lunes, 14 de enero de 2013

Pequeñas Semillitas 1922


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 1922 ~ Lunes 14 de Enero de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Alabado sea Jesucristo…
El bautismo es el comienzo de todos los regalos que Dios nos va haciendo en la vida (En rigor, el regalo comienza con la vida misma). Con el “baño” purificador del bautismo se inicia el más maravilloso título que adorna a todo ser humano: ¡Somos hijos de Dios! Ese día el padre Dios también susurró junto a nuestro corazón: Tú eres me hijo muy querido… Por eso, luego Jesús nos enseña a llamar “Padre” al Dios altísimo.
Bastaría con estar convencido de esta verdad fundamental de nuestra fe para que afrontemos las “batallas” de la vida con confianza, serenidad y alegría: ¡Soy un hijo muy querido de Dios!
El Domingo


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva». Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres». Al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras Él.
(Mc 1,14-20)

Comentario
Hoy, el Evangelio nos invita a la conversión. «Convertíos y creed en la Buena Nueva» (Mc 1,15). Convertirse, ¿a qué?; mejor sería decir, ¿a quién? ¡A Cristo! Así lo expresó: «El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí» (Mt 10,37).
Convertirse significa acoger agradecidos el don de la fe y hacerlo operativo por la caridad. Convertirse quiere decir reconocer a Cristo como único señor y rey de nuestros corazones, de los que puede disponer. Convertirse implica descubrir a Cristo en todos los acontecimientos de la historia humana, también de la nuestra personal, a sabiendas de que Él es el origen, el centro y el fin de toda la historia, y que por Él todo ha sido redimido y en Él alcanza su plenitud. Convertirse supone vivir de esperanza, porque Él ha vencido el pecado, al maligno y la muerte, y la Eucaristía es la garantía.
Convertirse comporta amar a Nuestro Señor por encima de todo aquí en la tierra, con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas. Convertirse presupone entregarle nuestro entendimiento y nuestra voluntad, de tal manera que nuestro comportamiento haga realidad el lema episcopal del Santo Padre, Juan Pablo II, Totus tuus, es decir, Todo tuyo, Dios mío; y todo es: tiempo, cualidades, bienes, ilusiones, proyectos, salud, familia, trabajo, descanso, todo. Convertirse requiere, entonces, amar la voluntad de Dios en Cristo por encima de todo y gozar, agradecidos, de todo lo que acontece de parte de Dios, incluso contradicciones, humillaciones, enfermedades, y descubrirlas como tesoros que nos permiten manifestar más plenamente nuestro amor a Dios: ¡si Tú lo quieres así, yo también lo quiero!
Convertirse pide, así, como los apóstoles Simón, Andrés, Jaime y Juan, dejar «inmediatamente las redes» e irse con Él (cf. Mc 1,18), una vez oída su voz. Convertirse es que Cristo lo sea todo en nosotros.
Rev. D. Joan COSTA i Bou (Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Félix de Nola
Confesor de la Fe


Natural de Nola, abrazó el servicio apostólico desde muy joven.

Al morir su padre, Félix distribuyó su herencia entre los pobres y fue ordenado sacerdote por San Máximo, Obispo de Nola.

Al iniciarse una cruel persecución contra la Iglesia, Máximo huyó al desierto para continuar al servicio de su rebaño.

Al no ser encontrado por los soldados romanos, Félix, quien lo sustituía en sus deberes pastorales, fue tomado preso, azotado, cargado de cadenas y encerrado en el calabozo cuyo piso estaba lleno de vidrios.

Sin embargo, el Ángel del Señor se le apareció y le ordenó ir en ayuda de su Obispo, quien yacía medio muerto de hambre y de frío.

Ante su incapacidad de hacerlo volverlo en sí, el Santo acudió a la oración y al punto apareció un racimo de uvas, cuyas gotas derramó sobre los labios del maestro, el cual recuperó el conocimiento siendo conducido luego a su Iglesia.

Félix permaneció escondido orando permanente por la Iglesia hasta la muerte de Decio; sin embargo, continuó siendo perseguido hasta que se estableció la paz de la Iglesia.

Murió en medio de la pobreza y el servicio de los más necesitados, a pesar de que fue elegido como Obispo de Nola.

Fuente: Catholic.net


¡Buenos días!

Camino de esperanza

Te presento hoy un poema vibrante de esperanza. Esta virtud busca lo bueno en la gente, en lugar de subrayar lo malo. La esperanza descubre lo que se puede hacer, en lugar de protestar por lo que no se puede. La esperanza obtiene su poder de una firme confianza en Dios y en sus promesas y en la bondad innata de la humanidad. La esperanza ayuda a llevar una vida plena.

Cuando la luz del día está en su cumbre, eres, Señor Jesús, luz y alegría de quienes en la fe y en la esperanza celebran ya la fiesta de la vida.
Eres resurrección, palabra y prenda de ser y de vivir eternamente; sembradas de esperanzas nuestras vidas, serán en ti cosecha para siempre.
Ven ya, Señor Jesús, Salvador nuestro, de tu radiante luz llena este día, camino de alegría y de esperanza, real acontecer de nueva vida. Amén.

Que en las pruebas y luchas de la vida sepas recordar y repetirte, como el salmista: “Señor, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha” (S 16). Don Bosco en sus homilías solía recordar a los niños y jovencitos del Oratorio: “No olviden que un rinconcito de Cielo todo lo arregla”. Que tengas un día de mucha paz.

Padre Natalio


La frase de hoy

“El llanto es a veces
el modo de expresar las cosas
que no pueden decirse con palabras”

Concepción Arenal


Tema del día:
Violencias perpetradas 
en nombre de la fe


—De acuerdo, pero ¿qué dice la Iglesia católica de todos esos errores que aparecen en su historia?

La Iglesia lamenta los errores de sus miembros, recordando todas las circunstancias en que, a lo largo de la historia, se han alejado del verdadero espíritu del Evangelio y han ofrecido al mundo, en vez del testimonio de una vida inspirada en los valores de la fe, el espectáculo de modos de pensar y actuar que eran verdaderas formas de antitestimonio y de escándalo.

La Iglesia busca sin cesar la conversión y la renovación, animando a sus miembros a purificarse mediante el arrepentimiento de sus errores, infidelidades, incoherencias y lentitudes.

De hecho, Juan Pablo II no dudó en hacer un reconocimiento público y una petición de perdón por los errores que los miembros de la Iglesia católica hubieran podido cometer en estos dos milenios. Reconocer los fracasos de ayer es siempre un acto de lealtad y de valentía, que además refuerza la fe y facilita hacer frente a las dificultades de hoy.

La Iglesia no desea permanecer en silencio ante tantas violencias que han sido perpetradas en nombre de la fe, especialmente en algunos siglos. "Es cierto -señalaba Juan Pablo II- que un correcto juicio histórico no puede prescindir de los condicionantes culturales del momento, bajo cuyo influjo pudieron creer de buena fe que un auténtico testimonio de la verdad comportaba la extinción de otras opiniones, o al menos su marginación. Muchos motivos convergen con frecuencia en la creación de premisas de intolerancia, alimentando un ambiente pasional del que solo los grandes espíritus verdaderamente libres y llenos de Dios lograban de algún modo sustraerse. Pero la consideración de todos esos atenuantes no dispensa a la Iglesia del deber de lamentar profundamente las debilidades de tantos hijos suyos, que han desfigurado su rostro, impidiendo reflejar plenamente la imagen del Señor crucificado, testigo insuperable de amor paciente y de humilde mansedumbre. De estos trazos dolorosos del pasado emerge una lección para el futuro, que debe llevar a todo cristiano a tener bien en cuenta el principio de oro señalado por el Concilio:

La verdad no se impone sino por la fuerza de la misma verdad, que penetra con suavidad y firmeza en las almas".

La Iglesia católica no teme en absoluto reconocer esos errores, porque el amor a la verdad es fundamental (no hay una verdad buena y otra mala: la que conviene a la Iglesia y la que puede molestarla), y también porque esas violencias no pueden atribuirse a la fe católica, sino a la intolerancia religiosa de personas que no la asumieron correctamente.

Alfonso Aguiló
www.interrogantes.net


Meditación breve


En esta vida estamos a prueba. Efectivamente la vida del hombre sobre la tierra es una prueba, y según cómo se comporte en esta prueba, el hombre merecerá el Cielo o el Infierno. Por eso no debemos descuidar nuestros deberes, porque lo poco que Dios nos ha confiado, tenemos que devolvérselo aumentado por nuestro propio trabajo de apostolado, de oración y de amor. Hemos recibido algo del Señor, y no debemos quejarnos de que sea mucho o poco, sino que cada cual recibió de Dios la medida justa, y debe hacerla producir frutos para que en el día del juicio no venga a ser descartado, sino que pueda entrar en el Paraíso.
Por eso no hay acciones pequeñas a los ojos de Dios, porque si hacemos bien una acción insignificante, es señal de que seremos también fieles en las acciones importantes. Así es que el Señor a lo largo de la vida nos va como probando, nos va poniendo pruebas para ver cómo respondemos a ellas, y si respondemos bien, entonces nos da un premio y nos pone una prueba mayor, para que ganemos más gloria y más mérito.
En cambio, si en una prueba salimos mal parados, Dios se irá alejando cada vez más de nosotros, si persistimos en esa mala voluntad, y entonces el demonio entrará en nuestra vida e influenciará todo en nosotros, de modo que nos iremos alejando cada vez más del Cielo prometido.
Tenemos que cuidar muy bien cada inspiración de la gracia, cada moción del Espíritu Santo para llevarla a cabo de la mejor manera posible, porque siendo fieles en esas cosas pequeñas, entonces Dios nos irá confiando misiones cada vez más grandes, hasta que en el Cielo nos dé un trono de gloria que ni siquiera podemos imaginar.


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por nuestro lector y amigo Carlos C., de Bogotá, Colombia, que este lunes inicia labores académicas en el Colegio en el cual trabaja como profesor de Religión, y mañana martes en la Universidad en la cual desempeña cargos académicos y administrativos. Carlos desea colocar en las Santas Manos de nuestro Señor Jesucristo estas labores y compromisos, seguro que iluminado por su Santo Espíritu logrará el cumplimiento de los objetivos y el logro de las metas que se han propuesto para el presente año lectivo. Coloca también bajo su amparo a su familia, amigos, compañeros y seres queridos, especialmente a sus estudiantes y colegas. Por la intercesión de nuestra Madre, la Virgen Santísima, todo irá de acuerdo a la Voluntad del Señor que es bueno y misericordioso.

Pedimos oración por nuestra lectora y amiga Marina R., de España, que en los próximos días deberá someterse a revisiones oncológicas y traumatológicas, para que la Santísima Virgen la acompañe y la proteja y el Buen Jesús le otorgue fortaleza física y espiritual para afrontar las situaciones que le tocan vivir.

Pedimos oración por Minerva Noemí, que vive en San Lorenzo, Santa Fe, Argentina, quien ha sido operada de un tumor y ahora ha comenzado con quimioterapia con los habituales efectos molestos que ésta tiene. La ponemos en los brazos de la Santísima Virgen para que ella la cubra con su amor y protección e interceda ante su Hijo Jesús para que le conceda la gracia de una pronta recuperación.

Pedimos oración por el descanso eterno de José Luis S. B., que un día como hoy, hace 17 años, partió al encuentro de Jesús. Su madre aún sufre su ausencia, por lo que también pedimos orar para darle fortaleza a ella.

Pedimos oración por Eduardo, 50 años, de la provincia de Buenos Aires, Argentina, que está con problemas de salud desde hace bastante tiempo y lo estudian los médicos sin encontrarle el diagnóstico, mientras tanto su estado general se va deteriorando. Que María, intercesora de todas las gracias, le conceda a través de Jesús la gracia de la sanación.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a pequesemillitas@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados. Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.


“Intimidad Divina”

Jesús, vid verdadera

Jesús es el único “mediador entre Dios y los hombres” (1 Tm 2, 5); pero no se ha contentado con redimir la humanidad manteniéndose a distancia de sus redimidos, sino que su salvación se opera en él, mediante una íntima comunión entre él y los hombres. Es este el gran misterio de la incorporación a Cristo, revelado por él mismo la tarde anterior a su Pasión: “Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador… Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede llevar fruto de sí mismo si no permaneciere en la cepa, así tampoco vosotros si no permaneciereis en mí” (Jn 15, 1-4). Jesús afirma expresivamente que no hay redención, ni vida sobrenatural o vida de gracia, sino para quien vive en él… Tal es la estrechísima conexión que Jesús ha querido operar entre él y los hombres, conexión indispensable para su salvación y para su santificación. Ni siquiera un mínimo grado de gracia puede llegar al hombre sin la mediación de Cristo, igual que a la rama separada del árbol no le puede llegar la más pequeña gota de savia. “La verdadera vid es Cristo, que comunica vida y fecundidad a los sarmientos, que somos nosotros que permanecemos en él por medio de la Iglesia, y que sin él nada podemos hacer” (LG 6).

No se puede permanecer sino donde ya se está. Jesús dice: “Permaneced en mí”, porque la inserción en él es un hecho ya consumado, merecido para todos los hombres por su muerte y resurrección y realizado para cada uno de ellos en el momento del bautismo. Cristo ha injertado la humanidad en sí al precio de su sangre; el hombre, pues, “está” en él, pero depende de su buena voluntad el “permanecer en él” del modo más pleno y vital. Si para ser injertados a Cristo es suficiente el bautismo y si para permanecer en él como sarmientos vivos basta estar en gracia, el cristiano fervoroso no se contenta con eso. Es consciente  del don divino inmenso recibido y trabaja con empeño para que su inserción en Cristo sea cada vez más profunda; quiere vivir intensamente su unión con Cristo, hacer de él el centro, el sol de su vida.

No ha dicho Jesús sin motivo: “Permaneced en mí”; ha querido así indicar que la vida en él requiere la colaboración personal del hombre; que para vivir en él y de él, es preciso poner a contribución todas las fuerzas, mente, voluntad y corazón. Cuanto más hace el cristiano por permanecer en Cristo, tanto más penetra en él como su pequeño sarmiento y más abundante recibe de él la savia de la gracia. “Permaneced en mí, y yo en vosotros”; a medida que el creyente por medio de la fe, el amor y las obras buenas se mantiene unido estrechamente a Cristo, Cristo permanece en él comunicándole de continuo su vida divina. Así el cristiano será no sólo sarmiento vivo, sino rico en frutos de santidad destinados a alegrar el corazón de Dios, porque Jesús ha dicho: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis fruto abundante” (Jn 15, 8). Y serán frutos no sólo de santidad personal, sino de bien para los hermanos y para toda la Iglesia, como corresponde a verdaderos discípulos de Cristo.

¡Oh dulce y suave injerto! Tú, suma dulzura, te has dignado unirte con nuestra amargura… Tú, infinito, con nosotros limitados… ¿No bastaba a tu amor haber hecho con la criatura esta unión? No; y por eso tú, Verbo eterno, regaste este árbol con tu sangre. Esta sangre con su calor lo hace germinar, si el hombre por su libre albedrío se injerta en ti, y une y ata a ti su corazón y su afecto, ligando y fajando este injerto con la faja de la caridad y la práctica de tu doctrina… Porque debemos conformarnos a ti, oh Cristo, e injertarnos en ti por el camino de las penas, de las cruces y de los santos deseos. De modo que por ti, que eres la Vida, produzcamos frutos de vida… Y así es claro que nos creaste sin nosotros, pero no nos quieres salvar sin nosotros. Cuando estamos injertados en ti, las ramas que tú has dado a nuestro árbol, dan sus frutos. (Santa Catalina de Siena, Plegarias y Elevaciones)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

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