martes, 4 de marzo de 2014

Pequeñas Semillitas 2296

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2296 ~ Martes 4 de Marzo de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Cada día es un regalo en el que puedo vivir la cercanía y la ternura de Dios. Compartir el amor, el humor, mis mejores sentimientos. Disfrutar del juego, la risa, la música, el paseo, la poesía, el tiempo con las personas que quiero y que encuentro en el camino.
Cada día es una llamada a seguir a Jesús, a sembrar y construir los valores del Reino dejando que Dios, Padre/Madre, programe libremente mi futuro.
Desde mañana, con el inicio de la Cuaresma, Jesús nos llama a un tiempo de serena reflexión, de sincera penitencia y sacrificios, de oración profunda y de preparación atenta para vivir en plenitud el gran misterio de su Pasión Redentora.
Predispongamos nuestro corazón para que estos cuarenta días que nos conducirán a la Pascua, podamos vivirlos con una total entrega y sirvan para encaminar definitivamente nuestra vida por los caminos que conducen al Señor.

¡Buenos días!

Errores de juicio

Con frecuencia al comunicarnos entre nosotros, interpretamos los mensajes en forma muy distinta de lo que pretendía el vocero. Sucede esto porque hay palabras que, teniendo varios significados, se aclaran por el énfasis y otras circunstancias que las acompañan. De allí la necesidad de prestar una inteligente atención a toda transmisión verbal.

Un hombre viajaba muy tranquilo en su coche en una zona montañosa. Sucedió que al entrar en una curva peligrosa, otro coche salía de ésta dando volantazos y viniendo hacia él de manera muy peligrosa. Al pasar a su lado casi rozando, gritó su conductor: —¡Cerdo!
El primer hombre indignado le respondió con otro insulto y continuó como pudo entrando en la curva y una vez que estaba en ella se encontró de repente con un enorme cerdo, que no pudo esquivar y al que golpeó saliéndose de la carretera y quedando tirado en la cuneta.

Evidentemente el conductor de los volantazos no quiso insultar al señor que se le cruzó, sino que lo previno de un grave peligro. Estos errores en nuestros juicios son más frecuentes de lo que pensamos. Es un llamado de atención para no juzgar con aturdimiento, porque podrían generarse penosas y complicadas situaciones.
Padre Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora en el presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros».  (Mc 10,28-31)

Comentario
Hoy, como aquel amo que iba cada mañana a la plaza a buscar trabajadores para su viña, el Señor busca discípulos, seguidores, amigos. Su llamada es universal. ¡Es una oferta fascinante! El Señor nos da confianza. Pero pone una condición para ser discípulos, condición que nos puede desanimar: hay que dejar «casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio» (Mc 10,29).
¿No hay contrapartida? ¿No habrá recompensa? ¿Esto aportará algún beneficio? Pedro, en nombre de los Apóstoles, recuerda al Maestro: «Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido» (Mc 10,28), como queriendo decir: ¿qué sacaremos de todo eso?
La promesa del Señor es generosa: «El ciento por uno: ahora en el presente (...) y en el mundo venidero, vida eterna» (Mc 10,30). Él no se deja ganar en generosidad. Pero añade: «Con persecuciones». Jesús es realista y no quiere engañar. Ser discípulo suyo, si lo somos de verdad, nos traerá dificultades, problemas. Pero Jesús considera las persecuciones y las dificultades como un premio, ya que nos ayudan a crecer, si las sabemos aceptar y vivir como una ocasión de ganar en madurez y en responsabilidad. Todo aquello que es motivo de sacrificio nos asemeja a Jesucristo que nos salva por su muerte en Cruz.
Siempre estamos a tiempo para revisar nuestra vida y acercarnos más a Jesucristo. Estos tiempos y todo tiempo nos permiten —por medio de la oración y de los sacramentos— averiguar si entre los discípulos que Él busca estamos nosotros, y veremos también cuál ha de ser nuestra respuesta a esta llamada. Al lado de respuestas radicales (como la de los Apóstoles) hay otras. Para muchos, dejar “casa, hermanos, hermanas, madre, padre...” significará dejar todo aquello que nos impida vivir en profundidad la amistad con Jesucristo y, como consecuencia, serle sus testigos ante el mundo. Y esto es urgente, ¿no te parece?
Rev. D. Jordi SOTORRA i Garriga (Sabadell, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Casimiro
Príncipe
San Casimiro, hijo del rey de Polonia, que, siendo príncipe, destacó por el celo en la fe, por la castidad y la penitencia, la benignidad hacia los pobres y la devota veneración a la Eucaristía y a la bienaventurada Virgen María, y aún joven, consumido por la tuberculosis, descansó piadosamente en la ciudad de Grodno, cerca de Vilna, en Lituania (1484).

El rey Segismundo presentó ante el Papa León X la solicitud para la canonización de Casimiro luego de haberse registrado muchos milagros por su intercesión. En 1521 dicho Papa declaró a Casimiro patrón de Polonia y Lituania, pero fue oficialmente beatificado en 1602 por el Papa Clemente VIII y por fin en 1621 su fiesta fue extendida a la Iglesia Universal.

Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

Palabras del Papa Francisco

"Hermanos y hermanas, no nos cerremos a la novedad que Dios quiere traer a nuestras vidas. ¿Estamos acaso con frecuencia cansados, decepcionados, tristes; sentimos el peso de nuestros pecados, pensamos no lo podemos conseguir? No nos encerremos en nosotros mismos, no perdamos la confianza, nunca nos resignemos: no hay situaciones que Dios no pueda cambiar, no hay pecado que no pueda perdonar si nos abrimos a Él".
Papa Francisco

Tema del día:
Mañana se inicia la Cuaresma
con el Miércoles de Ceniza
La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta días que la Iglesia marca para la conversión del corazón. La imposición de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida definitiva se encuentra en el Cielo.

Las palabras que se usan para la imposición de cenizas, son:

- "Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás"

- "Conviértete y cree en el Evangelio".

Origen de la costumbre

Antiguamente, los judíos acostumbraban a cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y los ninivitas también usaban la ceniza como signo de su deseo de conversión de su mala vida a una vida con Dios.

En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un "hábito penitencial". Esto representaba su voluntad de convertirse.

En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma acostumbra poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.

Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de Ramos del año anterior. Esto nos recuerda que lo que fue signo de gloria pronto se reduce a nada.

También, fue usado el período de Cuaresma para preparar a los que iban a recibir el Bautismo la noche de Pascua, imitando a Cristo con sus 40 días de ayuno.

La imposición de ceniza es una costumbre que nos recuerda que algún día vamos a morir y que nuestro cuerpo se va a convertir en polvo. Nos enseña que todo lo material que tengamos aquí se acaba. En cambio, todo el bien que tengamos en nuestra alma nos lo vamos a llevar a la eternidad. Al final de nuestra vida, sólo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos los hombres.

Cuando el sacerdote nos pone la ceniza, debemos tener una actitud de querer mejorar, de querer tener amistad con Dios. La ceniza se le impone a los niños y a los adultos.

Significado del carnaval al inicio de la Cuaresma

La palabra carnaval significa adiós a la carne y su origen se remonta a los tiempos antiguos en los que por falta de métodos de refrigeración adecuados, los cristianos tenían la necesidad de acabar, antes de que empezara la Cuaresma, con todos los productos que no se podían consumir durante ese período (no sólo carne, sino también leche, huevo, etc.)

Con este pretexto, en muchas localidades se organizaban el martes anterior al miércoles de ceniza, fiestas populares llamadas carnavales en los que se consumían todos los productos que se podrían echar a perder durante la cuaresma.

Muy pronto empezó a degenerar el sentido del carnaval, convirtiéndose en un pretexto para organizar grandes comilonas y para realizar también todos los actos de los cuales se "arrepentirían" durante la cuaresma, enmarcados por una serie de festejos y desfiles en los que se exaltan los placeres de la carne de forma exagerada, tal como sigue sucediendo en la actualidad en los carnavales de algunas ciudades, como en Río de Janeiro, Brasil o Nueva Orleans, Estados Unidos.

El ayuno y la abstinencia

El miércoles de ceniza y el viernes santo son días de ayuno y abstinencia. La abstinencia obliga a partir de los 14 años y el ayuno de los 18 hasta los 59 años. El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día y la abstinencia es no comer carne. Este es un modo de pedirle perdón a Dios por haberlo ofendido y decirle que queremos cambiar de vida para agradarlo siempre.

La oración

La oración en este tiempo es importante, ya que nos ayuda a estar más cerca de Dios para poder cambiar lo que necesitemos cambiar de nuestro interior. Necesitamos convertirnos, abandonando el pecado que nos aleja de Dios. Cambiar nuestra forma de vivir para que sea Dios el centro de nuestra vida. Sólo en la oración encontraremos el amor de Dios y la dulce y amorosa exigencia de su voluntad.

Para que nuestra oración tenga frutos, debemos evitar lo siguiente:

- La hipocresía: Jesús no quiere que oremos para que los demás nos vean llamando la atención con nuestra actitud exterior. Lo que importa es nuestra actitud interior.

- La disipación: Esto quiere decir que hay que evitar las distracciones lo más posible. Preparar nuestra oración, el tiempo y el lugar donde se va a llevar a cabo para podernos poner en presencia de Dios.

- La multitud de palabras: Esto quiere decir que no se trata de hablar mucho o repetir oraciones de memoria sino de escuchar a Dios. La oración es conformarnos con Él, nuestros deseos, nuestras intenciones y nuestras necesidades. Por eso no necesitamos decirle muchas cosas. La sinceridad que usemos debe salir de lo profundo de nuestro corazón porque a Dios no se le puede engañar.

El sacrificio

Al hacer sacrificios, debemos hacerlos con alegría, ya que es por amor a Dios. Si no lo hacemos así, causaremos lástima y compasión y perderemos la recompensa de la felicidad eterna. Dios es el que ve nuestro sacrificio desde el cielo y es el que nos va a recompensar. Cuando ayunéis no aparezcáis tristes, como los hipócritas que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan, en verdad os digo, ya recibieron su recompensa. Tú cuando ayunes, úngete la cabeza y lava tu cara para que no vean los hombres que ayunas, sino tu Padre que está en lo secreto: y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará."(Mt 6,6)"

El sacrificio, es preciso dulcificarlo con un amor grande a Dios. El dolor nos engrandece cuando sabemos sobrellevarlo. La Virgen María en su vida tuvo que llevar a cabo muchos sacrificios y lo hizo con mucha alegría y amor a Dios.
Fuente: Web Católico de Javier

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por María C., querida amiga de Mendoza, Argentina, que mañana será sometida a una intervención quirúrgica, rogando a María Auxiliadora que esté en todo momento junto a ella y le consiga de Su Hijo Jesús la gracia de una pronta recuperación.

Pedimos oración por Ada, de Lomas de Zamora, Buenos Aires, Argentina, que padece una infección pulmonar todavía indefinida que está deteriorando su calidad de vida, para que el Señor, en su infinita Misericordia, lleve salud a su cuerpo y paz a su espíritu.

Pedimos oración por el niño José Ángel, de nueve años de edad, de Santiago, República Dominicana, quien tiene problema de sinusitis, adenoides, y algo en la cabeza que sale en la tomografía todavía sin diagnóstico, esperando que no sea nada de importancia, y que Dios lo cuide para que todos salga bien.

Pedimos oración por tres personas de México, que son: 1) la señora Estela F., de 84 años de edad, que tiene una hernia que no pueden operar por su condición de enferma del corazón; 2) Ismael C., 67 años, enfermo pulmonar que necesita conectarse a una reserva de oxígeno varias horas por día; 3) Carlos B., 80 años, con cáncer en la vejiga. Que María de Guadalupe interceda por todos ellos para que Jesús los sane.

Pedimos oración por Joaquín, que vive en El Salvador y próximamente será sometido a una operación en la columna. También rezamos por su familia, por su empresa y sus empleados. Que el Señor los proteja a todos.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Un estímulo todos los días
Marzo 4
Cada pequeña cosa ha sido hecha por el Señor en su inmenso amor, y un sonido o una planta bastarían para que podamos estar un largo rato disfrutando. Las personas que viven en el desierto tienen una gran capacidad para valorar cada cosa, porque en el desierto no hay tanta variedad; entonces lo más simple les parece muy importante. Pero los que tenemos muchas cosas alrededor dejamos de valorarlas, y nos interesa demasiado la cantidad, queremos mucho, y si tenemos poco nos sentimos desgraciados.
La sabiduría está en descubrir lo mucho que vale cada pequeña cosa, todas las posibilidades que nos regala eso que tenemos, sin pensar tanto en lo que no tenemos. En un metro cuadrado de un parque hay un universo de cosas, una multitud de detalles que ya no somos capaces de mirar.
Para vivir a pleno no hacen falta muchas cosas, sólo hay que aprender a penetrar a fondo en cada momento, estar totalmente aquí, sin pretender más. Es darle a cada cosa su tiempo y no escapar de este presente con todo lo que tiene para darme.
Un día iba a celebrar la Misa con pocas ganas, porque tenía varias cosas pendientes que hacer. Entonces leí de paso una explicación de un maestro oriental, que invitaba a vivir cada momento como lo viven los trapecistas en medio de un acto de circo. Allá arriba, balanceándose peligrosamente en las hamacas o caminando por una cuerda, no pueden permitirse divagar con la mente. Deban estar completamente presentes en ese momento. Si pudiéramos vivir cada cosa de la vida de esa manera, todo tendría mucha más intensidad y profundidad. Por eso, aquella tarde decidí vivir así la Misa, quitándome todo lo demás de la cabeza. Y aquella celebración fue sublime.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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