miércoles, 5 de marzo de 2014

Pequeñas Semillitas 2297

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2297 ~ Miércoles 5 de Marzo de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy miércoles, con el ayuno y el rito de las cenizas, entramos en la Cuaresma.
Pero, ¿qué significa «entrar en la Cuaresma»?
Significa comenzar un tiempo de particular compromiso en el combate espiritual que nos opone al mal presente en el mundo, en cada uno de nosotros y a nuestro alrededor.
Quiere decir mirar al mal cara a cara y disponerse a luchar contra sus efectos, sobre todo contra sus causas, hasta la causa última, que es Satanás.
Significa no descargar el problema del mal sobre los demás, sobre la sociedad, o sobre Dios, sino que hay que reconocer las propias responsabilidades y asumirlas conscientemente. En este sentido, resuena entre los cristianos con particular urgencia la invitación de Jesús a cargar cada uno con su propia «cruz» y a seguirle con humildad y confianza (Cf. Mateo 16, 24).
La «cruz», por más pesada que sea, no es sinónimo de desventura, de una desgracia que hay que evitar lo más posible, sino una oportunidad para seguir a Jesús y de este modo alcanzar la fuerza en la lucha contra el pecado y el mal.
Entrar en la Cuaresma significa, por tanto, renovar la decisión personal y comunitaria de afrontar el mal junto a Cristo. La Cruz es el único camino que lleva a la victoria del amor sobre el odio, de la generosidad sobre el egoísmo, de la paz sobre la violencia.
Desde esta perspectiva, la Cuaresma es verdaderamente una ocasión de intenso compromiso ascético y espiritual fundamentado sobre la gracia de Cristo.
Benedicto XVI (2008)

¡Buenos días!

Te espera un amigo fiel

En Medjugorje el 15 de marzo de 1984 como todos los jueves por la noche, los fieles estaban adorando al Santísimo Sacramento, pero esa noche en particular fue notable que muchos hombres permanecieran en la Iglesia para la adoración, a pesar de que habían trabajado intensamente en los campos. La Virgen María transmitió este mensaje por los jóvenes videntes:

“También esta noche, queridos hijos, les estoy especialmente agradecida por haber venido aquí. Adoren sin cesar al Santísimo Sacramento del altar. Yo estoy siempre presente cuando los fieles están en adoración. En esos momentos se obtienen gracias particulares. Gracias por haber respondido a mi llamado!”

El santo Cura de Ars decía: “¡Cuán consoladores y suaves son los momentos pasados con este Dios de bondad! ¿Estás dominado por la tristeza? Ven un momento a sentarte a sus pies, y quedarás consolado. ¿Eres despreciado del mundo? Ven aquí, y encontrarás un amigo que jamás quebrantará la fidelidad”. Jesús te invita y espera en el Santísimo Sacramento.
Padre Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
»Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará». (Mt 6,1-6.16-18)

Comentario
Hoy comenzamos nuestro itinerario hacia la Pascua, y el Evangelio nos recuerda los deberes fundamentales del cristiano, no sólo como preparación hacia un tiempo litúrgico, sino en preparación hacia la Pascua Eterna: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial» (Mt 6,1). La justicia de la que habla Jesús consiste en vivir conforme a los principios evangélicos, sin olvidar que «si vuestra justicia no supera la justicia de los doctores de la ley y de los fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos» (Mt 5,20).
La justicia nos lleva al amor, manifestado en la limosna y en obras de misericordia: «Cuando hagas limosna que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha» (Mt 6,3). No es que se deban ocultar las obras buenas, sino que no debe pensarse en la alabanza humana al hacerlas, ni desear algún otro bien. En otras palabras, debo dar limosna de tal modo que ni yo tenga la sensación de estar haciendo una cosa buena que merece una recompensa por parte de Dios y elogio por parte de los hombres.
Benedicto XVI ha insistido en que socorrer a los necesitados es un deber de justicia, aun antes que un acto de caridad: «La caridad va más allá de la justicia (…), pero nunca carece de justicia, la cual lleva a dar al otro lo que es "suyo", lo que le corresponde en virtud de su ser y de su obrar». No debemos olvidar que no somos propietarios absolutos de los bienes que poseemos, sino administradores. Cristo nos ha enseñado que la auténtica caridad es aquella que no se limita a "dar" la limosna, sino que lleva a "darse" uno mismo, a ofrecerse a Dios como culto espiritual (cf. Rom 12,1). Ése sería el verdadero gesto de justicia y caridad cristiana, «y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará» (Mt 6,4).
Pbro. D. Luis A. GALA Rodríguez (Campeche, México)

La frase de hoy

“No podemos considerar esta Cuaresma como una época más,
mera repetición cíclica del tiempo litúrgico.
Este momento es único; es una ayuda divina que hay que acoger.
Jesús pasa a nuestro lado y espera de nosotros
—hoy, ahora— una gran mudanza”
San Josemaría

Cuaresma:
Reflexión para cada día
Vivir la Cuaresma es…
Prepararse con el fin de caer en la cuenta del significado que encierra y celebrar, en la Pascua, el fruto y triunfo de la cruz: la Resurrección.
Despojarse de la distancia que existe entre uno mismo y sus ideales cristianos: la coherencia.
Ayunar de aquello que deleita aparentemente pero que nos deja enganchados en el débil placer: sacrificio.
Dar, no tanto lo que nos resulta fácil, cuanto aquello que supone un esfuerzo: la caridad.
Enviar “mail” abundantemente al Padre sabiendo que siempre da cumplida respuesta: oración.

Andar por la Cuaresma es…
-Sentirse beduino, con lo imprescindible, en un desierto de 40 días
-Ver la Palabra de Dios como el oasis más esperado
-Valerse y ser uno mismo sin necesidad de adulteraciones ni hipocresías
-Resistir a la tentación de abandono y de vender a DIOS, que es todo, por la nada.
-Ser nómada buscando en las fuentes de agua fresca que produzcan satisfacción interna y recuperación de fuerzas por la reconciliación con uno mismo y con los demás.
-Acercarse a las fértiles orillas de la Palabra de Dios, de su Eucaristía y de la confesión.

Entrar en la Cuaresma es…
-Hacer deporte en cristiano con el alma y el corazón
-Caminar por las sendas del bien y sudar las toxinas de la mentira
-Levantar y aguantar las pesas del prójimo
-Correr hacia las metas que nos hacen sentirnos bien.
-Tomar, como avituallamiento, las pastillas de la oración y de la contemplación.
-Ejercitar la austeridad como disciplina de fe y... hasta de salud para las calorías.

Iniciar la Cuaresma…
Es comenzar, hoy miércoles de ceniza, inclinando la cabeza y recordar que –lejos de ser dioses- somos hombres y mujeres de carne y hueso. Es necesitar de un “toque” por parte de DIOS para emprender este camino que nos llevará a la Pascua para, entonces, reconocer que en Jesús se encuentra la Salvación y la Paz que el ser humano, errante, torpe y orgulloso, se empeña en olvidar y dejar a un lado.

¡Buen comienzo!
P. Javier Leoz

Mensaje de María Reina de la Paz
Mensaje de María Reina de la Paz del 2 de Marzo de 2014

¡Queridos hijos! Vengo a ustedes como Madre y deseo, como Madre, que en mí encuentren refugio, consuelo y descanso. Por eso, hijos míos, apóstoles de mi amor, oren, oren con humilde devoción, con obediencia y con plena confianza en el Padre Celestial. Tengan confianza como yo la tuve, cuando me dijeron que iría a traer la Bendición prometida. Que en sus corazones y en sus labios esté siempre hacer Su voluntad. Por ello, tengan confianza y oren, para que pueda interceder por ustedes ante el Señor, a fin de que Él les dé la bendición celestial y los llene del Espíritu Santo. Sólo entonces podrán ayudar a todos aquellos que no conocen al Señor; ustedes, apóstoles de mi amor, los ayudarán para que con plena confianza puedan encontrar al Padre. Oren por sus pastores y confíen en sus manos benditas. ¡Gracias!

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Un estímulo todos los días
Marzo 5
“Señor amado, yo quisiera entregarte todo para vivir con plena libertad interior, sin apegarme a nada. Pero muchas veces me hago esclavo de tantas cosas y no quiero renunciar a nada. Toca mi corazón, Dios mío, y regálame un santo desprendimiento, para que no pierda la paz cuando algo se termina.
Te doy gracias, Señor, por todas las cosas bellas que he vivido, porque tú me las has regalado. Y acepto que muchas cosas ya se hayan terminado. Cuando algo se acata, tú, Señor, me regalas algo nuevo, me abres una puerta nueva, me ofreces una renovación. Dame la gracia de descubrirlo.
Quiero caminar más liviano, sin tantos pesos sobre mis hombros, sin estar atado a tantas cosas y personas. Deme esa santa paz de la libertad interior. Amén.”
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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