lunes, 26 de marzo de 2012

Pequeñas Semillitas 1662

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1662 ~ Lunes 26 de Marzo de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Hola…
Diseñadores de campañas publicitarias, comunicadores y vendedores nos atosigan con la misma prédica: satisface todos, absolutamente todos, tus deseos.
La necesidad de recibir el reconocimiento social a través de la compra y el uso de productos de marcas renombradas es tan sentida como el hambre de pan por numerosos jóvenes. Ante esta ideología que pregona por todas partes su consigna: "tú eres lo que compras", resulta complicado atender al mensaje del grano de trigo que cae en la tierra y muere, para dar fruto.
La donación de la existencia no es una quimera, es un proyecto realizable que se puede concretar a través de horas de servicio social, de participación en programas de voluntariado, de apoyo económico a proyectos sociales y educativos.
Jesus lanza también su invitación: "el que quiera servirme, que me siga".
"La verdad católica"

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


En aquel tiempo, Jesús se fue al monte de los Olivos. Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a Él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles.
Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?». Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra». E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra.
Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?». Ella respondió: «Nadie, Señor». Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más».
(Jn 8,1-11)

Comentario:
Hoy contemplamos en el Evangelio el rostro misericordioso de Jesús. Dios es Amor, y Amor que perdona, Amor que se compadece de nuestras flaquezas, Amor que salva. Los maestros de la Ley de Moisés y los fariseos «le llevan una mujer sorprendida en adulterio» (Jn 8,4) y piden al Señor: «¿Tú qué dices?» (Jn 8,5). No les interesa tanto seguir una enseñanza de Jesús como poderlo acusar de que va contra de la Ley de Moisés. Pero el Maestro aprovecha esta ocasión para manifestar que Él ha venido a buscar a los pecadores, a enderezar a los caídos, a llamarlos a la conversión y a la penitencia. Y éste es el mensaje de la Cuaresma para nosotros, ya que todos somos pecadores y todos necesitamos de la gracia salvadora de Dios.
Se dice que hoy día se ha perdido el sentido del pecado. Muchos no saben lo que está bien o mal, ni por qué. Es lo mismo que decir —en forma positiva— que se ha perdido el sentido del Amor a Dios: del Amor que Dios nos tiene, y —por nuestra parte— la correspondencia que este Amor pide. Quien ama no ofende. Quien se sabe amado y perdonado, vuelve amor por Amor: «Preguntaron al Amigo cuál era la fuente del amor. Respondió que aquella donde el Amado nos ha lavado nuestras culpas» (Ramon Llull).
Por esto, el sentido de la conversión y de la penitencia propias de la Cuaresma es ponernos cara a cara ante Dios, mirar a los ojos del Señor en la Cruz, acudir a manifestarle personalmente nuestros pecados en el sacramento de la Penitencia. Y como a la mujer del Evangelio, Jesús nos dirá: «Tampoco yo te condeno... En adelante no peques más» (Jn 8,11). Dios perdona, y esto conlleva por nuestra parte una exigencia, un compromiso: ¡No peques más!
Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells (Salt, Girona, España)


Santoral Católico:
San Braulio de Zaragoza


Se desconoce la cuna, niñez y juventud del santo; pero consta que ya en el año 626 es obispo de Zaragoza.

Participó en la corriente de pensamiento y acción isidoriana que tanto influyó en la cultura de su época y aún en tiempos posteriores. De hecho, fue discípulo de san Isidoro, obispo, escritor y doctor de la Iglesia (c. 560-636). Insistió cerca de él para que diera término a las Etimologías, la conocida y la más famosa e importante obra de san Isidoro donde se recoge el saber antiguo tomado indiscriminadamente de escritores tanto paganos como cristianos y que consta de veinte libros que fueron obligado libro de texto en las escuelas medievales, al tiempo que cauce de transmisión del saber antiguo. La división de toda la obra y sus títulos se deben a san Braulio.

Estuvo presente en los concilios V (636) y VI (638) de Toledo que fueron convocados para fortalecer la autoridad real y donde se resolvieron determinadas cuestiones de régimen eclesiástico y litúrgicas. En estos concilios se contribuyó a elaborar también el sistema de elección de los reyes por los obispos y magnates y llegó a ratificarse la imposibilidad de ser elegido rey alguien que no perteneciera a la nobleza goda.

Se le atribuyen también a san Braulio las Actas de los mártires de Zaragoza. Llegó a escribir más de 44 cartas, gracias a las cuales pueden llegar a conocerse muchos aspectos de la España visigoda.

Ejerció el santo una notable influencia entre los reyes del tiempo intentando suavizar las leyes con espíritu cristiano y procurando potenciar la unidad del reino. Con Chindasvinto -rey que fue elegido por la nobleza al considerarlo fácilmente manipulable debido a su gran ancianidad-, cuando dicta leyes muy severas contra los magnates traidores que rompieran su juramento de lealtad al rey, llegando a decretar la deportación, la reducción a la esclavitud de sus familias y a la confiscación de sus bienes. De la misma manera, mostró también influjo decisivo cabe el rey Recesvinto, el que reprimió la rebelión del noble Troya, cuando ponía sitio a la ciudad de Zaragoza, el mismo año de la muerte de san Braulio.

La fiesta de este hombre que intervino fuertemente en la vida eclesiástica, política y social de su tiempo es el 26 de Marzo ya que murió en este día del año 651.

Fuente: Catholic.net


La frase de hoy

“Aunque parezca que domine el odio, el Señor no permite que falte nunca el testimonio luminoso de su amor. A María, «fuente viva de esperanza», le encomiendo nuestro camino cuaresmal, para que nos lleve a su Hijo”

S.S. Benedicto XVI


Tema del día:
Recibir a Jesús


Ya estamos comenzando los preparativos para la semana que viene.
El primer preparativo es el que no falten los olivos para el domingo.
Recordando lo de hace muchos años comenzamos la semana recibiendo a Cristo que llega a nuestras vidas para  ayudarnos a vivir con fuerza en esa semana tan particular.
No es posible la vivencia de Cristo si no lo recibimos.
Pero……. ¿alguna vez lo hemos recibido?
La gran mayoría de las veces nos hemos limitado a ser un triste remedo de lo sucedido con Jesús y sus contemporáneos.
Recibían a un Jesús que ellos habían, desde su conveniencia, inventado para complacerse.
Recibían a un Jesús que no era el que entraba.
Recibían al Jesús de la multiplicación de los panes.
Recibían al Jesús que hacía milagros.
Recibían al Jesús que hablaba con autoridad.
Pero ese no era el Jesús que entraba.
Los discípulos se suman al recibimiento.
Tampoco ellos reciben al Jesús que entra.
Necesario será pase mucho tiempo para que entendieran a quien habían recibido.
Jesús entra aunque sea un desconocido.
Jesús entra aunque no se le comprenda.
Pero el ingreso de ese Jesús desconocido e incomprendido concluye en la negación y en el deseo de que fuese crucificado.
Nosotros no deberíamos poder decir que nos limitamos a lo del pueblo judío.
Sabemos a quien recibimos pero……….
¿Queremos recibir, de verdad, al que entra?
Es recibir al ser al servicio de la voluntad de Dios.
Es recibir al que opta por los más necesitados.
Es recibir al que no juzga sino que acepta y respeta.
Es recibir al que hace de su vida una oración.
Es recibir al que ama apasionadamente.
Es recibir al apasionado por el reinado de Dios.
Es recibir al que hizo de su vida un servicio a los demás.
Es recibir al que es una buena noticia.
Ese era el que entraba.
Ese es el que entra.
¿Es a ese al que recibimos?
Recibir a Jesús no es hacer que esté de paso por nuestra vida.
Recibir a Jesús es hacer que lo suyo sea lo nuestro porque solamente en Él nuestra vida adquiere sentido pleno.
Recibir a Jesús es intentar que los demás, al vernos, lo vean.
Recibir a Jesús es asumir que Él nos complica la vida.
Nos complica la vida porque no podemos ser meros espectadores de su llegada.
Nos complica porque resulta imposible no intentar vivir su propuesta de amor y compromiso.
Recibir a Jesús es intentar hacer nuestro lo que supo vivir.
Recibir a Jesús es asumir como nuestra causa de vida lo que ha sido su causa.
Al recibirle lo suyo se nos hace tarea pero, fundamentalmente, estilo de vida y manera de relacionarnos.
Jesús siempre es novedad que llega hasta nosotros para que lo nuestro se llene de cuestionamientos, desafíos y compromiso.
¡Qué fácil sería si todo se limitase a un ramo de olivo, algunos cantos, un texto y……. recibimos a Cristo!
Él no llega por un decreto sino por una actitud interior.
Él llega en la medida que seamos capaces de recibirle haciéndolo nuestro.
Él llega para que lo hagamos vida.
Él llega para que todo lo nuestro sea un intento de respuesta que se hace recibimiento.
¿Cómo preparar esta llegada?
Sin duda que es mucho más simple el salir a buscar olivo y tener todo dispuesto para la celebración.
¿Qué sentido puede tener una celebración si no va acompañada de la vida?
¿Estamos dispuestos a recibir al Jesús que entra?

Padre Martín Ponce de León SDB


Celebración de una Religiosa


Una querida lectora y amiga de “Pequeñas Semillitas”, la Hermana Dominga Rodríguez, Religiosa de María Inmaculada - Misioneras Claretianas, que realiza su apostolado actualmente en Pinhais, Brasil, está cumpliendo 50 años de vida religiosa. Ella ha tenido el hermoso gesto de compartir con nosotros una hermosa tarjeta recordatoria que publico a continuación.

¡Muchas felicidades y bendiciones para la Hermana Dominga!


Mensaje de María Reina de la Paz


Mensaje de María Reina de la Paz del 25 de marzo de 2012

¡Queridos hijos!
También hoy con alegría deseo darles mi bendición maternal e invitarlos a la oración. Que la oración se convierta en necesidad para ustedes, para que cada día crezcan más en santidad. Trabajen más en su conversión, porque están lejos hijitos. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!

Oración
Virgen María, Reina de la Paz, nos encomendamos a ti, sabiendo que somos las niñas y los niños de tus ojos. Danos un corazón dócil, humilde y obediente como el tuyo, para que Dios pueda bendecirnos en todo; y cúbrenos, Madre, con tu manto, haciéndonos invisibles e inmunes a todo mal.


Pensamientos sanadores


Hoy pídele al Espíritu de Dios la gracia de reconocer siempre dónde se encuentra la verdad

El tener los ojos cerrados por mucho tiempo puede producir dolor, pero hay quienes no se deciden a abrirlos pues piensan no estar preparados para lo que podrían encontrar y tienen miedo a sufrir… Sin embargo, no se puede postergar “in eternum” la búsqueda de la verdad. Cuanto más se demore uno en ver las cosas tal como son, cerrando los ojos a lo que Dios le quiere mostrar, más dolor producirá, y el fluir de las bendiciones de Dios no podrá regar su vida como Él desea hacerlo.
Hay quienes pasan la vida negando la realidad, no aceptando los cambios que deberían hacer, postergando la toma de cualquier decisión, por miedo a los cambios y por temor al futuro.
En ocasiones las grandes decisiones se toman después de haber tomado las más pequeñas. Ten presente que, si la inspiración viene del Señor, Él no te abandonará.

Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en Él: “conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” Juan 8, 32.


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Clelia, de San Juan, que ha sido mamá hace unos días y presenta algunas complicaciones hemorrágicas, por lo que la encomendamos a la Santísima Virgen para que la proteja y ruegue por ella a Jesús por su pronta curación.

Pedimos oración por nuestra amiga Mónica P. que vive en San José, Uruguay, que dentro de dos días debe ser operada de tiroides, rogando al Buen Jesús que la acompañe para que todo salga bien y tenga una total recuperación. A la vez pedimos por la salud de Mario, su esposo, que tiene problemas crónicos por los que sigue en tratamiento, y por su hija María Julia que comienza estudios universitarios en Montevideo. Que el Señor proteja a toda esta familia.

Pedimos oración por Pancho R., de 40 años de edad, de Perú, que tiene leucemia con tratamiento de quimioterapia y transfusiones. Oramos para que el Padre, en su inmensa misericordia, le de una oportunidad más de vida y acompañe a su única hermana en la tierra. También pedimos oraciones por las necesidades de estas personas de Perú: Lucas, Ema, Adriana y Liliana. El Señor conoce sus necesidades y las atenderá con su amor incondicional.

Pedimos oración por Ramona M. de 74 años, de Santa Fe, Argentina, que padece diabetes, y es insulina dependiente, con muchos problemas en la visión. Tuvo una descompensación y está en terapia intensiva. Que Jesús, nuestro Señor, le conceda su protección y le ayude a superar estas circunstancias.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración.


Cuaresma día por día


Dolor de los pecados porque pensaba en ti.

"¡Qué dolor de muelas! No puedo estudiar, ni leer, ni jugar, y ni siquiera puedo dormir ", se quejaba desconsoladamente. Alguna vez habrás tenido dolor fuerte de algo, ¡qué pesadilla!

Pues bien, el dolor de los pecados NO es así. Para perdonarnos en la confesión Dios nos pide dolor, y este dolor consiste en tres cosas: 1) reconocer que se ha pecado voluntariamente; 2) desear no haberlo hecho; 3) querer no volver a hacerlo y, para ello, poner los medios oportunos.

Es bueno que fomentes y busques el dolor de los pecados. Cristo, como Hombre que era, padeció todos los sufrimientos de su Pasión hace muchos siglos. Pero como Dios es eterno, no tiene tiempo: no hay para El un antes y un después. Todo está presente ahora delante de Él. Es igual el año 580 que el 1990 o el 3150.

Y en el año 30, cuando cargó con la cruz, y le atravesaron sus manos y pies con clavos, etc., tenía presente en su cabeza divina todo lo que yo -y cualquier otro hombre- hacemos ahora y en cualquier otro momento de la historia. Por eso en el año 30 Él pensaba en ti y tú estabas presente en la pasión.

Dame, Señor, dolor de mis pecados. Dolor de amor. Lo que yo hago te afecta. Tú pensabas en mí en tu pasión. Y cada día, en cada misa, renuevas tu pasión. Y la renuevas pensando en mí. Gracias, y auméntame el dolor de mis pecados

Continúa hablándole a Dios con tus palabras

P. José Pedro Manglano Castellary


Oración por la Patria


Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Nos sentimos heridos y agobiados. Precisamos tu alivio y fortaleza. Queremos ser nación, una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común. Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz. Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda. Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor, cercanos a María, que desde Luján nos dice: ¡Argentina! ¡Canta y camina! Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Amén.


"Intimidad Divina"

No peques más

El cristiano, salvado por Cristo de la muerte eterna, está obligado a guardar fidelidad a Dios, tanto con la integridad de su fe, como con la de su conducta. Frente a las seducciones y a las amenazas de los enemigos del bien, el bautizado debe tener el valor de repetir como Susana [en el Antiguo Testamento]: “prefiero caer en vuestras manos, a pecar delante de Dios” (Dan 13, 23). Aunque bautizado, el hombre tiene siempre la triste posibilidad de pecar; el mundo, entonces, grita escandalosamente y querría la condena, pero Jesús, que ha pagado con su propia vida la salvación de los pecadores, quiere que nadie se pierda y perdona: “Anda y no peques más”.

El bautismo injerta al hombre en Cristo y le hace vivir su vida, al igual que el sarmiento vive de la linfa que le viene del tronco. La penitencia refuerza el injerto cuando el pecado lo debilita, remueve los obstáculos que impiden el curso de la linfa divina y aumenta su flujo. El sacramento de la penitencia es, de este modo, el remedio para las enfermedades morales de todos los creyentes, y, como el bautismo, recibe su fuerza y eficacia del misterio pascual de Cristo. “El frecuente acto sacramental de la penitencia –afirma el Concilio– favorece en sumo grado la necesaria conversión al amor del Padre de las misericordias” (PO 18). La conversión del corazón le es indispensable no sólo a quien cae en culpa grave, sino también a quien, aun viviendo en gracia, necesita continuamente verse libre de cualquier pecado con advertencia para alcanzar la plenitud de la vida en Cristo.

El sacramento de la penitencia, además de la función que ejerce de perdonar los pecados, tiene también la de sanar las heridas y la de prevenir nuevas caídas acrecentando la gracia para que el penitente pueda vencer más fácilmente las tendencias defectuosas, resistir las tentaciones y practicar la virtud. Todo esto está garantizado por la acción de Cristo operante en el sacramento: es él quien perdona, sana, fortalece, “el que nos ama y nos libra de nuestros pecados por su sangre” (Ap 1, 5). De aquí se sigue la importancia que tiene la confesión frecuente para todos los que tienden a la perfección.

No apartes de mi, Señor, tu misericordia; que tu piedad y tu fidelidad me guarden para siempre… Se me echan encima mis iniquidades, y no puedo levantar la vista. Superan en número a los cabellos de mi cabeza, y me falla el corazón. Agrádate en librarme, Señor; corre, Señor, en mi ayuda. Cuanto a mí, pobre y menesteroso, mi Señor cuidará de mí. Tú eres mi socorro y mi libertador. ¡Dios mío, no tardes! (Salmo 40, 12-14-18)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

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