martes, 17 de abril de 2012

Pequeñas Semillitas 1684


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1684 ~ Martes 17 de Abril de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Hola…
Todos necesitamos reencontrarnos con Jesús resucitado. Él está en el centro de nuestra vida, en el centro de nuestros dolores y alegrías, de nuestros deseos, inquietudes y esperanzas, dando sentido a todo. Las palabras de Jesús son siempre una invitación a superar la tentación de encerrarse. Él abre las puertas y ventanas que cierra el miedo, el formalismo, la inercia, la cobardía...
La experiencia pascual es el encuentro con Jesús, quien nos libera del miedo y del desencanto y nos muestra el camino que conduce a la auténtica paz: la armonía con nosotros mismos, con los demás, con la naturaleza y con Dios.


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: «No te asombres de que te haya dicho: ‘Tenéis que nacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu». Respondió Nicodemo: «¿Cómo puede ser eso?». Jesús le respondió: «Tú eres maestro en Israel y ¿no sabes estas cosas? En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio. Si al deciros cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os digo cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna».
(Jn 3, 7-15)

Comentario
Hoy, Jesús nos expone la dificultad de prevenir y conocer la acción del Espíritu Santo: de hecho, «sopla donde quiere» (Jn 3,8). Esto lo relaciona con el testimonio que Él mismo está dando y con la necesidad de nacer de lo alto. «Tenéis que nacer de lo alto» (Jn 3,7), dice el Señor con claridad; es necesaria una nueva vida para poder entrar en la vida eterna. No es suficiente con un ir tirando para llegar al Reino del Cielo, se necesita una vida nueva regenerada por la acción del Espíritu de Dios. Nuestra vida profesional, familiar, deportiva, cultural, lúdica y, sobre todo, de piedad tiene que ser transformada por el sentido cristiano y por la acción de Dios. Todo, transversalmente, ha de ser impregnado por su Espíritu. Nada, absolutamente nada, debiera quedar fuera de la renovación que Dios realiza en nosotros con su Espíritu.
Una transformación que tiene a Jesucristo como catalizador. Él, que antes había de ser elevado en la Cruz y que también tenía que resucitar, es quien puede hacer que el Espíritu de Dios nos sea enviado. Él que ha venido de lo alto. Él que ha mostrado con muchos milagros su poder y su bondad. Él que en todo hace la voluntad del Padre. Él que ha sufrido hasta derramar la última gota de sangre por nosotros. Gracias al Espíritu que nos enviará, nosotros «podemos subir al Reino de los Cielos, por Él obtenemos la adopción filial, por Él se nos da la confianza de nombrar a Dios con el nombre de “Padre”, la participación de la gracia de Cristo y el derecho a participar de la gloria eterna» (San Basilio el Grande).
Hagamos que la acción del Espíritu tenga acogida en nosotros, escuchémosle, y apliquemos sus inspiraciones para que cada uno sea —en su lugar habitual— un buen ejemplo elevado que irradie la luz de Cristo.
Rev. D. Xavier SOBREVÍA i Vidal (Sant Boi de Llobregat, Barcelona, España)


Santoral Católico:
Beata María Ana de Jesús Navarro
Religiosa Mercedaria


La extática y maravillosa virgen María Ana de Jesús, nació en Madrid el 21 de enero de 1565, de muy noble e ilustre linaje. Su padre Luis Navarro Ladrón de Guevara servía en la corte del rey don Felipe III.

Cuando llevaban en brazos a la iglesia aquella santa niña, notaban que al tiempo de alzar la Hostia y el Cáliz, ella se quedaba arrobada; y cuando apenas sabía andar por sus pies, buscaba algún lugar recogido de su casa; y allí la veían puesta en oración delante de una imagen de nuestro Señor crucificado, bañados los ojos en lágrimas o cercado su rostro de resplandores.

Gozaba de la presencia visible de su Ángel custodio; y platicaba de la beatísima Trinidad, de la Encarnación del Verbo, y de la adorable Eucaristía, que son los más inefables Misterios de nuestra divina Religión, como de cosas que más parecía entenderlas que creerlas.

Recibió la primera comunión en edad muy temprana, y cada vez que tomaba el Pan de los ángeles, parecía transformarse en un ángel que gozaba de Dios. Mas, ¿quién no se espantará ahora de las durísimas pruebas por que hubo de pasar esta alma angelical?

Muy presto tuvo en lugar de madre una madrastra de condición asperísima, que la afligía sobremanera, y no le iba el padre a la mano tanto como debiera, especialmente cuando la santa doncella hizo voto de perpetua virginidad, contra la voluntad del padre que quería casarla.

Era ella, de gentil disposición y muy hermosa. Se cortó un día con las tijeras la rubia cabellera, pensando que así se entibiaría el amor del que la pretendiera por esposa. Entonces fue cuando su padre y su madrastra salieron de sí y cargaron sobre ella una tempestad de injurias y golpes, con tanto enojo y crueldad, como si fueran verdugos de su hija mártir. Cuando cesaron los malos tratos, Dios permitió que su sierva se viese todo los instantes del día fieramente atormentada por torpísimas imaginaciones y tentaciones las cuales le duraron once años, y a todo esto se añadían penosísimas enfermedades y agudísimos dolores, que acrisolaron como el oro su invencible paciencia.

Dejó al fin la casa de sus padres, y con la aprobación del venerable Fray Juan Bautista, que era su confesor, y fue el fundador de los Mercedarios descalzos, se labró una celdilla junto a la ermita de santa Bárbara, y recibió después el hábito de nuestra Señora de la Merced de manos del Maestro general de la orden: y en aquella pobrísima casa la visitaban hasta los príncipes, porque era muy grande la fama de sus arrobamientos, milagros y profecías.

Finalmente, después de una vida llena de trabajos y celestiales consuelos, en un éxtasis suavísimo entregó su alma al Señor a los cincuenta y nueve años de su edad. Era el 17 de abril de 1624.

Fuente: Catholic.net


La frase de hoy

“Podrán cortar todas las flores
pero jamás podrán detener la primavera”

Pablo Neruda


Tema del día:
Para salir de nuestras tinieblas


1) Para saber

Hace días se celebró la Vigilia Pascual en que conmemoramos la resurrección de Jesucristo. Es la gran fiesta de la Iglesia. Esta ceremonia está llena de signos. Uno de ellos es el de la luz. De hecho, la primera parte de la celebración se llama “Lucernario”, que inicia con la bendición del fuego con el que se enciende el Cirio Pascual, y luego todas las velas de la concurrencia.

El Papa Benedicto XVI pronunció una profunda y esclarecedora homilía en torno a esa luz. Afirmó que la Pascua es la fiesta de la nueva creación. Así como en el inicio Dios creó la luz, ahora Jesús es la nueva luz que nunca se apagará: ha resucitado y no morirá de nuevo: es la Luz del Mundo.

La luz tiene un gran valor: hace posible la vida y el encuentro. Hace posible la comunicación y el conocimiento, el acceso a la realidad, a la verdad. Dios ha creado un lugar para el conocimiento y la verdad, para el encuentro y el amor. Y, haciendo posible el conocimiento, hace posible la libertad y el progreso.

Por tanto, la luz es también una expresión del bien, que es luminosidad. Por el contrario, el mal se esconde.

El ser, que es creado por Dios, es bueno en sí mismo. El mal, en cambio, no proviene del ser, sino que existe en virtud de la negación. Es el «no».

Con la resurrección de Cristo, vuelve a ser un primer día, comienza una creación totalmente nueva. Por ello la Iglesia ha cambiado el día para honrar al Señor del sábado al domingo.

Jesús, al resucitar del sepulcro, muestra que la vida es más fuerte que la muerte. El bien es más fuerte que el mal. El amor es más fuerte que el odio. La verdad es más fuerte que la mentira.

2) Para pensar

Hoy en día experimentamos un fenómeno, sobre todo en las grandes ciudades: durante la noche, las poblaciones están iluminadas de manera tan deslumbrante que ya no pueden verse las estrellas del cielo.

Se pregunta el Papa: ¿Acaso no es esta una imagen de la problemática de nuestro ser ilustrado? En las cosas materiales, sabemos y podemos tanto, pero lo que va más allá de esto, Dios y el bien, ya no lo conseguimos identificar. El peligro está en que nuestras cosas humanas nos impidan ver más allá de lo sensible y caminar en este mundo como si no existiese algo más. La oscuridad acerca de Dios y sus valores son la verdadera amenaza para nuestra existencia y para el mundo en general, afirma el Papa.

Por eso la fe, que nos muestra la luz de Dios, es la verdadera iluminación, es una irrupción de la luz de Dios en nuestro mundo, una apertura de nuestros ojos a la verdadera luz. Cristo nos viene a sacar de las tinieblas.

3) Para vivir

Pero, ¿cómo se pueden hacer vida esos misterios de Dios sin que se queden sólo en palabras? El Papa responde: a través de los sacramentos, del bautismo y la profesión de la fe. El Señor ha construido un puente para nosotros, a través del cual el nuevo día viene a nosotros. Cristo nos toma de la mano y nos conduce, nos da luz para ver qué es el bien y qué es el mal: Él es el Camino, la Verdad y la Vida. A partir de ahora él nos apoyará y así entraremos en la luz, en la vida verdadera.

Y así como a partir del Cirio pascual se encienden las demás velas, si somos portadores de esta luz, a través de la Iglesia, llevaremos el resplandor del rostro de Cristo al mundo alejándolo de las tinieblas.

Pbro. José Martínez Colín


Pensamientos sanadores


Hoy Dios te ofrece la gracia de la santidad

El Espíritu de Dios está buscando continuamente, en todos los tiempos y culturas, arcilla informe para con ella construir santas y santos. Hombres y mujeres, que teniendo los pies bien puestos sobre la tierra, no pierdan de vista el cielo y los grandes ideales que el Señor les inspira en el peregrinar temporal por esta vida.
Es necesario renovar la idea del llamado a la santidad, pues muchos han dejado de aspirar a ella, debido a que en alguna etapa de la vida y de su formación han entendido la santidad desde una visión infantil, irreal o voluntarista, imitando a puro esfuerzo ascético lo que hicieron los santos, en lugar de responder a las oportunidades únicas que el Señor les ofrecía y abriéndose a las gracias de Dios.
Él quiere ir sanando y restaurando todas las áreas de la persona humana, para así liberarnos de aquello que no forma parte de nuestra verdadera identidad.
Identidad de santos.

“Allí habrá una senda y un camino que se llamará ‘Camino santo’. No lo recorrerá ningún impuro ni los necios vagarán por él (…) Por allí caminarán los redimidos. Isaías 35, 8-9


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por el eterno descanso del alma de Ana Ruth, que el día 9 de este mes fue llamada por el Señor al cielo.

Pedimos oración por la niña Krissia Yaneth C. R., de San Miguel, El Salvador, Centro América, por la superación de su problema de lenguaje, aprendizaje y dislexia, para que pueda pronunciar correctamente cada palabra, frase u oración, para que aprenda a leer de corrido, para que aprenda a tomar dictado y así superar sus problemas y aprobar sus grados de estudio. Que el Buen Jesús sea para esta niña el Maestro amoroso que la ayude a superar sus dificultades.

Pedimos oración por Eugenia, de Rosario, Argentina, embarazada de 7 meses de María Belén, quien debido aun problema de presión alta de la mamá no está creciendo como debe. Los médicos están esperando el mejor momento para hacerle una cesárea, y dejar que la bebita crezca más normalmente fuera del útero. Nos unimos en la plegaria a la Santísima Virgen por Eugenia y María Belén.

Pedimos oración por María Irene, de Argentina, que está con edema en los pulmones, le van a hacer una perfusión para evaluar su corazón; tiene también su rodilla con ligamentos inflamados y además algunos problemas familiares. Roguemos al Señor le ponga Su mano, la toque y le devuelva la salud física y emocional.

Pedimos oración por Patricia de México que tuvo una caída y se recupera lentamente de una operación en la pierna, rogando al Señor que la toque y sane.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Enviar los pedidos de oración a pequesemillitas@gmail.com


"Intimidad Divina"

Padre Nuestro

Jesús nos ha dado en el “Padre nuestro” (Mt 6, 9-13) el esquema esencial de la oración cristiana. Ante todo el concepto de la paternidad de Dios. Dios es el Padre que nos hace participantes de su vida divina, que se acerca a nosotros y pone su morada en los que le aman. Pero al mismo tiempo él es el Altísimo “que está en los cielos”, infinitamente superior a toda criatura y a la cual se debe el acatamiento de la adoración, la alabanza, y la sumisión… Jesús nos enseña que la oración significa un acudir humilde y confiado a Dios en todas las necesidades de nuestra vida terrena, desde las más materiales como la del pan cotidiano, hasta las más espirituales como el perdón de los pecados, la fuerza para vencer las tentaciones y la liberación del mal. Como el hijo recurre lleno de confianza al padre terreno en todas sus necesidades, así el cristiano se dirige con filial confianza al Padre celestial.

El “Padre nuestro” es la síntesis de toda oración cristiana, desde la sencilla oración vocal del niño a la solemne oración litúrgica de la Iglesia; desde la oración interior y el coloquio íntimo con Dios hasta la oración comunitaria en que todos los fieles se unen para alabar al Padre común. Rezando el “Padre nuestro”, el corazón de todo cristiano debería experimentar en cierta manera la emoción que sentía Santa Teresa del Niño Jesús, que se conmovía hasta las lágrimas al llamar a Dios con el dulce nombre de Padre, bastándole esto para sumergirse en contemplación. “Para mí –dice Santa Teresa del Niño Jesús– la oración es un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo, un grito de gratitud y de amor, tanto en medio de la tribulación como en medio de la alegría”.

Santa Teresa enseña a acompañar la oración vocal con la mental, explicando así su pensamiento: “Sabed, hijas, que no está la falta para ser o no ser oración mental en tener cerrada la boca; si hablando estoy enteramente entendiendo y viendo que hablo con Dios con más advertencia que en las palabras que digo, junto está oración mental y vocal”. Este empeño ayuda a hacer la oración viva y vivificante: verdadero diálogo con Dios que lleva a una íntima comunión con él y continuamente la alimenta. Jesús mismo, antes de enseñar el “Padre nuestro”, indicó con qué disposiciones interiores había que aplicarse también a la simple oración vocal: “Tú, cuando ores, entra en tu alcoba y, cerrada la puerta, ora a tu Padre en secreto” (Mt. 6, 6); evidentemente no hay que entender estas palabras sólo en sentido material, sino también en el sentido espiritual de recogimiento, de aplicación interior, porque sólo de esta manera se puede hablar a Dios y ofrecerle una oración que le sea agradable.

¡Oh Emperador nuestro!, sumo Poder, suma Bondad, la misma Sabiduría, sin principio, sin fin, sin haber término en vuestras obras; son infinitas sin poderse comprender, un piélago sin suelo de maravillas, una Hermosura que tiene en sí todas las hermosuras, la misma Fortaleza. ¡Oh válgame Dios!, quién tuviera aquí junta toda la elocuencia de los mortales y sabiduría para saber bien, como acá se puede saber, que todo es no saber nada, para este caso dar a entender alguna de las muchas cosas que podemos considerar para conocer algo de quién es este Señor y Bien nuestro. (Santa Teresa de Jesús)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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