sábado, 10 de marzo de 2012

Pequeñas Semillitas 1646

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1646 ~ Sábado 10 de Marzo de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Hola…
El Santo Padre Benedicto XVI expresó en una oportunidad que la Cuaresma es el tiempo privilegiado de la peregrinación interior hacia Aquel que es la fuente de la misericordia. Y nosotros, peregrinos de este tiempo de meditación, de oración, perdón y sacrificio, tenemos que examinar con sinceridad la propia conciencia para descubrir no sólo las culpas actuales, sino también todo aquello –pasiones, vicios, tendencias– que pueda conducir al pecado, que necesita una verdadera conversión. Estamos transitando el día 18° de esta Cuaresma, por lo que aún tenemos 22 días por delante para mejorar nuestra preparación para llegar a la Pascua. No los desaprovechemos…


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, viendo que todos los publicanos y los pecadores se acercaban a Jesús para oírle, los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este acoge a los pecadores y come con ellos». Entonces les dijo esta parábola. «Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: ‘Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde’. Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: ‘¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros’. Y, levantándose, partió hacia su padre.
»Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: ‘Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo’. Pero el padre dijo a sus siervos: ‘Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado’. Y comenzaron la fiesta.
»Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: ‘Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano’. Él se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: ‘Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!’ Pero él le dijo: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado’».
(Lc 15,1-3.11-32)

Comentario
Hoy vemos la misericordia, la nota distintiva de Dios Padre, en el momento en que contemplamos una Humanidad “huérfana”, porque —desmemoriada— no sabe que es hija de Dios. Cronin habla de un hijo que marchó de casa, malgastó dinero, salud, el honor de la familia... cayó en la cárcel. Poco antes de salir en libertad, escribió a su casa: si le perdonaban, que pusieran un pañuelo blanco en el manzano, tocando la vía del tren. Si lo veía, volvería a casa; si no, ya no le verían más. El día que salió, llegando, no se atrevía a mirar... ¿Habría pañuelo? «¡Abre tus ojos!... ¡mira!», le dice un compañero. Y se quedó boquiabierto: en el manzano no había un solo pañuelo blanco, sino centenares; estaba lleno de pañuelos blancos.
Nos recuerda aquel cuadro de Rembrandt en el que se ve cómo el hijo que regresa, desvalido y hambriento, es abrazado por un anciano, con dos manos diferentes: una de padre que le abraza fuerte; la otra de madre, afectuosa y dulce, le acaricia. Dios es padre y madre...
«Padre, he pecado» (cf. Lc 15,21), queremos decir también nosotros, y sentir el abrazo de Dios en el sacramento de la confesión, y participar en la fiesta de la Eucaristía: «Comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida» (Lc 15,23-24). Así, ya que «Dios nos espera —¡cada día!— como aquel padre de la parábola esperaba a su hijo pródigo» (San Josemaría), recorramos el camino con Jesús hacia el encuentro con el Padre, donde todo se aclara: «El misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado» (Concilio Vaticano II).
El protagonista es siempre el Padre. Que el desierto de la Cuaresma nos lleve a interiorizar esta llamada a participar en la misericordia divina, ya que la vida es un ir regresando al Padre.
Rev. D. Llucià POU i Sabater (Vic, Barcelona, España)


Santoral Católico:
Los 40 Mártires de Sebaste


La Legión XII Fulminata se hizo célebre entre los cristianos del siglo IV por el martirio de 40 de sus soldados. Junto a la Legión XV Apollinaris tenía a su cargo la defensa de Asia Menor.

En el año 312 Constantino y Licinio publicaron un edicto favorable a los cristianos. Majencio había sido derrotado el 28 de Abril de ese año junto al puente Milvio y quedaba Constantino como único emperador de Occidente. En Oriente, vencido Maximiano Daia, es Licinio el único dueño. Constantino y Licinio son emperadores asociados. Por ese momento hay abundantes cristianos enrolados en las filas del ejército por la tranquilidad que por años los fieles cristianos van disfrutando al amparo del edicto imperial. En lenguaje de Eusebio, el ambicioso Licinio “se quita la máscara” e inicia en Oriente una cruenta persecución contra los cristianos.

La verdad histórica del martirio, con sus detalles más nimios, no llega uniformemente a nuestros tiempos. San Gregorio de Nisa, apologista acérrimo de los soldados mártires, sitúa el lugar del martirio en Armenia, cerca de la actual Sivas, en la ciudad de Sebaste. Fue en el año 320 y en un estanque helado. Cuarenta hombres aguerridos prefirieron la muerte gélida a renunciar a su fe cristiana. Sobre el hielo y hundiéndose en el rigor del agua fría, los soldados, con sus miembros yertos, se animan mutuamente orando: “Cuarenta, Señor, bajamos al estadio; haz que los cuarenta seamos coronados”. Quieren ser fieles hasta la muerte... pero uno de ellos flaquea y se escapa; el encargado de su custodia -dice el relato-, asombrado por la entereza de los que mueren y aborreciendo la cobardía del que huye, entra en el frío congelador y completa el número de los que, enteros, mantienen su ideal con perseverancia. Los sepultaron, también juntos, en el Ponto, dato difícil de interpretar por ser armenios los mártires.

Pronto comenzó el culto a los soldados y se propagó por Constantinopla, Palestina, donde santa Melania la Joven construyó un monasterio poniéndolo bajo su protección, Roma y de allí a toda la cristiandad. La antigüedad cristiana vibraba con la celebración del heroísmo de sus soldados, admiró la valentía, la constancia, el desprendimiento, la renuncia a una vida larga y privilegiada. Deseaban las iglesias particulares conseguir alguna de sus reliquias tanto que san Gaudencio afirma se valoraban más que el oro y san Gregorio Niseno las apreciaba hasta el punto de colocarlas junto a los cuerpos de sus padres para que en la resurrección última lo hicieran junto a sus valientes intercesores.

Sus nombres, según se hallan en las actas más antiguas, son los siguientes: Quirión, Cándido, Domno, Melitón (el más joven), Domiciano, Eunoico, Sisino, Heraclio, Alejandro, Juan, Claudio, Atanasio, Valente, Heliano, Ecdicio, Acacio, Vibiano, Elio, Teóduío, Cirilo, Flavio, Severiano, Valerio, Cudión, Sacerdón, Prico, Eutiquio, Eutiques, Smoragdo, Filoctemon, Aecio, Nicolás, Lisímaco, Teófilo, Xanteas, Angeas, Leoncio, Hesiquio, Cayo y Gorgonio.

Fuente: Catholic.net


La frase de hoy

"Las guerras generan llagas permanentes que deben ser superadas por la alta política. La unidad nacional solo será posible si se practica un inmenso respeto a lo diverso. Por eso estoy aquí, me hago cargo de una causa común. No me puedo hacer el distraído"
"Pepe" Mujica


Cuentos de Mamerto Menapace:
La novia y la novicia


Diez pretendientes tuvo Ruperta. Bueno, claro, no simultáneamente los diez. Pero siempre se dio el lujo de decirles que no. Cuando alguno se ponía más insistente, y buscaba oportunidad de entrar en su vida, decididamente cortaba con una negativa que lo alejaba sin explicaciones.

Cuando dijo el primer ‘no’, tenía clara conciencia de que aún le quedaban al menos nueve ‘sí’ como posibles. Y como era joven y bonita, la seducía la idea de vivir de los posibles. Por ello el decir un ‘no’, la gratificaba asegurándola en su posición un tanto romántica de estar disponible para no sé qué futuro.

Pero era evidente que con decir simplemente que no, el futuro no se construía. Cada negativa la dejaba exactamente donde estaba, y cada vez un poco más cerrada sobre sí misma. A medida que crecía el número de sus ‘no’, se iban acortando proporcionalmente las posibilidades de sus ‘sí’.

Y pasaron los años. Cuando pegó la curva de los treinta y cinco, se dio cuenta de que su actitud conducía a nada. Apagó sus humos, reflexionó sobre su vida, y se abrió a los demás. Y aunque humanamente tuvo que renunciar a muchas de sus expectativas, por último corajió una de las posibilidades y comenzó su primer noviazgo a fondo. Lo defendió con uñas y dientes, sobre todo de sí misma y de sus ilusiones un tanto adolescentes. Y finalmente se dio cuenta de que valía la pena decir un ‘sí’ a la vida y al amor.

La mañana que se casaron, porque se casaron de mañana, unas cuantas amigas la acompañaron en su ceremonia. Todas se emocionaron felicitándola por el paso que daba. Quizá las amigas no se daban cuenta que Ruperta al decir en esa mañana su ‘sí’, englobaba en él todos los no a las futuras posibilidades que se le pudieran presentar. Porque aquella aceptación incluía definitivamente la renuncia a todos los otros hombres que pudiera presentársele en su vida. Pero eran personas realistas. Por ello se alegraron sinceramente por su elección. Sabían que sólo a través del ‘sí’, ella se ponía en marcha hacia el futuro, hacia la vida. Nadie se preocupaba de las renuncias encerradas en aquella elección.

La sobrina de Ruperta tenía diecisiete años. Llena de vida y con todo el futuro que le sonreía a través de los sueños de sus viejos, y de las aspiraciones de sus amistades. Había terminado quinto y tenía que decidir. Varias carreras eran posibles. Tenía inteligencia ella, y dinero sus padres. Pero desde el retiro de setiembre, algo le andaba bullendo dentro de su corazón de muchacha. Sentía que Cristo le pedía un ‘sí’ entero. Y a ella le entusiasmaba la idea de decirle que sí, aunque le asustaba un poco lo que podría encerrar para el futuro.

Cuando se supo que entraba al convento, se armó un bonito revuelo entre los parientes, sobre todo entre los y las que ya habían doblado la curva de los treinta y cinco. No les entraba en la cabeza que esta chica pudiera decir de golpe que no a tantas cosas que la vida le ofrecía como posibles, sin siquiera haberlas probado. Los tenía obsesionados la idea de que la chica al entrar al convento renunciaba a un futuro profesional, a una pareja feliz, a los hijos. Renunciar a tanto ¿pero qué necesidad había? ¿Quién le habría metido en al cabeza semejante idea? Se hablaron barbaridades y se dijeron estupideces sobre las monjas a cuyo colegio sus papis la habían mandado desde pequeña, porque era un colegio bien y daba status. Se criticó al cura que les había dado el retiro de setiembre a las chicas de quinto, y discretamente la andanada salpicó a los padres que inconscientemente le habían dado el permiso para hacerlo.

En fin lo curioso fue que muy poco realmente pensaron que lo que la muchacha estaba haciendo no era decir que no a nada. Simplemente decía que sí a Alguien. Era ese sí el que encerraba tantos no. No había ninguna necesidad de esperar a los treinta y cinco como hizo la Ruperta, que se dedicó a decirlos en cómodas cuotas mensuales durante veinte años, para aflojar recién a la fuerza un sí medio tibión empollado por una nidada de no anteriores.

La conozco a esta joven, que es hoy una gran religiosa. Conserva toda la frescura de un sí grandote dicho desde el principio.


Pensamientos sanadores


Hoy pídele a Dios que bendiga tu olfato

Si prestas atención a los olores y a los perfumes que diariamente te rodean, percibirás un sinfín de matices. Sin embargo, hay un aroma que no se huele con el olfato físico, hay un perfume que no viene en tarros ni en frascos de ningún tipo: me refiero al olor a santidad que proviene del Señor y del cual nos impregna cada vez que entramos en adoración.
Pídele al Señor que libere tu alma de todo “mal olor”, que te lleve al desierto de su Divino Corazón para que así puedas desarrollar o recuperar la capacidad olfativa del alma.
Puedes pedírselo adorándolo con la letra del siguiente canto: “Aquí estoy Señor pidiéndote me enamores, llévame al desierto, háblale a mi corazón, pronuncia mi nombre, Señor. Háblame, amado mío, quiero escuchar cuáles son tus caminos, quiero entender cuánto esperas de mí. Háblame, Señor, enamórame de ti”.

(…) y revestirse del hombre nuevo, creado a imagen de Dios en la justicia y en la verdadera santidad. Efesios 4, 24


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Juan Diego, un joven que vive en Colombia, y está muy decaído o con depresión, tal vez por exceso de estudio o por otras razones, lo que genera la preocupación y la angustia de la familia. Lo encomendamos al Espíritu Santo, en este tiempo tan especial de Cuaresma, para que ilumine su corazón y lo inspire a buscar más a Jesús que es el único camino, la única verdad y la verdadera vida.

Pedimos oración por el eterno descanso del alma de Daniel F. que a los 60 años de edad, desde Córdoba, Argentina, partió al encuentro de nuestro Padre celestial.

Pedimos oración por Graciela, de Argentina, que ha sido operada de un tumor de colon, rogando al Señor Misericordioso que le dé fuerzas físicas y espirituales para poder superar los momentos difíciles que tiene que vivir.

Desde Perú nos llegan los siguientes pedidos de oración: por Roxana F., una joven mamá que ha tenido cáncer hace tres años y con la ayuda de Dios y su fuerza de voluntad lo va superando; por Elsa O. que tiene parkinson desde hace más de ocho años para que el Señor la siga protegiendo y permita que pueda mantener una vida razonablemente buena a pesar de la enfermedad; por Alfonso G., un misionero laico comprometido, de 50 años de edad, que está con serios problemas de próstata para que la Virgen le devuelva pronto su salud y pueda seguir su trabajo en bien de los hermanos; por las personas que esperan donante para trasplantes, especialmente de riñón.

Pedimos oración por Francisco, de Lima, Perú, que ha sido diagnosticado con leucemia, para que la Santísima Trinidad obre sobre él y le conceda la gracia de poder curarse.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración.


"Pequeñas Semillitas" por e-mail


Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por correo, más el agregado de un powerpoint. Las suscripciones son gratuitas y se realizan únicamente por invitación. Hay que solicitarlas a Melissa, la moderadora del Grupo a: picaflor05@gmail.com o picaflor.cl@gmail.com 
Las inscripciones son moderadas y pueden demorar un par de días, siendo importante que no te suscribas desde una computadora de tu oficina o lugar laboral, y que sólo te inscribas si de verdad estás dispuesto/a a leer todos los días nuestros mensajes e incluso compartirlos con tus amigos y conocidos reenviándoselos por correo electrónico.
Felipe de Urca


Cuaresma día por día


No mucho: ¡todo!

Habrás visto la película de "Los 7 magníficos": A Yul Briner le quieren contratar unos mejicanos para que les defienda de unos bandidos; son campesinos; muy pobres. Le ofrecen todo lo que tienen, envuelto en un paño. Yul lo ve y dice: "Siempre me han ofrecido mucho, pero nunca todo". Aceptó, ¡claro! Dile ahora a Jesús: Con lo que Tú me amas (has dado la vida por mí), no puedo quedarme corto dándote sólo muchas cosas; te doy toda mi vida: quiero todo lo que Tú quieras.

Continúa hablándole a Dios con tus palabras

P. José Pedro Manglano Castellary


"Intimidad Divina"

El padre y los hijos

“¿Qué Dios hay como tú, que perdonas el pecado…? No mantendrás por siempre la ira, pues te complaces en la misericordia”. Así alaba Miqueas al Señor. La antigua plegaria revela una concepción profunda de la misericordia de Dios; sin embargo, el Evangelio la profundiza ulteriormente y la comenta del modo más expresivo con la parábola del hijo pródigo… que demuestra que cuando el hombre está sinceramente arrepentido de sus pecados, aunque éstos sean muy graves –abandono de la casa paterna, vida disoluta, impiedad y desprecio de toda ley–, Dios los destruye y olvida, como algo que se pisotea y se arroja a lo hondo del mar. Dios se goza en la vida del hombre, se alegra de verle pasar de la muerte del pecado a la vida de la gracia, gusta de verle volver a su amor, única fuente de vida y de alegría.

La parábola manifiesta la inmensa misericordia de Dios hacia el hombre pecador, pero manifiesta también las disposiciones que ha de tener el pecador para hallar misericordia. El hijo pródigo entra dentro de sí, reconoce sus culpas, se arrepiente de ellas, decide poner punto final a su vida disipada, volver a su padre y confesarle su pecado; sabe que no merece ser acogido como hijo y sin embargo, vuelve, confiando en la bondad paterna. La parábola habla también de la misericordia para con los hijos que quedaron en casa, fieles a sus deberes, pero un poco mezquinos, pobres de amor. Y Dios los trata con la misma misericordia con que trata a los hijos pródigos.

Dios quiere a sus hijos vivos en su amor, por eso les sigue, les acoge y trata con amor. De él deben ellos aprender a amar, esto es esencial. Perseverar en el servicio de Dios es algo muy bueno; sin embargo, Dios no quiere servicios de mercenarios, sino de hijos, y los hijos deben servir amando.

Te amaré Señor, y te daré gracias y confesaré tu nombre por haberme perdonado tantas y tan nefastas acciones mías. A tu gracia y misericordia debo que hayas deshecho mis pecados como hielo y no haya caído en otros muchos. ¿Qué pecados, realmente, no pude yo cometer, yo, que amé gratuitamente al crimen? Confieso que todos me han sido ya perdonados, así los cometidos voluntariamente como los que dejé de hacer por tu favor. ¿Quién hay de los hombres que, conociendo su flaqueza, atribuya a sus fuerzas su castidad y su inocencia, para por ello amarte menos, cual si hubiera necesitado menos de tu misericordia, por la que perdonas los pecados a los que se convierten a ti?... Antes, si, debe amarte tanto y aún más que yo; porque el mismo que me sanó a mí de tantas y tan graves enfermedades, ése le libró a él de caer en ellas. (San Agustín, Confesiones)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

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