domingo, 25 de marzo de 2012

Pequeñas Semillitas 1661

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1661 ~ Domingo 25 de Marzo de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Hola…
En varios países del mundo, hoy se celebra el DÍA DEL NIÑO POR NACER, o como se lo denomina también: día por la vida, o día del niño no nacido.
Este año, ante el inminente tratamiento de la Ley de Despenalización del Aborto y en el marco del Año por la Vida, la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina ha decidido instar a todas las comunidades católicas a celebrar de manera particular el Día del Niño Por Nacer.
Desde ciertos sectores y organizaciones, se viene promoviendo la interrupción del embarazo como modo de fortalecer los derechos de la mujer. Así, se promueve y proclama “el aborto legal, seguro y gratuito”.
Elevar los derechos de la mujer por sobre los derechos del niño e, incluso, sin siquiera acordarse de los derechos del padre, es conculcar la construcción de los derechos humanos, que protege siempre al más débil. Hablar de derechos que significan hacer que se extinga una vida es un contrasentido. Una sociedad que no cuide los derechos de los más indefensos no es una sociedad justa.
La protección de los derechos de la persona por nacer es una tarea que debemos hacer entre todos, desde dejarle el asiento a una señora embarazada, como nos enseñaron nuestros padres, hasta movilizarnos una vez al año por los derechos y la libertad de los niños.


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


En aquel tiempo, había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta. Éstos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: «Señor, queremos ver a Jesús». Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Él les respondió: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo de hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará.
»Ahora mi alma está turbada. Y ¿que voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto! Padre, glorifica tu Nombre». Vino entonces una voz del cielo: «Le he glorificado y de nuevo le glorificaré». La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno. Otros decían: «Le ha hablado un ángel». Jesús respondió: «No ha venido esta voz por mí, sino por vosotros. Ahora es el juicio de este mundo; ahora el Príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí». Decía esto para significar de qué muerte iba a morir.
(Jn 12,20-33)

Comentario
Hoy, la Iglesia, en el último tramo de la Cuaresma, nos propone este Evangelio para ayudarnos a llegar al Domingo de Ramos bien preparados en vista a vivir estos misterios tan centrales en la vida cristiana. El Via Crucis es para el cristiano un "via lucis", el morir es un volver a nacer, y, más aun, es necesario morir para vivir de verdad.
En la primera parte del Evangelio, Jesús dice a los Apóstoles: «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24). San Agustín comenta al respecto: «Jesús se dice a Sí mismo "grano", que había de ser mortificado, para después multiplicarse; que tenía que ser mortificado por la infidelidad de los judíos y ser multiplicado para la fe de todos los pueblos». El pan de la Eucaristía, hecho de grano de trigo, se multiplica y se parte para ser alimento de todos los cristianos. La muerte del martirio es siempre fecunda; por esto, «quienes aman la vida», paradójicamente, la «pierden». Cristo muere para dar, con su sangre, fruto: nosotros le hemos de imitar para resucitar con Él y dar fruto con Él. ¿Cuántos dan en silencio su vida por el bien de los hermanos? Desde el silencio y la humildad hemos de aprender a ser grano que muere para volver a la Vida.
El Evangelio de este domingo acaba con una exhortación a caminar a la luz del Hijo exaltado en lo alto de la tierra: «Y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí» (Jn 12,32). Tenemos que pedir al buen Dios que en nosotros sólo haya luz y que Él nos ayude a disipar toda sombra. Ahora es el momento de Dios, ¡no lo dejemos perder! «¿Dormís?, ¡el tiempo que se os ha concedido pasa!» (San Ambrosio de Milán). No podemos dejar de ser luz en nuestro mundo. Como la luna recibe su luz del sol, en nosotros han de ver la luz de Dios.
Rev. D. Ferran JARABO i Carbonell (Agullana, Girona, España)


Santoral Católico:
La Anunciación del Señor
El Anuncio del Ángel a María


En el primer capítulo del Evangelio de San Lucas leemos:

« Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. »

La palabra "ángel" significa: Un mensajero, un mensajero de Dios.

Gabriel: El que trae buenas noticias, de parte de Dios.

Una virgen es en la Santa Biblia una mujer que no ha cometido impurezas. En el mundo hay muchas mujeres vírgenes, pero una es más pura y más santa que las demás y la llamamos "Santísima Virgen". Es la madre de Jesús.

Comprometida en matrimonio (Desposada): Unos meses antes de casarse, los novios firmaban un compromiso de matrimonio, para que el esposo pudiera dedicarse tranquilamente a preparar todo lo necesario para su próximo hogar, sin peligro de que después la prometida ya no se casara con él.

Desposada a un hombre llamado José.

En Israel era muy estimado el nombre de María. Así se llamaba la hermana de Moisés, y en tiempos de Jesús este nombre era tan popular, que las tres mujeres que estuvieron presentes en el Calvario, todas tenían el nombre de María. Las tres Marías.

María es un nombre que significaba "Señora" o "Princesa", pero varios autores dicen que en Egipto el nombre de María proviene de dos palabras: "Mar": la hija preferida, e "ia": abreviatura de IAVEH: Dios. Por lo cual el nombre de María significa: La hija preferida de Dios. Y en verdad que sí corresponde muy bien este significado a lo que en realidad ha llegado a ser la Madre de Jesús: la hija que más quiere Dios.

«Y entrando, le dijo: «Salve, llena de gracia, el Señor está contigo»

Salve: En hebreo, Shalon Jalai, o sea: ¡Yo te saludo. Te felicito. Alégrate! Cada vez que rezamos el Avemaría saludamos a la Virgen con el mismo saludo con el que la saludó el ángel en el día más feliz de su vida, en el día de la Anunciación, cuando ella empezó a ser Madre de Dios. Podremos decir que no hemos saludado al Presidente o al Papa, pero sí hemos saludado muchas veces a la Virgen Santa con el saludo que a Ella más le agrada, el que le compuso el mismo Dios en persona.

Llena de gracia: La mujer que más gracias o favores ha recibido de Dios. Llena de gracia quiere decir: la muy simpática para Dios. Si Ella hubiera tenido algún pecado, ya no habría sido totalmente simpática para Nuestro Señor. Pero Ella no tuvo ni la más mínima mancha de pecado.

El Señor está contigo: Los israelitas cuando querían animar a una persona y asegurarle que le iban a suceder cosas maravillosas le decían: "El Señor está contigo". Es que "si Dios está con nosotros, ¿quién podrá contra nosotros?". Cada vez que rezamos el Avemaría felicitamos a la Virgen por esta bella noticia: ¡El Señor está siempre contigo! ¡Y ojalá que esté siempre también con cada uno de nosotros!

« Ella se conturbó por estas palabras, y preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios ».

No temas: Es una frase que en la Santa Biblia se repite muchas veces, dirigida hacia las personas que Dios elige para sus grandes obras. ¡No temas, porque Dios va contigo y te ayudará en todo. ¡No temas!

Has hallado gracia delante de Dios. Maravilloso elogio. Ojalá se pudiera decir también de cada uno de nosotros.

«vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.»

El nombre Jesús significa: el que salva de los pecados. Porque Él ha venido a salvarnos a los pecadores y a pagar nuestras deudas ante Dios.

« Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin»  Bellísimas noticias acerca de Jesús, que conviene recordar y no olvidar jamás.

«María respondió al ángel: '¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón? El ángel le respondió: 'El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será  llamado Hijo de Dios... Dijo María: 'He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.' Y el ángel dejándola se fue»

Y en aquel momento el Hijo de Dios se encarnó y se hizo hombre en el vientre Santísimo de la Virgen María. Día grande y mil veces bendito en el que Dios se vino a vivir entre nosotros. En 9 meses será Navidad, el día del Nacimiento de Jesús.

¡Gracias Señor te damos por haber asumir nuestra humanidad para salvarnos! 

Tanto amó Dios al mundo que le dió a su propio Hijo para que el mundo se salve por medio de Él. (Evangelio de San Juan).

Fuente: EWTN


Palabras del Beato Juan Pablo II

"Ante la norma moral 
que prohíbe la eliminación directa 
de un ser humano inocente 
no hay privilegios ni excepciones para nadie"

Beato Juan Pablo II


Tema del día:
Hacer la voluntad del Padre


Era el día de la entrada triunfal en Jerusalén. Entre la multitud había unos griegos curiosos, que eran lo que podíamos llamar unos turistas. Eran estudiosos y gente entendida, y quieren “ver a Jesús”. De hecho ya le veían y sabían dónde estaba; pero ellos quieren conocerle más personalmente y por eso piden una audiencia. Felipe y Andrés hacen de intermediarios y les introducen donde Jesús. La primera enseñanza que nos dan aquellos griegos es el deseo de “ver a Jesús”. A veces hay deseos de ver a Jesús por curiosidad. Hay otros deseos malsanos, como el joven drogadicto que busca la salvación por medio de la droga o quien vende su cuerpo por un poco de dinero. Otros deseos son normales, como el desocupado que busca trabajo. Nosotros debemos saber transformar los deseos normales, que son de felicidad pasajera, por la definitiva que nos dará el conocer personalmente a Jesús. Nosotros debemos mostrar el verdadero rostro de Jesús. Para ello debemos vivir lo más posible en unión con Jesús y ser testimonio de su amor con nuestro modo de vivir cada día.

Jesús les hablaría a aquellos griegos de muchas cosas de manera sencilla; pero el evangelista hoy nos narra los mensajes más grandiosos de Jesús en aquellos momentos, mensajes importantes para la primitiva iglesia y mensajes que hoy nos trae la Iglesia a nuestra consideración en las vísperas de la Semana Santa y Glorificación.

Jesús nos descubre el éxito de la fecundidad espiritual y apostólica, que es el resumen del significado de su misma vida. Jesús estaba viendo que muchas de aquellas aclamaciones de la gente se iban a convertir en terrible clamor de condena. Y Jesús sufría una especie de agonía. Ya está sufriendo, pero comprende que eso es la voluntad de su Padre celestial, porque es lo mejor para nosotros. Pero su muerte es para dar vida, la muerte terminará en resurrección. Y pone el ejemplo del grano de trigo. Si no penetra en la tierra y se pudre, no puede germinar y dar fruto. Así es nuestra vida: muriendo se da vida. A veces se puede entender de morir corporalmente; pero sobre todo se trata de morir a las pasiones, a los deseos de triunfo mundano, a todo lo que es egoísmo. Muriendo así, obtendremos vida para nosotros y para los demás en las labores apostólicas. Muchas veces nos llegará la cruz y el sufrimiento. Sólo cuando lo abracemos con el amor de Cristo, veremos el sentido de ese dolor.

Hay muchas situaciones en la vida en que podemos ir muriendo un poco a nosotros: Puede ser en el matrimonio, el saber ceder a algún capricho o idea, es cuando evitamos criticar a los demás, o cuando vamos a celebrar la Eucaristía aunque no tengamos ganas. Porque el morir al egoísmo, claro que cuesta; pero en ese morir está la verdadera vida, que lo experimentaremos aquí y sobre todo en la vida futura.

Jesús era un verdadero hombre y por eso, cuando preveía su muerte y todo lo que le venía con la pasión, sufría terriblemente. Hoy se nos expone como una especie de agonía. De tal manera siente la muerte que está dispuesto a pedir a su Padre celestial que le libre de ella. Algo así como haría en el huerto de Getsemaní. Hasta con lágrimas y gritos, nos dice hoy la segunda lectura, que pedía ser librado de la muerte. Pero se arroja en los brazos del Padre. Este abandono en el amor del Padre es donación libre y por eso es fecundo de vida. Por eso en esta humillación suprema de su pasión y muerte es cuando llega el culmen de su glorificación, que es glorificación de Dios.

Este es el ideal grandioso de la vida de Jesús, la glorificación del Padre. Y el gran deseo y obsesión de su vida es “hacer la voluntad del Padre”. Esto es lo que nos enseñó a pedir como algo principal en el Padrenuestro: glorificar al Padre y hacer en todo su voluntad. Hacer la voluntad de Dios es lo mismo que seguir a Jesús. Este debe ser nuestro ideal de cristianos. Pero para seguirle debemos conocerle bien, no sólo por lo que nos dice el evangelio, sino intimando con Él, como hacían los apóstoles, viendo a Jesús con la fe y con la apertura del corazón.

P. Silverio Velasco (España)


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Pensamientos sanadores


Hoy pídele a Dios que se encarne en tu alma

Es muy posible que el Arcángel Gabriel se haya deslumbrado al saludar a María y al hallar en la tierra a una mujer tan sencilla, con un corazón tan lleno de luz, de bondad y de paz celestial.
María nos enseña el camino de la sencillez y de la humildad. Ella, con su ejemplo y su intercesión, nos conduce por caminos seguros.
Para que Dios se enamore cada día más de tu alma y te ayude desde tu interior a realizar este permanente ejercicio de transformación, ten presente el consejo de San Bernardo: “Piensa en María, invoca a María”.
También hoy, donde tú te encuentras, si llamas a María ella vendrá, y, entonces, experimentarás cómo, con su sola presencia, ella irradia la paz de Dios que fluye desde su corazón de Madre. Imítala, y en cada oración, en cada pensamiento elevado hacia Dios, en cada viaje hacia tu interior, pero principalmente en cada comunión que tú recibas, Dios volverá a encarnarse en ti y en ti encontrará su deleite.

El Ángel entró en su casa y la saludó diciendo: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”. Lucas 1, 28.


Nunca nos olvidemos de agradecer


Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde México dan infinitas gracias a Dios Nuestro Señor por la salud recobrada de Elena P. que tuvo un coma diabético y estuvo en terapia intensiva, pero ya está en su casa y bien.

Desde Argentina, nos escribe Ana María, para agradecer a Jesús Misericordioso, a la Virgen del Perpetuo Socorro y también a quienes oportunamente rezaron por Graciela, que fue operada de colon y se está recuperando, por lo que la seguimos confiando a las manos de María.

Recibimos también un mensaje de Milagros M. donde agradece las oraciones hechas por su tía Tere, quien después de una penosa enfermedad, hace tres días ha dejado de sufrir y ya descansa en brazos del Señor y de María.

Desde Buenos Aires agradecen las oraciones hechas por Estela Susana E. que fue operada a principios de este mes (nefrectomía) y todo salió excelentemente bien, gracias a Dios.

Martha escribe y dice: Gracias a sus oraciones y a Dios Nuestro Señor que las escuchó, a la Santísima Virgen María y a Juan Pablo II que intercedieron por Chabelina M. (mamá de mi esposo) de Veracruz, México, ya salió del hospital y está en su casa. Su corazón ya está bien y esperemos que a sus 96 años, así siga.

Nuestro amigo Exequiel, de San Lorenzo, Santa Fe, Argentina, agradece a Dios y a todos los que rezaron por la operación de su esposa Pamela, que ha salido muy bien y ya está en su casa. También por otras intenciones familiares que pidió hace unos días, expresa su gratitud con todas las personas que se unieron en oración.

El autor de esta página eleva una oración de agradecimiento a Dios y a la memoria de sus padres, en el día en que cumple 37 años de su graduación como médico.


Cuaresma día por día


Perdonar siempre.

Un día, la Madre Teresa de Calcuta, encontró sobre un montón de basura una mujer moribunda que le dijo que su propio hijo la había dejado abandonada allí. La Madre la recogió y la llevó al hogar de Kalighat. Aquella mujer no se quejaba de su estado sino de que hubiera sido su propio hijo quien la dejó allí. No podía perdonarle... La Madre Teresa, que quería que aquella mujer muriese en gracia de Dios, trataba de convencerla:

¿Debe perdonar a su hijo? le decía. Es carne de su carne y sangre de su sangre... Sin duda hizo lo que hizo en un momento de locura y ya estará arrepentido... Pórtese como una verdadera madre y perdónelo... Si ha pedido a Dios que le perdone sus pecados debe perdonar el que su hijo cometió con usted. Si lo hace, Dios recompensará su generosidad con un lugar en el Cielo. La mujer se resistía, pero la gracia terminó venciendo. -Le perdono, le perdono... dijo por fin llorando. Poco después moría.

Dios mío, dame gracia y amor para perdonar siempre: que ningún día me acueste guardando rencor a alguien, aunque me parezca que tengo motivos. ¡Me has perdonado Tú a mí!

Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído. Después termina con una oración final.

P. José Pedro Manglano Castellary


"Intimidad Divina"


Domingo 5° de Cuaresma

A medida que la Cuaresma camina a su término, la pasión del Señor se acerca y llena toda la Liturgia. Hoy es Jesús mismo quien habla de ella a través del Evangelio de Juan, presentándola como el misterio de su glorificación y de su obediencia a la voluntad del Padre. Jesús puede ya declararse abiertamente el Salvador de todos los hombres: “Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre. Os aseguro, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto” (Jn 12, 23-24). Su glorificación se realizará a través de la muerte comparada con la muerte del grano de trigo que muere para dar vida a la nueva espiga.

Jesús lo sabe, y por eso ve con alegría acercarse la hora de su cruz, pero al mismo tiempo experimenta horror: “Ahora mi alma está agitada y, ¿qué diré?: Padre líbrame de esta hora”. Es un anticipo del gemido de Getsemaní: “Me muero de tristeza” (Mc 14, 24). Estas palabras hacen comprender la cruda realidad de la pasión del Hijo de Dios, el cual, por ser verdadero hombre, saboreó el tormento en toda su plenitud. Pero no se echó atrás ya que había venido al mundo en carne pasible para ofrecérsela al Padre como sacrificio expiatorio: “Por esto he venido, para esta hora” (Jn 12, 27).

Por su extrema consumación, Cristo es el “Sumo Sacerdote” que reconcilia con la propia sangre a los hombres con Dios, estipulando de este modo aquella “nueva alianza” de la que habla Jeremías (31, 1). Por medio de ella, el hombre se renueva en su ser más íntimo; la ley de Dios no es ya una simple ley externa grabada en tablas de piedra, sino una ley interior escrita en el corazón por el amor y con la sangre de Cristo. Por la pasión de Cristo, en efecto, llegaron los días en los que Dios había dicho: “Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones… perdonaré sus crímenes y recordaré sus pecados”.

Te damos gracias, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro. Estamos preparando, en el ayuno y en el arrepentimiento, su paso a la muerte; ante él nos postramos llorando. Porque se acerca el día de nuestra redención, el día de su pasión, cuando él, Salvador y Señor nuestro, entregado por nosotros a los judíos, sufrió el suplicio de la cruz, fue coronado de espinas, fue abofeteado, objeto de múltiples sufrimientos en su carne, para resucitar por último en virtud de su mismo poder…. Quiera el Cristo obtenernos todo esto, él, a quien pertenece toda alabanza, todo poder y gloria, por los siglos de los siglos. (Prefacio mozárabe, Liturgia CAL 52)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

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