martes, 11 de marzo de 2014

Pequeñas Semillitas 2303

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2303 ~ Martes 11 de Marzo de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Trata de ser una persona sin edad. Sí, disfruta la juventud. El entusiasmo, la energía, los sueños, el amor por el riesgo, la perseverancia en las acciones, todas estas cualidades existen dentro del ser, no importando la edad.
Pero también disfruta ser mayor. La madurez y la sabiduría, el respeto, la paciencia y la tranquilidad, el amor por la estabilidad. Al tener todas estas cualidades, estarás acercándote a la perfección y tendrás una vida excelente.

¡Buenos días!

Santa Catalina tentada

Sufrir tentaciones es una situación normal del hombre. Surgen de nuestra naturaleza inclinada al mal, o también del enemigo de Dios o de ese mundo que vive al margen de la ley divina. La tentación es una incitación a pecar. También los santos pasaron por tentaciones. Pero lucharon y triunfaron.

Escribe el beato Raimundo de Capua, director espiritual de santa Catalina de Siena, que cierto día ella tuvo grandes tentaciones contra la castidad y, después de haber luchado e implorado la ayuda de Jesús y de María, se le apareció Jesús. Ella le dijo: —Señor, ¿dónde estabas, cuando mi corazón era atribulado por tantas tentaciones? Y el Señor le dijo: —Estaba en tu corazón. —Señor, pero ¿cómo puedo creer que estabas en mi corazón, cuando estaba lleno de malos e inmundos pensamientos? Y el Señor le dijo: —Aquellos pensamientos ¿te causaban gozo o dolor, placer o disgusto? —Gran dolor, Señor. —Y ¿quién era el que te hacía sentir disgusto, sino yo que estaba escondido en tu corazón?

Como santa Catalina, debes luchar e implorar la ayuda de Jesús y de María. Las tentaciones te ofrecen una ocasión favorable para vivir la fe en el Señor, acrecentar la humildad y expresarle tu gratitud. Son oportunidad de crecimiento. Aprovéchalas, pero no las busques. “Quien busca el peligro, en él perecerá”. Sé valiente y ten ánimo, con el Señor triunfarás.
Padre Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo.
»Vosotros, pues, orad así: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal’. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».  (Mt 6,7-15)

Comentario
Hoy, Jesús —que es el Hijo de Dios— me enseña a comportarme como un hijo de Dios. Un primer aspecto es el de la confianza cuando hablo con Él. Pero el Señor nos advierte: «No charléis mucho» (Mt 6,7). Y es que los hijos, cuando hablan con sus padres, no lo hacen con razonamientos complicados, ni diciendo muchas palabras, sino que con sencillez piden todo aquello que necesitan. Siempre tengo la confianza de ser escuchado porque Dios —que es Padre— me ama y me escucha. De hecho, orar no es informar a Dios, sino pedirle todo lo que necesito, ya que «vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo» (Mt 6,8). No seré buen cristiano si no hago oración, como no puede ser buen hijo quien no habla habitualmente con sus padres.
El Padrenuestro es la oración que Jesús mismo nos ha enseñado, y es un resumen de la vida cristiana. Cada vez que rezo al Padre nuestro me dejo llevar de su mano y le pido aquello que necesito cada día para llegar a ser mejor hijo de Dios. Necesito no solamente el pan material, sino —sobre todo— el Pan del Cielo. «Pidamos que nunca nos falte el Pan de la Eucaristía». También aprender a perdonar y ser perdonados: «Para poder recibir el perdón que Dios nos ofrece, dirijámonos al Padre que nos ama», dicen las fórmulas introductorias al Padrenuestro de la Misa.
Durante la Cuaresma, la Iglesia me pide profundizar en la oración. «La oración, el coloquio con Dios, es el bien más alto, porque constituye (...) una unión con Él» (San Juan Crisóstomo). Señor, necesito aprender a rezar y a sacar consecuencias concretas para mi vida. Sobre todo, para vivir la virtud de la caridad: la oración me da fuerzas para vivirla cada día mejor. Por esto, pido diariamente que me ayude a disculpar tanto las pequeñas molestias de los otros, como perdonar las palabras y actitudes ofensivas y, sobre todo, a no tener rencores, y así podré decirle sinceramente que perdono de todo corazón a mis deudores. Lo podré conseguir porque me ayudará en todo momento la Madre de Dios.
Rev. D. Joaquim FAINÉ i Miralpech (Tarragona, España)

Santoral Católico:
San Eulogio
Presbítero y Mártir
En Córdoba, en la región de Andalucía, en Hispania, san Eulogio, presbítero y mártir, degollado por su preclara confesión de Cristo. Su memoria litúrgica se celebra el 9 de enero (859).

Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

Palabras del Papa Francisco

“Queridos hermanos, el tiempo de la Cuaresma es ocasión propicia para todos nosotros para realizar un camino de conversión (…) Renunciemos a Satanás y a todas sus obras y seducciones (…) Recordemos esto en el momento de las tentaciones, de nuestras tentaciones: ningún argumento con Satanás, sino siempre defendidos por la palabra de Dios, ¡y esto nos salvará!”.
Papa Francisco

Cuaresma:
Reflexión para cada día
Martes de la primera semana de Cuaresma

Mi palabra no volverá a mí vacía (Isaías 55,10-11)
Cuando recéis no uséis muchas palabras (Mateo 6,7-15)

Un día más acompañamos a Jesús camino de la Pascua.

No por hablar mucho se va a lo más esencial: “la palabra no está para cubrir la verdad sino para decirla” (Henri-Fréderic)
Constantemente, en nuestras disquisiciones y en el afán de instrumentalizar, la palabra olvidamos lo fundamental de ella: ser transmisores veraces de...

- Adornamos el continente  con tanta parafernalia que nos diluye el contenido
- Incidimos en el despliegue de los medios eclipsando de plano los fines.
- Ponemos tanto énfasis en las formas que podemos llegar a obviar lo que nos aguarda dentro.

“Cuando recéis no uséis muchas palabras” (Mt 6,7) nos dirá Jesús en la Eucaristía de hoy martes. No por expresarse con elocuencia se reza más y mejor. Ni tampoco por ser pródigo en miles de palabras. Al revés, los rodeos pueden ser sinónimo de nuestra falta de verdad y sinceridad, de cobardía o de medias tintas. Dios no es sordo pero oye demasiado ruido y no entiende composiciones que elevan nuestro “ego” pero que suenan hueco, insípido y barroco.

Frente al virus de la palabrería hemos de saber inyectar sobriedad en nuestras oraciones presentando con sencillez, sin tapujos y con clarividencia nuestra vida. ¿Acaso no nos entenderíamos mejor? ¿Dios no valoraría una oración tejida más desde la transparencia que desde la misma arrogancia?

La lógica y el quicio de la Palabra de DIOS es que cumple lo que promete.
El vicio y desquicio de la palabra humana son el prometer lo que, incluso a sabiendas, es incapaz de llevar a cabo.

Acostumbrados a una causa de golpe y efecto... la Cuaresma –en y por nuestra oración- nos exige por el contrario paciencia, confianza y sinceridad no tanto en el  “cómo rezamos” cuanto “en el qué rezamos”.

“El que siembra vientos recoge tempestades” dice el viejo proverbio refiriéndose a la debilidad humana.

En cambio aquella otra PALABRA, cuando se pronuncia en nombre de quien la dijo:

- Se convierte en esperanza para el que la escucha
- Se hace camino para quien la toma como punto de referencia.
- Se va cumpliendo y haciendo visible en las actitudes de aquel que la medita y la pone en práctica.

Esa es la diferencia entre nuestra “palabrería barata” (que a veces nos cuesta cara) y aquella otra Palabra de DIOS. Con la nuestra intentamos vencer o convencer, herir o humillar, imponer o proponer, dialogar o guerrear, dar mil vueltas a la tortilla y escaparnos como las anguilas, hablar o discutir, etc.

DIOS con su Palabra escasa y certera, pero menos interesada, nos muestra la veracidad de la misma: Todo por el hombre sin necesidad de que este se lo pida.

Aún recuerdo, cómo en unos recientes ejercicios espirituales, un jesuita nos decía: “orar es llegar a entender y sentir que Dios es quién te busca y no pensar que es el hombre quien por propia iniciativa busca a Dios”. Os dejo, como punto final, este pensamiento anónimo.

Feliz jornada, con pocas palabras, pero llenas de contenido.
P. Javier Leoz

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Adelma  M., que mañana en la ciudad de Córdoba, será sometida a una intervención traumatológica, rogando a la Virgen de Lourdes que la acompañe y a Jesús que ilumine a los profesionales para que todo salga muy bien.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Un estímulo todos los días
Marzo 11
“Aquí estoy otra vez ante ti, Dios mío, para pedirte por las personas que quiero.
A veces pierdo la paz cuando me preocupo por ellos y temo por lo que les pueda pasar. Pero es imposible tener todo bajo control. Por eso te ruego que mires sus dificultades, que los ayudes y los acompañes.
Señor, muéstrales el camino para que vivan en paz y tengan la verdadera vida. Los dejo en tus brazos y me quedo sereno, porque allí en tus brazos ellos están seguros y todas sus preocupaciones tendrán un buen fin.
Tómalos, Señor, y no los abandones nunca. Amén.”
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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