PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 10 - Número 2612 ~
Miércoles 25 de Febrero de 2015
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
El P. Mateo Crawley, infatigable misionero, narró la
siguiente anécdota. Una niña se presentó un día en mi parroquia. Terminada la
confesión de sus pecados, me dijo: Padre yo veo todos los días a Jesús. ¿Y
cuándo lo ves? Apenas recibo la Comunión y regreso a mi puesto, Jesús se pone a
mi lado y hablamos. ¿Y los otros no lo ven también? No lo sé, Padre. ¿Y qué es
lo que te dice? Me dice siempre que me quiere mucho y que quiere ser muy amado.
¿En qué forma ves a Jesús? Corno un niño. ¿Y qué cosas le preguntas? Nada,
Padre. ¿Qué cosas le puedo preguntar?
Quise entonces cerciorarme de que Jesús realmente se le
aparecía a esta niña y, para hacerlo, se me ocurrió una prueba. Le dije:
Escúchame, pequeña. La próxima vez que veas a Jesús después de hacer tu
comunión, le dirás que yo deseo convertir a un pecador, que me lo mande. Y
después vendrás a decirme lo que Jesús te responda.
Al día siguiente, finalizada la Misa, se presentó de
nuevo la niña en el confesonario. Padre, ha venido Jesús y me ha dicho que el
pecador llegaría enseguida. Entretanto advertí que a la iglesia acababa de
entrar una persona. Me dirigí entonces hacia el fondo de la iglesia. Se
encontraba allí un hombre de rostro turbado. Daba la impresión de que quería
hablarme. —Padre, hace muchos años que no entro en una iglesia, pero hace media
hora he sentido una voz interior que me urgía a hacerlo. Ha sido tan insistente
que me he decidido entrar, pues tengo una sensación de que si no me confieso no
podré vivir nunca más en paz.
La conversión de este pecador era la prueba más
maravillosa de la aparición de Jesús a esa niñita.
¡Buenos días!
¿Y mi regalo?
Existe una
inmensa alegría en poder alegrar a otros a pesar de nuestra propia situación.
La aflicción compartida disminuye la tristeza, pero cuando la alegría es
compartida, se duplica. Si deseas sentirte feliz y realizado, basta compartir
tus bendiciones, esas que no se pueden comprar con dinero.
Rebeca le dice a su marido: —Oye, Isaac,
llevamos treinta años de casados y nunca me compraste nada. —Es cierto,
–contesta Isaac– pero, no me diste oportunidad. Dime, ¿acaso tú pusiste un negocio de algo?
San Pablo
aconseja ser ricos en buenas obras, dar con generosidad y saber compartir los
bienes. “Así —dice— adquirirán para el futuro un tesoro que les permitirá
alcanzar la verdadera Vida”, (1Tm 6, 17-19). Encerrarte en ti mismo te dejará
atrofiado y no te realizarás jamás. Una señal de madurez es entregarte más a
los demás que a ti mismo.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, habiéndose reunido la gente, Jesús
comenzó a decir: «Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y
no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue
señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación.
La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación
y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la
sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se
levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se
convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás». (Lc 11,29-32)
Comentario
Hoy, Jesús nos dice que la señal que dará a la
“generación malvada” será Él mismo, como la “señal de Jonás” (cf. Lc 11,30). De
la misma manera que Jonás dejó que lo arrojaran por la borda para calmar la
tempestad que amenazaba con hundirlos —y, así, salvar la vida de la
tripulación—, de igual modo permitió Jesús que le arrojasen por la borda para
calmar las tempestades del pecado que hacen peligrar nuestras vidas. Y, de
igual forma que Jonás pasó tres días en el vientre de la ballena antes de que
ésta lo vomitara sano y salvo a tierra, así Jesús pasaría tres días en el seno
de la tierra antes de abandonar la tumba (cf. Mt 12,40).
La señal que Jesús dará a los “malvados” de cada generación
es su muerte y resurrección. Su muerte, aceptada libremente, es la señal del
increíble amor de Dios por nosotros: Jesús dio su vida para salvar la nuestra.
Y su resurrección de entre los muertos es la señal de su divino poder. Se trata
de la señal más poderosa y conmovedora jamás dada.
Pero, además, Jesús es también la señal de Jonás en otro
sentido. Jonás fue un icono y un medio de conversión. Cuando en su predicación
«dentro de cuarenta días Nínive será destruida» (Jon 3,4) advierte a los ninivitas
paganos, éstos se convierten, pues todos ellos —desde el rey hasta niños y
animales— se cubren con arpillera y cenizas. Durante estos cuarenta días de
Cuaresma, tenemos a alguien “mucho más grande que Jonás” (cf. Lc 11,32)
predicando la conversión a todos nosotros: el propio Jesús. Por tanto, nuestra
conversión debiera ser igualmente exhaustiva.
«Pues Jonás era un sirviente», escribe san Juan
Crisóstomo en la persona de Jesucristo, «pero yo soy el Maestro; y él fue
arrojado por la ballena, pero yo resucité de entre los muertos; y él proclamaba
la destrucción, pero yo he venido a predicar la Buena Nueva y el Reino».
La semana pasada, el Miércoles de Ceniza, nos cubrimos
con ceniza, y cada uno escuchó las palabras de la primera homilía de
Jesucristo, «Arrepiéntete y cree en el Evangelio» (cf. Mc 1,15). La pregunta
que debemos hacernos es: —¿Hemos respondido ya con una profunda conversión como
la de los ninivitas y abrazado aquel Evangelio?
Fr. Roger J. LANDRY (Hyannis, Massachusetts, Estados
Unidos)
Cada día de Cuaresma
Día 8: Confesar los pecados
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son
eternas (Salmo 24, 6), leemos en la Antífona de la Misa. La Cuaresma es un
tiempo oportuno para cuidar muy bien el modo de recibir el sacramento de la Penitencia,
ese encuentro con Cristo, que se hace presente en el sacerdote: encuentro
siempre único y distinto. Allí nos acoge, nos cura, nos limpia, nos fortalece.
Cuando nos acercamos a este sacramento debemos pensar ante todo en Cristo. Él
debe ser el centro del acto sacramental. Y la gloria y el amor a Dios han de
contar más que nuestros pecados. Se trata de mirar mucho más a Jesús que a
nosotros mismos; más a su bondad que a nuestra miseria, pues la vida interior
es un diálogo de amor en el que Dios es siempre el punto de referencia. Somos
como el hijo pródigo que vuelve a la casa paterna. Debemos sentir deseos de
encontrarnos con el Señor lo antes posible para descargar en Él el dolor por
nuestros pecados.
Muchas veces a lo largo de la vida hemos pedido perdón, y
muchas veces nos ha perdonado el Señor. Cada uno de nosotros sabe cuánto
necesita de la misericordia divina. Así acudimos a la Confesión: a pedir
absolución de nuestras culpas como una limosna que estamos lejos de merecer.
Pero vamos con confianza, fiados no en nuestros méritos, sino en Su
misericordia, que es eterna e infinita, siempre dispuesto al perdón. La
confesión debe ser concisa, concreta, clara y completa. Confesión concisa, de
no muchas palabras: las precisas, sin adornos. Confesión concreta, sin
divagaciones: pecados y circunstancias. Confesión clara, para que nos
entiendan, poniendo de manifiesto nuestra miseria con modestia y delicadeza.
Confesión completa, íntegra, sin dejar de decir nada por falsa vergüenza.
La Confesión nos hace participar en la Pasión de Cristo
y, por sus merecimientos, en su Resurrección. Cada vez que la recibimos con las
debidas disposiciones se opera en nuestra alma un renacimiento a la vida de la
gracia, fuerzas para combatir las inclinaciones confesadas, para evitar las
ocasiones de pecar, y para no reincidir en las faltas cometidas. La Confesión
sincera deja en el alma una gran paz y una gran alegría. “Ahora comprendes
cuánto has hecho sufrir a Jesús, y te llenas de dolor: ¡Qué sencillo pedirle
perdón, y llorar tus traiciones pasadas! ¡No te caben en el pecho las ansias de
reparar!” (San Josemaría Escrivá, Via Crucis)
P. Francisco Fernández Carvajal
Santoral Católico:
San Luis Versiglia
San Calixto Caravario
Mártires salesianos
Dos salesianos italianos, obispo y sacerdote, mártires en
China. Luis nació en 1873. Fue
recibido por san Juan Bosco en el Oratorio de Turín, ingresó en los salesianos,
estudió en Roma y allí fue ordenado de sacerdote en 1895. Accediendo a su
deseo, en 1906 los superiores lo destinaron a China. En 1920 fue colocado al
frente del Vicariato apostólico de Schiuchou y al año siguiente recibió la
consagración episcopal. Se entregó de lleno a su tarea evangelizadora, cultivó
la devoción a la Eucaristía y a María Auxiliadora, y el Señor hizo florecer sus
obras. Calixto nació en 1903,
profesó en la Familia Salesiana en 1919, en 1924 lo destinaron a la misión de
China, completó allí los estudios y en 1929 recibió la ordenación sacerdotal de
manos de Mons. Versiglia. A pesar de la persecución religiosa imperante, Mons.
Versiglia emprendió la visita pastoral de su Vicariato, acompañado por el P.
Calixto y otras personas. El 25 de febrero de 1930, cerca de Shiuchow
(Guandong, China), junto al río, fueron asaltados por unos malhechores que
querían raptar a las jóvenes que iban en el grupo; los dos misioneros quisieron
protegerlas, por lo que fueron golpeados brutalmente y asesinados. Fueron
canonizados, con otros mártires chinos, el año 2000.
Información haciendo clic acá.
© Directorio Franciscano
La frase de hoy
“El demonio es un gran perro encadenado,
que acosa, que mete mucho ruido,
pero que solamente muerde a quienes se le acercan
demasiado”
~Cura de Ars~
Tema del día:
Carta desde el Cielo
(Testimonio de una lectora de la página Reina del
Cielo)
Hace catorce años murió Alfredo, mi segundo hijo. Iba
paseando en moto por Colonia el 8 de diciembre, día de la Virgen, donde lo
atropella un camión, quedando en coma. Lo vamos a buscar con mi marido y lo
traemos a Buenos Aires para que muera acá pues ya nos habían dicho que no había
nada por hacer. Yo se lo encomiendo a la Virgen de San Nicolás, prometiéndole
rezar todos los días el Rosario si lo salvaba. El 10 a la mañana Alfredo se
muere.
Atardecer
Hasta que no se vive la muerte de un hijo no se puede ni
siquiera imaginar la profundidad e intensidad de ese dolor. Parece que la
propia vida se acaba, que todo se termina, sólo deseaba morirme yo. Sentía que
me hallaba en un pozo de dolor, negro, oscuro y profundo. Cuando pasaron los
días y pude decir ”Hágase Tu Voluntad” la oscuridad empezó a disiparse; seguía
el dolor y la tristeza, y allí en el fondo del pozo encontré el Amor y la
ternura de Dios. Así pude ver los signos y señales que nos enviaba Alfredo para
decirnos que estaba bien. Mis hijos soñaban con él y en todos los sueños había
un mensaje de Esperanza; “Decile a mamá que estoy muy bien. Que no llore. Que
ahora no entiende, pero más adelante va a entender”. Experimenté que se puede
sentir el más profundo de los dolores, junto a una gran alegría.
El broche de oro de todos los sueños fue la carta de
Alfredo. En agosto de 1993 Clara con su marido Javier y los chicos, Estanislao
y Catalina, va al campo de unos amigos. Es de noche, los chicos duermen
mientras suena una música suave en el auto. Clara se pone a rezar y pensar como
extrañaba a su hermano, y de pronto siente que Alfredo le habla y termina su
mensaje nombrando a Santo Tomás. Guardó en su corazón estas palabras, sin
contárselo a nadie, y a los tres días al volver a su casa, pidiéndole a Alfredo
que le ayude a escribir su mensaje, escribe así:
Carta de Alfredo:
Si te pudiera
contar como se vive el tiempo acá. Antes, cuando vivía en la vida terrena siempre
había un momento para esperar, un viaje, una fiesta, un día por el que cada uno
espera. Acá no es necesario esperar, esos días están en el momento. Dios nos
hace tan limitados al principio para después mostrarnos lo que es ser libres
realmente.
Ahora, no puedo
creer haber visto el mundo por dos agujeritos tan chiquitos como son los ojos.
Acá podés mirar todo sin límites y no es como allá que al mirar te encontrás
con cosas tristes, acá mirás y es todo un placer. Nunca vi nada en La Tierra
tan lindo como esto. Yo puedo ver, no solo este paraíso sino a cada uno de
ustedes, en el mismo momento, puedo verlos aunque estén en lugares diferentes.
También quería
contarte que tengo un jardín, ¡tan lindo!……..y que cuando pase este tiempo que
están viviendo y estén acá en Dios y conmigo vamos a poder recorrerlo juntos,
te voy a mostrar cada flor que tengo, las tengo gracias a los actos de amor de
la gente que quiero, cada vez que hacen un acto bueno de amor florece una flor
y yo se cual es de cada uno y las riego, las cuido y las vigilo para que
siempre estén ahí y no desaparezcan. Ya vas a entender cuando estemos juntos y
podamos abrazarnos como sé que tanto soñás.
NO TE GUARDES TODO
ESTO.
Tenés tanta Fe
cuando te hablo, que se me hace más fácil, hacé de cuenta que te llamé por
teléfono, por el teléfono del alma. Y si alguien cree que todo esto es
ridículo, no importa…..es tan corto ese tiempo que enseguida van a descubrir la
verdad.
Ahora que conozco
la vida de Jesús, no hagas como Santo Tomás. Los ojos y el ver, no te confirman
nada, SOLO EL ALMA LO HACE.
Alfredo Correas
Y haciendo caso a Alfredo que nos pedía que no nos
guardáramos todo esto, lo contamos y hoy sabemos que la carta de Alfredo ha
sido consuelo para muchos que como nosotros creemos sin haber visto. “Los ojos
y el ver no te confirman nada. Sólo el alma lo hace.”
© M. Roberta Mallea de Correas
Fuente: Reina
del Cielo
Nuevo vídeo
Hay un nuevo vídeo subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón
de María; por la conversión de todos los
pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos
motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto,
la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la
fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este
sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por
las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por las personas afectadas por las inundaciones en la provincia de Córdoba, Argentina, que se ven nuevamente comprometidas por las nuevas lluvias que están precipitando hoy.
Pedimos oración para Natalia M., que vive en Banfield, Buenos Aires, Argentina, que quiere ser mamá y hasta ahora no ha podido concretar su anhelo. Rogamos a la Santísima Virgen que con su amor infinito haga posible en ella la gracia de la maternidad.
Pedimos oración por José, de Buenos Aires, Argentina, que hoy será operado por una afección cancerosa. Que el Señor lo bendiga y lo proteja.
Pedimos oración para Natalia M., que vive en Banfield, Buenos Aires, Argentina, que quiere ser mamá y hasta ahora no ha podido concretar su anhelo. Rogamos a la Santísima Virgen que con su amor infinito haga posible en ella la gracia de la maternidad.
Pedimos oración por José, de Buenos Aires, Argentina, que hoy será operado por una afección cancerosa. Que el Señor lo bendiga y lo proteja.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Unidos a María
De familia
anglicana, una joven conservaba los prejuicios de su medio en contra de la
devoción mariana y no entendía cómo los cristianos podían venerar a la Virgen
María. Ella misma cuenta su historia:
«Yo tenía una voz
muy hermosa y seguía clases de canto con un profesor italiano. Un día, me puso
a cantar un Ave María compuesta por él. Era una verdadera oración a la Virgen,
yo la canté con todo mi corazón; muy emocionada: hay algo de poético, de dulce,
en el culto a la Santa Virgen. En realidad, el esplendor de los ritos católicos
me conducía a la verdad. Sin embargo, mi tío me dio algunos libros violentos
contra la fe y especialmente contra la Santa Virgen. Uno de esos libros, en
particular el titulado “Virgin worship” (Culto a la Virgen) contenía horribles
blasfemias contra Ella. Pero en ese libro, descubrí todas las antífonas a la
santa Virgen y las encontré tan bellas que me hice con ellas una especie de
modelo de oración. Desde entonces, la Salve Regina ha sido una de mis oraciones
predilectas.»
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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