PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 1928 ~ Domingo
20 de Enero de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
"Había una
boda en Galilea". Así comienza este relato en el que se nos dice algo
inesperado y sorprendente. La primera intervención pública de Jesús, el Enviado
de Dios, no tiene nada de religioso. No acontece en un lugar sagrado. Jesús
inaugura su actividad profética "salvando" una fiesta de bodas que
podía haber terminado muy mal.
El evangelio de Juan nos dice que fue en medio de una de
estas bodas donde Jesús hizo su "primer signo", el signo que nos
ofrece la clave para entender toda su actuación y el sentido profundo de su
misión salvadora. El evangelista Juan no habla de "milagros". A los
gestos sorprendentes que realiza Jesús los llama siempre "signos". No
quiere que sus lectores se queden en lo que puede haber de prodigioso en su
actuación. Nos invita a que descubramos su significado más profundo. Para ello
nos ofrece algunas pistas de carácter simbólico. Veamos solo una.
La madre de Jesús, atenta a los detalles de la fiesta, se
da cuente de que "no les queda vino" y se lo indica a su hijo. Tal
vez los novios, de condición humilde, se han visto desbordados por los
invitados. María está preocupada. La fiesta está en peligro. ¿Cómo puede
terminar una boda sin vino? Ella confía en Jesús… María no se equivoca. Jesús
interviene para salvar la fiesta proporcionando vino abundante y de excelente
calidad.
Este gesto de Jesús nos ayuda a captar la orientación de
su vida entera y el contenido fundamental de su proyecto del Reino de Dios.
Mientras los dirigentes religiosos y los maestros de la ley se preocupan de la
religión, Jesús se dedica a hacer más humana y llevadera la vida de la gente…
¿Por qué? Porque Jesús contagia fe en un Dios en el que se puede confiar y con
el que se puede vivir con alegría, y porque atrae hacia una vida más generosa,
movida por un amor solidario.
José Antonio Pagola
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, se celebraba una boda en Caná de Galilea
y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus
discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda,
le dice a Jesús su madre: «No tienen vino». Jesús le responde: «¿Qué tengo yo
contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora». Dice su madre a los sirvientes:
«Haced lo que Él os diga».
Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las
purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús:
«Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. «Sacadlo ahora, les
dice, y llevadlo al maestresala». Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala
probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes,
los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio
y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el
inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora».
Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus
señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en Él sus discípulos. Después bajó a
Cafarnaúm con su madre y sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron
allí muchos días.
(Jn 2,1-12)
Comentario
Hoy, contemplamos los efectos saludables de la presencia
de Jesús y de María, su Madre, en el corazón de los acontecimientos humanos,
como en el caso que nos ocupa: «En aquel tiempo, se celebraron unas bodas en
Caná de Galilea. Estaba allí la madre de Jesús. También fue invitado Jesús,
junto con sus discípulos» (Jn 2,1-2).
Jesús y María, con una intensidad diferente, hacen
presente a Dios en cualquier lugar donde estén y, donde está Dios, allí hay
amor, gracia y milagro. Dios es el bien, la verdad, la belleza, la abundancia.
Cuando el sol despliega sus rayos en el horizonte, la tierra se ilumina y
recibe calor, y toda vida trabaja para producir su fruto. Cuando dejamos que
Dios se acerque, el bien, la paz y la felicidad crecen sensiblemente en los
corazones, quizás fríos o dormidos hasta entonces.
La mediación que Dios ha escogido para hacerse presente
entre los hombres y comunicarse profundamente con ellos, es Jesucristo. La obra
de Dios llega al corazón del mundo por la humanidad de Jesucristo y, secundariamente,
por la presencia de María. Poco sabían los novios de Caná a quién habían
invitado a su boda. La invitación respondía probablemente a algún vínculo de
amistad o parentesco. En aquellos momentos, Jesús todavía no había hecho ningún
milagro y la importancia de su persona era desconocida.
Él aceptó la invitación porque está a favor de las
relaciones humanas principales y sinceras, y se sintió atraído por la
honestidad y buena disposición de aquella familia. Así, Jesús hizo presente a
Dios en aquella celebración familiar. Allí, «en Caná de Galilea, dio Jesús
comienzo sus señales prodigiosas» (Jn 2,11) y allí el Mesías «abrió el corazón
de los discípulos a la fe gracias a la intervención de María, la primera
creyente» (Juan Pablo II).
Aproximémonos también nosotros a la humanidad de Jesús,
tratando de conocer y amar más y de manera progresiva, su trayectoria humana,
escuchando su palabra, creciendo en fe y confianza, hasta ver en Él el rostro
del Padre.
Rev. D. Enric PRAT i Jordana (Sort, Lleida, España)
Santoral Católico:
San Fabián y San Sebastián
Mártires
San Fabián fue
Sumo Pontífice del año 236 al 250, por 14 años.
El historiador Eusebio cuenta que al morir el Papa San
Antero, el clero de Roma se reunió junto con los fieles creyentes, para elegir
al nuevo Papa, y que estando allí reunidos, vieron descender una paloma sobre
la cabeza de Fabián. No habían pensado elegirlo a él porque todavía no era
sacerdote. Pero ante esta señal, lo eligieron, y fue ordenado sacerdote y
consagrado obispo. San Cipriano dijo de él: "Fue un hombre muy santo, y la
gloria de su martirio correspondió a la gran pureza de su vida". El
emperador Decio ordenó en el 250 una terrible persecución contra los cristianos
y al primero que mandó matar fue al Papa San Fabián.
San Sebastián
fue un soldado mártir alrededor del año 300.
Entró a la vida militar para poder ayudar a los
cristianos que estaban prisioneros. Una vez un mártir estaba para desanimarse a
causa de las lágrimas de sus familiares, pero el militar Sebastián lo animó a
ofrecer su vida por Jesucristo, y así aquel creyente obtuvo el glorioso
martirio. Dicen los antiguos documentos que Sebastián era Capitán de la Guardia
en el Palacio Imperial en Roma, y aprovechaba ese cargo para ayudar lo más
posible a los cristianos perseguidos.
Pero un día lo denunciaron ante el emperador por ser
cristiano. Maximino lo llamó y lo puso ante la siguiente disyuntiva: o dejar de
ser cristiano y entonces ser ascendido en el ejército, o si persistía en seguir
creyendo en Cristo ser degradado de sus cargos y ser atravesado a flechazos.
Sebastián declaró que sería seguidor de Cristo hasta el último momento de su
vida, y entonces por orden del emperador fue atravesado a flechazos.
En Roma le levantaron desde muy antiguos tiempos una
basílica en su honor. Ha sido invocado por muchos siglos como su Patrono contra
las flechas envenenadas y para librarse de plagas y enfermedades. San Ambrosio
pronunció hermosos sermones acerca de San Sebastián. Es patrono de los
arqueros, los soldados y los atletas.
Fuente: EWTN
¡Buenos días!
El éxito no es casualidad
Una
característica de las personas que han triunfado en la vida es su capacidad de
ser realistas y concretos. Han tenido sueños que los han impulsado a trabajar y
luchar, pero han comenzado desde lo que tenían a la mano, de lo posible y cotidiano.
Fíjate metas posibles. Lo posible es fácil y simple. Crece con lentitud, pero avanza
con seguridad.
El éxito no es una casualidad, sino la
recompensa para quien lo buscó y luchó por él: Para quien al caer supo
levantarse. Para quien necesitó ayuda, y supo pedirla. Para quien, cuando se
sintió solo, buscó compañía. Para quien, cuando tuvo dudas, buscó un consejero.
Para quien, antes de buscar ser entendido, se propuso entender a los otros.
Para quien estuvo dispuesto a empezar en cualquier momento. Para quien
comprendió que el amor es la fiel recompensa de amar.
En la base de los
verdaderos triunfos está siempre una voluntad indomable. El pensador romano, Séneca,
observó con acierto: “Los caracteres de recio temple hallan un gozo especial en
las adversidades, lo mismo que el soldado intrépido en los más duros combates”.
Que el Señor te ayude a desarrollar un temple de acero para ver en los
obstáculos un punto de apoyo para lanzarte con más ímpetu hacia tus metas, y
triunfar.
Padre Natalio
Palabras del Beato Juan Pablo
II
“La conciencia profunda que María tiene de la gratuidad
del don de Dios se convierte para nosotros en estímulo para examinar nuestra
vida, demasiado confiada a los medios humanos y poco propensa a la
contemplación y a la oración”
Beato Juan Pablo II
Tema del día:
“Haced lo que Él os diga”
Hoy nos trae el evangelio el milagro de las bodas en
Caná… También María, la madre de Jesús, estaba invitada. Ella parece ser que en
primer lugar. Quizá serían familiares: Caná estaba a poco más de una hora
caminando desde Nazaret. Las bodas solían durar varios días, y María, que
siempre estaba atenta para ver en qué podía ayudar, se da cuenta que el vino
está terminándose. Lo que piensa es que su hijo algo podrá hacer. Y le expone
la situación. Es un pedir sin pedir; pero es una oración hermosa de exposición
de un problema. En aquella sociedad la falta de vino en un banquete de boda
sería un gran bochorno para los novios, que les duraría para toda la vida. Esa
oración de María es un gran ejemplo para nosotros.
Jesús responde que no es asunto de ellos y que además “no
es la hora”. ¡Cómo se lo diría Jesús, con qué cariño, para que la Madre quede
persuadida que algo grande va a hacer para poder dar ese consuelo a los nuevos
esposos! Y sin dudar les dice a los criados: “Haced lo que Él os diga”. Los
criados hicieron lo que Jesús les dijo y se realizó el milagro. Quizá sea esto
lo más importante para nuestra vida espiritual en concreto. Jesús podría haber
hecho un milagro con su propio poder; pero quiere la colaboración. En el mundo
hay mucha agua insípida, falta el vino de la alegría en el espíritu; en muchos
matrimonios se va perdiendo el vino del amor; en nosotros mismos falta la
alegría de la gracia y necesitamos casi un milagro para resurgir. Dios lo
quiere hacer; pero quiere nuestra colaboración para ayudar al hermano que
sufre, a los esposos en la vida del alma. Y necesitamos acudir a nuestra Madre
María para que interceda ante su Hijo. Como decía san Bernardo: En las
dificultades “mira a la estrella, invoca a María”. Y cumplamos lo que Jesús nos
dice, especialmente el mandamiento del amor. Vendrá la alegría si seguimos el
consejo de María, como hicieron aquellos.
Jesús cambia el agua en vino. No era un vino cualquiera
ni una pequeña cantidad. Las palabras de quien está probando aquel vino tan
bueno nos indica la diferencia del mundo con Jesús. El mundo suele tener una
astucia egoísta: al principio da el buen vino y cuando ya no distinguen bien,
da lo malo. Jesús da sus gracias en abundancia; pero cada vez más grandiosas:
El que comienza a tener una vida de piedad o de oración, parece que lo ve todo
difícil; pero si persevera en la oración y las buenas obras, va sintiendo la
paz profunda en su alma y experiencias de alegrías, como no lo pueden sentir
quienes buscan los atractivos materiales. Así lo sentían los santos.
Este milagro de las bodas de Caná tiene muchos simbolismos
en nuestra vida religiosa. Desde muy antiguo el agua simboliza la humanidad y
el vino la divinidad. Aun así Dios es tan bueno que quiere unirse a la
humanidad para que nosotros podamos tener parte en la divinidad. Ya los
profetas hablaban de este desposorio de Dios con su pueblo, a pesar de las
infidelidades del pueblo, como hoy nos habla el profeta en la 1ª lectura. Pero
es Jesús quien con su venida a la tierra lo hace realidad: se hace hombre para
que el hombre pueda tener una participación directa con Dios. Y no sólo con un
pueblo, sino que todos los pueblos estamos llamados a unirnos con Dios.
Esta abundancia de sus dones aparece sobre todo en la
Eucaristía, que es la manifestación más grandiosa de la gloria y el amor de
Dios. Jesús vino para que tengamos “vida y vida abundante” y para que “nuestra
alegría sea completa”. Lo conseguiremos unidos con Jesús en la Eucaristía.
Pongamos por intercesora a la Virgen María y estemos dispuestos a hacer lo que
cada domingo Jesús nos diga.
P. Silverio Velasco (España)
Meditación breve
Muchos se angustian por problemas que, en su mayoría,
nunca llegan a hacerse realidad. Sufren con anticipación, pensando e imaginando
cosas que pudieran suceder. La mayoría de nuestras preocupaciones se deben a la
falta de confianza en Dios.
Un hacendado fue a la ciudad y le preguntó al dueño de un
restaurante si podía utilizar un millón de piernas de sapos. El dueño del
restaurante quedó asustado y quiso saber dónde pretendía el hacendado conseguir
tantas piernas de sapos.
El hacendado le respondió: Cerca de mi casa hay un
pequeño lago que está invadido e infestado de esos bichos. Son millares y hacen
un barullo infernal, croando toda la noche. ¡Me estoy volviendo loco!
Quedó decidido, entonces, que el hombre le traería quinientos
sapos por semana, durante algún tiempo. En la primera semana, el hacendado
volvió al restaurante un poco avergonzado, pues traía en sus manos dos sapos.
El comerciante le preguntó: ¿Dónde está mi pedido?
El hombre respondió: Yo estaba totalmente engañado.
¡Había solo estos dos pequeños sapos en el lago! Ellos solos son los que hacían
todo el barullo.
La próxima vez que alguien te critique o se ría de ti,
acuérdate de que no son miles de sapos los que hacen todo el barullo, sino
apenas dos sapitos. Mientras dos critican y ríen, cientos te apoyan y animan.
Acuérdate de que las angustias y los problemas parecen
mayores en la oscuridad. Hay una posibilidad muy grande de que, cuando llegue
mañana y lo pienses mejor, el problema habrá disminuido su importancia o habrá
desaparecido, quedando en su lugar un asunto de fácil solución.
Lo mejor es dejar las preocupaciones en las manos de
Dios. Ten hoy un día feliz, sabiendo que Dios está en el control de tu vida.
Pero yo le cantaré
a tu poder, y por la mañana alabaré tu amor: porque tú eres mi protector.
Salmo 59:16
Nuevo video y artículo
Hay un nuevo video subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo
II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Nunca nos olvidemos de
agradecer
Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas
diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la
tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por
las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
Desde Godoy Cruz, Mendoza, Argentina, Josefa María,
quiere agradecer por la salud de su hija María Florencia porque después de una
artroscopía de rodilla derecha está mucho mejor, por lo que nos sumamos dando
gracias a Dios. Y a la vez quiere pedir por la reconciliación de su pareja, que
ambos se perdonen y revivan el amor. Justamente hoy, día en que el Evangelio
nos recuerda la manifestación de Jesús en las bodas de Caná, le pedimos a la
Santísima Virgen que interceda ante su Hijo para que a esta pareja no se les
acabe el vino del amor…
Desde Jalisco, México, Rosa agradece las oraciones hechas
oportunamente por su sobrino Juan Carlos, que desapareció el 29 de noviembre, y
lamentablemente ha sido encontrado muerto. Que el Señor reciba su alma con su
infinita misericordia y dé consuelo sus familiares.
“Intimidad Divina”
Domingo 2° del Tiempo
Ordinario
Para expresar el amor fuerte y tierno, celoso y
misericordioso de Dios hacia su pueblo, los profetas no han hallado imagen más
significativa que la del amor nupcial. Bajo este aspecto presentan las
relaciones de alianza y amistad que Dios quiere establecer con Israel y la obra
de salvación que realizar en favor de Jerusalén. “Porque como se casa joven con
doncella, se casará contigo tu edificador y con gozo de esposo por su novia, se
alegrará por ti tu Dios” (Is 62, 5). La alegoría es retomada en el Nuevo
Testamento con un sentido más concreto y profundo. El Hijo de Dios al
encarnarse se desposa con la naturaleza humana uniéndola a sí de manera
personal e indisoluble. Es por lo que Jesús, hablando del Reino de los cielos,
lo compara a un banquete nupcial, y la llamada a entrar en él a una invitación
a bodas. Son sus bodas con la humanidad celebradas en su encarnación y
consumadas luego en la cruz.
En este contexto, el primer milagro de Jesús que tuvo
lugar en una fiesta de bodas, recuerda la realidad inefable de las relaciones
de amor, de intimidad y de comunión que el Hijo de Dios hecho carne ha venido a
establecer con los hombres. No sólo Israel o Jerusalén, sino toda la humanidad
está llamada a participar en esta unión esponsal con Dios. El precio que le
confiere este derecho será la sangre de Cristo derramada en la cruz en la hora
establecida por el Padre. En Caná, a donde ha ido Jesús con su Madre y sus
discípulos, esa hora no ha llegado aún (Jn 2, 4); sin embargo, por intercesión
de María, la anticipa con una “señal” que preludia la salvación y la redención.
El agua se convierte milagrosamente en vino del mejor,
como para indicar el profundo cambio que la muerte y la resurrección de Cristo
van a obrar en los hombres, haciendo abundar la gracia donde antes abundaba el
pecado, transformando el agua insípida y fría del egoísmo humano en el vino
fuerte y generoso de la caridad. Y todo esto se realiza porque el hombre –todo
hombre– está invitado a participar en las bodas del Verbo con la humanidad y a
gozar, por lo tanto, de su amor e intimidad de esposo. La presencia y la
intervención de María en las bodas de Caná son un poderoso motivo de confianza.
El hombre se siente indigno de la comunidad con Cristo, pero si se confía a la
Madre, ella lo dispondrá y lo introducirá hasta Cristo adelantando su obra.
¡Oh abismo y altura
inestimable de caridad, cuánto amas a esta tu esposa que es la humanidad! ¡Oh
vida por quien las cosas todas viven! Tú la has arrebatado de las manos del
demonio que la poseía como suya… y la has desposado con tu carne. Has dado en
arras tu sangre, y por último, abriendo tus venas has hecho el pagamento
entero. ¡Oh inestimable amor y caridad! Tú demuestras ese deseo ardiente; y así
corriste, como ebrio y ciego, al oprobio de la cruz. El ciego no ve, ni el
ebrio…, así tú, casi como muerto, te perdiste a ti mismo; como ciego y ebrio
por nuestra salud. Y no te retrajo nuestra ignorancia ni nuestra ingratitud, ni
el amor propio que nos tenemos. ¡Oh dulcísimo amor Jesús! Te has dejado cegar
por el amor, que no te deja ver nuestras iniquidades; has perdido el
sentimiento de ellas. (Santa Catalina de Sena)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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