PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 7 - Número 1846 ~ Jueves
18 de Octubre de 2012
- AÑO DE LA FE -
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Mes del Rosario y de las
Misiones
Alabado sea
Jesucristo…
Hoy la Iglesia celebra a San Lucas evangelista, y en el
Evangelio del día se hace referencia a cómo Jesús designó a setenta y dos
discípulos y los envío de dos en dos a predicar a las ciudades. Se suele usar
la palabra “apóstoles” que viene del latín apostolus;
o del griego apostolos, y significa
“uno que es enviado”.
En el sentido más preciso o estricto, la denominación de
Apóstoles se refiere a la comunidad de los 12 que Jesús escogió como discípulos
íntimos durante su vida pública. Los Apóstoles fueron ordenados por Jesús en la Última Cena como sacerdotes y recibieron de Él la misión de predicar el Evangelio
en todo el mundo (Mateo 28, 19-20). Todos lo abandonaron ese mismo día, cuando
unos de entre ellos, Judas, lo traicionó.
Más tarde fueron testigos de la Resurrección de Jesús y en Pentecostés
recibieron poder para entender y actuar según el Evangelio. Judas fue
remplazado como Apóstol por Matías.
Según su uso más amplio en el Nuevo Testamento, la
palabra Apóstol se refiere a los seguidores de Jesucristo que comunican su
Evangelio. Tal vez el ejemplo más significativo es Pablo, que no pertenecía el
grupo inicial de los doce, y sin embargo fue también divinamente llamado e
instituido por Él como apóstol especial a los gentiles (Hechos 9, 1-31; 1
Corintios 9, 11). Pablo podía acreditar su título apóstol por haber visto a
Cristo resucitado (Gálatas 1, 12; 1 Corintios 15).
Y si saltamos hasta nuestros días, todos los católicos,
por el bautismo que nos hace formar parte del Cuerpo Místico de Cristo, somos
también sus apóstoles y tenemos la hermosa tarea de llevar al mundo la Buena
Noticia, es decir, difundir el Evangelio.
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos,
y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde
él había de ir. Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad,
pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío
como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y
no saludéis a nadie en el camino.
»En la casa en que entréis, decid primero: ‘Paz a esta
casa’. Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no,
se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que
tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la
ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos
que haya en ella, y decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros’».
(Lc 10,1-9)
Comentario
Hoy, en la fiesta de san Lucas —el Evangelista de la
mansedumbre de Cristo—, la Iglesia proclama este Evangelio en el que se
presentan las características centrales del apóstol de Cristo.
El apóstol es, en primer lugar, el que ha sido llamado
por el Señor, designado por Él mismo, con vista a ser enviado en su nombre: ¡es
Jesús quien llama a quien quiere para confiarle una misión concreta! «El Señor
designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas
las ciudades y sitios a donde él había de ir» (Lc 10,1).
El apóstol, pues, por haber sido llamado por el Señor,
es, además, aquel que depende totalmente de Él. «No llevéis bolsa, ni alforja,
ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino» (Lc 10,4). Esta prohibición
de Jesús a sus discípulos indica, sobre todo, que ellos han de dejar en sus
manos aquello que es más esencial para vivir: el Señor, que viste los lirios de
los campos y da alimento a los pájaros, quiere que su discípulo busque, en
primer lugar, el Reino del cielo y no, en cambio, «qué comer ni qué beber, y
[que] no estéis inquietos. [Porque] por todas esas cosas se afanan los gentiles
del mundo; y ya sabe vuestro Padre que tenéis la necesidad de eso» (Lc
12,29-30).
El apóstol es, además, quien prepara el camino del Señor,
anunciando su paz, curando a los enfermos y manifestando, así, la venida del
Reino. La tarea del apóstol es, pues, central en y para la vida de la Iglesia,
porque de ella depende la futura acogida al Maestro entre los hombres.
El mejor testimonio que nos puede ofrecer la fiesta de un
Evangelista, de uno que ha narrado el anuncio de la Buena Nueva, es el de
hacernos más conscientes de la dimensión apostólico-evangelizadora de nuestra
vida cristiana.
Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de
Poblet (Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)
Santoral Católico:
San Lucas
Evangelista
Breves notas en las Cartas de San Pablo son las únicas
noticias que la Sagrada Escritura nos presenta sobre San Lucas, el solícito
investigador de la buena noticia y autor del tercer Evangelio y de los Hechos
de los Apóstoles. Por sus apuntes de viaje, es decir, por las páginas de los
Hechos en los que San Lucas habla en primera persona, podemos reconstruir parte
de su actividad misionera. Fue compañero y discípulo de los apóstoles. El
historiador Eusebio subraya: “... tuvo relaciones con todos los apóstoles, y
fue muy solícito”. De esta sensibilidad y disponibilidad suyas hacia el prójimo
nos da testimonio el mismo San Pablo, unido a él por grande amistad. En la
carta a los Colosenses leemos: “Os saluda Lucas, médico amado...”.
La profesión médica nos trace suponer que él se dedicó
mucho tiempo al estudio. Su formación cultural se nota también por el estilo de
sus libros: su Evangelio está escrito en un griego sencillo, limpio y bello,
rico en términos que los otros tres evangelistas no tienen. Hay que hacer otra
consideración sobre su Evangelio, a más del hecho estilístico e
historiográfico: Lucas es el evangelista que mejor que lo otros nos pintó la
humana fisonomía del Redentor, su mansedumbre, sus atenciones para con los
pobres y los marginados, las mujeres y lo pecadores arrepentidos. Es el
biógrafo de la Virgen y de la infancia de Jesús. Es el evangelista de la
Navidad. Los Hechos de los Apóstoles y el tercer Evangelio nos hacen ver el
temperamento de San Lucas, hombre conciliador, discreto, dueño de sí mismo;
suaviza o calla expresiones que hubieran podido herir a algún lector, con tal
que esto no vaya en perjuicio de la verdad histórica.
Al revelarnos los íntimos secretos de la Anunciación, de
la Visitación, de la Navidad, él nos hace entender que conoció personalmente a
la Virgen. Algún exégeta avanza la hipótesis de que fue la Virgen María misma
quien le transcribió el himno del “Magníficat”, que ella elevó a Dios en un
momento de exultación en el encuentro con la prima Isabel. En efecto, Lucas nos
advierte que hizo muchas investigaciones y buscó informaciones respecto de la
vida de Jesús con los que fueron testigos oculares.
Un escrito del siglo II, el Prólogo antimarcionista del
Evangelio de Lucas, sintetiza el perfil biográfico del modo siguiente: “Lucas,
un sirio de Antioquía, de profesión médico, discípulo de los apóstoles, más
tarde siguió a San Pablo hasta su confesión (martirio). Sirvió
incondicionalmente al Señor, no se casó ni tuvo hijos. Murió a la edad de 84
años en Beocia, lleno de Espíritu Santo”. Recientes estudios concuerdan con
esta versión.
¿Quieres saber más? Haz clic acá.
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo,
quien nos bendijo en Cristo con toda bendición espiritual
en los cielos,
por cuanto en él nos eligió antes de la creación del
mundo
para que fuésemos santos e inmaculados en su presencia
por el amor"
San Pablo
Historias:
Da un paso de fe
Un hombre llevó una vez a su hija de tres años de edad a
un parque de diversiones.
Era su primera visita a un lugar así, y ella estaba
asombrada de lo que veía y escuchaba, pero más que nada estaba emocionada por
las vueltas y zumbidos de los aparatos.
Rogó a su papá que la dejara montar en un aparato en
particular, aunque era considerado el que más "miedo" infundía a los
niños de su edad.
Mientras ella a toda prisa doblaba la esquina en su
pequeño carrito, de momento arrugó su rostro y se soltó de las manos dando un
grito aterrador. Su padre, quien montaba
el carro con ella, luchó para llamar su atención. Con una gran sonrisa, él le
gritó por encima del ruido del aparato: "¡Esto es divertido!"
Cuando la pequeña vio que él no tenía miedo, comenzó a
reírse. La nueva experiencia que al principio era aterradora de momento se
volvió agradable. ¡De hecho, ella insistió en montar el mismo aparato tres
veces más!
¡Qué consuelo es saber que nuestro Padre celestial no
solo nos acompaña en las nuevas vueltas de la vida, sino que el futuro nunca le
infunde temor!
Él tiene buenas cosas planeada para nosotros. Cuando
miramos al futuro desde nuestra perspectiva, puede que nos asustemos. Pero al
hacerlo desde la perspectiva de Dios, es mucho más probable que gritemos:
"¡Adelante! ¿No crees que esto será divertido?"
No recordéis las
cosas anteriores, ni consideréis las cosas del pasado. He aquí, hago algo
nuevo. Isaías 43:18-19
Meditación:
Presencia de Jesús y María
en
nuestra vida
Hay que invitarlos a todas las cosas de nuestra vida,
seguros de que accederán con gusto. Su presencia transforma las realidades
humanas, las alegres y las tristes, en acontecimientos santificadores. Sufrir
en su compañía es muy distinto que sufrir solos.
Ellos dan la fuerza y el ejemplo para llevar la propia
cruz con amor y alegría. También quieren participar en nuestras alegrías.
Porque la alegría es cristiana, es fruto maduro del misterio pascual. Si, según
Santa Teresa, ”un santo triste es un
triste santo”, quiere decir que el cristiano tiene el derecho y el deber de
ser un irradiador de alegría. Si Jesús inventó la religión del amor, inventó
por lo mismo la religión de los hombres y mujeres más felices. Es la paradoja
del cristianismo: Los santos -los mejores cristianos- son los que más han
sufrido y también los más felices. “Con
la amistad de Cristo, con su presencia, he sido y soy inmensamente feliz,
cargando la cruz que Él ha querido darme ...” María adelanta los milagros.
Y Jesús condesciende con mucho gusto. Jesús abre el corazón de sus discípulos a
la fe, obrando milagros, gracias a la intervención de María.
Todos los que quieran ser apóstoles de Jesús, deben
aprender a amar a María, para ser eficaces en su labor de salvación de los
hombres. En la salvación de los hijos, debe intervenir la presencia de la
Madre, por voluntad del Redentor. El rosario que reza el sacerdote habla muy
bien de él. Cuantas veces al Papa se le ve con el rosario entre los dedos. El
sacerdote que invoca frecuentemente a María, que predica con entusiasmo sobre
Ella a los fieles, tiene garantizado el éxito apostólico. No se puede decir lo
mismo del ministro -quizás celoso y trabajador- que no tiene tiempo de rezar el
rosario y que demuestra hacia su Madre una superficial adhesión. “Totus tuus” fue lema elegido
amorosamente por Juan Pablo II. Pero, aunque no esté esculpido en un escudo,
cada sacerdote debe hacerlo propio. La importancia de María para llegar a
Jesús: La devoción a María es señal de predestinación.
Dios no permitirá que un alma que ame a María no se
salve. El amor a María es un elemento muy específico y gratificante de la
religión cristiana. La devoción a María otorga al cristianismo una ternura, una
finura y delicadeza extraordinaria. La necesidad que en el orden humano
experimentan de una mamá todos los seres humanos, no es menos requerida en el
orden del espíritu, Y Dios, que quiso darnos una madre de la tierra para las
necesidades materiales, tuvo la buena idea de regalarnos una Madre para las
necesidades del espíritu.
El huérfano de madre lo demuestra, el huérfano de madre
en el espíritu lo acusa también. María no es un estorbo para llegar a Jesús, al
contrario, es el camino más corto y maravilloso para llegar al Mediador. Esta
es la voluntad del mismo Mediador, Jesucristo. Jesús mismo que quiso tener una
madre, no ha querido privarnos a nosotros de ella, Más aun, la misma madre suya
nos la regaló a nosotros, Con ello no sólo nos ha dado una madre, sino la mejor
de todas. El agua convertida en vino: Vida triste convertida en vida feliz;
mediocridad en santidad; esterilidad en apostolado fecundo. “En tu nombre
echaré la red”, dijo Pedro a Jesús. También podemos decir nosotros: “En tu
nombre, María, echaremos la red”. Jesús no es celoso, y llenará también nuestras
redes de peces. Sin duda que el vino mejor del mundo se bebió en Caná, como lo
atestigua el mayordomo de la fiesta.
Cuantas veces nuestra triste vida se nutre de vinagre, de
vino de poca calidad o tiene que conformarse con simple agua. María puede pedir
Jesús que convierta esa pobre agua en dulce vino que nos dé gusto y fuerzas
para el camino de la vida. “Haced lo que Él os diga”. Siempre nos guía a Él,
nos invita a obedecerle, a seguirle, a imitarle. Y los discípulos creyeron en
Él, por María. Cuando la presencia de María en la vida de un apóstol es
constante, ese apóstol tiene la bendición y el beneplácito de Dios. María nunca
se cree ni se nombra Maestra, sino discípula; la mejor de todas. Es la que
conoce como nadie la religión del amor y quien la ha vivido mejor que ningún
cristiano. Por eso puede enseñar a sus hijos lo que Ella sabe. Jesús dijo “Yo
soy el camino, la verdad y la vida”, María podría decirnos. “Yo soy la
caminante más decidida, la seguidora de la verdad, la distribuidora de la vida”.
Ella nos dice: ”Hagan lo que Él les diga”. Él nos dice: “Hagan lo que Ella les
diga”
P. Mariano de Blas LC
Nuevo artículo
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo
II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Pensamientos sanadores
La negación
Tal vez en tu casa te repiten que tienes que mejorar tu
carácter o cambiar algo que no está bien, pues esto te resta posibilidades en
la vida o quizá te produce sufrimiento a ti o a quienes te rodean.
¿Escuchas? ¿Aceptas? ¿Reconoces?
Son verbos claves para salir de la negación con la cual
probablemente evitas afrontar un problema personal, negando su existencia, o te
resistes a asumir la realidad de ciertas situaciones. Incluso hasta llegas a
decir: “No necesito consejos, ya soy adulto”. Pero ser adulto no siempre es
sinónimo de ser maduro; pues la madurez implica la aceptación serena de lo que
debe ser cambiado y no la negación dolorosa de lo que no se quiere ver, por
miedo al cambio, a la renuncia, al crecimiento.
Pon tu confianza en el Señor en la aceptación serena de
la verdad, y él te ayudará en el proceso de cambio. Entonces encontrarás la
verdadera libertad y el júbilo.
Jesús dijo a
aquellos judíos que habían creído en él: “Si ustedes permanecen fieles a mi
palabra, serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad
los hará libres” Juan 8, 31-32.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el
cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno,
así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu
Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por dos hermanos nuestros que han sido llamados
por el Padre celestial: Ralph M., de Guatemala, y Luis R., de Perú. Que el
Señor los reciba en su gloria y les dé eterno descanso y felicidad. Y que sus
familias en la tierra tengan el consuelo y la esperanza de lo que Jesús nos
prometió.
Pedimos oración por la salud de Mario R., que vive en
Nicaragua y está atravesando una enfermedad crónica, confiando en que Jesús lo
sane.
Pedimos oración por dos hermanitos nacidos prematuros en
Comodoro Rivadavia, Argentina, con solo seis meses de gestación, llamados
Felipe y Lorenzo. Los ponemos en las manos del Divino Niño Jesús para que los
cuide, los proteja y les permita crecer sanos y felices.
Pedimos oración por Leticia B., operada para extirparle
los ovarios y Gabriel Jesús B., que padeció Dengue y aun continúa con algunas
complicaciones. Ambos de la ciudad de Altagracia de Orituco, Venezuela. Que el
Señor los proteja y los ayude a recuperarse pronto.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo
ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
"Intimidad Divina"
Sentir con Cristo
No puede haber colaboración eficaz sin sintonía profunda
o unión íntima entre el colaborador y el promotor de una obra, tanto más cuando
esa obra es de carácter eminentemente espiritual y el que colabora reporta del
que la dirige la fuerza y la fecundidad para su acción. Esa relación tiene que
haber entre el apóstol y Jesús. Jesús es la vid, el apóstol es el sarmiento; y
llevará fruto sólo en proporción a su unión con Cristo; unión que debe crear
afinidad de sentimientos, de voluntad y de intenciones. El Concilio Vaticano II
ha vuelto repetidas veces sobre este principio fundamental. Dice a propósito de
los clérigos: “Habiendo de configurarse a Cristo Sacerdote por la sagrada
ordenación, habitúense a unirse a él como amigos, con el consorcio íntimo de
toda su vida” (OT 8). A los sacerdotes les recomienda “unirse a Cristo en el
conocimiento de la voluntad del Padre y en el don de sí mismos por el rebaño
que les ha sido confiado” (PO 14); a los religiosos “fomentar en toda ocasión
la vida escondida con Cristo en Dios, de donde fluye y se urge el amor al
prójimo para la salvación del mundo y la edificación de la Iglesia” (PC 6); y
en fin, invita a los seglares a que “no separen la unión con Cristo de su vida
personal, sino que crezcan intensamente en ella, realizando sus tareas según la
voluntad de Dios” (AA 4).
“Tened entre vosotros los mismos sentimientos que tuvo
Cristo Jesús” (Fl 2, 5). El apóstol debe estudiar, penetrar y contemplar el
corazón de Cristo y aprender de él la ciencia del amor a los hombres, de
emplearse y sacrificarse en su salvación. Contemplar a Jesús, el buen Pastor,
que va en busca de la oveja descarriada, que va voluntariamente a la muerte por
salvar a su rebaño: “doy mi vida por las ovejas… Nadie me la quita; yo la doy
voluntariamente” (Jn 10, 15, 18). Contemplar a Jesús que muere por los que no
le reconocen siquiera ni le aman, antes le ofenden. Que uno muera por un amigo
es comprensible, pero que muera por gente hostil, ingrata e indiferente, que no
cree en su amor y no aprecia su don, es cosa que rebasa todo límite.
Para el corazón de Cristo ningún hombre es extraño,
ninguno indiferente ni enemigo, porque todos son criaturas del amor infinito
del Padre y, por ello, objeto del amor misericordioso del Hijo. Cristo que ama
al Padre sobre todas las cosas y que ha venido para glorificarlo, no lo ha
hecho de otro modo que salvando a los hombres. No será fundamento de su
apostolado una teoría abstracta, sino la comprensión viva e íntima del amor de
Dios y del amor de Cristo. Aun sin haber vivido como Juan al lado de Jesús,
podrá decir a los hermanos por experiencia personal vivida interiormente en la
fe y en el amor: “Lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también
vosotros estéis en comunión con nosotros; y nosotros estamos en comunión con el
Padre y con su Hijo, Jesucristo”.
Señor, te has
volcado sobre nuestras almas con todo tu amor, de día y de noche, queriendo
comunicarnos e infundirnos tu vida divina para deificarnos y para ser tu
irradiación en todas partes. ¡Oh, qué gran poder ejerce sobre las almas el
apóstol que permanece constantemente junto a la fuente de aguas vivas! Él puede
verterse sin que su alma llegue nunca a vaciarse porque vive en íntima comunión
con el infinito… Quiero ser… un apóstol desde el fondo de esta querida soledad
del Carmelo. Quiero trabajar por tu gloria, Dios mío. Para realizar esto,
necesito poseerte plenamente… Que tú seas la vida de mi vida, el alma de mi
alma. Que permanezca día y noche, consciente bajo el influjo de tu acción
divina. (Isabel de la Trinidad)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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