miércoles, 11 de febrero de 2015

Pequeñas Semillitas 2598

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2598 ~ Miércoles 11 de Febrero de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX había definido el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Como queriendo indicar que el cielo ratificaba lo que había hecho en la tierra el Vicario de Jesucristo, el 11 de febrero de cuatro años después (1858), la Virgen María se aparecía a la sencilla niña: Bernardita Soubirous. Y lo hizo dieciocho veces en total... En la abertura de la roca de Massabielle se alza ante su vista una joven, inmóvil y silenciosa; "tan bella que cuando se la ha visto una vez, se querría morir para volverla a ver".
Santa Bernardita Soubirous había nacido en el 1844 y fue la mayor de seis hermanos. Era una chica humilde, sin apenas preparación ni cultura pues sus padres, sumamente pobres,  no pudieron enviarla a hacer estudios especiales. En la tercera aparición le dijo la Virgen María: "No te haré feliz en este mundo sino en el otro". Y se cumplió tal como Ella lo dijo. Pero además, la Inmaculada posaba sus pies en una gruta que era el basurero de la villa… y desde ese lugar pobre y lejano, nacería una fuente de gracia y sanación para toda la humanidad.
En lo particular, nosotros hoy estamos de fiesta en esta página porque celebramos a la más amada… nuestra Madre, la Santísima Virgen, en su advocación de Lourdes, a la que hemos proclamado Patrona de “Pequeñas Semillitas”. Por eso, en este día tan especial, pedimos a María de Lourdes, que nos acompañe, que nos proteja y que nos fortalezca con la gracia de su Hijo, para que transitemos junto a Ella los caminos de esta vida buscando siempre llegar a Jesús.

¡Buenos días!

Ama la verdad
Ser una persona que ama la verdad, aun cuando ésta vaya en contra de uno, te reviste de gran honor. Y el honor es mejor que los honores Urge educar al niño a descubrir y gozar la alegría que da hablar y actuar con la verdad, comprendiendo que no debe avergonzarse de dar testimonio sincero de ella. Ojalá  padres y maestros asuman esta tarea básica.

Durante el nazismo Albert Einstein, a causa de ser judío, tuvo que soportar una guerra en su contra, tramada con el fin de desprestigiar sus investigaciones. Uno de esos intentos se dio cuando se compilaron las opiniones de 100 científicos que contradecían las suyas, y que se editaron en un libio titulado “Cien autores en contra de Einstein”. Cuando se enteró de la noticia, Einstein comentó: —¿Por qué cien? Si estuviese equivocado, bastaría uno solo.

La persona honesta es coherente entre lo que hace y lo que dice. Vive de principios. Vive con autenticidad. No se justifica diciendo que todos actúan así; o que es la única forma de salir adelante. Se atreve a ir “contra corriente”. Mentir para dañar a alguien, robar al pobre, hacer fracasar a alguien voluntariamente, son injusticias graves. Ama la verdad.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús llamó a la gente y les dijo: «Oídme todos y entended. Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Quien tenga oídos para oír, que oiga».
Y cuando, apartándose de la gente, entró en casa, sus discípulos le preguntaban sobre la parábola. Él les dijo: «¿Así que también vosotros estáis sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede contaminarle, pues no entra en su corazón, sino en el vientre y va a parar al excusado?» —así declaraba puros todos los alimentos—. Y decía: «Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre». (Mc 7,14-23)

Comentario
Hoy Jesús nos enseña que todo lo que Dios ha hecho es bueno. Es, más bien, nuestra intención no recta la que puede contaminar lo que hacemos. Por eso, Jesucristo dice: «Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre» (Mc 7,15). La experiencia de la ofensa a Dios es una realidad. Y con facilidad el cristiano descubre esa huella profunda del mal y ve un mundo esclavizado por el pecado. La misión que Jesús nos encarga es limpiar —con ayuda de su gracia— todas las contaminaciones que las malas intenciones de los hombres han introducido en este mundo.
El Señor nos pide que toda nuestra actividad humana esté bien realizada: espera que en ella pongamos intensidad, orden, ciencia, competencia, afán de perfección, no buscando otra mira sino restaurar el plan creador de Dios, que todo lo hizo bueno para provecho del hombre: «Pureza de intención. —La tendrás, si, siempre y en todo, sólo buscas agradar a Dios» (San Josemaría).
Sólo nuestra voluntad puede estropear el plan divino y hace falta vigilar para que no sea así. Muchas veces se meten la vanidad, el amor propio, los desánimos por falta de fe, la impaciencia por no conseguir los resultados esperados, etc. Por eso, nos advertía san Gregorio Magno: «No nos seduzca ninguna prosperidad halagüeña, porque es un viajero necio el que se para en el camino a contemplar los paisajes amenos y se olvida del punto al que se dirige».
Convendrá, por tanto, estar atentos en el ofrecimiento de obras, mantener la presencia de Dios y considerar frecuentemente la filiación divina, de manera que todo nuestro día —con oración y trabajo— tome su fuerza y empiece en el Señor, y que todo lo que hemos comenzado por Él llegue a su fin.
Podemos hacer grandes cosas si nos damos cuenta de que cada uno de nuestros actos humanos es corredentor cuando está unido a los actos de Cristo.
Rev. D. Norbert ESTARRIOL i Seseras (Lleida, España)

Santoral Católico:
Nuestra Señora de Lourdes
Advocación Mariana
En 1858, a partir del 11 de febrero, la Virgen María se apareció hasta dieciocho veces a Bernardita o María Bernarda Soubirous, en los Pirineos, cerca de Lourdes (Francia), dentro de la gruta de Massabielle, junto al río Gave, y le dijo: «Yo soy la Inmaculada Concepción», confirmando así el dogma mariano que había declarado solemnemente el papa beato Pío IX cuatro años antes, en 1854. Por medio de santa Bernardita, humilde jovencita entonces, María Inmaculada llamaba a los pecadores a la conversión, suscitando un gran celo de oración y amor, principalmente como servicio a los enfermos y pobres.
Oración: Dios de misericordia, remedia con el amparo del cielo nuestro desvalimiento, para que, cuantos celebramos la memoria de la inmaculada Virgen María, Madre de Dios, podamos, por su intercesión, vernos libres de nuestros pecados. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano    

Jornada Mundial del Enfermo
Juan Pablo II, en Carta del 13 de mayo de 1992, decía: «He decidido instituir la Jornada mundial del enfermo, que se celebrará el 11 de febrero de cada año, memoria litúrgica de la Virgen de Lourdes». Añadía que tal Jornada «tiene como objetivo manifiesto sensibilizar al pueblo de Dios y, por consiguiente, a las varias instituciones sanitarias católicas y a la misma sociedad civil, ante la necesidad de asegurar la mejor asistencia posible a los enfermos; ayudar al enfermo a valorar, en el plano humano y sobre todo en el sobrenatural, el sufrimiento; hacer que se comprometan en la pastoral sanitaria de manera especial las diócesis, las comunidades cristianas y las familias religiosas; favorecer el compromiso cada vez más valioso del voluntariado; recordar la importancia de la formación espiritual y moral de los agentes sanitarios; y, por último, hacer que los sacerdotes diocesanos y regulares, así como cuantos viven y trabajan junto a los que sufren, comprendan mejor la importancia de la asistencia religiosa a los enfermos. (...) Y Lourdes, uno de los santuarios marianos más queridos para el pueblo cristiano, es lugar y, a la vez, símbolo de esperanza y de gracia en el sentido de la aceptación y el ofrecimiento del sufrimiento salvífico»
© Directorio Franciscano    

Palabras de San Juan Pablo II

Contemplando a la santísima Virgen María, 
digamos con Bernardita: 
"Mi buena Madre, ten misericordia de mí; 
me entrego totalmente a ti, 
para que me des a tu Hijo querido, 
al que quiero amar con todo mi corazón. 
Mi buena Madre, dame un corazón 
que arda completamente por Jesús".

Tema del día:
Sanación en Lourdes
Transmitimos el testimonio de una persona que estuvo presente el 10 de noviembre de 1953 en una conferencia que el prestigioso doctor Manuel Camelo Camacho pronunció en la ciudad de Monterrey, México. He aquí sus palabras:

Siendo estudiante de Preparatoria en 1918, sufrí una laringitis que me produjo una afonía molestísima, principalmente porque me hacía emitir un tono de voz agudo, femenino, desagradable, discordante, que me hacía reprimirme de hablar, lo que interfería en mis estudios. Ello no obstante los continué y pasé a la escuela de Medicina donde terminé mi carrera.

En México me trataron durante años varios médicos especialistas sin lograr ninguna mejoría. Ya recibido de Médico, fui a Europa en viaje de estudio, y estando en París en otoño de 1930, consulté a un especialista notable cuyo diagnóstico fue muy desfavorable, pues temía que la hipertrofia de las cuerdas vocales y de la laringe, me ocasionara una asfixia, máxime dado el clima de París. Por lo que su opinión era que regresara a México cuanto antes.

Él me recomendó, sin embargo, que viera a otro especialista que residía en Viena. Hice el viaje allá para consultarlo y opinó que mi caso era incurable. De regreso a París me recomendaron un gran especialista, residente en Londres, de religión judía, el Dr. Stern, y fui allá a consultarle.

Después de auscultarme con gran cuidado, me dijo que mi mal era incurable, que sólo podría curarme un milagro.
-¿Usted es católico?, me preguntó cuando vio pendiente de mi cuello una medalla de la Virgen Santísima.
-Sí, le contesté.
-Entonces pida usted un milagro, que, si usted se cura, yo me convierto a su religión católica.

Hacía mucho tiempo que tenía yo el deseo de visitar Lourdes, y pensé inmediatamente ir allá a pedir a la Virgen Santísima mi curación. Eran los últimos días del mes de enero de 1931. Estuve en Lourdes precisamente a tiempo de pasar ahí el 11 de febrero, día de Nuestra Señora de Lourdes. Ni qué decir el estado de angustia con que llegué a la Gruta de Massabielle. Toda mi vida, desde que estaba enfermo, había pedido a la Virgen Santísima mi curación, con fervor verdadero y especialmente se lo había pedido a la Virgen de Lourdes. Ahora estaba ahí, de rodillas en la explanada, mientras pasaba la procesión con el Santísimo Sacramento después de que se había dado la bendición con su Divina Majestad a cada uno de los enfermos. Me sentía más enfermo que nunca; casi no podía hablar. Cuantos me veían notaban mi angustia.

Estando de rodillas se acercó un grupo de españoles que venía en la procesión entonando el Ave María de Lourdes... sentí un impulso incontenible de cantar con ellos y haciendo un esfuerzo canté sin darme cuenta y luego me quedé sorprendido de oírme a mí mismo. Mi voz era la misma que había perdido hacía tantos años. ¡Estaba curado!

Inmediatamente pensé en regresar a Londres para ver al doctor Stern. Así lo hice. El doctor me auscultó de nuevo encontrándome enteramente, curado y ofreció hacer cuanto antes un viaje a Lourdes para bautizarse allí como católico.

Dice el Dr. Camelo Camacho que él pensó si ya en el espíritu del Doctor Stern habría inquietudes respecto a la verdad del Catolicismo, si ya tendría alguna inclinación espiritual que su curación vino a afirmar y que le animó definitivamente a convertirse.

Regresé a México y poco después recibí la noticia que el doctor Stern me daba las gracias por haberse bautizado, precisamente en Lourdes. Después no he vuelto a tener noticias suyas. Vino la guerra y he perdido todo contacto con él.

El doctor Manuel Camelo Camacho se ha convertido en un gran propagandista de la devoción a Virgen Inmaculada aparecida en Lourdes. Y ha tenido la alegría de ver la construcción -alentada por él- de un templo dedicado a Nuestra Señora de Lourdes, en Monterrey.
© Web Católico de Javier

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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto al cumplirse hoy dos años de su histórico renunciamiento, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio. En este día en que celebramos a la Virgen de Lourdes, patrona de los enfermos, elevamos oraciones especiales por todos nuestros hermanos en situación de enfermedad.

Unidos a María
María es la Gran Benefactora de la humanidad, porque con su oración perseverante atrajo la predilección de Dios y anticipó el tiempo de la Encarnación del Verbo. Ella anticipó también el tiempo en que Jesús debía comenzar a hacer sus milagros y a manifestarse, anticipó su Resurrección y ahora detiene los castigos que esta humanidad ya hace tiempo que merece. No tendremos nunca con qué pagarle a María todo el bien que ha hecho por los hombres, su amor tan grande por nosotros. Pero sí podemos hacer algo por Ella, y es amarla con todo nuestro ser y cumplir los Diez Mandamientos para no ofender a su Hijo Jesús y así consolar a su Corazón Inmaculado. Si María no se hubiera puesto tantas veces entre la Justicia Divina y nosotros, ya la humanidad habría sido borrada de la tierra hace siglos.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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