jueves, 8 de marzo de 2012

Pequeñas Semillitas 1644

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1644 ~ Jueves 8 de Marzo de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Hola…
Hoy se celebra el Día Internacional de la Mujer Trabajadora o Día Internacional de la Mujer. La primera convocatoria tuvo lugar en 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza extendiéndose su conmemoración, desde entonces, a numerosos países. En 1977 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó el 8 de marzo como Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional. El 8 de marzo se conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo integro como persona.
Desde luego que saludamos a todas las mujeres, sin las cuales no habría vida, sin las cuales no habría amor… Pero no podemos olvidar a LA MUJER, a María, la más grande de todas, madre de Dios y madre nuestra, modelo de vida y santidad, ejemplo de amor y sacrificio. En Ella y con Ella recordamos a nuestra mamá, saludamos a nuestra esposa y también a nuestras hijas. En María también saludamos a todas las amigas y conocidas que pueblan nuestro mundo cotidiano.
¡Feliz día Mujeres!


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: «Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y un pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico pero hasta los perros venían y le lamían las llagas.
»Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo: ‘Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama’. Pero Abraham le dijo: ‘Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros’.
»Replicó: ‘Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no vengan también ellos a este lugar de tormento’. Díjole Abraham: ‘Tienen a Moisés y a los profetas; que les oigan’. Él dijo: ‘No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va donde ellos, se convertirán’. Le contestó: ‘Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite’».
(Lc 16,19-31)

Comentario
Hoy, el Evangelio es una parábola que nos descubre las realidades del hombre después de la muerte. Jesús nos habla del premio o del castigo que tendremos según cómo nos hayamos comportado.
El contraste entre el rico y el pobre es muy fuerte. El lujo y la indiferencia del rico; la situación patética de Lázaro, con los perros que le lamen las úlceras (cf. Lc 16,19-21). Todo tiene un gran realismo que hace que entremos en escena.
Podemos pensar, ¿dónde estaría yo si fuera uno de los dos protagonistas de la parábola? Nuestra sociedad, constantemente, nos recuerda que hemos de vivir bien, con confort y bienestar, gozando y sin preocupaciones. Vivir para uno mismo, sin ocuparse de los demás, o preocupándonos justo lo necesario para que la conciencia quede tranquila, pero no por un sentido de justicia, amor o solidaridad.
Hoy se nos presenta la necesidad de escuchar a Dios en esta vida, de convertirnos en ella y aprovechar el tiempo que Él nos concede. Dios pide cuentas. En esta vida nos jugamos la vida.
Jesús deja clara la existencia del infierno y describe algunas de sus características: la pena que sufren los sentidos —«que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama» (Lc 16,24)— y su eternidad —«entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo» (Lc 16,26).
San Gregorio Magno nos dice que «todas estas cosas se dicen para que nadie pueda excusarse a causa de su ignorancia». Hay que despojarse del hombre viejo y ser libre para poder amar al prójimo. Hay que responder al sufrimiento de los pobres, de los enfermos, o de los abandonados. Sería bueno que recordáramos esta parábola con frecuencia para que nos haga más responsables de nuestra vida. A todos nos llega el momento de la muerte. Y hay que estar siempre preparados, porque un día seremos juzgados.
Rev. D. Xavier SOBREVÍA i Vidal (Sant Boi de Llobregat, Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Juan de Dios, Religioso


“En el año de 1538, reinando en España el Emperador Carlos V, y siendo Arzobispo de la Ciudad de Granada don Gaspar de Avalos... que alcanzó felicidad en sus tiempos, de florecer en su obispado hombres señalados en santidad y virtud; entre los cuales fue uno, pobre, bajo y desechado en los ojos de los hombres, pero muy conocido y estimado en los de Dios, pues mereció llamarse en apellido Juan de Dios”

Se trata de Juan Ciudad Duarte, un hombre nacido año 1495 en el pueblo portugués de Montemor o Novo, del obispado de Évora, Portugal y que muere en Granada, España, el año 1550 a la edad de 55 años, siendo considerado uno de los tesoros de la ciudad. Para todos es conocido como "el santo". El apellido de Dios le vino impuesto por un Obispo conocedor de su obra a favor de los pobres y enfermos. No cabe mayor honor que apellidarse de Dios y nada refleja mejor el modo de hacer de este hombre.

Aparece a la edad de ocho años en el pueblo toledano de Oropesa. En las biografías de Juan de Dios, hay las grandes lagunas y muchos interrogantes, algunos todavía no resueltos, en relación a su ascendencia, pueblo, familia, vida, hasta bien entrado en años... La tradición habla que vino con un clérigo que pasó por su casa y es acogido en la de Francisco Cid Mayoral donde vivió mucho tiempo, casi la friolera de 29 años en dos ocasiones diferentes.

Siendo mancebo de veintidós años le dio voluntad de irse a la guerra" luchando en la compañía del Conde de Oropesa, al servicio del Emperador Carlos V que fue en socorro de la plaza de Fuenterrabía atacada por el Rey Francisco I de Francia. La experiencia no puede ser más desastrosa, está a punto de ser ahorcado y regresa de nuevo a Oropesa hasta que es solicitado para defender Viena, en un momento de amenaza por parte de los turcos.

Después de estas experiencias guerreras vuelve al oficio de pastor, leñador para ganarse el sustento, albañil en la construcción de las murallas de Ceuta y finalmente, inicia en Gibraltar el oficio de librero, que ejerce en Granada de forma estable en un puesto de la calle Elvira, hasta su conversión.

En Granada comienza la de Juan de Dios, cuando más asentado y cuando al parecer, había terminado su “andadura” española y europea. Juan había caminado tanto en busca de una cita que por fin acontece el año 1539, fiesta de S. Sebastián en el Campo de los Mártires, a la vera de la Alhambra. Ese día un predicador de fama, S. Juan de Ávila es el encargado del sermón. No sabemos qué munición usó el "maestro Ávila", el caso es que el corazón de Juan de Dios quedó tocado, sus palabras "se le fijaron en las entrañas" y "fueron a él eficaces", dice su biógrafo Castro. Juan parece haberse vuelto loco y grita, se revuelca clamando "misericordia". Se produce un total despojo de sus pocos haberes, hasta de sus vestidos...

El pueblo se divide: unos dicen que era loco y otros que no era sino santo y que aquella obra era de Dios. Aquello era ni más ni menos que la cita con Dios.

No es un asunto fácil. Desde ahora comienza una nueva aventura totalmente inédita en la vida de Juan. Después de la experiencia espectacular de su conversión tiene que entrar en contacto con los pobres más marginados de siempre, los enfermos mentales. “Dos hombres honrados compadecidos tomaron de la mano a Juan y lo llevaron... ¿Dónde? Al manicomio. Un ala del Hospital Real de Granada estaba ocupada por los locos. Allí, siente en sus carnes el duro tratamiento que se da a estos enfermos en su propia carne y se rebela de ver sufrir a sus hermanos. De esta experiencia surge la conversión a los hombres, que ya serán para Juan, "hermanos". "Jesucristo me traiga a tiempo y me dé gracia para que yo tenga un hospital, donde pueda recoger los pobres desamparados y faltos de juicio, y servirles como yo deseo".

El corazón herido, cogido por el amor desbordante de Dios no le dejará en paz hasta el último momento en que muere de rodillas. En el año 1539, de acuerdo con san Juan de Ávila, es huésped en Guadalupe donde se prepara en las artes médicas, y en 1540 inicia su primera obra, un pequeño hospital en la calle de Lucena, "tanta gente acudía por la fama de Juan y por su mucha caridad que los amigos le compraron una casa para hospital en la cuesta Gomérez”.

La fama de Juan es grande en Granada: acoge a todos los pobres inválidos que encuentra, a los niños huérfanos y abandonados, visita y rehabilita a muchas mujeres prostitutas, y todo sin renta fija, salvo la limosna en la cuál es verdadero maestro, "¿quién se hace bien a si mismo dando a los pobres de Cristo?" -sería su lema cotidiano. El corazón encendido de Juan, contrasta con el fuego del Hospital Real en llamas el día 3 de julio de 1549. Allí acude como toda la ciudad, pero no para lamentarse, sino para remangarse y entrar y sacar los enfermos saliendo sano y salvo. Desde ese momento, Juan adquiere la categoría de santo y su fama llega a todos los que pudieran tener alguna duda de su pasado en la zona de los enfermos mentales. En el mes de enero de 1550, tratando de salvar a un joven que se estaba ahogando en el río Genil, enfermó gravemente.

En el lecho de muerte a Juan le queda la herencia que entrega al arzobispo y a su sucesor, Antón Martín: libro de las deudas y los enfermos asistidos. Así se continúa la obra de Juan de Dios hasta nuestros días. Juan muere el día 8 de marzo de 1550. Su entierro es una auténtica manifestación de duelo y simpatía hacia su persona y su obra.

Fuente: Catholic.net


Cinco frases dedicadas 
a las mujeres


Cuando las mujeres en el futuro sustituyan a los hombres en los puestos de decisión, cosa que va a suceder en el siglo XXI, ellas estarán sentadas detrás de la mesa y los secretarios y otros subalternos serán valorados por las horas que hayan dedicado al gimnasio
Manuel Vicent

Dicen que el hombre no es hombre mientras no oye su nombre de labios de una mujer
Antonio Machado

Las mujeres son las reinas de los jóvenes, las compañeras de los adultos y las nodrizas de los viejos
Francis Bacon

Una mujer puede darlo todo con una sonrisa y recuperarlo después con una lágrima
Coco Chanel

…la quinta frase va en broma…

Los bandidos te piden la bolsa o la vida; las mujeres exigen ambos
Samuel Butler


Tema del día:
La mujer


La mujer esta hecha para la entrega y la redención: se entrega al niño, se entrega al hombre, y su amor esta presto a todos los sacrificios con tal de redimir y salvar a quien se pierde.

Ella debe, en el mundo de la eficacia material y también en el de la injusticia y la crueldad, ser testimonio del poder de la ofrenda y del amor redentor.

La mujer esta hecha para "llevar" y dar vida. Ella lleva el don del hombre, el hijo y solo llega a su logro pleno en la maternidad. Ella debe en el mundo actual, reino de la materia todopoderosa, llevar y engendrar "lo humano".

La mujer es para el hombre orgulloso, recuerdo incesante de su imperfección.

La mujer es para el hombre egoísta, invitación constante a superarse.

La Misión de la mujer está en hacerse consciente de su responsabilidad en la construcción del Mundo.

La Misión de la mujer es aceptar estar presente en él y desempeñar su papel, acomodado a todos los planes, económicos, políticos, sociales, desde la célula mas insignificante a las más extensas agrupaciones...

De esta manera se perfeccionara el Mundo, cuyo cuidado Dios -desde el principio- hizo el honor de confiar "a la pareja humana".

Autor: Michael Quoist


Pensamientos sanadores


Hoy pídele a Dios que bendiga tus labios

Jesús también tocaba, con gran delicadeza, los labios de los mudos, y de sus gargantas antes secas y vacías, comenzaba a surgir, como de una cascada, la música de las palabras y las canciones. De este modo, quienes vivían como aislados, lograban por medio de las palabras, tender nuevos puentes de comunicación con sus seres queridos, testimoniaban lo que Dios había hecho en sus vidas y anunciaban en todos los lugares donde iban, que el Reino de Dios ya está entre nosotros.
Amigo (a), si tú puedes hablar y cantar, entonces cuentas con un gran don. Ten presente que en tus labios hay una música que sólo tú puedes regalarnos… Háblanos, háblanos, háblanos de todo lo bueno que Dios ha puesto en tu historia, en tu mente y en tu corazón, y cántale cada día a Dios.
Él se goza de la alegría de sus hijos.

Que mis labios expresen tu alabanza porque me has enseñado tus preceptos. Que mi lengua se haga eco de tu promesa porque todos tus mandamientos son justos. Salmo 119, 171-172


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Quintillo F. que tiene 90 años de edad, vive en Junín, Buenos Aires, Argentina, y padece una cardiopatía por la que su corazón “se va apagando” poco a poco, por lo que rogamos al Señor Jesús que lo acompañe a transitar con serenidad, mucha Fe y Esperanza la etapa final de su camino. También pedimos oración por su esposa Ida rogando al Espíritu Santo le conceda el don de la Fortaleza.

Pedimos oración por Eduardo M. C., de México, quien desde hace tres años ha tenido accidentes vasculares que lo tienen postrado en cama, sin hablar y consumiéndose cada día. Le pedimos al Señor, por intercesión de la Sma. Virgen María que tenga misericordia de él y lo lleve a participar de su Pascua.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración.


Cuaresma día por día


Vocación.

El director de una película de cine está ocupado en la tarea de escoger una actriz para protagonista de la película. Está sentado frente a su mesa de trabajo, sobre la cual yacen desplegadas docenas de fotografías facilitadas por los agentes cinematográficos. Al cabo de un rato, escoge una de ellas, la contempla detenidamente y dice a su secretaria: "Sí, éste es el tipo de mujer que necesito, llámela y cítela aquí mañana". Ni que decir tiene que hay una inmensa diferencia entre un director cinematográfico y Dios, entre Hollywood y el Cielo. Con todo, a través de este ejemplo podemos hacernos una idea de la razón de ser de nuestra existencia. Allá, en lo más profundo de la eternidad, Dios planeó el universo entero y escogió a los protagonistas del gran argumento que habría de desarrollarse hasta el fin de los tiempos. Ante su divina mente fueron desfilando las fotografías de las almas ilimitadas en número que él podía crear.

Cuando se topó con tu imagen, se detuvo y dijo: "Quiero darle mi vida a esta persona, para que sea feliz. La necesito para que desarrolle un papel único, personal, y luego, goce de mi presencia durante toda la eternidad... Sí, la voy a crear". Ahora ya sabes cuál es tu misión. Eres el protagonista. De que tú hagas o dejes de hacer lo que Dios ha pensado para ti depende que muchas personas sean felices o no, se salven o no. Tus amigos necesitan que les ayudes a conocer a Jesús.

Madre mía, que como tú, diga a Jesús que sí en los planes que Él tiene para mí. Señor, quiero lo que quieras, quiero cuando quieras, quiero como quieras, quiero mientras quieras.

Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído, Después termina con una oración final.

P. José Pedro Manglano Castellary


"Intimidad Divina"

El puesto justo

El hombre soberbio, satisfecho de sí mismo y cerrado a Dios, hasta despreocuparse de Él, no puede ser objeto de las bendiciones divinas. El rico de la parábola del Evangelio, que banquetea suntuosamente mientras el pobre Lázaro gime a su puerta, lo personifica con toda exactitud. Jesús no le condena por el simple hecho de que posea muchas riquezas, sino porque puso en ellas todo su corazón e hizo consistir su felicidad en disfrutarlas al máximo… Con mucha frecuencia la riqueza engendra soberbia, de donde después se deriva la falta de piedad hacia Dios y la dureza de corazón para con el prójimo. Es raro encontrar un rico humilde. Es humilde en medio de las riquezas y de los honores solamente quien, comprendiendo su vanidad, apoya su vida en Dios y se considera administrador de los bienes que la Providencia le ha confiado, para hacer partícipes de ellos a los hermanos necesitados.

Tampoco es la indigencia por sí misma la que salva a Lázaro, sino el haberla aceptado con humildad y paciencia como venida de las manos de Dios, y confiando siempre en Él. La pobreza material es un medio de salvación cuando va unida a la pobreza del espíritu, a la humildad del corazón. En resumen, la salvación es de los humildes, de los que reconociendo su total dependencia de Dios, aceptan de sus manos cualquier situación, próspera o adversa, sin ensalzarse y sin rebelarse. La humildad consiste fundamentalmente en aceptar la propia condición de criaturas que nada tienen propio, convencidos de que cuanto poseen lo han recibido de Dios.

Además, la humildad consiste en mantener dentro de los justos límites el amor a los propios valores, que podría llevar al hombre a considerarse más de lo que merece y a colocarse por encima de los otros. La humildad es verdad, y por eso en las relaciones con Dios y en las relaciones con el prójimo enseña a tomar el puesto justo, el que corresponde a los designios divinos. “Sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15,5), dice Jesús. Frente al prójimo, actitud de pobre abierto a las necesidades ajenas, generoso en condividir con los demás sus bienes, más dispuesto a servir que a ser servido.

Maldito quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor: será como un cardo en la estepa, no verá llegar el bien, habitará la aridez del desierto, tierra salobre e inhóspita. Bendito quien confía en el Señor, y pone en el Señor su confianza: será un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto. Nada más falso y enfermo que el corazón, ¿quién lo entenderá? Tú, Señor, penetras el corazón, sondeas las entrañas para dar al hombre según su conducta, según el fruto de sus acciones. (Jeremías 17, 5-10)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

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