PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 1914 ~ Domingo
6 de Enero de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Epifanía del Señor
Alabado sea
Jesucristo…
Ante Jesús se pueden adoptar actitudes muy diferentes. El
relato de los magos nos habla de la reacción de tres grupos de personas. Unos
paganos que lo buscan, guiados por la pequeña luz de una estrella. Los
representantes de la religión del Templo, que permanecen indiferentes. Y el
poderoso rey Herodes que solo ve en él un peligro.
Los magos no pertenecen al pueblo elegido. No conocen al
Dios vivo de Israel. Nada sabemos de su religión ni de su pueblo de origen. Sólo
que viven atentos al misterio que se encierra en el cosmos. Su corazón busca
verdad. En algún momento creen ver una pequeña luz que apunta hacia un
Salvador. Necesitan saber quién es y dónde está. Rápidamente se ponen en
camino. No conocen el itinerario preciso que han de seguir, pero en su interior
arde la esperanza de encontrar una Luz para el mundo.
Al llegar, lo único que ven es al "niño con María,
su madre". Nada más. Un niño sin esplendor ni poder alguno. Una vida
frágil que necesita el cuidado de una madre. Es suficiente para despertar en
los magos la adoración. A este Dios, escondido en la fragilidad humana, no lo
encuentran los que viven instalados en el poder o encerrados en la seguridad
religiosa. Se les revela a quienes, guiados por pequeñas luces, buscan
incansablemente una esperanza para el ser humano en la ternura y la pobreza de
la vida.
José Antonio Pagola
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey
Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén,
diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su
estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle». En oyéndolo, el rey Herodes
se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y
escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de
nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito
por medio del profeta: ‘Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres la menor entre los
principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi
pueblo Israel’».
Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos
precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén,
les dijo: «Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis,
comunicádmelo, para ir también yo a adorarle».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he
aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta
que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella
se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al Niño con María su
madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron
dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran donde
Herodes, se retiraron a su país por otro camino.
(Mt 2,1-12)
Comentario
Hoy, el profeta Isaías nos anima: «Levántate, brilla,
Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti» (Is 60,1).
Esa luz que había visto el profeta es la estrella que ven los Magos en Oriente,
con muchos otros hombres. Los Magos descubren su significado. Los demás la
contemplan como algo que les parece admirable, pero que no les afecta. Y, así,
no reaccionan. Los Magos se dan cuenta de que, con ella, Dios les envía un
mensaje importante por el que vale la pena cargar con las molestias de dejar la
comodidad de lo seguro, y arriesgarse a un viaje incierto: la esperanza de
encontrar al Rey les lleva a seguir a esa estrella, que habían anunciado los
profetas y esperado el pueblo de Israel durante siglos.
Llegan a Jerusalén, la capital de los judíos. Piensan que
allí sabrán indicarles el lugar preciso donde ha nacido su Rey. Efectivamente,
les dirán: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta»
(Mt 2,5). La noticia de la llegada de los Magos y su pregunta se propagaría por
toda Jerusalén en poco tiempo: Jerusalén era entonces una ciudad pequeña, y la
presencia de los Magos con su séquito debió ser notada por todos sus
habitantes, pues «el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén» (Mt
2,3), nos dice el Evangelio.
Jesucristo se cruza en la vida de muchas personas, a
quienes no interesa. Un pequeño esfuerzo habría cambiado sus vidas, habrían
encontrado al Rey del Gozo y de la Paz. Esto requiere la buena voluntad de
buscarle, de movernos, de preguntar sin desanimarnos, como los Magos, de salir
de nuestra poltronería, de nuestra rutina, de apreciar el inmenso valor de
encontrar a Cristo. Si no le encontramos, no hemos encontrado nada en la vida,
porque sólo Él es el Salvador: encontrar a Jesús es encontrar el Camino que nos
lleva a conocer la Verdad que nos da la Vida. Y, sin Él, nada de nada vale la
pena.
Rev. D. Joaquim VILLANUEVA i Poll (Barcelona, España)
Santoral Católico:
Epifanía del Señor
Con los pastores pasó hace unos días un acontecimiento
extraño que resultó bien. Cuidaban sus rebaños cumpliendo su rudo oficio cuando
vieron una tan extraña como clara visión de ángeles que les decían cosas al
principio incomprensibles y al poco rato comprobadas. Sí, allí, en un establo,
estaba el Niño del que se les habló, con su madre y un varón. Hicieron lo que
pudieron en su tosquedad y carencia según mandaban las circunstancias. Como les
habían asegurado que era la "Luz que iluminaba al pueblo que habitaba en
sombras de muerte", de lo que tenían dieron para ayudar y para quedar bien
con aquella familia que al parecer era más pobre que ellos. No les costó
trabajo aceptar el milagro que era tan claro. Lo dijeron los ángeles, pues...
tenían razón.
Vinieron unos Reyes. Fueron los últimos en llegar a ver a
aquel Niño y si se entretienen un poco más..., pues ¡que no lo encuentran!
Viajaron mucho por los caminos del mundo. Venían desde muy lejos. Pasaron
miedo, frío y calor. Hasta estuvieron perdidos pero, preguntando e inquiriendo,
sacaron fruto de su investigación. Aquello fue un consuelo porque tuvieron susto
de haber perdido el tiempo y tener que regresar a los comienzos con el fracaso
en sus reales frentes. Pero no, sabían que aquella estrella era capaz de
llevarles adonde estaba Dios. También las circunstancias mandaban y adoraron y
¡cómo no! ofrecieron dones al Niño-Creador.
Los dos son caminos, la fe y la razón. Uno es sencillo,
basta con que hable Dios. El otro es costoso, búsqueda constante y sincera con
peligros de equivocación. La Verdad está en su sitio. Sencillez es condición.
Los pastores la aprehenden y los sabios la descubren. Entrambos la sirven y
entrambos son de Dios.
Más información haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
Palabras del Beato Juan Pablo
II
"¡Como los Reyes Magos, sed también vosotros
peregrinos
animados por el deseo de encontrar al Mesías y de
adorarle!
¡Anunciad con valentía que Cristo, muerto y resucitado,
es vencedor del mal y de la muerte!"
Beato Juan Pablo II
Tema del día:
Enseñanzas de la Epifanía
Epifanía significa manifestación de Dios. Dios se revela
a todos: ricos y pobres, poderosos y humildes, judíos y no judíos. Después de
nacer se manifestó a los pastores, pero luego se manifestó a los magos de
oriente. Hoy también quiere manifestarse a todos. Veamos las enseñanzas que el
suceso de los magos nos da para que Dios se manifieste en nosotros y a través
de nosotros en otros muchos.
1- “Ven la
estrella”: En realidad hay muchas estrellas. Unos las ven y otros no. Estas
estrellas pueden ser nuestros familiares y amigos. Especialmente es la Iglesia
en general con los responsables y con todos los que quieren ser fieles al
Señor. Nosotros podemos y debemos ser estrellas para otros muchos: con nuestras
palabras y consejos; pero sobre todo con nuestro buen ejemplo de vida.
2- “Se ponen en
camino”: No basta ver la estrella. Hay que actuar. No basta saber el
camino. Hay que ponerse a caminar. Y esto aunque no sepamos el camino exacto,
como les pasaba a los magos. Dejémonos conducir por las enseñanzas de la
Iglesia.
3- “La estrella
desapareció”: No todo es fácil en el camino hacia Dios. Hay momentos
difíciles, que pueden llegar a ser como “noches oscuras”. Dios siempre está con
nosotros, nunca nos abandona. Debemos seguir teniendo esperanza.
4- “Y
preguntaron”: Para responder está la Iglesia y especialmente los
sacerdotes. Hay que ser valientes y consultar. Puede ser una catequista que nos
oriente en la fe. Lo importante es consultar, ya que Dios verá en ello un deseo
del bien. Aunque se pregunte a una persona equivocada, como hicieron los magos
que fueron a Herodes para consultar. Pero Dios se valió del malo para darles
una buena respuesta.
5- “Apareció de
nuevo la estrella”: Dios parece que se esconde. Si todo fuese muy fácil no
tendríamos mérito. Pero Dios siempre termina por consolar a aquel que
sinceramente le busca de corazón.
6- “Y encontraron
a Jesús”: Jesús debe ser el final de toda nuestra búsqueda espiritual.
Nosotros no vamos tras de unas ideas o filosofías; Vamos tras de una persona que
es Dios que se hizo hombre por nuestro amor. Y nuestra tranquilidad es que le
podemos encontrar. Está sobre todo en la Eucaristía. Está también en los
sencillos, en los pobres, en su Palabra, en el amor fraternal.
7- “Y le
ofrecieron sus dones”: ¿Qué le ofreceremos nosotros? Lo mejor que le
podemos ofrecer es nuestro corazón; pero, juntamente con él, también le
ofrezcamos nuestro trabajo apostólico, de modo que podamos hacer que al menos
alguien se acerque un poco más al Señor. Si queremos simbolizar los dones de
los magos, podemos ofrecerle el oro de nuestro amor como la mejor ofrenda a
Dios, el incienso, que es nuestra constante oración que se eleva al cielo, y la
mirra, que es la aceptación paciente de los trabajos, sufrimientos y
dificultades de nuestra vida.
8- “Y se volvieron
por otro camino”: Quien encuentra verdaderamente a Jesús no puede seguir el
camino anterior. Debe comenzar a vivir por otro camino, el camino de la
justicia, de la paz, del amor.
Quizá la intención principal de san Mateo, cuando contaba
el suceso de los magos, era exponer, como luego lo hizo a través de todo el
evangelio, que el mensaje de Jesús es universal, que no es sólo para una raza o
una nación, sino para todo el mundo. Por eso al recordar este suceso, la
Iglesia nos estimula a trabajar por la evangelización de todas las gentes. Este
es un día misionero por excelencia, porque Jesús no sólo se manifestaba a los
judíos, sino desde el principio nos enseñó que había venido para salvar a todos
los pueblos.
P. Silverio Velasco (España)
Meditación breve
Los Magos llevaron en regalo a Jesús oro, incienso y
mirra. "No son ciertamente dones que respondan a necesidades
primarias", en aquel momento la Sagrada Familia habría tenido ciertamente
mucha más necesidad de algo distinto que el incienso y la mirra, y tampoco el
oro podía serle inmediatamente útil.
Estos dones, sin embargo, tienen un significado profundo:
son un acto de justicia. Según la mentalidad oriental, representan el
reconocimiento de una persona como Dios y Rey: es decir, son un acto de
sumisión.
Sin embargo, aunque los pocos de Belén que reconocieron
al Mesías se han convertido en muchos a lo largo de la historia, los creyentes
en Jesucristo parecen ser siempre pocos. Muchos han visto la estrella, pero son
pocos los que han entendido su mensaje.
¿Cuál es la razón por las que unos ven y encuentren, y
otros no? ¿Qué es lo que abre los ojos y el corazón? ¿Qué les falta a aquellos
que permanecen indiferentes, a aquellos que indican el camino pero no se
mueven?
Lo que falta es la humildad auténtica, que sabe someterse
a lo que es más grande, pero también el auténtico valor, que lleva a creer a lo
que es verdaderamente grande, aunque se manifieste en un Niño inerme. Falta la
capacidad evangélica de ser niños en el corazón, de asombrarse, y de salir de
sí para encaminarse en el camino que indica la estrella, el camino de Dios.
El Señor sin embargo tiene el poder de hacernos capaces
de ver y de salvarnos… Pido a Dios que nos dé un corazón sabio e inocente, que
nos consienta ver la estrella de su misericordia, nos encamine en su camino,
para encontrarle y ser inundados por la gran luz y por la verdadera alegría que
él ha traído a este mundo.
Benedicto XVI
Nuevo video y artículo
Hay un nuevo video subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo
II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Nunca nos olvidemos de
agradecer
Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas
diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la
tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por
las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
Desde Buenos Aires, nos llega un agradecimiento por
Negrita, Matilde L., que fuera operada de cáncer de colon y recibió tratamiento
de quimioterapia. Gracias a todos y a nuestra Madre Santísima y el Sagrado
Corazón de Jesús, hoy podemos dar gracias por la remisión de la enfermedad, por
haber tolerado el tratamiento y por el buen humor recuperado después de tan mal
trance.
El autor de esta página (Felipe), agradece a Dios y a la
Santísima Virgen por la felicidad de haber tenido durante algo más de un mes, a
su hija Stefanía Lourdes junto a la familia en Córdoba, Argentina, ya que ella
está radicada en Münich, Alemania, y vino a pasar su mes de vacaciones junto a
sus seres queridos. Ruega también a Jesús, a la Santísima Virgen, a San José y
al beato Juan Pablo II, que ella pueda conseguir un buen trabajo en Argentina,
donde le sea posible desarrollar sus capacidades sin necesidad de vivir tan lejos del
hogar paterno.
“Intimidad Divina”
Epifanía del Señor
Jesús se manifiesta hoy y es reconocido como Dios. El introito de la misa nos introduce
directamente en este ambiente espiritual, presentándonos a Jesús en el fulgor
regio de su divinidad: “He aquí que ha venido el Soberano Señor; en sus manos
tiene en cetro, la potestad y el imperio”. La primera lectura (Is 60, 1-6)
prorrumpe en un himno de gloria anunciando la vocación de todos los pueblos a
la fe; también ellos reconocerán y adorarán en Jesús a su único y verdadero
Dios: “Levántate y resplandece, Jerusalén, que ya se alza tu luz, y la gloria
del Señor alborea para ti… Las gentes andarán en tu luz, y los reyes a la
claridad de tu aurora… Llegarán de Sabá en tropel, trayendo oro e incienso y
pregonando las glorias del Señor”. La fiesta de la Epifanía, primera
manifestación y realización de este misterio incita a todos los fieles a
compartir las ansias y las fatigas de la Iglesia, la cual “ora y trabaja a un
tiempo, para que la totalidad del mundo se incorpore al pueblo de Dios, Cuerpo
del Señor y templo del Espíritu Santo” (LG 17). Epifanía o Teofanía, quiere
decir precisamente “manifestación de Dios”; que la oración y el celo de los
creyentes apresuren el tiempo en que la luz de la fe brille sobre todos los
pueblos, para que todos conozcan “la insondable riqueza de Cristo” (Ef 3, 8) y
adoren en él a su Dios.
“Hemos visto su estrella en Oriente y venimos con dones a
adorarle”. En estas palabras el versículo del Aleluya sintetiza la misa de hoy la conducta de los Magos. Divisar
la estrella y ponerse en camino, fue todo uno. No dudaron, porque su fe era
sólida, firme, maciza. No titubearon frente a la fatiga del largo viaje, porque
su corazón era generoso. No lo dejaron para más tarde, porque tenían un ánimo
decidido. En el cielo de nuestras almas aparece también frecuentemente una
estrella misteriosa: es la inspiración íntima y clara de Dios que nos pide
algún acto de generosidad, de desasimiento, o que nos invita a una vida de
mayor intimidad con él. Si nosotros siguiéramos esa estrella con la misma fe,
generosidad y prontitud de los Magos, ella nos conduciría hasta el Señor,
haciéndonos encontrar al que buscamos.
Los Magos continuaron buscando al Niño aun durante el
tiempo en que l estrella permaneció escondida a sus miradas; también nosotros
debemos perseverar en la práctica de las buenas obras aun en medio de las más oscuras
tinieblas interiores; es la prueba del espíritu, que solamente se puede superar
con un intenso ejercicio de pura y desnuda fe. Sé que Dios lo quiere, debemos
repetirnos en esos instantes, sé que Dios me llama, y esto me basta: “Sé a quién me he confiado y estoy seguro”
(2 Tm 1, 12); sé muy bien en qué manos me he colocado y, a pesar de todo lo que
pueda sucederme, no dudaré jamás de su bondad. Animados con estas
disposiciones, vayamos también nosotros con los Magos a la gruta de Belén.
Reconozco, ¡oh
Señor!, en los Magos que te adoraron las primicias de nuestra vocación y de
nuestra fe y celebro con el alma alborozada el comienzo de nuestra feliz
esperanza. Entonces fue cuando comenzamos a entrar en la posesión de nuestra
herencia eterna. Entonces se nos abrieron los misterios de las escrituras que
nos hablan de ti, y la verdad, rechazada por la ceguera de los judíos, difundió
su luz sobre todos los pueblos. Quiero venerar, pues, este día santísimo, en
que tú, autor de nuestra salvación, te manifestaste; y adoro omnipotente en el
cielo a ti a quien los Magos veneraron recién nacido en la cuna. Y así como
ellos te ofrecieron dones sacados de sus tesoros con una significación mística,
del mismo modo quiero sacar yo de mi corazón dones dignos de ti, Dios mío. (San
León Magno, Homilía)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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