegría, esperanza, fe, y renueve en él, el espíritu colaborador, participativo y misericordioso, la caridad y la paciencia de un verdadero Hijo de Dios, para beneficio de su familia y de su comunidad.

Pedimos oración por Patricia, de Argentina, cuyas necesidades nuestro Padre Dios conoce; por Socorro, de México, que aguarda la consulta con el oncólogo; y por Elena, que tiene problemas con la glucosa y necesita estabilizarla, en lo posible sin llegar a la insulina.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Un estímulo todos los días
Marzo 10
El Señor quiere que seas feliz, y Él se alegra con tus alegrías. Pero nuestro problema es que no sabemos disfrutar, porque siempre queremos más. Si somos felices, empezamos a pensar que podríamos ser más felices todavía, y así no disfrutamos la felicidad que tenemos. Esperamos más, deseamos más, no nos conformamos con algo y queremos todo.
Pero el deseo de una felicidad perfecta nos arruina permanentemente las cuotas de placer que nos regala cada día. Esos pequeños placeres y esas simples alegrías de cada día son reales, y bastarían para que vivamos agradecidos.
No es malo tener ilusiones y proyectos. Eso también nos ayuda a sentirnos vivos y nos lleva a sacar lo mejor de nosotros mismos. Pero no pretendas encontrar en esta tierra un gozo perfecto que no es para este mundo. Una clave de la felicidad es aprender a gozar lo que la vida nos regala como si fuera lo único que existe, y aceptar que ésa es nuestra parte de felicidad, mientras dure.
Nunca vas a encontrar en esta tierra una persona completa que sea capaz de satisfacer todas tus necesidades de afecto y de felicidad. Nunca, jamás. Nadie podrá darte eso, te lo aseguro con certeza. Mejor trata de aprender a recibir y aceptar con gratitud lo que te toque, entrégate a lo que la vida te ofrezca, sin permitir que la insatisfacción te domine.
Está bien luchar para mejorar las cosas y ser más felices. Pero hay un secreto que no conviene olvidar: la vida nos ofrece un poco de cada cosa, una sabia combinación. Cuando queremos mucho una sola cosa, y queremos más, y deseamos más y más de lo mismo, y nos volvemos adictos, y no queremos que eso se termine, entonces la felicidad se arruina, la vida se enferma. Una vida sana significa un poco de cada cosa, un tiempo para una cosa y un tiempo para otra. Para eso hay que saber parar oportunamente cuando nos estamos apegando y obsesionando; es muy saludable tomar conciencia y detenernos cuando comenzamos a pedirle a una cosa, o a una persona, un éxtasis infinito de placer y nos estamos yendo al extremo. No hay que olvidar que las cosas de esta tierra no son divinas.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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