PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 7 - Número 1670 ~ Martes
3 de Abril de 2012
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Martes Santo
Jesús vuelve a Jerusalén. Pasan por el lugar de la
higuera maldecida. Al ver el templo, profetiza que será destruido. Los
discípulos están tristes porque Jesús les anuncia que dentro de dos días le
matarán. Los cristianos, como Él, hemos aprendido a cumplir siempre la voluntad
de Dios Padre, por encima de todo. Por ejemplo, Juana de Arco, cuando estaba al
frente de sus soldados franceses, en una gran batalla contra Inglaterra, Dios
le anuncia que ese día será herida. Entonces una amiga suya le dice que no vaya
a pelear. Y Juana le contesta en tono irónico: "sal tú y di a mis
generales que Juana de Arco no luchará porque tiene miedo a ser herida". Y
salió valerosamente al frente de sus soldados, y fue gravemente herida.
No tengamos miedo de aceptar la voluntad de Dios. ¡Señor,
sí, Tú siempre quieres lo mejor para mí! Quiero lo que quieras, quiero porque
quieres, quiero mientras quieras.
P. José Pedro Manglano Castellary
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, estando Jesús sentado a la mesa con sus
discípulos, se turbó en su interior y declaró: «En verdad, en verdad os digo
que uno de vosotros me entregará». Los discípulos se miraban unos a otros, sin
saber de quién hablaba. Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la
mesa al lado de Jesús. Simón Pedro le hace una seña y le dice: «Pregúntale de
quién está hablando». Él, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dice:
«Señor, ¿quién es?». Le responde Jesús: «Es aquel a quien dé el bocado que voy
a mojar». Y, mojando el bocado, le toma y se lo da a Judas, hijo de Simón
Iscariote. Y entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le dice: «Lo
que vas a hacer, hazlo pronto». Pero ninguno de los comensales entendió por qué
se lo decía. Como Judas tenía la bolsa, algunos pensaban que Jesús quería
decirle: «Compra lo que nos hace falta para la fiesta», o que diera algo a los
pobres. En cuanto tomó Judas el bocado, salió. Era de noche.
Cuando salió, dice Jesús: «Ahora ha sido glorificado el
Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en Él. Si Dios ha sido glorificado
en Él, Dios también le glorificará en sí mismo y le glorificará pronto. Hijos
míos, ya poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me buscaréis, y, lo
mismo que les dije a los judíos, que adonde yo voy, vosotros no podéis venir,
os digo también ahora a vosotros». Simón Pedro le dice: «Señor, ¿a dónde vas?».
Jesús le respondió: «Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás más
tarde». Pedro le dice: «¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por
ti». Le responde Jesús: «¿Que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te
digo: no cantará el gallo antes que tú me hayas negado tres veces».
(Jn 13, 21-33.36-38)
Comentario
Hoy, Martes Santo, la liturgia pone el acento sobre el
drama que está a punto de desencadenarse y que concluirá con la crucifixión del
Viernes Santo. «En cuanto tomó Judas el bocado, salió. Era de noche» (Jn
13,30). Siempre es de noche cuando uno se aleja del que es «Luz de Luz, Dios
verdadero de Dios verdadero» (Símbolo de Nicea-Constantinopla).
El pecador es el que vuelve la espalda al Señor para
gravitar alrededor de las cosas creadas, sin referirlas a su Creador. San
Agustín describe el pecado como «un amor a sí mismo hasta el desprecio de
Dios». Una traición, en suma. Una prevaricación fruto de «la arrogancia con la
que queremos emanciparnos de Dios y no ser nada más que nosotros mismos; la
arrogancia por la que creemos no tener necesidad del amor eterno, sino que
deseamos dominar nuestra vida por nosotros mismos» (Benedicto XVI). Se puede
entender que Jesús, aquella noche, se haya sentido «turbado en su interior» (Jn
13,21).
Afortunadamente, el pecado no es la última palabra. Ésta
es la misericordia de Dios. Pero ella supone un “cambio” por nuestra parte. Una
inversión de la situación que consiste en despegarse de las criaturas para
vincularse a Dios y reencontrar así la auténtica libertad. Sin embargo, no
esperemos a estar asqueados de las falsas libertades que hemos tomado, para
cambiar a Dios. Según denunció el padre jesuita Bourdaloue, «querríamos
convertirnos cuando estuviésemos cansados del mundo o, mejor dicho, cuando el
mundo se hubiera cansado de nosotros». Seamos más listos. Decidámonos ahora. La
Semana Santa es la ocasión propicia. En la Cruz, Cristo tiende sus brazos a
todos. Nadie está excluido. Todo ladrón arrepentido tiene su lugar en el
paraíso. Eso sí, a condición de cambiar de vida y de reparar, como el del
Evangelio: «Nosotros, en verdad, recibimos lo debido por lo que hemos hecho;
pero éste no hizo mal alguno» (Lc 23,41).
Abbé Jean GOTTIGNY (Bruselas, Bélgica)
Santoral Católico:
San Ricardo de Chichester
Obispo
A finales del siglo XII nace Ricardo, en Wyche, en una
familia de trabajadores del campo. Choca la austeridad y dureza permanente de
su vida con el estilo de los grandes de su tiempo. Los obispos son
"lores" y amantes de los cuidados humanos; los monjes abundan en la
prosperidad y el lujo; los nobles son ambiciosos y en el trono se aprecia una
corriente fuertemente regalista. La clase baja del pueblo es pobre y está
sumida en la ignorancia y en la superstición. Ricardo es enérgico e
intransigente cuando se tratan asuntos en los que está presente la injusticia,
la inmoralidad o la avaricia.
Posiblemente esta condición natural en él sea lo que le
lleva a un distanciamiento, cuando no rechazo de los poderosos. El caso es que
la austeridad vivida en casa de sus padres -cuando fue niño- debió prepararle
para la misión que había de desempeñar de adulto.
Marcha a estudiar a Oxford donde tiene buenos maestros
franciscanos y dominicos; y como los recursos no estiran más, pasó hambre y
frío. Una corta estancia en París y vuelta a Oxford, graduándose en Artes. En
Bolonia aprende durante siete años los cánones, haciendo lo que hoy llamaríamos
la carrera de Derecho. Cuando vuelve a Oxford es nombrado Canciller de la
Universidad, Canciller del arzobispado de Canterbury y también de Lincoln,
donde estaba de obispo su antiguo amigo y profesor Grosseteste. Ejerce la
docencia en Orleáns por dos años y allí se ordena sacerdote.
El Arzobispo de Canterbury lo nombra obispo de
Chichester, a la muerte del obispo Ralph Neville. Y aquí comienza una etapa de
dificultades mayores y de vigoroso testimonio.
El rey Enrique III, que se apodera por sistema de los
beneficios eclesiásticos vacantes, se opone rotundamente a esta elección.
Además, prefiere para la sede libre a Roberto Passelewe por razones de
"erario real". Interviene el papa Inocencio IV que está presidiendo
en este tiempo el concilio de Lyon, confirmando el nombramiento de Ricardo y
consagrándolo personalmente, el 5 de marzo de 1245. Pero esto pone peor las
cosas. Y es que el alto prestigio adquirido por el papado desde el siglo IX ha
venido a menos desde que se hundió la Casa de Hohenstaufen y los papas se han
inclinado hacia Francia; la rivalidad existente entre Inglaterra y Francia
provoca de rebote reacciones contra Roma que se manifiestan en un fuerte
nacionalismo inglés, en la resistencia del trono a aceptar las decisiones del
papa y en intransigencias e intromisiones en las materias mixtas. Hasta los
Legados pontificios son mal recibidos, si no ignorados, en la corte inglesa.
En estas circunstancias, el nombramiento de Ricardo ha
caído, humanamente, en mal momento. El rey ha mandado cerrarle físicamente las
puertas del palacio episcopal y ha prohibido darle cobijo y dinero. El temor de
la gente a la venganza real lleva a que se vea a Ricardo-obispo vagabundo por su
legítima diócesis, haciendo de obispo misionero, viajando a pie y desprovisto
de servicio. Debía ser una estampa curiosa en la época en que los obispos eran
"lores" y jamás trabajaban sin séquito. Visita las casas de los
pescadores y catequiza a los humildes con quienes comparte alimento. ¡Todo un
escándalo para altos eclesiásticos que gustan de fastuosidades y de monjes que
disfrutan de buena mesa! Condena los abusos de poder y los vicios de la época
con extraordinaria energía; de modo especial presenta una defensa a ultranza
del derecho frente a la arbitrariedad y al abuso de poder; predica la doctrina
evangélica frente al nepotismo reinante.
Fueron ocho años de obispo en que supo mantenerse, con
fortaleza, libre de presiones. De hecho, nadie se explica cómo fue posible
reunir una y otra vez a su Cabildo para sacar adelante las Constituciones que
son de esa época y sientan los modos de hacer en adelante, señalando una praxis
pastoral distinta y más adecuada a los principios evangélicos.
Murió en la casa-asilo -"Mas-Dieu"- para
sacerdotes pobres y peregrinos, a los 55 años.
Fuente: Catholic.net
Palabras del Beato Juan Pablo
II
"Conviene recordar la verdad que enseñó y vivió
Cristo;
la cruz es necesaria en nuestra vida,
pero como camino que conduce a la victoria del amor"
Beato Juan Pablo II
Tema del día:
Significado del Martes Santo
El martes santo leemos en el evangelio lo que sucede en
la cena de pascua que Jesús celebra con sus discípulos, Judas está presente en
esta cena aunque ha traicionado a su Señor, pero guarda silencio; Jesús
descubre al traidor con profundo dolor, después de ofrecerle un pan, le dice:
“Judas, lo que has de hacer, hazlo pronto”, Judas sale para entregar a su
Maestro. El desenlace esta próximo y Jesús lo sabe, si le van a quitar la vida
es porque Él la ha entregado libremente. (Cfr. Jn. 13, 21-22)
¿Cómo vivir este día?
En este Martes Santo vemos como Jesús es traicionado por
Judas y negado por Pedro, uno de sus más íntimos amigos. Es una invitación a
pensar en nuestras relaciones personales con Jesús. ¿Cómo estamos respondiendo
a las manifestaciones de su amor?
Esta frase del evangelio de Mateo 25, 40, puede ayudarnos
a encontrar la respuesta correcta: “Lo que hacen a uno de estos más pequeños,
que son mis hermanos, a mí me lo hacen”. Sí, la respuesta al amor que Dios nos
tiene, está en el servicio y el amor que tengamos hacia los hermanos más
necesitados. Que en este día podamos comprender a fondo esta verdad y
decidirnos a vivirla.
Es también un día en el cual podemos acercarnos al
sacramento de la reconciliación y a personas con quienes estamos distanciados.
Fuente:
Parroquia
de San Francisco Javier
Turbaco-Bolívar-Colombia
Mensaje de María Reina de la
Paz
Mensaje de María Reina de la Paz del 2 de Abril de 2012
“Queridos hijos, como Reina de la Paz deseo darles a
ustedes, mis hijos, la paz, la verdadera paz que viene del Corazón de Mi Hijo
Divino. Como Madre oro para que en sus corazones reine la sabiduría, la
humildad y la bondad: que reine la paz, que reine Mi Hijo. Cuando Mi Hijo sea
el soberano en sus corazones, podrán ayudar a los demás a conocerlo. Cuando la
paz del cielo les conquiste, aquellos que la buscan en lugares equivocados,
dando de esta manera dolor a Mi Corazón materno, la reconocerán. Hijos míos,
grande será mi alegría cuando pueda ver que acogen mis palabras y desean
seguirme. No tengan miedo, no están solos. Entréguenme sus manos y yo los
guiaré. No olviden a sus pastores. Oren para que sus pensamientos estén siempre
con Mi Hijo, que los ha llamado para que lo testimonien. Les agradezco!”
Oración
Virgen María, Reina de la Paz, nos encomendamos a ti,
sabiendo que somos las niñas y los niños de tus ojos. Danos un corazón dócil,
humilde y obediente como el tuyo, para que Dios pueda bendecirnos en todo; y
cúbrenos, Madre, con tu manto, haciéndonos invisibles e inmunes a todo mal.
Pensamientos sanadores
Hoy recuerda que tú eres valiosísimo
Hay quienes, en todo lo que dicen o hacen, tratan de
probar a los demás que son valiosos, y algunos para lograrlo hablan
continuamente de sus éxitos y logros.
Esto lo hacen porque ellos mismos dudan del propio valor,
por lo que están necesitando pedir a Dios una sanación en el área de la
autoestima.
Entra en tu corazón y pídele al Espíritu de Dios, que es
luz, que ilumine las intenciones profundas que te mueven.
Si lo que haces es desde el amor, entonces te estarás
renovando interiormente. Si, en cambio, lo haces para ser querido o valorado,
en poco tiempo te sentirás agotado, decepcionado y sin fuerzas, aun cuando
recibas los elogios que esperabas. Es que tu corazón ha sido hecho para
alimentarse del amor de Dios y no de las migajas de los hombres.
Confíen en Dios
constantemente, ustedes que son su pueblo, desahoguen en él su corazón, porque
Dios es nuestro refugio. Salmo 62, 9.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el
cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno,
así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu
Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las
familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para Martha P., joven mujer de Buenos
Aires, Argentina, portadora de un cuadro oncológico, que mañana y pasado mañana
debe asumir otra sesión de quimioterapia, rogando a Jesús que la acompañe,
minimice las molestias y le conceda la curación de su enfermedad.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo
ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración.
"Intimidad Divina"
Gloria y traición
Tras el confortable descanso en Betania, Jesús vuelve a
Jerusalén, donde afronta los últimos agudizados debates con los fariseos y
sigue instruyendo a su pueblo. La angustia de Cristo va siempre acompañada de
la confianza en el Padre… Dios, en efecto, no abandonará para siempre a las
humillaciones o a la muerte a su Hijo amado, sino que lo librará con la
resurrección, mostrando de esta manera al mundo la propia gloria y la de su
Cristo. Jesús mismo se expresará en este sentido en la noche de la última cena,
inmediatamente después de haber declarado que estaba a punto de ser
traicionado: “Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en
él” (Jn 13, 31). La pasión se presente siempre como camino para la exaltación
de Cristo y para la salvación del mundo.
En el tramo del Evangelio de Juan que la Liturgia propone
hoy a la consideración de los fieles, se dan cita las declaraciones más tristes
que Jesús haya hecho a los suyos: “Os aseguro que uno de vosotros me va a
entregar… no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces” (Jn 13, 21
y 38). Jesús sabe que le espera la traición, pero su presencia no le
insensibiliza; al acercarse la hora, Juan atestigua que Jesús estaba
profundamente conmovido. Es el estremecimiento de la humanidad del Redentor,
que, aun siendo Dios, ama y sufre con corazón de hombre.
Aquella turbación de espíritu despierta un eco especial
en Pedro, el apóstol ardiente e impetuoso, que quiere saber inmediatamente
quién va a ser el traidor; tal vez para reprocharle su infame proyecto e
impedírselo. Y no supone, ni siquiera remotamente, que también él puede quedar
atrapado en el lazo de la tentación. Su amor al maestro es grande y sincero,
pero presuntuoso, demasiado seguro de sí mismo. Pedro necesita aprender que
nadie puede considerarse mejor que los demás, ni siquiera mejor que los
traidores. Nadie puede considerarse seguro de no caer… Tal vez al cantar el gallo,
y sobre todo, al recibir la mirada de Jesús, que se volvió hacia él y le miró,
Pedro recapacitó y juntamente con la predicación del Maestro le volvieron al
alma sus palabras pronunciadas en aquella misma noche: “Sin mí no podéis hacer
nada” (Jn 15, 5).
¡Acuérdate, Jesús
mío, qué cara te he costado! ¡Acuérdate, Dios piadoso, que por mí, pecadora,
pagaste en el madero de la cruz amarga! ¡Acuérdate, benigno Redentor mío, de lo
que he deseado hacer y no de lo que he hecho!... ¡Oh dulce Señor Jesucristo, cuántas
veces te he dado la hiel amarga a cambio de la miel que tú me has dado!
¡Cuántos males contra tantos bienes! ¡Oh cuántas veces, mientras he gozado de
tus cosas… te he ofendido con esas mismas cosas tuyas! ¡Oh, cuántas veces,
cobrando tu paga, he militado bajo el estandarte del demonio y del mundo!
Concédeme ahora la gracia de devolverte… bien por bien y no mal por bien,
gratitud y no ingratitud, y que sienta siempre amargura cuando haga o piense
algo que sea contra tu Majestad, y que de aquí en adelante, te devuelva amor
por amor, sangre por sangre, vida por vida. (Beata Camila da Varano, Cartas)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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