jueves, 1 de marzo de 2012

Pequeñas Semillitas 1637

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1637 ~ Jueves 1° de Marzo de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Hola…
El reino de Dios es el proyecto de Jesús, el núcleo de su mensaje, de su enseñanza y de su actividad. Significa que la paz, la justicia, la solidaridad, el amor reinan entre los seres humanos y en la naturaleza. Jesús habla del Reino como una noticia gozosa, una realidad presente y futura a la vez.
Para nosotros es un don que recibimos y una tarea que se nos encarga. Para anunciar y construir el Reino, nuestro lugar está, con Jesús, donde se juegan los intereses de Dios, sus hijas e hijos más necesitados.
El anuncio del Reino pide un cambio. No es posible contener en las viejas estructuras –personales, mentales, sociales, religiosas...- lo que Jesús es y ofrece: justicia, paz, verdad, compasión, amor, vida. Las viejas estructuras no sirven para acoger la Buena Nueva de Jesús.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas».
(Mt 7,7-12)

Comentario
Hoy, Jesús nos habla de la necesidad y del poder de la oración. No podemos entender la vida cristiana sin relación con Dios, y en esta relación, la oración ocupa un lugar central. Mientras vivimos en este mundo, los cristianos nos encontramos en un camino de peregrinaje, pero la oración nos acerca a Dios, nos abre las puertas de su amor inmenso y nos anticipa ya las delicias del cielo. Por esto, la vida cristiana es una continua petición y búsqueda: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá» (Mt 7,7), nos dice Jesús.
Al mismo tiempo, la oración va transformando el corazón de piedra en un corazón de carne: «Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!» (Mt 7,11). El mejor resumen que podemos pedir a Dios se encuentra en el Padrenuestro: «Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo» (cf. Mt 6,10). Por tanto, no podemos pedir en la oración cualquier cosa, sino aquello que sea realmente un bien. Nadie desea un daño para sí mismo; por esto, tampoco no lo podemos querer para los demás.
Hay quien se queja de que Dios no le escucha, porque no ve los resultados de manera inmediata o porque piensa que Dios no le ama. En casos así, no nos vendrá mal recordar este consejo de san Jerónimo: «Es cierto que Dios da a quien se lo pide, que quien busca encuentra, y a quien llama le abren: se ve claramente que aquel que no ha recibido, que no ha encontrado, ni tampoco le han abierto, es porque no ha pedido bien, no ha buscado bien, ni ha llamado bien a la puerta». Pidamos, pues, en primer lugar a Dios que haga bondadoso nuestro corazón como el de Jesucristo.
Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Sant Quirze del Vallès, Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Rosendo, Obispo


Etimológicamente significa “gobernante glorioso”. Viene de la lengua alemana. Este joven vino al mundo en el seno de una familia acomodada de Portugal y Galicia. Desde que tuvo la edad suficiente para estudiar, hizo sus estudios profanos y sagrados. Su vocación estaba marcada por lo religioso. Cuando menos lo esperaba, el pueblo entero, a los 18 años, lo eligió como obispo para la ciudad de las peregrinaciones, Santiago de Compostela.

No obstante, a pesar de su plena juventud recién iniciada, dio en todo pruebas de una exquisita madurez humana y espiritual. Todos los días predicaba en la santa Misa y, tras la celebración del encuentro con el Señor, hacía como él: salir a la calle y preocuparse de los preferidos del Evangelio, los pobres y abandonados.

A medida que fue creciendo, observó con ojos de lince la situación moral en que se encontraba la diócesis. Era necesario que las costumbres se reformaran con nuevo vigor y con un sentido cristiano en profundidad. Su fama llegó a ser tan grande que el mismo rey D. Sancho lo nombró su confidente y el director espiritual de su alma. El mismo monarca, desde el mismo inicio, dio la aprobación para que fuera el pastor de la ciudad.

Eran tiempos difíciles lo que le tocó vivir. Por entonces, los normandos estaban invadiendo España y los moros a la vecina Portugal. Y para colmo, en esta situación, el rey se encontraba fuera. ¿Qué hacer?

Orando a Dios y con la fuerza que da en estas situaciones límite, se puso al frente de las tropas y arengaba a sus soldados con estas palabras: "Ellos con carros y caballos, nosotros en el nombre del Señor". Cuando terminó la batalla, toda la gente lo recibió en Santiago con vítores y alabanzas. Él, huyendo de toda vanidad, se retiró al monasterio de Celanova, clave de la vida benedictina en aquellos lugares. Lo nombraron abad. En este monasterio se encuentran los códices en los que se narran sus milagros. Murió en el año 977.

Fuente: Catholic.net


La frase de hoy

“En Cuaresma, el ayuno y la abstinencia
frenan la inquietud del cuerpo,
frenan los deseos insaciables,
purifican y agilizan el alma,
la llevan hacia lo alto”

San Juan Crisóstomo


Tema del día:
La mochila cuaresmal


1.- La botella del ayuno.
Saborea en estos cuarenta días un poco más la austeridad. Te hará comprender y entender no solamente la solidaridad sino, además, también la caridad. Ofrece el fruto de lo que evitas comer, a los más necesitados.

2.- El libro del Evangelio.
Procura allá donde vayas (en el tren o en el avión, en el paseo o en tu casa, en la iglesia o en tu momento de ocio) leer la Palabra de Dios. Sentirás que, lejos de estar sólo, Él te acompaña.

3.- La cuerda de la oración.
Distraídos y preocupados por mil situaciones olvidamos frecuentemente confiar nuestras acciones, proyectos e ilusiones al Señor. ¿Cuánto hace que no hablas con Él a solas? La cuaresma es una oportunidad para recuperar la cuerda de la plegaria, el hilo conductor de nuestra relación personal con Dios.

4.- Un puñado de tierra.
Para no olvidar que somos barro y que, sólo Dios, es Dios. La ceniza en cuaresma nos invita a inclinarnos, a descender del pedestal de nuestra autosuficiencia para dejar que Dios reine con todas las consecuencias en nuestra vida.

5.- Una cinta métrica.
Acostumbrados a medir todo, la cuaresma nos da una oportunidad para transitar un camino: el sendero hasta la Pascua. ¿Cuántos metros estás dispuesto/a a recorrer? ¿Sólo metros de dolor? ¿Sólo metros de comodidad? ¿Sólo metros de egoísmo? La cinta métrica cuaresmal nos ofrece otra medida: el Evangelio.

6.- Un vaso vacío para llenarlo del Agua Viva que es Jesús.
Daremos con Él en los pequeños gestos de bondad o de diálogo, de testimonio o de verdad, de acogida y de perdón que podamos regalar a cuántos nos rodean. Una buena obra poco cuesta (a veces sí) pero provoca muchas satisfacciones internas positivas.

7.- Alimentos imprescindibles.
Porque, en la Pascua, nos espera la Eucaristía. El pan que se parte y, después de ser bendecido, convertido en el mismo Cuerpo de Cristo. El vino que, traspasado por la mirada del Señor, se convierte en su misma sangre. Quitemos de la mochila de nuestra dieta ciertos caprichos empalagosos y, en su lugar, los sustituyamos por otros deleites divinos.

8.- Dos trozos de madera.
Para diseñar y pensar nuestra propia cruz. Para intentar completar, como dice San Pablo, lo que falta a la pasión de Cristo. Avanzando en la cuaresma nos daremos cuenta que Cristo pudo habernos redimido sin dolor, sin cruz, sin sangre, pero que, en la cruz, nos dio la mayor muestra de su amor.

9.- Una esponja.
La convivencia, la crisis económica que estamos padeciendo, el poder por el poder, el tener por el tener nos hace insensibles y ensucia nuestras almas, empaña nuestros deseos de eternidad. La esponja cuaresmal nos ayudará a desprendernos de aquello que obstaculiza el paso de la gracia de Dios. Abrirá los poros de nuestra piel para que, el Espíritu Santo, nos eleve más hacia el cielo.

10.- Sandalias penitenciales.
A la Pascua no podemos llegar satisfechos ni atrincherados en sendas elegidas o a la carta. Las sandalias cuaresmales lejos de llevarnos por atajos, nos conducen por caminos verdaderos: sinceridad, conversión, humildad y escucha de la Palabra.

P. Javier Leoz


Nuevo video y artículo

Hay un nuevo video subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.

Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:


Pensamientos sanadores


Hoy pídele a Dios que bendiga tus neuronas

En este día único e irrepetible que Dios te regala, pídele al Espíritu Santo que sane tus neuronas, que cambie toda programación negativa y errada, y que las colme de su luz, a fin de que, dándoles un nuevo registro, te permita gozar y disfrutar de las pequeñas cosas y de los momentos sencillos que él te brindará a lo largo de toda la jornada.
En un clima de sagrada oración, imagina a Jesús quien te impone sus benditas manos apoyándolas suavemente sobre tu cabeza.
Siente cómo de las llagas glorificadas de sus manos surgen ríos de luz que penetran por tu corteza cerebral, inundándote de una sensación de bienestar que procede de la bendición que él te concede.
Ábrete a los pensamientos nuevos y llenos de esperanza que él te quiera inspirar sin dar lugar a la ansiedad.

Luego tejieron una corona de espinas y la colocaron sobre su cabeza, pusieron una caña en su mano derecha y, doblando la rodilla delante de él, se burlaban diciendo: “Salud, Rey de los Judíos” Mateo 27, 29


El rincón de los lectores y Facebook


Desde hace años hemos tenido esta sección llamada “El rincón de los lectores” destinada a dar cabida a los mensajes, opiniones y comentarios de las personas que leen Pequeñas Semillitas, que han podido expresarse libre y respetuosamente. Ahora, con nuestra presencia en Facebook, la posibilidad de manifestarse es mucho más abierta, directa y permanente.

Igual vamos a mantener esta sección para los que deseen expresarse por esta vía. Para que tu mensaje se publique debes dirigirlo por mail a pequesemillitas@gmail.com con el título "El rincón de los lectores" y deberá ser muy breve y no contener conceptos agraviantes para nada ni para nadie.

Los mensajes serán moderados por el propietario de esta página y se publicarán a medida que el tiempo y el espacio en la misma lo permitan, y no se admitirán réplicas o respuestas públicas a mensajes anteriores de otros lectores.


Cuaresma día por día


Conversión.

La Cuaresma es buen momento para una profunda conversión. Conversión significa cambiar la dirección de tu vida, quizá perezosa, quizá facilona. ¡Cuántas veces buscas la felicidad en una vida cómoda! Y sabemos que para alcanzar la felicidad lo que se necesita es amor, servicio a los demás, corazón que se da. Es una paradoja: para vivir y ser feliz, hay que morir, no buscar la felicidad cómodamente. Para tener hay que dar. Ahora Jesús puede ayudarte. Te propongo un cambio en concreto, por si te sirve: morir a la ley del gusto.

Debes morir a la ley del gusto: Hacer las cosas porque me gusta, me apetece, me va bien.... Un cristiano hace las cosas por dar gusto a Jesús: Porque le gustará a Jesús, le dará una alegría, le interesará que yo haga esto, o lo otro.

Madre mía, que siempre actúe para darle gusto a tu Hijo; que muera a la ley del gusto mío. Esta es la elección que tengo que hacer vivir esclavo de mis caprichos, o vivir con la ilusión de hacerme esclavo de Dios. Prefiero esto último, María, pero ayúdame.

Continúa hablándole a Dios con tus palabras

P. José Pedro Manglano Castellary


Estadísticas de los Blogs

 
El siguiente es un cuadro estadístico demostrativo de la cantidad de visitas registradas en los dos blogs que llevamos adelante en internet: "Pequeñas Semillitas" y "Juan Pablo II inolvidable". Esta información se publica el primer día de cada mes.

Debe recordarse que las visitas se cuentan desde el inicio de cada uno de ellos que ha sido en fechas distintas:

"PEQUEÑAS SEMILLITAS"  desde el 1º de Marzo de 2007. 

"JUAN PABLO II INOLVIDABLE"  desde el 26 de Diciembre de 2009.
  


"Intimidad Divina"

Líbranos del mal

La oración es la grande fuerza del que confía en Dios. El cristiano sabe que puede depositar en el Señor sus tribulaciones, que puede contar con su ayuda en cualquier dificultad y de manera particular en la difícil empresa de su conversión. El hombre siente que en sí mismo no tiene fuerzas suficientes para llevar a feliz término el grande compromiso cuaresmal: morir completamente al pecado para vivir con plenitud en Cristo resucitado. Pero el mismo Cristo, antes de abandonar a los suyos, rogó al Padre que les preservase del maligno (Jn 17, 15), es decir, de las seducciones del mundo, de los ataques de Satanás. Ya antes les había enseñado esta petición: “y no nos dejes caer en la tentación, más líbranos del mal” (Mt 6, 13).

Cuando el cristiano está decidido a no ceder a las tentaciones y con corazón sincero invoca la ayuda divina, ciertamente su oración es escuchada, porque está pidiendo aquello que Dios desea más que él mismo, ya que precisamente por salvar al mundo del pecado sacrificó a su propio Hijo Unigénito. Entre las cosas buenas que el cristiano puede pedir al Señor están ciertamente en primer lugar la conversión y la liberación del pecado. El pecado no debe ser considerado sólo como un mal personal; cualquier pecado… grava sobre toda la sociedad, sobre la humanidad entera y trata de descolocar su centro fuera de Dios.

Combatir el pecado es aliviar al mundo de un peso, es sacar a la Iglesia de una herida. Siguiendo los pasos de la oración enseñada por Jesús, la Iglesia reza todos los días “Líbranos, Señor, de todos los males… y que con la ayuda de tu misericordia seamos siempre libres del pecado”. La Iglesia hace suya la certeza dada por Cristo y asegura a sus hijos que por muy graves que sean los peligros que les rodean, con la ayuda de Dios, podrán verse siempre libres del pecado. El Concilio recomienda particularmente en Cuaresma “la oración por los pecadores” (SG 109). No conviene olvidar este aviso de la Iglesia.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón… Daré gracias a tu nombre por tu misericordia y tu lealtad. Cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma… El Señor es sublime, se fija en el humilde, y de lejos conoce al soberbio. Cuando camino entre peligros, me conservas la vida; extiendes tu izquierda contra la ira de mi enemigo, y tu derecha me salva… Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos. (Salmo 138, 1-3, 6-8)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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