PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 1938 ~
Miércoles 30 de Enero de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
El Evangelio de hoy nos recrea una vez más la hermosa
parábola del sembrador, que, en el tiempo en que comencé a escribir esta
página, tuvo mucha influencia para la elección del nombre “Pequeñas Semillitas”.
Y es que todos los días tenemos que tratar de sembrar
cosas positivas para hacer que la vida sea una verde pradera llena de belleza
que haga mejores los días de todos los que transitamos este mundo. Si sembramos
alegría, ganaremos en felicidad. Si sembramos pensamientos positivos, seremos
más optimistas. Si sembramos fe y esperanza no tendremos miedos o ansiedades
pensando en el mañana. Si sembramos generosidad viviremos en un mundo con más
amor. Y si sembramos amor, nos elevaremos hacia Dios.
Todos tenemos que verificar cada día la calidad de las
semillas que sembramos. Es un compromiso con nosotros mismos y con los demás.
Te invito a que me acompañes a sembrar con alegría, sonriendo, aceptando,
amando…
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús se puso otra vez a enseñar a
orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a Él que hubo de subir a una
barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del
mar. Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su
instrucción: «Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar. Y sucedió que, al
sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la
comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y
brotó enseguida por no tener hondura de tierra; pero cuando salió el sol se
agostó y, por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; crecieron
los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto. Otras partes cayeron en tierra buena
y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras
sesenta, otras ciento». Y decía: «Quien tenga oídos para oír, que oiga».
Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los
Doce le preguntaban sobre las parábolas. El les dijo: «A vosotros se os ha dado
comprender el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se
les presenta en parábolas, para que por mucho que miren no vean, por mucho que
oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone».
Y les dice: «¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo,
entonces, comprenderéis todas las parábolas? El sembrador siembra la Palabra.
Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra son aquellos
que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra sembrada en ellos.
De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al oír la
Palabra, al punto la reciben con alegría, pero no tienen raíz en sí mismos,
sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o
persecución por causa de la Palabra, sucumben enseguida. Y otros son los
sembrados entre los abrojos; son los que han oído la Palabra, pero las
preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás
concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Y los
sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra, la acogen y dan
fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento».
(Mc 4,1-20)
Comentario
Hoy escuchamos de labios del Señor la “Parábola del
sembrador”. La escena es totalmente actual. El Señor no deja de “sembrar”.
También en nuestros días es una multitud la que escucha a Jesús por boca de su
Vicario —el Papa—, de sus ministros y... de sus fieles laicos: a todos los
bautizados Cristo nos ha otorgado una participación en su misión sacerdotal.
Hay “hambre” de Jesús. Nunca como ahora la Iglesia había sido tan católica, ya
que bajo sus “alas” cobija hombres y mujeres de los cinco continentes y de todas
las razas. Él nos envió al mundo entero (cf. Mc 16,15) y, a pesar de las
sombras del panorama, se ha hecho realidad el mandato apostólico de Jesucristo.
El mar, la barca y las playas son substituidos por
estadios, pantallas y modernos medios de comunicación y de transporte. Pero
Jesús es hoy el mismo de ayer. Tampoco ha cambiado el hombre y su necesidad de
enseñanza para poder amar. También hoy hay quien —por gracia y gratuita
elección divina: ¡es un misterio!— recibe y entiende más directamente la Palabra.
Como también hay muchas almas que necesitan una explicación más descriptiva y
más pausada de la Revelación.
En todo caso, a unos y otros, Dios nos pide frutos de
santidad. El Espíritu Santo nos ayuda a ello, pero no prescinde de nuestra
colaboración. En primer lugar, es necesaria la diligencia. Si uno responde a
medias, es decir, si se mantiene en la “frontera” del camino sin entrar
plenamente en él, será víctima fácil de Satanás.
Segundo, la constancia en la oración —el diálogo—, para
profundizar en el conocimiento y amor a Jesucristo: «¿Santo sin oración...? —No
creo en esa santidad» (San Josemaría).
Finalmente, el espíritu de pobreza y desprendimiento
evitará que nos “ahoguemos” por el camino. Las cosas claras: «Nadie puede
servir a dos señores...» (Mt 6,24).
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès,
Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santa Jacinta Mariscotti
Terciaria Franciscana
Nació cerca de Viterbo, en Vignatello, en el año 1585 del
matrimonio formado por Marcantonio Mariscotti y Octavia Orsini, condesa de
Vignatallo, de la alta sociedad del tiempo. De sus hermanos hay algo que decir
también. Ginebra, que se llamó luego Inocencia, vivió y murió santamente como
Terciaria Franciscana de San Bernardino. Hortensia, joven virtuosa que casó con
el marqués de Podio Catino, Paolo Capizucchi. Sforza se casó con Vittoria
Ruspoli y heredó el título de la familia de los Mariscotti. Galeazo trabajó y
murió en la Curia romana.
Se llamó Clarix como nombre bautismal. Sus padres quisieron
darle la mejor educación y pensaron que el camino óptimo era ponerla junto a
sor Inocencia, su hermana, para que creciera al calor de los buenos ejemplos y
virtudes del monasterio. Su intención fue más buena que acertada. Todo lo de
fuera le ilusiona, le atrae, le embelesa y encanta más que el aire religioso de
dentro. Abandona el monasterio y como conoce su hermosura y la prosapia de su
familia, se hace vanidosa, presumida y coqueta. Más, cuando su hermana encontró
su buen partido y, enamorada, contrajo matrimonio; ahora se vuelve tan ligera,
mundana y extraviada que está a las puertas de su definitiva ruina espiritual.
El único camino viable es entrar de la peor gana en el
monasterio; y, más por despecho que por vocación, toma el hábito de Terciaria franciscana
con el nombre de Jacinta. Tiene veinte años.
Por diez años, que son bastantes, lleva en el convento
una vida mundana. Su celda parece un bazar por los lujosos adornos; la piedad
en ella es tibieza; la mortificación prescrita, un tedio; hasta recibe las
amonestaciones con desprecio.
Pero con treinta años llega la hora de Dios y surge
potente la casta noble y cristiana que lleva dentro. Una enfermedad grave la
espabila del sueño. Una confesión general es el comienzo. Se suceden los actos
de petición de perdón, de arrepentimiento, está horrorizada por el mal
ejemplo... suenan las disciplinas en público, da besos en los pies de sus
hermanas, obediencia rendida, aceptación de los sufrimientos.
La conversa aparece en público alguna vez como animal,
con la soga al cuello. Aunque claramente se tiene por la mujer más pecadora la
nombran vicesuperiora y maestra de novicias pero ha de vencer su repugnancia a
intentar educar a otras que son mejores. Ahora tiene su contento en la oración,
es devota del Arcángel San Miguel, ama sin cansancio la contemplación de la
Pasión de Jesucristo, la Misa le da lágrimas, las imágenes de la Virgen son su
refugio.
Le causan pena las almas que pasan por el extravío del
pecado y por su recuperación para Dios funda dos cofradías: La Compagnia dei
Sacconi para la atención material de los enfermos y ayudarlos a bien morir y La
Congregación de los Oblatos de María para avivar la piedad, hacer obras de
caridad y fomentar el apostolado de los seglares.
Aquí ya quiso recompensar Dios a su sierva enamorada con
dones extraordinarios como el de profecía, milagros, penetra los corazones, es
instrumento de conversión y el éxtasis es frecuente en ella ... Así hasta que
murió el año 1640, cuando tenía cincuenta y cinco.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
Oasis de paz
La experiencia y
la Palabra de Dios nos aseguran que vivimos en medio de influencias tanto
negativas como positivas. Existe el instigador al mal, existen los que se dejan
poseer por el odio y la perversidad. Y estas malas ondas vibran a nuestro
alrededor y nos quieren envolver en sus redes. Pero hay una fuerza poderosa que
te protege: la oración humilde y confiada a Dios. Escucha este dulce mensaje de
la Reina de la Paz:
“¡Queridos hijos! Ustedes saben que yo les he
prometido un oasis de paz. Pero no saben que junto al oasis está el desierto,
donde acecha Satanás y trata de tentarlos a cada uno de ustedes. Queridos
hijos, sólo con la oración ustedes serán capaces de vencer toda influencia de
Satanás en el lugar donde viven. Yo estoy con ustedes, pero no puedo privarlos
de su libre voluntad. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
Alexis Carrel,
premio Nobel de Medicina, escribió acertadamente: “Un constante y silencioso
milagro acontece, a cada hora, en los corazones de hombres y mujeres que han
descubierto, con asombro, que la oración los enriquece con una continua
corriente de fortaleza que los sostiene en sus vidas cotidianas”. Busca en la
oración fortaleza contra el mal.
Padre Natalio
La frase de hoy
“Hay dos cosas que cada hombre
puede hacer para mejorar su situación;
proyectar buenas resoluciones,
y después, llevarlas a cabo”
Anónimo
Tema del día:
Vocabulario de San José
para
enseñar al Niño Jesús
En el país de la fantasía, donde la ciencia no comprende
nada y donde los niños son felices, acaban de encontrar un viejo manuscrito.
Los entendidos que lo han analizado consideran que es auténtico, así que lo
comunicamos a la prensa para conocimiento del mundo. Para leerlo, dicen, hay
que hacerse como niños. Los que se creen grandes quizá comprenderán poco.
Esperamos que al menos puedan sentir, allá muy dentro, la necesidad de hacerse
hoy un poco como niños.
El manuscrito, según parece, fue un vocabulario que
preparó San José para dar clases al Niño Jesús y se reproduce a continuación:
• Alegría: lo
que sentimos María y yo cuando te vemos.
• Amigo: Es el
que no piensa en sí, sino en el otro. Es el que da la vida por el que ama.
Entonces, Jesús, amigos de verdad hay pocos. O, mejor, hay uno: tú en la cruz...
• Amor: eso
que tú eres y que quieres que seamos todos los hombres y mujeres del planeta.
• Banquete:
una fiesta por algo grande. En los cielos hay banquete siempre que un pecador
se convierte. ¿Cómo consigues que haya vino para tanta fiesta?
• Cizaña: lo
que siembra un enemigo para estropear la cosecha. Dicen que hay mucha cizaña
por ahí, pero yo sólo veo trigo cuando miro tus ojos frescos, dulces, serenos,
limpios.
• Cordero: un
animal bueno, manso, siempre listo para el sacrificio. Algunos dicen que un
poco tonto, pero no puede ser tonto: los tontos son seres inteligentes
empobrecidos y egoístas, y el cordero es generoso por esencia.
• Cosecha: Ese
momento en el cual los hombres recogemos lo que tu Padre nos dio. Se puede
convertir en un momento de alegría y solidaridad o de egoísmo y rencillas.
• Cruz: no
quiero explicártelo. Lloro cada vez que me entero que han crucificado a un
bandido.
• Divorcio:
una mala costumbre que permite destruir el proyecto de Dios respecto del amor
humano.
• Egoísmo: un
amor equivocado que no lleva a nada. Creo que no entenderás nunca lo que es
pues tú eres lo contrario.
• Estrella:
para los científicos, algo que tal vez ya no existe. Para ti y para mí, un
guiño de tu Padre que saluda a los hombres y mujeres del planeta.
• Lirio: una
flor que se viste mejor que Salomón. Una sonrisa al cielo, un momento de paz y
de ternura, una señal de tu Padre que se cuida de todo. Dile de mi parte que
también crezcan árboles para no perder el trabajo de carpintero...
• Lluvia: lo
que manda tu Padre sobre buenos y malos y llena de goteras nuestra casa.
• María: el
nombre más hermoso después del tuyo. Con ella vivo y trabajo, sueño y sufro. Me
ha revelado un poco de tu misterio, y me ha dicho que tú eres único.
• Matrimonio: una
vocación maravillosa desde la creación del mundo que hace que hombre y mujer
sean una sola carne y que ayuden a tu Padre al nacimiento de nuevos hijos.
• Misericordia:
no sabía lo que era hasta que tú naciste. Es compasión, es cercanía, lavar al
herido, limpiar al pecador, acoger al fugitivo, perdonar al traidor. Es algo
que se inicia en la tierra con tu venida y que nos puede hacer felices para
siempre.
• Moneda: lo
que tendrás que usar para pagar impuestos. Sirve mucho si se emplea para
atesorar en el cielo a base de limosnas. No sirve nada si en nuestro corazón
reina el egoísmo y la avaricia, y la guardamos en un banco para aumentar los
intereses y disminuir la alegría del dar.
• Muerte: ese
misterio que termina con nuestras vidas. Ese dolor que separa a la madre de uno
de sus hijos. Esa pena que hará llorar a Marta y María. Esa experiencia por la
que pasarás tú un día. Pero... ¿puede morir el amor? Un día resucitarás, y
nosotros contigo. La muerte, entonces, será vencida.
• Mujer: es
algo maravilloso, como tu Madre. Es esa joya de la creación que sirve como
santuario de la vida y como calor del hogar. Es esperanza, belleza y ternura.
Es... Jesús, me callo: siempre me quedo corto cuando pienso en tu Madre.
• Nazaret: es
el pueblo donde fuiste concebido. Ahora es tu casa, pero me parece que se ha
quedado pequeño. Tu casa es el mundo, tu cetro es la tierra, tu corona son las
estrellas, y tu cama... un poco de paja. Aun no entiendo cómo lo más grande se
puede contentar con un poco de pan de pobres.
• Niños: los
que pueden entrar en el Reino de los cielos. Los que acogen tu venida. Los que
no se complican. Los que confían en sus padres como tú en el Padre.
• Nube: una
señal de esa lluvia bendita con la que tu Padre prepara los campos para la
siembra.
• Oveja: vale
mucho tanto si está en el rebaño como si escapa por ahí. Sé que irás a buscar
la perdida, Jesús, pero no te olvides de cuidar también a las 99 que se quedan
en el redil (no sé si me harás caso, pues veo que amas mucho a tu Padre).
• Pájaro: un
animal que vuela y que siempre tiene algo para comer. No trabaja como tu Madre
y yo para que en casa esté siempre todo listo. ¿Por qué tu Padre quiere tanto a
los pájaros? Quizá para enseñarnos a volar, a pensar en el cielo, en medio de
las mil aventuras de la vida que tienen siempre nuestros ojos en el suelo.
• Pan: lo que
comes todos los días y lo que convertirás en tu Cuerpo antes de la Pascua y a
lo largo de los siglos.
• Pecado: eso
que nos hace tanto daño a los hombres pero que Dios puede borrar desde que tú
viniste al mundo.
• Pobreza:
para algunos, una maldición, un fracaso. Para tu Madre y para mí, no puede
haber pobreza desde que tú estás en casa...
• Templo: era
el lugar donde nos encontrábamos con Dios. Ahora tú te has convertido en algo mucho
más importante que el Templo...
• Tentación:
esa prueba por la que pasamos todos los hombres y que nos invita a construir la
vida sin Dios.
• Trabajo: lo
que hago yo y lo que tú harás cuando puedas coger la sierra y el martillo. Lo
que trae el pan para la casa y la dignidad para la familia. Lo que se convierte
en nuestra colaboración a la generosidad infinita de tu Padre que da comida a
los gorriones y azadas a los hombres.
• Vida: lo que
corre por tus venas, lo que trabaja en tus células, lo que impulsa tu corazón y
lo que te permite amar de modo humano. Vida es un suspiro de tu Padre, una
poesía de tu Madre, tu llanto en la noche de Navidad y tu victoria (que es
victoria nuestra) al salir del sepulcro un domingo de Pascua.
• Viento: eso
que sopla y no sabemos si viene del Este o del Oeste. Para ti, ya lo sé, es
como el Espíritu, que nos lleva a ser buenos y a vivir tu Evangelio.
• Vino: lo que
bebemos los días de fiesta y lo que convertirás en tu Sangre.
Web Católico de Javier
Meditación breve
Cuenta la historia que hace mucho tiempo atrás vivía un
hombre muy bueno y generoso que le encantaba compartir con los demás.
Cada vez que el buen hombre comía o desayunaba siempre
dejaba la mitad de sus alimentos para compartirlos con algún pordiosero o
necesitado que viviera en las calles. Cuando el hombre no estaba compartiendo
sus alimentos, pasaba al hospital a visitar a los enfermos o a los ancianos de
los diferentes asilos.
Este hombre lo compartía todo, más que sus alimentos le
encantaban compartir su tiempo para consolar a las personas necesitadas de
consuelo.
Un día llego un señor muy enfermo a uno de los hospitales
que este buen hombre visitaba. El buen samaritano se enteró que al señor le
quedaba poco tiempo de vida y le dedicó todo el tiempo posible. El mismo
samaritano llegaba al hospital a bañarlo a cambiarlo y a servirle en todo al
pobre enfermo.
Cuando el señor murió le dejó una carta al buen
samaritano que decía: “Esta fue mi última semana de vida, pero con todo y eso,
fue la mejor de todas las semanas… Gracias por tanto amor”
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de
libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias y la
fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por las intenciones particulares de Juana
María e Ivette, ambas de La Habana, Cuba, que el Señor bien conoce.
Pedimos oración por Luciano R., un bebé de una semana de
vida, internado en terapia intensiva en provincia de Buenos Aires, Argentina,
afectado de problemas respiratorios. Que Jesús Misericordioso lo ayude a
superar esos problemas y la Santísima Virgen acompañe a su familia.
Pedimos oración por Marta J., de Buenos Aires, Argentina,
con problemas cardíacos por los que deberá colocarse un marcapasos a la
brevedad. Para que Jesús ayude a resolver las diferencias con la Obra social,
guíe al cirujano en la intervención y le conceda la salud de cuerpo y alma.
Pedimos oración por Marta de Buenos Aires, Argentina, con
serios problemas anímicos y psicológicos, agravados por la soledad en que vive
pero confiada en el poder de la oración, por lo que ahora rezamos al Señor por
ella.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
“Intimidad Divina”
La oración de
Jesús
Aunque Jesús, por la visión beatífica y la plenitud de la
caridad, estaba indisolublemente unido al Padre, con todo quiso dedicar a su
Padre, de modo exclusivo, una parte del tiempo en que se desarrollaba su
actividad humana: el tiempo de la oración. Particularmente dedicados a la
oración fueron los largos años transcurridos en Nazaret y los cuarenta días
pasados en el desierto; luego, durante su vida pública, Jesús consagraba a ella
generalmente la noche, del todo o en parte. El Evangelio lo nota expresamente
en los momentos más solemnes de su vida… No es posible imaginarse oración más
íntima y profunda que la de Jesús; sólo en el cielo, donde también al hombre le
será dado ver a Dios cara a cara, será posible comprenderla y participar en
ella realmente. Mas entretanto, en esta tierra se puede imitar la actitud de
Jesús: interrumpir cualquier actividad, aun apostólica, para dedicar a la
oración el tiempo debido y en este tiempo dejarlo todo para concentrarse
únicamente en Dios.
Sólo la oración de Jesús es perfecta alabanza y adoración
de la Trinidad, perfecta acción de gracias y adoración siempre eficaz, porque
sólo él está en situación de ofrecer a la Trinidad homenajes infinitos. Pero a
esta su plegaria, “por la que Dios es perfectamente glorificado… Cristo asocia
siempre consigo a su amadísima esposa, la Iglesia, que… por él tributa culto al
Padre Eterno” (SC 7). La oración del cristiano vale en la medida que está unida
a la de Jesús y es un eco, una prolongación de la suya. La oración de Jesús se
completa además con el sacrificio, uniéndose a él y culminando en él:
sacrificio de las noches pasadas en vela, sacrificio del ayuno y de la
penitencia que durante cuarenta días acompaña a su oración en el desierto,
sacrificio de una vida fatigosa, sin tener siquiera dónde reposar la cabeza.
Gradualmente el sacrificio va creciendo hasta llegar al
máximo en la agonía del huerto y en la cruz; aquí la oración se hace oblación
total y cruenta por la gloria del Padre y la salvación de los hombres. Así
también la oración del cristiano debe estar modelada en el sacrificio, en la
ofrenda generosa de sí en unión a Cristo, hasta venir a ser con él y en él una
hostia de alabanza y de propiciación. Mientras se vive en la tierra, la oración
y la misma contemplación no pueden ser puro goce de Dios, sino que han de estar
unidas al sacrificio. Sólo así serán verdaderas. La oración auténtica mueve al
hombre a la generosidad, lo dispone a abrazar por Dios cualquier trabajo y
fatiga, a darse totalmente a él. Ahora bien, en la vida terrena la donación se
realiza siempre en el sacrificio. Santa Teresa de Jesús, enseña que el fin de
las gracias contemplativas es justamente “fortalecer nuestra flaqueza… para
poder imitarle (a Cristo) en el mucho padecer”.
¡La oración de
Jesús! Es el misterio más grande y más hermoso del misterio de la Encarnación.
El Hombre-Dios que habla con Dios… Y con todo la oración de Cristo hombre es
una oración verdaderamente humana. Es el hijo del hombre que se dirige al
Padre… ¡Oh, Señor!... Y sin embargo, yo también en mi infinita pequeñez podría
orar así. También conmigo has establecido una dulcísima e inefable unión…; me
has inserido por la comunión de tu cuerpo físico en tu Cuerpo místico y así yo
vivo literalmente en ti y de la efusión de tu gracia; me has constituido en una
unidad misteriosa… que has parangonado a la del Padre contigo… La que tu
Humanidad tuvo con tu persona es única: tu Humanidad vivió del ser mismo de tu
persona divina, pero por ella todos fuimos unidos a ti porque vinimos a
participar tu naturaleza divina. Si yo supiese tener vivo en mí el recuerdo del
misterio que has realizado dentro de mí, mi oración podría ser una lejana
sombra de la tuya… nacida de la continua unión contigo. (G. Canovai)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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