PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 7 - Número 1831 ~
Miércoles 3 de Octubre de 2012
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Mes del Rosario y de las
Misiones
Alabado sea
Jesucristo…
El pecado es la causa de todo mal. Por eso no debemos
pecar jamás, porque pecando nos ponemos al alcance del demonio, que así puede
intervenir en nuestras vidas y traernos preocupaciones, complicaciones,
sufrimientos y desgracias de todo tipo. Y todo viene por el pecado.
Si tenemos la desgracia de cometer un pecado grave o
mortal, no tenemos que quedarnos ni por un instante en ese lamentable estado,
sino que debemos hacer un acto de contrición perfecta, es decir, pedirle perdón
a Dios por amor a Él, porque le hemos ofendido y Él es tan bueno, y hacer el
firme propósito de ir a confesarnos con el sacerdote cuanto antes. Entonces, si
hacemos así, ya estaremos en gracia de Dios y si morimos en ese estado nos
salvaremos. Por supuesto que hasta que no nos confesemos con el sacerdote, no
podemos recibir la Eucaristía. Pero al menos si morimos en ese lapso de tiempo,
no iremos al Infierno.
Si viéramos lo que es un pecado, si pudiéramos contemplar
con los ojos del cuerpo la fealdad de un alma en pecado, no pecaríamos jamás, y
tendríamos horror al menor pecado. Pero como no vemos, no medimos el peligro y
maldad del pecado, y su fealdad.
Pidamos a Dios nos dé la gracia de entender al menos un
poco lo que significa y lo que es el pecado. Y para hacernos una idea, pensemos
¡qué tremendo debe ser el pecado, para haber llevado a Jesús a sufrir y morir
de esa forma!
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, mientras iban caminando, uno le dijo:
«Te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen
guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde
reclinar la cabeza». A otro dijo: «Sígueme». El respondió: «Déjame ir primero a
enterrar a mi padre». Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus
muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios». También otro le dijo: «Te
seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa». Le dijo Jesús:
«Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de
Dios».
(Lc 9,57-62)
Comentario
Hoy, el Evangelio nos invita a reflexionar, con mucha
claridad y no menor insistencia, sobre un punto central de nuestra fe: el
seguimiento radical de Jesús. «Te seguiré adondequiera que vayas» (Lc 9,57).
¡Con qué simplicidad de expresión se puede proponer algo capaz de cambiar
totalmente la vida de una persona!: «Sígueme» (Lc 9,59). Palabras del Señor que
no admiten excusas, retrasos, condiciones, ni traiciones...
La vida cristiana es este seguimiento radical de Jesús.
Radical, no sólo porque toda su duración quiere estar bajo la guía del
Evangelio (porque comprende, pues, todo el tiempo de nuestra vida), sino -sobre
todo- porque todos sus aspectos -desde los más extraordinarios hasta los más
ordinarios- quieren ser y han de ser manifestación del Espíritu de Jesucristo
que nos anima. En efecto, desde el Bautismo, la nuestra ya no es la vida de una
persona cualquiera: ¡llevamos la vida de Cristo inserta en nosotros! Por el
Espíritu Santo derramado en nuestros corazones, ya no somos nosotros quienes
vivimos, sino que es Cristo quien vive en nosotros. Así es la vida cristiana,
porque es vida llena de Cristo, porque rezuma Cristo desde sus más profundas
raíces: es ésta la vida que estamos llamados a vivir.
El Señor, cuando vino al mundo, aunque «todo el género
humano tenía su lugar, Él no lo tuvo: no encontró lugar entre los hombres
(...), sino en un pesebre, entre el ganado y los animales, y entre las personas
más simples e inocentes. Por esto dice: Las zorras tienen guaridas, y las aves
del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza»
(San Jerónimo). El Señor encontrará lugar entre nosotros si, como Juan el
Bautista, dejamos que Él crezca y nosotros menguamos, es decir, si dejamos
crecer a Aquel que ya vive en nosotros siendo dúctiles y dóciles a su Espíritu,
la fuente de toda humildad e inocencia.
Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de
Poblet (Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)
Santoral Católico:
San Francisco de Borja
Superior de los Jesuitas
La familia española Borja o Borgia se hizo célebre cuando
Alfonso Borgia fue elegido papa con el nombre de Calixto III y luego cuando
otro Borgia fue nombrado Pontífice y se llamó Alejandro VI. Este Borgia antes
de ser Pontífice había tenido cuatro hijos, y uno de ellos fue el padre de
nuestro santo. Francisco de Borja era nieto del Papa Alejandro VI por parte del
padre; nieto del rey Fernando de Aragón por parte de la madre, primo del
emperador Carlos Quinto e hijo del Duque de Gandía.
En su familia se preocuparon porque el joven recibiera la
mejor educación posible y fue enviado a la corte del emperador para que allí
aprendiera el arte de gobernar. Esto le fue de gran utilidad para los cargos
que tuvo que desempeñar más tarde. Contrajo matrimonio con Leonor de Castro,
una joven de la corte del emperador y tuvo seis hijos. Su matrimonio duró 17
años y fue un modelo de armonía y de fidelidad.
El emperador Carlos V lo nombró virrey de Cataluña (con
capital Barcelona) región que estaba en gran desorden y con muchas pandillas de
asaltantes. Francisco puso orden prontamente y demostró tener grandes
cualidades para gobernar. Más tarde cuando sea Superior General de los jesuitas
dirá: "El haber sido gobernador de Cataluña me fue muy útil porque allá
aprendí a tomar decisiones importantes, a hacer de mediador entre los que se
atacan, y a ver los asuntos desde los dos puntos de vista, el del que ataca y
el del que es atacado".
La reina de España era especialmente hermosa, pero murió
en plena juventud, y Francisco fue encargado de hacer llevar su cadáver hasta
la ciudad donde iba a ser sepultada. Este viaje duró varios días, y al llegar
al sitio de su destino, abrieron el ataúd para constatar que sí era ese el
cadáver de la reina. Pero en aquel momento el rostro de la difunta apareció tan
descompuesto y maloliente, por la putrefacción que Francisco se conmovió hasta
el fondo de su alma, y se propuso firmemente: "Ya nunca más me dedicaré a
servir a jefes que se me van a morir". En adelante se propone dedicarse a
servir únicamente a Cristo Jesús que vive para siempre.
La gente empezó a notar que la vida y el comportamiento
del virrey Francisco cambiaban de manera sorprendente. Ya no le interesaban las
fiestas mundanas, sino los actos religiosos. Ya no iba a cacerías y a bailes,
sino a visitar pobres y a charlar con religiosos y sacerdotes. Un obispo
escribía de él en ese tiempo: "Don Francisco es modelo de gobernantes y un
caballero admirable. Es un hombre verdaderamente humilde y sumamente bondadoso.
Un hombre de Dios en todo el sentido de la palabra. Educa a sus hijos con un
esmero extraordinario y se preocupa mucho por el bienestar de sus empleados.
Nada le agrada tanto como la compañía de sacerdotes y religiosos". Algunos
criticaban diciendo que un gobernador no debería ser tan piadoso, pero la mayor
parte de las personas estaban muy contentas al verlo tan fervoroso y lleno de
sus virtudes.
En 1546 murió su santa esposa, la señora Leonor. Desde
entonces ya Francisco no pensó sino en hacerse religioso y sacerdote. Escribió
a San Ignacio de Loyola pidiéndole que lo admitiera como jesuita. El santo le
respondió que sí lo admitiría, pero que antes se dedicara a terminar la
educación de sus hijos y que aprovechara este tiempo para asistir a la
universidad y obtener el grado en teología. Así lo hizo puntualmente (San
Ignacio le escribió recomendándole que no le contara a la gente semejante
noticia tan inesperada, "porque el mundo no tiene orejas para oír tal
estruendo").
En 1551, después de dejar a sus hijos en buenas posiciones
y herederos de sus muchos bienes, fue ordenado como sacerdote, religioso
jesuita. Esa fue "la noticia del año" y de la época, que el Duque de
Gandía y gobernador de Barcelona lo dejaba todo, y se iba de religioso, y era
ordenado sacerdote. El gentío que asistió a su primera misa fue tan
extraordinario que tuvo que celebrarla en una plaza.
En 1554 fue nombrado por San Ignacio como superior de los
jesuitas en España. Dicen que él fue propiamente el propagador de dicha
comunidad en esas tierras. Con sus cualidades de mando organizó muy sabiamente
a sus religiosos y empezó a enviar misioneros a América. El número de casas de
su congregación creció admirablemente.
Lo primero que se propuso fue dominar su cuerpo por medio
de fuertes sacrificios en el comer y beber y en el descanso. Era gordo y
robusto y llegó a adelgazar de manera impresionante. Al final de su vida dirá
que al principio de su vida religiosa y de su sacerdocio exageró demasiado sus
mortificaciones y que llegaron a debilitar su salud.
Otro de sus grandes sacrificios consistió en dominar su
orgullo. Los primeros años de su vida religiosa los superiores lo humillaron
más de lo ordinario, para probar si en verdad tenía vocación. A él, que había
sido Duque y gobernador, le asignaron en la comunidad el oficio de ayudante del
cocinero, y su oficio consistía en acarrear el agua y la leña, en encender la
estufa y barrer la cocina. Cuando se le partía algún plato o cometía algún
error al servir en el comedor, tenía que pedir perdón públicamente de rodillas,
delante de todos. Y jamás se le oyó una voz de queja o protesta. Sabía que si
no dominaba su orgullo nunca llegaría a la santidad.
Una vez el médico le dijo al hacerle una curación
dolorosa: "Lo que siento es que a su excelencia esto le va a doler".
Y él respondió: "Lo que yo siente es que usted le diga excelencia a
semejante pecador".
Cuando la gente lo aplaudía o hablaba muy bien de él, se
estremecía de temor. Un día afirmaba: "Soy tan pecador, que el único sitio
que me merezco es el infierno". A otro le decía: "Busqué un puesto
propio para mí en la Biblia, y vi que el único que me atrevería a ocupar sería
a los pies de Judas el traidor. Pero no lo pude ocupar, porque allí estaba
Jesús lavándole los pies". Así de humildes son los santos.
Al morir San Ignacio lo reemplazó el Padre Laínez. Y al
morir éste, los jesuitas nombraron como Superior General a San Francisco de
Borja. Durante los siete años que ocupó este altísimo cargo se dedicó con tan
grande actividad a su oficio, que ha sido llamado por algunos, "el segundo
fundador de los jesuitas". Por todas partes aparecieron casas y obras de
su comunidad, y mandó misioneros a los más diversos países del mundo. El Papa y
los Cardenales lo querían muchísimo y sentían por él una gran admiración.
Organizó muy sabiamente los noviciados para sus religiosos y con su experiencia
de gobernante dio a la Compañía de Jesús una organización admirable.
El Sumo Pontífice envió un embajador a España y Portugal
a arreglar asuntos muy difíciles y mandó a San Francisco que lo acompañara. La
embajada fue un fracaso, pero por todas partes las gentes lo aclamaron como
"el santo Duque" y sus sermones producían muchas conversiones.
Al volver a Roma se sintió muy debilitado. Se había
esforzado casi en exceso por cumplir sus deberes y se había desgastado
totalmente. Y el 30 de septiembre de 1572 entregó su alma al Creador. Uno de
los que trataron con él exclamó al saber la noticia de su muerte: "Este
fue uno de los hombres más buenos, más amables y más notables que han pisado
nuestro pobre mundo".
Fuente: EWTN
La frase de hoy
"Sólo son grandes ante Dios
los que se tienen por pequeños"
San Francisco de Borja
Tema del día:
Mes intenso para el Papa
El mes de octubre va a ser un periodo de intensa
actividad para Benedicto XVI. La agenda papal estará marcada por cinco grandes
ceremonias, el Sínodo sobre la Nueva Evangelización y el comienzo del Año de la
Fe.
La primera cita pública del Papa será fuera de Roma en
visita pastoral a Loreto. Allí se desplazará el 4 de octubre y celebrará la
Misa en el santuario. Ese día se cumplen 50 años de la visita de Juan XXIII a
Loreto, donde fue a pedir por los frutos del Concilio Vaticano II.
El domingo día 7 en la plaza de San Pedro, el Papa
celebrará la Misa de apertura del Sínodo y proclamará como doctores de la
Iglesia a santa Hildegarda de Bingen y a san Juan de Ávila.
El Sínodo durará todo el mes. El Papa ha invitado a
hablar ante los casi 300 obispos del sínodo, al principal líder ortodoxo, el
Patriarca Bartolomé I y al primado anglicano Rowan Williams.
El jueves 11, también en la plaza de San Pedro, el Papa
abrirá oficialmente con una misa el Año de la Fe. Un acto que coincide con el
50 aniversario del inicio del Concilio Vaticano II. Con él celebrarán muchos de
los participantes que aún viven.
El domingo 21, en la plaza de San Pedro, será la
canonización de siete nuevos santos: Giacomo Berthieu, Pedro Calungsod,
Giovanni Battista Piamarta, Carmen Sallés, Marianna Cope, Caterina Tekakwitha y
Anna Schäffer.
El domingo siguiente 28 de octubre, Benedicto XVI
celebrará la misa de clausura del Sínodo de Obispos en la Basílica de San
Pedro.
El mes de trabajo muy intenso para el Papa. A pesar de
que tiene 85 años.
Fuente: Romereports.com
Nuevo video
Hay un nuevo video subido a este blog
para motivarnos a ponernos en acción
en este Mes de las Misiones.
Para verlo tienes que ir al final de la página.
Pensamientos sanadores
Que los pensamientos de Dios encuentren lugar en ti
El Señor quiere colmarnos cada día de sus pensamientos y
sabiduría. Esta sabiduría es como el hálito de Dios respirando la vida en ti, y
guiando tus pasos para que no tropieces.
Pero si por un momento de confusión y de sordera,
llegases a caer, ella sería quien te ayudaría a levantarte.
Tal vez tú eres una persona con gran formación
intelectual. Sin embargo, ten presente que el simple conocimiento intelectual
no siempre lleva a encontrar la verdad, del mismo modo que la erudición no
lleva necesariamente a la sabiduría.
Siendo la sabiduría uno de los dones del Espíritu Santo y
germen de la alegría, te invito a que en este momento medites en ella y en los
santos hombres y mujeres de la Biblia que la poseyeron, mientras a lo largo de
este mes, tomas la decisión de pedirla con frecuencia a Dios.
El que ama (la
sabiduría), ama la vida, y los que la buscan ardientemente serán colmados de
gozo. Eclesiástico 4, 12.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el
cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno,
así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu
Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos una oración de reparación por la grave
profanación sufrida el pasado 26 de setiembre por el Santuario Cenáculo Puerta
del Cielo, perteneciente al Movimiento Apostólico Schöensttat, en Antofagasta,
Chile.
Pedimos oración por Lía B., de 79 años que está internada
por cáncer de estómago, para que Dios todo poderoso bendiga y guíe a
los médicos y que éstos encuentren un buen tratamiento que la sane.
Pedimos oración por Christian D., de 37 años, que está
separado de su familia, con rencores y problemas psicológicos, para que Dios lo
ilumine y lo guíe con amor hacia su familia, que lo espera para abrazarlo y
amarlo como siempre.
Pedimos oración por María Eugenia B., que reside en
Canadá y ha sido diagnosticada con Hepatitis C, lo cual le significará un largo
y difícil tratamiento, circunstancia que la tiene muy decaída. Que la Santísima
Virgen la acompañe, la fortalezca y le ayude a sobrellevar su dolor.
Pedimos oración por Rubén G., de 40 años, que vive en la
ciudad de Maquinista Savio, Buenos Aires, Argentina, que está internado en
terapia intensiva porque siendo diabético ha tenido una infección grave que se
ha diseminado en su cuerpo. Que el buen Jesús proteja a este hijo suyo y lo
rescate de la enfermedad con su amor y su fuerza sanadora del cuerpo y del
alma.
Pedimos oración para María, de España, que tiene 89
jóvenes años y está en coma hace tres días. Que el Señor, con su infinito amor
y bondad, le conceda lo que Él juzgue mejor para ella.
Pedimos oración por Coqui F. M. que hace cuatro días fue
operado del corazón en Florida, USA, y todavía no despierta. Que la Virgen de
Lourdes interceda por él ante su Hijo Jesús, para pedir su intervención en la
reparación de la salud de este hermano.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo
ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
"Intimidad Divina"
Espíritu de temor
“Saldrá un vástago del tronco de José… Reposará sobre él
el espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y de temor de Dios” (Is
11, 1-2). Isaías presenta al futuro Mesías como aquel sobre quien se derramará
la plenitud del Espíritu de Dios con todos sus dones. Basándose en este texto,
la tradición católica habla de siete dones del Espíritu Santo, desdoblando el
último en dos –don de temo y de piedad–, donde otorgados en el bautismo a todo
creyente. Pero más útil que fijarse en la distinción de los dones, es
considerar su unidad, pues en sustancia no son sino un único don, que es al
mismo tiempo luz para la inteligencia, amor y fuerza para la voluntad, ciencia
y sabiduría, espíritu de adopción y temor filial, y puede tomar matices y
aspectos infinitos según el beneplácito divino.
En el hombre, expuesto siempre mientras vive en la tierra
a la triste posibilidad de pecar, el Espíritu Santo, junto con la reverencia a
Dios, y como consecuencia de ella, infunde el temor de ofender al Señor, de
desagradarle y contristarle. Jesús no excluyó este santo temor de la oración
confidencial que enseñó a sus discípulos: “y no nos dejes caer en tentación,
más líbranos del mal” (Mt 6, 13). No es concebible que tiente Dios al hombre
para inducirlo al pecado, porque, como dice Santiago “Dios no tienta a nadie”
(1, 13). Pero Dios permite las pruebas; la misma fe, exigiendo fidelidad aun
cuando el creer resulta duro y oscuro, implica una prueba. Por otra parte están
las tentaciones que provienen de las pasiones, del mundo y del Maligno; según
San Mateo, el texto original del Padre Nuestro, dice propiamente: “líbranos del
Maligno”. El espíritu de temor, don del Espíritu Santo, desnuda al hombre de
toda presunción y autosuficiencia y lo hace humilde, consciente de su debilidad
y por eso de su necesidad de recurrir a la ayuda del Padre celestial no tanto
para ser liberado de las pruebas y tentaciones de la vida, cuanto para ser
protegido y no fallar en la fidelidad a él.
El temor filial, con todo, no produce miedo o angustia,
porque está siempre acompañado de confianza plena en el Padre celestial. Su
manifestación más propia es “una verdadera determinación de no hacer cosa que
entienda ser ofensa de Dios” por mínima que sea, “ni dejar de hacer lo que
parece cosa de su servicio” (J. C. N II, 16, 14); por eso conduce a una gran
delicadeza de conciencia inspirada en el amor. Santa Teresa de Jesús escribe:
“Tu deseo sea de ver a Dios; tu temor, si le has de perder; tu dolor, que no le
gozas, y tu gozo, de lo que te puede llevar allá” (A 69). El temor filial va
siempre unido al deseo y al amor de Dios, porque procede del mismo y único
espíritu de amor que es el Espíritu Santo.
Aunque más gustos y
prendas de amor el Señor os dé, nunca tanto andéis seguras, que dejéis de
temer, podéis tornar a caer… Pues, Padre Eterno, ¿qué hemos de hacer sino
acudir a Vos y suplicaros no nos traigan estos contrarios nuestros en
tentación? Cosas públicas vengan, que con vuestro fervor mejor nos libraremos;
mas estas traiciones, ¿quién las entenderá, Dios mío? Siempre hemos menester
pediros remedio. Decidnos, Señor, alguna cosa para que nos entendamos y
aseguremos… Pues, Buen Maestro nuestro, dadnos algún remedio cómo vivir sin
mucho sobresalto en guerra tan peligrosa. El que podemos tener, hijas, y nos
dio Su Majestad, es “amor y temor”; que el amor nos hará apresurar los paso; el
temor nos hará ir mirando adonde ponemos los pies para no caer. (Santa Teresa
de Jesús, Camino)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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