sábado, 21 de abril de 2012

Pequeñas Semillitas 1688


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1688 ~ Sábado 21 de Abril de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Hola…
Reír es arriesgarse a parecer tonto. Llorar es arriesgarse a parecer un sentimental. Hacer algo por alguien es arriesgarse a involucrarse. Expresar sentimientos es arriesgarse a mostrar tu verdadero yo. Exponer tus ideas y sueños es arriesgarse a perderlos. Aceptar tus errores es arriesgarse a ser juzgado. Amar es arriesgarse a no ser correspondido. Vivir es arriesgarse a morir. Esperar es arriesgarse a la desesperanza. Lanzarte es arriesgarse a fallar. Si te arriesgas puede que no lo logres, pero aprenderás como hacerlo mejor la próxima vez. Si no te arriesgas, no hay ninguna posibilidad de que lo logres
Y cada vez más dejarás que tus miedos y las opiniones de los demás controlen tu vida, crearás una prisión de la que tú tendrás la llave, pero con el tiempo hasta olvidarás que la tienes. Tomar riesgos calculados te convertirán en una persona libre.


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


Al atardecer, los discípulos de Jesús bajaron a la orilla del mar, y subiendo a una barca, se dirigían al otro lado del mar, a Cafarnaúm. Había ya oscurecido, y Jesús todavía no había venido donde ellos; soplaba un fuerte viento y el mar comenzó a encresparse. Cuando habían remado unos veinticinco o treinta estadios, ven a Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y tuvieron miedo. Pero Él les dijo: «Soy yo. No temáis». Quisieron recogerle en la barca, pero en seguida la barca tocó tierra en el lugar a donde se dirigían.
(Jn 6,16-21)

Comentario
Hoy, Jesús nos desconcierta. Estábamos acostumbrados a un Redentor que, presto para atender todo tipo de indigencia humana, no dudaba en recorrer a su poder divino. De hecho, la acción transcurre justo después de la multiplicación de los panes y peces a favor de la multitud hambrienta. Ahora, en cambio, nos desconcierta un milagro —el hecho de andar sobre las aguas— que parece, a primera vista, una acción de cara a la galería. ¡Pero no!, Jesús ya había descartado el uso de su poder divino para buscar el lucimiento o el provecho personal cuando al inicio de su misión rechazó las tentaciones del Maligno.
Al andar sobre las aguas, Jesucristo está mostrando su señorío sobre las cosas creadas. Pero también podemos ver una escenificación de su dominio sobre el Maligno, representado por un mar embravecido en la oscuridad.
«No temáis» (Jn 6,20), les decía Jesús en aquella ocasión. «Confiad, yo he vencido al mundo» (Jn 16,33), les dirá después en el Cenáculo. Finalmente, es Jesús quien dice a las mujeres en la mañana de Pascua, después de levantarse del sepulcro: «No tengáis miedo». Nosotros, por el testimonio de los Apóstoles, sabemos de su victoria sobre los enemigos del hombre, el pecado y la muerte. Por esto, hoy, sus palabras resuenan en nuestro corazón con una fuerza especial, porque son las palabras de Alguien que está vivo.
Las mismas palabras que Jesús dirigía a Pedro y a los Apóstoles las repetía Juan Pablo II, sucesor de Pedro, al inicio de su pontificado: «No tengáis miedo». Era una llamada a abrir el corazón, la propia existencia al Redentor para que con Él no temamos ante los embates de los enemigos de Cristo.
Ante la personal fragilidad para llevar a buen puerto las misiones que el Señor nos pide (una vocación, un proyecto apostólico, un servicio...), nos consuela saber que María también —criatura como nosotros— oyó las mismas palabras de parte del ángel antes de afrontar la misión que el Señor le tenía encomendada. Aprendamos de ella a acoger la invitación de Jesús cada día, en cada circunstancia.
Rev. D. Vicenç GUINOT i Gómez (Sitges, Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Anselmo
Obispo y Doctor de la Iglesia


San Anselmo nació en Aosta (Italia) en 1033 de noble familia. Desde muy niño se sintió inclinado hacia la vida contemplativa. Pero su padre, Gandulfo, se opuso: no podía ver a su primogénito hecho un monje; anhelaba que siguiera sus huellas. A causa de esto, Anselmo sufrió tanto que se enfermó gravemente, pero el padre no se conmovió. Al recuperar la salud, el joven pareció consentir al deseo paterno. Se adaptó a la vida mundana, y hasta pareció bien dispuesto a las fáciles ocasiones de placeres que le proporcionaba su rango; pero en su corazón seguía intacta la antigua llamada de Dios.

En efecto, pronto abandonó la casa paterna, pasó a Francia y luego a Bec, en Normandía, en cuya famosa abadía enseñaba el célebre maestro de teología, el monje Lanfranco.

Anselmo se dedicó de lleno al estudio, siguiendo fielmente las huellas del maestro, de quien fue sucesor como abad, siendo aún muy joven. Se convirtió entonces en un eminente profesor, elocuente predicador y gran reformador de la vida monástica. Sobre todo llegó a ser un gran teólogo.

Su austeridad ascética le suscitó fuertes oposiciones, pero su amabilidad terminaba ganándose el amor y la estima hasta de los menos entusiastas. Era un genio metafísico que, con corazón e inteligencia, se acercó a los más profundos misterios cristianos: "Haz, te lo ruego, Señor—escribía—, que yo sienta con el corazón lo que toco con la inteligencia".

Sus dos obras más conocidas son el Monologio, o modo de meditar sobre las razones de la fe, y el Proslogio, o la fe que busca la inteligencia. Es necesario, decía él, impregnar cada vez más nuestra fe de inteligencia, en espera de la visión beatífica. Sus obras filosóficas, como sus meditaciones sobre la Redención, provienen del vivo impulso del corazón y de la inteligencia. En esto, el padre de la Escolástica se asemejaba mucho a San Agustín.

Fue elevado a la dignidad de arzobispo primado de Inglaterra, con sede en Canterbury, y allí el humilde monje de Bec tuvo que luchar contra la hostilidad de Guillermo el Rojo y Enrique I. Los contrastes, al principio velados, se convirtieron en abierta lucha más tarde, a tal punto que sufrió dos destierros.

Fue a Roma no sólo para pedir que se reconocieran sus derechos, sino también para pedir que se mitigaran las sanciones decretadas contra sus adversarios, alejando así el peligro de un cisma. Esta muestra de virtud suya terminó desarmando a sus opositores. Murió en Canterbury el 21 de abril de 1109. En 1720 el Papa Clemente XI lo declaró doctor de la Iglesia.

Fuente: Catholic.net


La frase de hoy

“La llamada universal a la santidad es una muestra clara del amor infinito del Señor. Todos son invitados. La santidad no es cosa de privilegiados. La vida corriente, ordinaria, puede ser medio de santidad. A Dios hay que descubrirle en las tareas corrientes y ordinarias. Cualquier actividad, vivificada en unión con Cristo, hecha con espíritu recto, amor al prójimo, con intención de dar gloria a Dios, queda ennoblecida y adquiere valor sobrenatural”

San Josemaría


Cuentos de Mamerto Menapace:
La indecisión


Lo habían agarrado en flagrante delito de robo, y no existían circunstancias atenuantes que lo justificaran. A pesar de todas sus negativas no pudo evitar que la justicia lo mandara a la muerte.

Cierto, había tratado de mostrarse sereno y había logrado impresionar a sus mismos jueces. Todavía le quedaba un poco de humor, y decidió jugarse hasta la última carta. Trataría al menos de ganar tiempo, para vivir un rato más.

Cuando le leyeron la sentencia que lo condenaba a la horca, la escuchó con calma, y concluyó la sesión preguntado si tendría la oportunidad de expresar su último deseo. Era imposible que se lo negasen. Y así fue. Se lo concedieron, antes aún de averiguar de que se trataba.

- Quisiera - dijo - ser yo mismo quien elija el árbol en cuya rama tendré que ser ajusticiado.

Aunque la petición pareció a los jueces un tanto romántica para lo dramático de las circunstancias, no hubo inconvenientes en concedérsela. Le designaron un piquete de cuatro guardias para que lo acompañaran en el recorrido por el bosquecito de las afueras de aquella vieja ciudad medieval, en la que este suceso se desarrollaba conforme a las costumbres y procederes de la época.

Más de tres horas duró la caminata, que impacientó a todos, menos al interesado, que gastaba su tiempo desaprensivamente observando con superioridad e ironía cada árbol y cada gajo que podría ser su último punto de apoyo sobre esta tierra de la que se despediría en breve. Los miraba y estudiaba minuciosamente, para desecharlos luego casi con desprecio. No sería una miserable planta con tantos defectos la que tendría el honor de cargar con su partida. De esta manera fue pasando de árbol en árbol, hasta que hubo inspeccionado todos los posibles.

De nuevo ante el juez, expresó así sus conclusiones:

- ¡Señor juez! ¿Quiere que le diga la verdad? No hay ninguno que me convenza.

Murió lo mismo. Y sin haber elegido.

Tengo dos amigos. Uno de ellos ha llegado a la convicción de que debería consagrar su vida a Dios. Pero todavía no ha encontrado ninguna congregación que lo convenza. El otro cree en el amor. Pero no cree en las mujeres.

Me temo que los dos van a morir sin haber elegido.


Pensamientos sanadores


Hoy revaloriza tu unión con Dios

Tu unión con Dios te lleva a “ser”, lo cual es tan importante o más que el “hacer”.
Aprende a disfrutar de una conciencia cada día más intensa de lo que significa vivir en la amistad de Dios.
Aprecia y valora lo que significa poder tener unidad y comunión con las Tres Personas de la Santísima Trinidad.
Al saber, no sólo con la mente sino también con el corazón, que Dios se puede unir contigo tan profundamente, le permites que te llene de gozo y de satisfacción.
Contempla con los ojos de la fe, esta maravilla que da felicidad.
Descansa una vez más, en el silencio de la oración, sumergido en la presencia amorosa de Dios que te rodea.

Pongan mucho cuidado en practicar los mandamientos y la Ley que les prescribió Moisés, el servidor del Señor, a saber: amar al Señor, su Dios, y seguir todos sus caminos; observar sus mandamientos, mantenerse fieles a él, y servirlo con todo el corazón y con toda el alma. Josué 22, 5


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por el eterno descanso del alma del señor José Ferreyra Vidal, de Perú, que el 14 de abril hubiera cumplido 89 años. Que el Señor lo guarde en su paraíso junto a María y a todos los santos.

Pedimos oración por Toty, de Monte Grande, Argentina, de 45 años de edad, padre de siete hijos, e internado en terapia intensiva en grave estado por un accidente cerebro vascular hemorrágico. Que el Señor tenga piedad de él y le conceda lo que sea mejor para sí mismo y para su familia asistidos por María.

Pedimos oración por Blanca Estela B. que vive en Guatemala y que será operada hoy de matriz y ovarios, rogando al Buen Jesús que intervenga para que esta cirugía se realice sin inconvenientes.

Pedimos oración por estas personas de Guatemala: Argentina de B. que tiene 88 años, vive en Tegucigalpa, se ha caído y han tenido que suturarla en la cabeza; por Gesse de R. que será operada hoy de cáncer de mama; y por Guadalupe H. que tiene fibromialgia y sufre muchos dolores. Que la Santísima Virgen las ayude para poder recuperarse de sus dolencias por la acción sanadora de Jesús.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Enviar los pedidos de oración a pequesemillitas@gmail.com


"Pequeñas Semillitas" por e-mail


Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por correo, más el agregado de un powerpoint. Las suscripciones son gratuitas y se realizan únicamente por invitación. Hay que solicitarlas a Melissa, la moderadora del Grupo a: picaflor05@gmail.com  o a: picaflor.cl@gmail.com  
Las inscripciones son moderadas y pueden demorar un par de días, siendo importante que no te suscribas desde una computadora de tu oficina o lugar laboral, y que sólo te inscribas si de verdad estás dispuesto/a a leer todos los días nuestros mensajes e incluso compartirlos con tus amigos y conocidos reenviándoselos por correo electrónico.
Felipe de Urca


"Intimidad Divina"

Trato íntimo con Dios

Toda forma de oración es un encuentro del hombre con Dios, y cuanto más profunda sea la oración, tanto más íntimo será este encuentro, verdadera comunión “con el Padre y con su Hijo Jesucristo” (1 Jn 1, 3). La oración no es una meditación solitaria en que la criatura se halla sola con sus pensamientos, sino una comunión; el alma orante en su soledad tiene una compañía: Dios, y mientras trata íntimamente con él, reflexiona, ora, cree, ama. Normalmente será necesario comenzar con alguna consideración piadosa que sirva de apoyo al pensamiento y reavive la conciencia del amor a Dios, de modo que el espíritu se recoja y la voluntad se sienta movida a amar… El alma se entretendrá con Dios, de corazón a corazón, e iniciará con él una conversación íntima y espontánea. En ella le declara todo su reconocimiento, le promete ser en adelante más generosa y decidida en darse a él, le pide perdón por no haber sido así en el pasado, hace después delante de Dios sus propósitos prácticos y, finalmente, le pide gracia y ayuda para saber cumplirlos de veras.

Se puede llamar a éste un verdadero coloquio, pues no sólo es el alma quien habla, sino que el mismo Dios le responde, no con palabras sensibles, sino infundiéndole gracias de luz y de amor que le iluminan los caminos de Dios y la encienden con ansias de entrar en ellos con mayor generosidad. Por eso no es conveniente que el alma en el coloquio abunde demasiado en palabras; es mejor que muchas veces lo suspenda y se ponga a escuchar en su interior los movimientos de la gracia, que son precisamente las respuestas de Dios. La amistad exige conocimiento, amor, intercambio recíproco; así sucede con la oración.

Más que derramarse en muchas expresiones de amor, el alma orante prefiere callar y concentrarse en una mirada sintética de Dios, contemplándolo en fe y amor. Poco a poco el coloquio se hará silencioso, contemplativo: una simple mirada que penetra la verdad de Dios y de sus misterios y los hace saborear. Es una verdadera comunión e intercambio de amistad: cuanto más contempla el alma a Dios, más se enamora de él y siente más urgente la necesidad de darse a él con generosidad total; por otra parte, Dios mismo se da a ella iluminándola con su luz y atrayéndola a sí fuertemente con su amor y su gracia. “Si un alma busca a Dios, mucho más la busca su Amado a ella” (San Juan de la Cruz).

Señor Jesús, heme aquí con mis pusilanimidades y mis necios deseos; concédeme tu benevolencia y tu ayuda; tengo necesidad de tu infinita bondad; olvida que he sido un mal amigo; querría comenzar una nueva amistad contigo en que todo sea común, una amistad para la vida y para la muerte. Dame un corazón nuevo, un corazón fiel, humilde como el de tu Madre, ardiente e indomable como el de Pablo. Madre carísima, pide a Jesús que yo pueda rehabilitarme, pero que no me falte su gracia y su fuerza. Madre, que yo sea generoso: acepta mi oferta, y cambia mi corazón. ¡Oh Jesús!, que yo esté dispuesto a todo lo que tu amistad exija de mí. Quiero sacrificar todo por mi amistad contigo. Yo y Jesús. Todo lo demás es vanidad. He renunciado a todo, y no se trata de una pura fórmula. (P. Lyonnet)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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