PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 1917 ~
Miércoles 9 de Enero de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
No guardes rencores dentro de tu corazón. Sé libre de
todo esto. Constantemente, experimentas esto como una sanación del espíritu.
Sanar es reconciliarse con el pasado que no viviste, o el
que te dejó huellas a veces difíciles de limpiar. Pero no es forzarte a olvidar
algo. El olvido es natural en el ser humano, ya que a cada instante, hay más
retos que en el momento anterior. En la medida que olvides, podrás sentir el
presente actual como un verdadero presente para el ser.
Permítete ser feliz, pero de manera tal que nada ni nadie
sea capaz de nublar ese bello sentimiento que Dios ha sembrado en nuestros
corazones y que el amor y la amistad han fortalecido. Y es mi deseo: que Él nos
ayude a que sólo esos momentos de felicidad sean los que nos acompañen ahora y
siempre.
La felicidad no está en los años, meses, o semanas, ni
siquiera en los días. Sólo se la puede encontrar en cada momento.
Hoy es el mañana de ayer…
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Después que se saciaron los cinco mil hombres, Jesús
enseguida dio prisa a sus discípulos para subir a la barca e ir por delante
hacia Betsaida, mientras Él despedía a la gente. Después de despedirse de
ellos, se fue al monte a orar. Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y
Él, solo, en tierra.
Viendo que ellos se fatigaban remando, pues el viento les
era contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche viene hacia ellos
caminando sobre el mar y quería pasarles de largo. Pero ellos viéndole caminar
sobre el mar, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, pues todos
le habían visto y estaban turbados. Pero Él, al instante, les habló,
diciéndoles: «¡Ánimo!, que soy yo, no temáis!». Subió entonces donde ellos a la
barca, y amainó el viento, y quedaron en su interior completamente estupefactos,
pues no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada.
(Mc 6,45-52)
Comentario
Hoy, contemplamos cómo Jesús, después de despedir a los
Apóstoles y a la gente, se retira solo a rezar. Toda su vida es un diálogo
constante con el Padre, y, con todo, se va a la montaña a rezar. ¿Y nosotros?
¿Cómo rezamos? Frecuentemente llevamos un ritmo de vida atareado, que acaba
siendo un obstáculo para el cultivo de la vida espiritual y no nos damos cuenta
de que tan necesario es “alimentar” el alma como alimentar el cuerpo. El
problema es que, con frecuencia, Dios ocupa un lugar poco relevante en nuestro
orden de prioridades. En este caso es muy difícil rezar de verdad. Tampoco se
puede decir que se tenga un espíritu de oración cuando solamente imploramos
ayuda en los momentos difíciles.
Encontrar tiempo y espacio para la oración pide un
requisito previo: el deseo de encuentro con Dios con la conciencia clara de que
nada ni nadie lo puede suplantar. Si no hay sed de comunicación con Dios,
fácilmente convertimos la oración en un monólogo, porque la utilizamos para
intentar solucionar los problemas que nos incomodan. También es fácil que, en
los ratos de oración, nos distraigamos porque nuestro corazón y nuestra mente
están invadidos constantemente por pensamientos y sentimientos de todo tipo. La
oración no es charlatanería, sino una sencilla y sublime cita con el Amor; es
relación con Dios: comunicación silenciosa del “yo necesitado” con el “Tú rico
y trascendente”. El gusto de la oración es saberse criatura amada ante el
Creador.
Oración y vida cristiana van unidas, son inseparables. En
este sentido, Orígenes nos dice que «reza sin parar aquel que une la oración a
las obras y las obras a la oración. Sólo así podemos considerar realizable el
principio de rezar sin parar». Sí, es necesario rezar sin parar porque las
obras que realizamos son fruto de la contemplación; y hechas para su gloria.
Hay que actuar siempre desde el diálogo continuo que Jesús nos ofrece, en el
sosiego del espíritu. Desde esta cierta pasividad contemplativa veremos que la
oración es el respirar del amor. Si no respiramos morimos, si no rezamos
expiramos espiritualmente.
Rev. D. Melcior QUEROL i Solà (Ribes de Freser, Girona,
España)
Santoral Católico:
San Julián
Mártir
Nació San Julián en la ciudad de Antioquía (en Siria), de
una familia que se preocupó por darle una muy buena formación religiosa. Los
papás querían que se casara con una joven muy virtuosa y de familia muy rica,
pero Julián tuvo una visión en la cual vio algunos de los premios que Dios
reserva para quienes conservan su virginidad y narró su visión a la novia. Y
entonces los dos, de común acuerdo, hicieron voto de castidad o sea un
juramento de conservarse siempre puros. Los papás creían que ellos formarían un
hogar, pero los novios se habían comprometido a conservar para siempre su
virginidad. Y poco tiempo después murieron los padres de los dos jóvenes, y
entonces Julián y su prometida se fueron cada uno a un desierto a orar, y a
hacer penitencia y cada cual fundó un monasterio. Julián un monasterio para
hombres y ella uno para mujeres.
Muchos hombres deseosos de conseguir la santidad se
fueron a acompañar a Julián en su vida de religioso y lo nombraron superior. El
los dirigió con especial cariño y con gran prudencia. Era el que más duro
trabajaba, el que mayores favores hacía a todos y el más fervoroso en la
oración. Y dedicaba muchas horas a la lectura de libros religiosos y a la
meditación. Su vida fue una continua Cuaresma, o sea un ayunar y guardar abstinencia
y orar y meditar, todos los días, sin cansarse.
A los súbditos nunca los reprendía con altanería ni con
malos modos o delante de los demás, sino en privado, con frases amables,
comprensivas y animadoras, que les demostraban el gran aprecio y amor que les
tenía, y que llegaban al fondo del alma y obtenían verdaderas conversiones. Los
religiosos decían que Julián era muy exigente y duro para sí mismo, pero
admirablemente comprensivo y amable para con los demás, y que gobernaba con tal
prudencia y caridad a los monjes que éstos se sentían en aquél desierto más
felices que si estuvieran en el más cómodo convento de la ciudad.
Y sucedió que estalló en Antioquía la persecución contra
los cristianos, y el gobernador Marciano ordenó apresar a Julián y a todos sus
monjes. Centenares de cristianos fueron siendo quemados por proclamar su amor a
Jesucristo, y cuando le llegó el turno a nuestro santo, se produjo el siguiente
diálogo entre el perseguidor y Julián:
- Le ordenamos que adore la estatua de nuestro emperador.
- Yo no adoro sino única y exclusivamente al Dios del
cielo.
- Su Dios y emperador es el César de Roma.
- Mi jefe a quien adoro y obedezco es Nuestro Señor
Jesucristo.
- ¿Cómo se le ocurre creer en uno que fue crucificado?
- Es que el crucificado ya resucitó y está sentado a la
derecha de Dios Padre.
- ¿Te ríes de nuestros dioses y del emperador? Pues ahora
que te atormenten te arrepentirás de haber procedido así.
- Dios ayuda a los que son sus amigos, y Cristo Jesús,
que es muchísimo más importante y poderoso que el emperador, me dará las
fuerzas y el valor para soportar los tormentos.
El perseguidor, viendo que con amenazas no lo conmueve,
se propone cambiar de táctica y ofrecerle a Julián grandes premios si deja la
santa religión.
- Tus padres eran personas muy importantes en esta
ciudad. Si dejas de ser cristiano y adoras a nuestros dioses, te concederemos
puestos de primera clase.
- Mis padres me están observando desde el cielo y se
sienten muy contentos y muy honrados de que yo proclame mi fe en Cristo y
derrame por El mi sangre.
Empiezan a darle a Julián terribles latigazos, con fuetes
que tienen pedacitos de hierro en los extremos, pero uno de los verdugos al
retirar rápidamente el fuete, es herido gravemente en un ojo por la punta de
hierro del látigo. Julián oye el grito de dolor y llamando al verdugo le coloca
sus manos sobre el ojo destrozado y se obtiene inmediatamente la curación.
Los verdugos le cortan la cabeza al santo, pero en ese
momento el joven Celso, hijo del perseguidor Marciano, al ver con qué gran
valentía y alegría ha ido a la muerte este amigo de Cristo, se declara él
también seguidor de Jesús y se hace cristiano. Esta conversión fue considerada
como un verdadero milagro espiritual obtenido por el martirio de Julián.
Y los amigos de Jesús queremos proclamar siempre y en
todas partes nuestra fe, y preferir mil muertes y diez mil tormentos, antes que
dejar nuestra santísima religión por irnos a religiones falsas que ni dan
felicidad en esta vida ni consiguen salvación eterna.
San Julián: pídele a Cristo que nosotros logremos
perseverar fieles a nuestra santa religión hasta la muerte.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
Dolorosa lección
La sinceridad es
una virtud exigente, ya que puedes faltar a la verdad de distintas y sutiles
maneras. Por ejemplo, con la simulación, que es mentir con los hechos, o con la
hipocresía pasando por lo que no se es, o con jactancias atribuyéndose uno
excelencias que no posee, o con adulaciones cuando se engaña para sacar algún provecho
de los otros.
En la vida de San Epifanio, se cuenta que
unos mendigos quisieron engañar al Santo para sacarle una buena limosna. Con
tal finalidad idearon una escena patética en la que uno hacía de muerto y otro,
profundamente apenado y llorando, pedía dinero para su mortaja y entierro. El
Santo, compadecido de tantas lágrimas, hizo oración por el muerto y entregó al
vivo una buena limosna. Pero, sucedió que después el muerto no despertaba, a
pesar de los sacudones y gritos del compañero... Éste, presa de pánico, corrió
entonces presuroso a buscar al Santo y, no con lágrimas fingidas, le confesó
toda la verdad, rogándole volviera a resucitarlo. Pero el Santo le dijo: —Las
burlas con Dios no valen. Vete y entiérralo, que es eso lo que se saca con la mentira.
Es lamentable que
en Argentina haya faltas de sinceridad que son celebradas como “viveza
criolla”, feo vicio antisocial que ha vulnerado tristemente nuestra imagen en
el exterior. Y lo peor es que perdura entre nosotros cuando aplaudimos al
canchero, al piola, al madrugador, que son los “avivatos” y “ventajitas” de las
historietas cómicas. Sólo la verdad nos hará libres.
Padre Natalio
La frase de hoy
“No dejes al tiempo el trabajo de hacer mañana
aquello que tú mismo puedes hacer hoy”
Noel Clarasó
Tema del día:
Un hijo que bautizó a su
padre
1) Para saber
En su primera audiencia general de este año 2013, el Papa
Benedicto XVI señaló que la Navidad del Niño Jesús recuerda que nada es
imposible para Dios que siempre obra maravillas en la vida de los hombres. El
Señor ilumina una vez más con su luz la oscuridad que a menudo rodea nuestro
mundo y nuestros corazones, trayendo esperanza y alegría.
Siempre debemos confiar en Dios, renovando la fe en su
presencia y en su acción, como en la vida de María ¡Nada es imposible para
Dios! Con Él, nuestra existencia camina siempre sobre un terreno seguro y está
abierta a un futuro de esperanza firme.
2) Para pensar
Este “Año de la Fe”, ha de crecer nuestra confianza en
Dios, y nunca perder la esperanza, pues Él tiene sus tiempos para encontrarse
con las personas.
Es lo que ocurrió con Hung Phuoc Lam, un dominico
vietnamita, y la historia de su padre, un perseguidor de la Iglesia.
Este joven Hung relataba recientemente lo difícil que fue
vivir su fe. Nació en una familia en que su padre veneraba a sus ancestros, su
tía era monja budista, mientras que su madre era católica. Él fue bautizado
católico.
Hunc cuenta que su “padre era muy severo y prohibía a mi
madre ir a la Iglesia” y tampoco podía ir él. Su padre odiaba el catolicismo
porque en alguna ocasión recibió mal trato en una iglesia. “Se llenó de
prejuicios contra los sacerdotes y contra la Iglesia... Yo seguí confiando en
Dios. Rezaba. Le rogaba que cambiara el corazón de mi padre costara lo que
costara. No excluí mi propia llamada... Dios me llamó a la orden dominica,
tenía 26 años”.
Su padre estaba furioso y le decía: “¡te prohíbo ser
católico y ahora quieres ser sacerdote! ¿No te das cuenta de cómo son los
sacerdotes y las monjas?”. A pesar de ello, “yo seguí adelante, en silencio,
confiando en Dios. Y todos los días recé por él con mi madre”.
Cuatro años después de hacerse sacerdote ocurrió el hecho
más maravilloso. “Mi padre expresó el deseo de ser cristiano”. Fue el hijo el
que bautizó a su padre en 2006. “Bauticé a mucha gente, pero jamás olvidaré el
momento en que bauticé a mi padre… fue obra de Dios… Me dio mucho más de lo que
yo le pedí en 20 años de oración silenciosa y perseverante. Él, con su poder,
hace milagros en cosas normales”.
Esa conversión, dice Hung, fue fruto de la gracia y de la
intercesión de los mártires, pues en Vietnam ha habido muchos: Obispos,
religiosos y laicos. Juan Pablo II proclamó santos a un total de 117 mártires
vietnamitas: decapitados, quemados vivos, descuartizados o torturados en
prisión. Todos ellos se negaron a pisotear la Cruz de Cristo. Ahora su sangre
sigue dando frutos.
3) Para vivir
El Hijo de Dios, por obra del Espíritu Santo, se ha
encarnado en el seno de la Virgen María. Éste es un anuncio que resuena siempre
nuevamente y que lleva consigo esperanza y alegría a nuestros corazones. Como
María, sólo si encomendamos nuestra vida al Señor como a un amigo en el que
confiamos plenamente, todo cambia, nuestra vida adquiere un sentido nuevo: el
de hijos de un Padre que nos ama y no nos abandona nunca.
Terminaba diciendo el Papa que, aunque a menudo nos
sintamos débiles e incapaces ante las dificultades y el mal del mundo, el poder
de Dios actúa siempre y obra maravillas, precisamente en la debilidad. Su
gracia es nuestra fuerza.
Pbro. José Martínez Colín
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de
libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias y la
fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por Alexandra A. A. que vive en Nueva
York y está siendo operada de una masa cancerosa en el cuello, rogando al Señor
que en su infinita misericordia la ayude a superar con bien esta difícil prueba
y tenga una recuperación satisfactoria.
Pedimos oración por Marcos H., de Lima, Perú, que ayer
fue operado por cáncer de pulmón, pero no fue posible extirpar la lesión porque
compromete a la arteria aorta, de manera que sólo quedan las alternativas no
quirúrgicas: quimioterapia y radioterapia. Que la Santísima Virgen y el beato
Juan Pablo II intercedan por él para que pueda recuperarse y también
fortalezcan a su familia.
Pedimos oración por Emilse, una maestra de Rafaela,
Argentina, que está pasando por un duro trance a raíz de un terrible accidente.
Pedimos oración por Mary y por Luli, de la provincia de
Córdoba, Argentina, que viajan a USA por razones familiares, rogando al Señor
que las acompañe y que encuentren bien a sus afectos que visitarán allá.
Pedimos oración por estas personas de México: Octavio,
que tiene diabetes, le realizaron cirugía en el pie y está en espera que cierre
la herida; Juanita, que está recibiendo quimioterapias; y Patricia, por salud
física y emocional.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras
debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
“Intimidad Divina”
El desarrollo del
Reino
El Reino de Dios, dice el Concilio, “comienza a
manifestarse como luz delante de los hombres, por la palabra, por las obras y
por la presencia de Cristo. La palabra de Dios se compara a la semilla
depositada en el campo; quienes la reciben con fidelidad y se unen la pequeña
grey de Cristo, recibieron el Reino” (LG 5). De varias maneras se sirvió Cristo
del ejemplo de la semilla para explicar el desarrollo y las vicisitudes del
reino de Dios entre los hombres. La vitalidad y la fuerza expansiva del Reino
es semejante a la de la semilla que “germina y crece sin que el hombre que la
ha sembrado sepa cómo” (Mc 4, 27). El Reino crece secretamente, más allá de las
previsiones y de las esperanzas de quienes lo han sembrado en el corazón de los
hermanos. Aunque parezca que el terreno es completamente árido e infecundo y
que el esfuerzo apostólico cae en el vacío, la semilla de la divina gracia
trabaja en silencio, en la oscuridad, y de repente, por medio de la
intervención secreta de Dios, puede suscitar energías nuevas y un despertar
impensado. Las largas esperas, los fracasos, la insolencia del mal, no nos
deben desanimar ni hacernos abandonar el campo ni lanzarnos a celos
indiscretos.
“Es semejante el reino de los cielos al fermento que una
mujer toma y lo pone en tres medidas de harina hasta que todo fermenta” (Mt 13,
33). Esta es quizá la parábola que mejor ilustra con mayor eficacia, declara el
dinamismo interior del Reino, es decir de la gracia, de la caridad, de la fe.
El minúsculo grano de mostaza que se desarrolla hasta convertirse en la más
grande de las hortalizas, indica más bien la extensión exterior del Reino y su
difusión en el mundo hasta llegar a todos los hombres. La levadura, por el
contrario, que escondida en la masa de harina la hace fermentar, parece más
bien indicar la transformación interior de los individuos y de la sociedad
producida por la aceptación del Reino y de la fe en Cristo. Es una
transformación radical que tiende a cambiar la mentalidad, la conciencia, el
modo de juzgar las cosas para redundar después en un cambio profundo de la
conducta.
Para quien entra en el Reino el verdadero bien ya no está
en las riquezas, en los honores, en los éxitos, en las alegrías terrenas, como
tampoco en la fuerza, en el poder y en predominio sobre los demás, sino más
bien en la pobreza, en el llanto, en la mansedumbre, en la misericordia, en la
pureza, en la paz y hasta en la persecución. Este es el código del Reino que
Jesús proclamó en las bienaventuranzas; cuanto más fermente en el cristiano la
levadura del Evangelio, tanto más se echará de ver en él este nuevo modo de
sentir, de juzgar y por lo tanto de obrar. Y no sólo eso, sino que él mismo se
convertirá en fermento para la sociedad en que vive; familia, escuela, ambiente
de trabajo. Y no sólo con la palabra prudente y oportuna, sino hasta con su
sola presencia, que da testimonio de un cristianismo integral. El Concilio
enseña que los mismos seglares pueden ser “valiosos pregoneros” del Reino “si
asocian, sin desmayo, la profesión de fe con la vida de fe. Esta
evangelización, es decir, el mensaje de Cristo pregonado con el testimonio de
la vida y de la palabra, adquiere una nota específica y una peculiar eficacia
por el hecho de que se realiza dentro de las comunes condiciones de la vida en
el mundo” (LG 35).
¡Oh dulcísimo
Jesús!, sembrador de toda buena semilla, que velas siempre y nunca duermes y
ves la cizaña que tu enemigo pretende sembrar en tu campo, no permitas que
siembre en mí cosa alguna que sea extraña a ti; y si yo me durmiere por
negligencia, vele tu misericordia en despertarme, para resistir el enemigo
antes de que pueda apoderarse de mí” (L. de la Puente, Meditaciones)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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