martes, 17 de febrero de 2015

Pequeñas Semillitas 2604

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2604 ~ Martes 17 de Febrero de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy es el último día de primera etapa del “tiempo ordinario” previo a entrar en Cuaresma.
Y la invitación es a que despertemos… No permitamos que la rutina arrase con nuestra vida.
Tratemos de cumplir nuestras tareas comunes de cada día con un amor siempre renovado, porque eso nos proporcionará alegría.
La rutina cansa y roe el alma, desalienta y carcome el entusiasmo, si nos dejamos atrapar por ella.
Por eso cada día tenemos que renovar la alegría de vivir: ayudando a todos, cumpliendo alegremente nuestro trabajo, regalando una sonrisa a los demás… y de ese modo recibiremos a cambio de nuestros esfuerzos, el beneficio de la felicidad.

¡Buenos días!

La cruz de cada día
Si de buenas ganas llevas la cruz, ella te llevará a ti y te guiará al puerto deseado donde será el fin de todo padecimiento que aquí nunca termina. Si la llevas contra tu voluntad, te echas encima una nueva carga, la haces más pesada y de todos modos, tendrás que cargar con ella. Al rechazar una cruz sin duda encontrarás otra y, tal vez, más pesada (Kempis).

No es posible prescindir de la cruz en la vida; pero, no nos engañemos en imaginar cruces raras. La cruz toma la forma de las circunstancias diarias de nuestra vida. El cumplimiento de nuestros múltiples deberes suele ser cruz que gravita sobre nuestros hombros: la fiel ejecución de nuestras obligaciones; la práctica sincera del amor a todos, aun a los que no nos resultan simpáticos; la puesta al servicio de los demás, aun a costa de nuestra propia incomodidad. Feliz aquel que sufre y sabe para qué sufre. La verdadera cruz cristiana tiene como trazo vertical la tensión hacia el cielo y como trazo horizontal el esfuerzo continuo por mejorar la tierra.

La escuela del dolor ayuda a ejercitarse en virtudes heroicas. Las pruebas que cayeron sobre Job, lo hicieron perfecto; la ceguera formó y santificó a Tobías; la calumnia inmortalizó a José; la persecución purificó a David; los leones dieron a conocer la virtud de Daniel. “Tus dolores son como astillas de la cruz de Cristo; no está bien que adorando esa cruz, maldigas sus astillas”.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, los discípulos se habían olvidado de tomar panes, y no llevaban consigo en la barca más que un pan. Jesús les hacía esta advertencia: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes». Ellos hablaban entre sí que no tenían panes. Dándose cuenta, les dice: «¿Por qué estáis hablando de que no tenéis panes? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada? ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís? ¿No os acordáis de cuando partí los cinco panes para los cinco mil? ¿Cuántos canastos llenos de trozos recogisteis?». «Doce», le dicen. «Y cuando partí los siete entre los cuatro mil, ¿cuántas espuertas llenas de trozos recogisteis?» Le dicen: «Siete». Y continuó: «¿Aún no entendéis?». (Mc 8,14-21)

Comentario
Hoy —una vez más— vemos la sagacidad del Señor Jesús. Su actuar es sorprendente, ya que se sale del común de la gente, es original. Él viene de realizar unos milagros y se está trasladando a otro sector en donde la Gracia de Dios también debe llegar. En ese contexto de milagros, ante un nuevo grupo de personas que lo espera, es cuando les advierte: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes» (Mc 8,15), pues ellos —los fariseos y los de Herodes— no quieren que la Gracia de Dios sea conocida, y más bien se la pasan cundiendo al mundo de mala levadura, sembrando cizaña.
La fe no depende de las obras, pues «una fe que nosotros mismos podemos determinar, no es en absoluto una fe» (Benedicto XVI). Al contrario, son las obras las que dependen de la fe. Tener una verdadera y autentica fe implica una fe activa, dinámica; no una fe condicionada y que sólo se queda en lo externo, en las apariencias, que se va por las ramas… La nuestra debe ser una fe real. Hay que ver con los ojos de Dios y no con los del hombre pecador: «¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada?» (Mc 8,17).
El reino de Dios se expande en el mundo como cuando se coloca una medida de levadura en la masa; ella crece sin que se sepa cómo. Así debe ser la autentica fe, que crece en el amor de Dios. Por tanto, que nada ni nadie nos distraiga del verdadero encuentro con el Señor y su mensaje salvador. El Señor no pierde ocasión para enseñar y eso lo sigue haciendo hoy día: «Nos hemos de liberar de la falsa idea de que la fe ya no tiene nada que decir a los hombres de hoy» (Benedicto XVI).
Rev. P. Juan Carlos CLAVIJO Cifuentes (Bogotá, Colombia)

Santoral Católico:
Los Siete Santos
Fundadores de los Servitas
Estos siete santos son Bonfilio, Bartolomé, Juan, Benito, Gerardino, Ricóvero y Alejo Falconieri; éste murió, último de todos ellos, el 17 de febrero de 1310, y en ese día los celebramos a todos. Hacia el año 1233, cuando Florencia vivía agitada por las luchas fratricidas, siete ciudadanos nobles, comerciantes, miembros de una asociación seglar de devotos de la Virgen, unidos por el ideal evangélico de la comunión fraterna y del servicio a los pobres, decidieron abandonar sus negocios y retirarse a llevar vida eremítica en el monte Senario, cerca de Florencia, con particular dedicación al culto de la Virgen. Más tarde se dedicaron a predicar por toda la Toscana. Muchas personas acudían a ellos en busca de consuelo o de consejo, y no pocos deseaban compartir su forma de vida. Por eso decidieron fundar la Orden de los Siervos de la Virgen María, los «Servitas», que adoptó la Regla de San Agustín y fue reconocida definitivamente por la Santa Sede el año 1304.
Oración: Señor, infunde en nosotros el espíritu de amor que llevó a estos santos hermanos a venerar con la mayor devoción a la Madre de Dios, y les impulsó a conducir a tu pueblo al conocimiento y al amor de tu nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano    

Palabras del Papa Francisco

“Hoy pude leer la ejecución de esos 21 o 22 cristianos coptos. Solamente decían ‘Jesús ayúdame’. Fueron asesinados por el sólo hecho de ser cristianos… La sangre de nuestros hermanos cristianos es un testimonio que grita. Sean católicos, ortodoxos, coptos, luteranos, no interesa: son cristianos. Y la sangre es la misma, la sangre confiesa a Cristo”

Tema del día:
Significado de la Señal de la Cruz
Es precioso por su historia, por su significado y por su poder. Es la señal de mi fe, muestra quién soy y lo que creo. Es el resumen del Credo. Es la señal de mi agradecimiento…

Tengo que hacer con amor y emoción este gesto que me recuerda que Jesús ha muerto por mí. Es la señal de mi intención de obrar, no para la tierra sino para el Cielo.

Al hacerla, y pronunciando estas misteriosas palabras “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, me comprometo a obrar:

En el nombre del Padre que me ha creado.
En el nombre del Hijo que me ha redimido.
En el nombre del Espíritu Santo que me santifica.

En una palabra: a actuar como hija o hijo de Dios. Este signo es la señal de la consagración de toda mi persona:

+ Al tocar mi frente ofrezco a Dios todos mis pensamientos.
+ Al tocar mi pecho consagro a Dios los sentimientos de mi corazón.
+ Al tocar mi hombro izquierdo le entrego todas mis penas y mi corazón.
+ Al tocar mi hombro derecho le consagro mis acciones.

La señal de la Cruz es en sí misma fuente de grandes gracias. Debo considerarla como la mejor preparación a la oración, pero ya es en sí misma una oración, y de las más impresionantes.

Es una bendición. Y si me emociona ser bendecido por el Papa, por un Obispo… ¡Cuánto más ser bendecido por el mismo Dios!

Señor, concédeme la gracia de hacer de mi señal de la Cruz un “Heme aquí” motivador para la oración, para la acción, para mi día entero; así como una poderosa llamada de las bendiciones del cielo sobre mí.

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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para Sonia Raquel S., de Argentina, que va a ser operada el día 19 y está sola en el mundo pasando por momentos muy difíciles. Dios está con ella y seguramente todo se resolverá bien.

Pedimos oración por Ciro G., de 5 años de Córdoba, Argentina, que comenzó hace una semana con síntomas neurológicos alarmantes y está internado para estudios. Que la Virgen de Lourdes y la Misericordia de nuestro Señor Jesucristo asistan a él y sus papas.

Seguimos en oración por los ciegos de Guatemala y sus familias, y porque haya una unión institucional, que permita el apoyo del desarrollo integral de los mismos ciegos.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Unidos a María
La misión de María es conducir a todos los hijos de Dios al Cielo. Y para ello el Padre eterno le ha dado todo su Poder; el Hijo le ha dado su Sabiduría, y el Espíritu Santo, el Amor.
Entonces María está perfectamente dotada para su misión y nosotros debemos ayudarla con nuestra buena voluntad y deseos de salvarnos y salvar almas. Porque si ayudamos a María en el combate, recibiremos el premio en la victoria. Y sabemos que la victoria vendrá de la mano de María, sobre todo el Infierno.
Así que sabemos quién será el ganador de esta batalla; pongámonos entonces del lado correcto, al amparo del manto de la Virgen.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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