jueves, 5 de abril de 2012

Pequeñas Semillitas 1672


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1672 ~ Jueves 5 de Abril de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Jueves Santo. La última Cena
Por la mañana del jueves, Pedro y Juan se adelantan para preparar la cena en Jerusalén. A la tarde llegaron al Cenáculo. Allí Jesús lavó los pies uno a uno. Luego, sentados a la mesa celebra la primera Misa: les da a comer su Cuerpo y su Sangre y les ordena sacerdotes a los Apóstoles para que, en adelante, ellos celebren la Misa. Judas salió del Cenáculo antes, para entregarle. Jesús se despidió de su Madre y se fue al huerto de los Olivos. Allí sudó sangre, viendo lo que le esperaba. Los discípulos se durmieron. Llegó Judas con todos los de la sinagoga y le da un beso. Entonces, le cogieron preso y todos los Apóstoles huyeron. Lo llevan al Palacio de Caifás, el Sumo Sacerdote. Le interrogan durante toda la noche: no duerme nada.
Hazle tú hoy compañía al Señor, que está solo. Haz el propósito de no abandonarle nunca, y de visitarle con frecuencia en el sagrario.
Texto del P. José Pedro Manglano Castellary

Oración

Señor Jesucristo, en la víspera de la pasión nos dejaste un legado de amor. Celebraste con los apóstoles una cena y te entregaste a ellos en el pan y en el vino.  Partiste el pan como símbolo de tu muerte, en que fuiste inmolado por nosotros para poder sanar y unir todo lo que estaba desecho  y destrozado en nuestro interior.  También hiciste circular el cáliz como muestra de que tu amor llega a su perfección en la muerte y de que das la sangre de tu corazón por nosotros.
"Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos" (Jn 15, 13).
Concédeme una nueva visión del milagro de la Eucaristía, en la que tú te entregaste por mí, para que me sea dado construir la vida sobre esa entrega.
Después de la cena llena de amor y cercanía, te fuiste al Huerto de Getsemaní. Allí los apóstoles te dejaron solo.  Se quedaron dormidos.  Sólo se concentraron en sí mismos y en su cansancio.  Y tú te enfrentaste al temor y a la impotencia, a la soledad y a la incomprensión.  Tú te enfrentaste con Dios y lograste pronunciar la oración, que también nos enseñaste: "Padre, ¡que se haga tu voluntad".
Permíteme decir esa oración cuando no entienda por qué me sucede esto o lo otro. Vino un ángel para aliviarte en la angustia.  Envíame también el ángel cuando el temor me asalte y no disponga de medios para resistirme.
Que tu ángel me fortalezca, para que también  yo, consolado por la oración, pueda continuar el camino.  Amén.


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Misa Vespertina de la Cena del Señor


Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.
Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?». Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde». Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo». Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza». Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos». Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos».
Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros».
(Jn 13,1-15)

Comentario
Hoy recordamos aquel primer Jueves Santo de la historia, en el que Jesucristo se reúne con sus discípulos para celebrar la Pascua. Entonces inauguró la nueva Pascua de la nueva Alianza, en la que se ofrece en sacrificio por la salvación de todos.
En la Santa Cena, al mismo tiempo que la Eucaristía, Cristo instituye el sacerdocio ministerial. Mediante éste, se podrá perpetuar el sacramento de la Eucaristía. El prefacio de la Misa Crismal nos revela el sentido: «Él elige a algunos para hacerlos partícipes de su ministerio santo; para que renueven el sacrificio de la redención, alimenten a tu pueblo con tu Palabra y lo reconforten con tus sacramentos».
Y aquel mismo Jueves, Jesús nos da el mandamiento del amor: «Amaos unos a otros como yo os he amado» (Jn 13,34). Antes, el amor se fundamentaba en la recompensa esperada a cambio, o en el cumplimiento de una norma impuesta. Ahora, el amor cristiano se fundamenta en Cristo. Él nos ama hasta dar la vida: ésta ha de ser la medida del amor del discípulo y ésta ha de ser la señal, la característica del reconocimiento cristiano.
Pero, el hombre no tiene capacidad para amar así. No es simplemente fruto de un esfuerzo, sino don de Dios. Afortunadamente, Él es Amor y —al mismo tiempo— fuente de amor, que se nos da en el Pan Eucarístico.
Finalmente, hoy contemplamos el lavatorio de los pies. En actitud de siervo, Jesús lava los pies de los Apóstoles, y les recomienda que lo hagan los unos con los otros (cf. Jn 13,14). Hay algo más que una lección de humildad en este gesto del Maestro. Es como una anticipación, como un símbolo de la Pasión, de la humillación total que sufrirá para salvar a todos los hombres.
El teólogo Romano Guardini dice que «la actitud del pequeño que se inclina ante el grande, todavía no es humildad. Es, simplemente, verdad. El grande que se humilla ante el pequeño es el verdaderamente humilde». Por esto, Jesucristo es auténticamente humilde. Ante este Cristo humilde nuestros moldes se rompen. Jesucristo invierte los valores meramente humanos y nos invita a seguirlo para construir un mundo nuevo y diferente desde el servicio.
Mons. Josep Àngel SAIZ i Meneses Obispo de Terrassa (Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Vicente Ferrer
Presbítero


“Bebe el agua del maestro Vicente” se dice todavía en España para recomendar el silencio. La expresión se refiere a un sabio consejo que el dominico san Vicente Ferrer dio a una mujer que le preguntaba qué podía hacer para congeniar con el malhumorado marido. “Tome este frasco de agua -contestó el santo- y cuando tu esposo regrese del trabajo, tómate un sorbo y mantenlo en la boca el mayor tiempo posible”. Era el mejor modo de hacer que la mujer tuviera la boca cerrada y no contestara al marido.

La anécdota hace ver la humana simpatía de este hombre, acérrimo fustigador de las costumbres, que le mereció de sus contemporáneos el título de “ángel del Apocalipsis”, porque en sus sermones acostumbraba amenazar con flagelos y tribulaciones.

Vicente nació en Valencia (España) en 1350. A los 17 años había ya terminado con tanto éxito sus estudios de filosofía y teología que sus profesores lo incluyeron inmediatamente en el cuerpo docente.

Entró al convento de los dominicos de Valencia y fue ordenado sacerdote en 1375, una fecha que en la historia de la Iglesia se recuerda como el comienzo del gran cisma de Occidente (1378-1417). La gran confusión dividió a los cristianos en dos obediencias: a Roma y a Aviñón. Era inevitable que aun espíritus rectos, como Vicente Ferrer, estuvieran de parte del Papa ilegítimo. La buena fe de Vicente Ferrer se prueba con el hecho de que él hizo todo lo posible para solucionar el gran conflicto y restituir así la unidad a la Iglesia. Recorrió toda Europa, entusiasmando con su gran oratoria a las muchedumbres de fieles, atraídos también por un fenómeno especial: al predicador dominico -que sólo conocía el castellano, el latín y un poco de hebreo- le entendían todos los fieles de las diversas naciones a donde él iba, cada uno en su lengua, repitiéndose así el milagro de Pentecostés.

Auténtico predicador del mensaje cristiano, San Vicente recuperaba todo el vigor juvenil aun en avanzada edad tan pronto subía al púlpito o en los palcos improvisados en las plazas, porque las iglesias no eran suficientes para las grandes muchedumbres; y esto a pesar de no conmover al auditorio con palabras de esperanza, sino que fustigaba las costumbres con tono amenazador. Lograda la unidad del pontificado con el concilio de Constanza y con la elección de Martín V, Vicente recorrió el norte de Francia tratando de poner fin a la guerra de los Cien años. Murió el 5 de abril de 1419, durante la misión en Vannes, y fue canonizado por su compatriota Calixto III en 1455.

Fuente: Catholic.net


Palabras del Beato Juan Pablo II

“La Eucaristía es el triunfo del amor sobre el odio. Cada Eucaristía es más fuerte que todo el mal del mundo, es una realización de la redención y reconciliación cada vez más profunda de la humanidad con Dios. Por la Eucaristía llevamos en nosotros el misterio de la vida de Dios. La Eucaristía nace del amor y sirve al amor”

Beato Juan Pablo II


Tema del día:
Significado del Jueves Santo


Es el día en que celebramos a Jesús que se hizo Pan entregado y Sangre derramada para darnos la vida. En la celebración se repite el gesto de Jesús que lava los pies a sus discípulos como gesto de humildad y de servicio. Al terminar este gesto, propio de un esclavo, Jesús dice: “Ámense como yo los he amado” y así nos deja el mandamiento del amor

Jesús nos deja hoy: “La Eucaristía, el sacerdocio y el mandamiento del amor”. Dentro de como la humildad y el servicio son las expresiones más concretas del verdadero amor. La Comunión sacramental de hoy tiene un significado muy particular, por conmemoración en este día la institución de la Eucaristía.

Al terminar la celebración, se hace una procesión breve para llevar el Santísimo a un lugar preparado con anticipación. Allí permanecerá toda la noche y la mañana del viernes santo a un lugar expuesto a la adoración de los fieles. Las visitas que hacemos al MONUMENTO son una expresión de nuestra fe y nuestra gratitud al Señor por su presencia en medio de nosotros.

En las catedrales de las grandes ciudades se celebra también en la mañana del jueves una misa, llamada CRISMAL. A esta Santa Misa, que es presidida por el Obispo de la diócesis, participan los sacerdotes de todas las parroquias con una delegación de sus fieles para expresar de una manera particular, la unión de la comunidad eclesial. El señor obispo consagra hoy “el óleo santo o Santo Crisma” que se utilizará en todas las parroquias para la administración de algunos sacramentos.

¿Cómo vivir este día?

Es un día cargado de calor humano, en el cual acogemos los grandes regalos que el Señor nos deja como testamento. Una jornada para reforzar los vínculos que nos unen como hermanos en la fe.

Mientras agradecemos los grandes dones del Señor: la eucaristía, el sacerdocio, el mandamiento del amor, nos regalamos mutuamente el perdón, viviendo una jornada de reconciliación y de unidad. Nos reconciliamos ante todo con las personas con quienes vivimos diariamente y a las cuales debemos mayor comprensión, respeto, confianza y ayuda. No es necesario hacer cosas especiales o difíciles, basta abrir el corazón y realizar esos pequeños detalles de amor y de fraternidad que llegan tanto al alma y son como un bálsamo que sana las heridas.

Abundemos hoy en detalles de cariño y gratitud. Nuestro pueblo tan azotado y fracturado por la violencia, el egoísmo, la ambición necesita que hagamos circular corrientes frescas de vida y de amor sincero.

Que hoy se consoliden nuestros vínculos de comunión con el Señor y entre nosotros; que nuestra comunidad renazca en la participación y solidaridad, que en nuestras familias se reconstruya la unidad. Que la fraternidad y el compartir que vivimos como familia, grupo, comunidad, se desborde en actos concretos de solidaridad y de servicio: visitando a una persona sola, enferma, encarcelada; compartiendo con quienes estén más necesitados.

En nuestra oración personal ante el MONUMENTO alabamos y agradecemos al Señor por el precioso regalo de la Eucaristía, por las personas que nos prestan algún servicio, por los sacerdotes que nos han bautizado, que nos han perdonado en nombre del Señor, etc. Y pedimos por los sacerdotes de nuestra parroquia, que entregan su vida en servicio a la comunidad y a cada uno de nosotros.

La visita al Monumento es una expresión de fe en el sacramento de la Eucaristía, por lo tanto lo hacemos con espíritu de oración, con actitud de respeto, cariño y gratitud al Señor, no simplemente por costumbre o curiosidad.

Sería lindo en este día, expresar de alguna manera nuestra gratitud al Párroco o animador espiritual del grupo o comunidad. Los grupos o movimientos parroquiales pueden programar un encuentro comunitario, para agradecernos mutuamente la vida y el servicio que a diario compartimos.

Fuente:
Parroquia de San Francisco Javier
Turbaco-Bolívar-Colombia


Nuevo video y película

Hay un nuevo video subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.

Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Se trata de la película completa
“La Pasión de Cristo” de Mel Gibson
Puedes acceder en la dirección:


Pensamientos sanadores


Hoy pídele a Dios ser sanado de la culpabilidad (2)

El poder discernir las motivaciones a todo lo que digamos o hagamos nos ayudará a realizarlo de manera más consciente y madura. Superando con mayor facilidad los obstáculos que pudiesen presentarse y disfrutando de lo cotidiano.
En cambio, cuando la culpabilidad es la que motiva a la persona, ésta la impulsará a hablar, a callar o a actuar como para pagar una deuda o con la idea errónea de librarse de la culpa.
Pero lo que en estos casos no se tiene en cuenta es que Jesucristo ya ha pagado, en la cruz, el precio del rescate para salvarnos.
Por lo tanto, todo lo que digas, calles o hagas que no sea desde la culpabilidad, sino del amor; entonces encontrarás la alegría en todo lo que digas, calles o hagas.

El Señor mantiene su amor a lo largo de mil generaciones y perdona la culpa, la rebeldía y el pecado… Éxodo 34, 7


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Al conmemorarse  hoy Jueves Santo la institución del sacerdocio, elevamos una oración por todos los sacerdotes, para que el  Señor -al que representan en la tierra- renueve su fe y les conceda mucha fortaleza para seguir adelante con la dura tarea para la que Él los eligió.

Pedimos oración por el ingeniero Jaime L. T. de Querétaro, México a quien van a intervenir en 2 ocasiones la zona lumbar de su columna en el D.F. Lo encomendamos a Jesús, a su Santísima Madre la Virgen María y a Juan Pablo II para que pronto esté bien. Y también rezamos por la señora Elvira P., de la misma ciudad, quien tiene paralizado su intestino y vejiga, los médicos ya no le dan esperanza, es diabética. Si ha de partir hacia el reino del Señor, que Él la acompañe en el momento justo porque está sufriendo mucho.

Pedimos oración por la salud de las siguientes personas, todas de Guatemala: Amanda M., guatemalteca, residente en Estados Unidos quien el viernes será operada de un pulmón; por María de A., a quien la semana pasada le dio un derrame cerebral y su estado es muy crítico; y por Silvia de P., que padece cáncer de mama y ha empezado con las quimioterapias. Que la Santísima Virgen, que acompañó a Jesús al pie de la Cruz, esté también junto a estas personas para que experimenten el consuelo de su presencia y la fortaleza que viene de Cristo en busca de la sanación.

Pedimos oración por Claudia G., mexicana, residente en Florida que posiblemente la tengan que operar de su pie después de ocho meses de tratamiento. Que Dios Nuestro Señor, la Virgen María y a San Rafael permitan que todo salga bien para ella. Y también pedimos una oración por Patricia M. P. de León, Gto. México, para que pueda resolver sus problemas económicos lo antes posible.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración.


"Intimidad Divina"

La Cena del Señor

La celebración del misterio pascual, centro y vértice de la historia de la salvación, se abre con la Misa vespertina del jueves santo, que conmemora la Cena del Señor. Todas las lecturas se centran en el tema de la cena pascual. Jesús elige la celebración de la pascua judía para instituir la nueva, su Pascua, en la que él es el verdadero “cordero sin defecto” inmolado y consumado por la salvación del mundo. Y desde el momento en que se sienta a la mesa con los suyos, inicia el nuevo rito. Aquel pan milagrosamente transformado en el Cuerpo de Cristo, y aquel cáliz que ya no contiene vino, sino la Sangre de Cristo, eran en aquella noche, el anuncio y anticipo de la muerte del Señor, en la que derramaría toda su Sangre, y son hoy su vivo memorial: “Haced esto en memoria mía”.

La Eucaristía es “pan vivo” que da la vida eterna a los hombres, porque es el “memorial” de la muerte de Cristo, porque es su Cuerpo “entregado” en sacrificio, y es su Sangre “derramada por todos para el perdón de los pecados”. Nutridos con el Cuerpo de Cristo y lavados con su Sangre, los hombres pueden soportar las asperezas del viaje terreno, pasar de la esclavitud del pecado a la libertad de los hijos de Dios, de la travesía fatigosa del desierto a la tierra prometida: la casa del Padre.

La Eucaristía es la respuesta que da el Señor a la traición de sus criaturas. Parece estar impaciente por salvar a los hombres, tan débiles y perjuros, y anticipa místicamente su muerte ofreciéndoles como nutrimiento ese cuerpo que en breve sacrificará en la cruz y esa sangre que derramará hasta la última gota. Pero juntamente con el sacramento del amor, Jesús deja a la Iglesia el testamento del amor: su “mandato nuevo”: “Os doy el mandato nuevo: que os améis mutuamente como yo os he amado”. El lavatorio de los pies, la institución de la Eucaristía, la muerte en la cruz, indican cómo y hasta qué punto ha que amar a los hermanos para realizar y hacer verdad el precepto del Señor.

Ven Jesús, tengo los pies sucios. Hazte siervo por mí. Echa agua en la jofaina; ven, lávame los pies. Lo sé, es temerario lo que te digo, pero temo la amenaza de tus palabras: “Si no te lavo los pies, no tienes nada que ver conmigo”. Lávame, pues, los pies, para que tenga algo que ver contigo. ¡Pero qué digo, ¿lávame los pies?! Eso lo pudo decir Pedro, que no necesitaba lavarse más que los pies, porque todo él estaba limpio. Yo, más bien, una vez lavado, necesito ese otro bautismo del que tú, Señor, dices: “Tengo que pasar por un bautismo”. (Orígenes, de Oraciones de los primeros cristianos, 63)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

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