PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 10 - Número 2609 ~
Domingo 22 de Febrero de 2015
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Nosotros como cristianos podemos vivir la vida como una
sucesión de circunstancias o podemos llevar la vida adelante intentando buscar
la voluntad de Dios. Este es el camino cristiano. Yo no vivo de casualidad.
Dios ha querido que sea yo quien soy. Dios me ha querido dar una misión y Dios
tiene una voluntad sobre mi vida. Dios quiere algo de mi existencia. No quiere
que sea una circunstancia más en el mundo. Esto hay que descubrirlo. Por eso
aparece toda esta dimensión del retiro del desierto. El desierto puede ser el
tiempo de oración que todos los días le concedemos a la vida, puede ser que
alguna vez tengamos la gracia de retirarnos dos o tres días para hacer un
verdadero retiro espiritual. Pero lo que importa es que esto aparezca en
nuestra existencia. La oración de un cristiano no puede ser una simple
repetición de fórmulas sino, fundamentalmente, ese deseo profundo de estar
unido a Dios, de experimentarlo como Padre, de vivir como hijo. Y todo esto hay
que masticarlo en nuestra interioridad.
© Mons. Jorge Casaretto
¡Buenos días!
La serpiente y la luciérnaga
El envidioso no
percibe que su infelicidad no proviene de lo que no tiene, sino de la falta de
aprecio por lo que sí posee. Hay además una falta de compromiso y
responsabilidad con la propia vida, porque el celoso, pendiente de la vida de
otros, no asume la propia con sus fortalezas y posibilidades reales. El Señor
te libre de la dañosa envidia.
Cierta vez una serpiente perseguía a una
luciérnaga. Ésta huía muy rápido, llena de miedo por la feroz depredadora.
Pero, la serpiente no desistía en su intento de alcanzarla. La luciérnaga huyó
durante un día, pero la cazadora seguía detrás, dos días y nada, al tercer día,
ya sin fuerzas, el insecto se detuvo cansado y dijo a la serpiente: —¿Puedo
hacerte tres preguntas? —No concedo deseos a nadie, pero ya que te voy a
engullir, puedes hablar, dijo la serpiente.—Entonces, dime: —¿Pertenezco a tu
cadena alimenticia? —¡No!, replicó la serpiente. —¿Yo te hice algún mal?
—¡Tampoco! —Entonces, ¿por qué quieres devorarme? —¡Porque no soporto verte
brillar!, fue la respuesta final de la serpiente.
Lo correcto está
en no compararte con los demás. Enumera tus bienes y agradécelos al Señor.
Valora incluso el dolor y el fracaso, porque hay también la escondida sabiduría
de convertir un menos en más, un fracaso en victoria y una cruz en resurrección
y vida. Que el Espíritu Santo te dé sabiduría y prudencia. Te espero mañana aquí mismo.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto,
y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba
entre los animales del campo y los ángeles le servían. Después que Juan fue
entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El
tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la
Buena Nueva». (Mc 1,12-15)
Comentario
Hoy, la Iglesia celebra la liturgia del Primer Domingo de
Cuaresma. El Evangelio presenta a Jesús preparándose para la vida pública. Va
al desierto donde pasa cuarenta días haciendo oración y penitencia. Allá es
tentado por Satanás.
Nosotros nos hemos de preparar para la Pascua. Satanás es
nuestro gran enemigo. Hay personas que no creen en él, dicen que es un producto
de nuestra fantasía, o que es el mal en abstracto, diluido en las personas y en
el mundo. ¡No!
La Sagrada Escritura habla de él muchas veces como de un
ser espiritual y concreto. Es un ángel caído. Jesús lo define diciendo: «Es
mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8,44). San Pedro lo compara con un león
rugiente: «Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente buscando a
quién devorar. Resistidle firmes en la fe» (1Pe 5,8). Y Pablo VI enseña: «El
Demonio es el enemigo número uno, es el tentador por excelencia. Sabemos que
este ser obscuro y perturbador existe realmente y que continúa actuando».
¿Cómo? Mintiendo, engañando. Donde hay mentira o engaño, allí
hay acción diabólica. «La más grande victoria del Demonio es hacer creer que no
existe» (Beaudelaire). Y, ¿cómo miente? Nos presenta acciones perversas como si
fuesen buenas; nos estimula a hacer obras malas; y, en tercer lugar, nos
sugiere razones para justificar los pecados. Después de engañarnos, nos llena
de inquietud y de tristeza. ¿No tienes experiencia de eso?
¿Nuestra actitud ante la tentación? Antes: vigilar, rezar
y evitar las ocasiones. Durante: resistencia directa o indirecta. Después: si has
vencido, dar gracias a Dios. Si no has vencido, pedir perdón y adquirir
experiencia. ¿Cuál ha sido tu actitud hasta ahora?
La Virgen María aplastó la cabeza de la serpiente
infernal. Que Ella nos dé fortaleza para superar las tentaciones de cada día.
Rev. D. Joan MARQUÉS i Suriñach (Vilamarí, Girona,
España)
Cada día de Cuaresma
Dia 5: Las tentaciones de
Jesús
El Evangelio de la Misa recoge las tentaciones de Cristo.
Es la primera vez que el diablo interviene en la vida de Jesús y lo hace
abiertamente. El Señor se lo permitió para darnos ejemplo de humildad y para
enseñarnos a vencer las tentaciones que vamos a sufrir a lo largo de nuestra
vida. Si no contáramos con las tentaciones que hemos de padecer abriríamos la
puerta a un gran enemigo: el desaliento y la tristeza. Quería Jesús enseñarnos
con su ejemplo que nadie debe creerse exento de padecer cualquier prueba, y
además quiere que saquemos provecho de las pruebas por las que vamos a pasar.
Bienaventurado el varón que soporta la tentación –dice el Apóstol Santiago-
porque, probado, recibirá la corona de la vida que el Señor prometió a los que
le aman (1, 12).
El demonio tienta aprovechando las necesidades y
debilidades de la naturaleza humana. Nos enseña el Evangelio a estar atentos,
con nosotros mismos y con aquellos a quienes tenemos una mayor obligación de
ayudar, en esos momentos de debilidad, de cansancio, cuando se está pasando una
mala temporada, porque el demonio quizá intensifique entonces la tentación para
que nuestra vida tome otros derroteros ajenos a la voluntad de Dios. También
hemos de estar atentos para rechazar el deseo de quedar bien, que puede surgir
hasta en lo más santo y estar alerta ante falsas argumentaciones que pretendan
basarse en la Sagrada Escritura, y no pedir pruebas o señales extraordinarias
para creer, pues el Señor nos da las gracias y testimonios suficientes que nos
indican el camino de la fe en medio de nuestra vida ordinaria. El demonio
promete siempre más de lo que puede dar. La felicidad está muy lejos de sus manos,
pero tendremos que vigilar para no postrarnos ante las cosas materiales y
mantenernos en lucha constante, porque permanece en nosotros la tendencia a
desear la gloria humana.
El Señor está siempre a nuestro lado, en cada tentación,
y nos dice: “Confiad: Yo he vencido al mundo” (Juan 16, 33). Podemos prevenir
la tentación con la mortificación constante en el trabajo, al vivir la caridad,
en la guarda de los sentidos externos e internos. Y junto la mortificación, la
oración; sinceridad en la dirección espiritual; la Confesión frecuente y la
Sagrada Eucaristía; huir de las ocasiones y evitar el ocio, humildad de
corazón, y una tierna devoción a nuestra Madre, Refugio de los pecadores.
P. Francisco Fernández Carvajal
Palabras de San Juan Pablo II
La tentación es el intento de hacer brotar la duda y la
desconfianza en Dios y convencernos que son mejores nuestros caminos. De esto
deriva su importancia y significado fundamental. El diablo fue vencido por
Cristo… Él mismo nos enseñó una oración que una de las peticiones es ésta
precisamente: “no nos dejes caer en la tentación” y que debemos unir a la
siguiente: “Mas líbranos del maligno”.
Tema del día:
Empujados al desierto
Marcos presenta la escena de Jesús en el desierto como un
resumen de su vida. Señalo algunas claves. Según el evangelista, «el Espíritu
empuja a Jesús al desierto». No es una iniciativa suya. Es el Espíritu de Dios
el que lo desplaza hasta colocarlo en el desierto: la vida de Jesús no va a ser
un camino de éxito fácil; más bien le esperan pruebas, inseguridad y amenazas.
Pero el «desierto» es, al mismo tiempo, el mejor lugar
para escuchar, en silencio y soledad, la voz de Dios. El lugar al que hay que
volver en tiempos de crisis para abrirle caminos al Señor en el corazón del
pueblo. Así se pensaba en la época de Jesús.
En el desierto, Jesús «es tentado por Satanás». Nada se
dice del contenido de las tentaciones. Sólo que provienen de «Satanás», el
Adversario que busca la ruina del ser humano destruyendo el plan de Dios. Ya no
volverá a aparecer en todo el evangelio de Marcos. Jesús lo ve actuando en
todos aquellos que lo quieren desviar de su misión, incluido Pedro.
El breve relato termina con dos imágenes en fuerte
contraste: Jesús «vive entre fieras», pero «los ángeles le sirven». Las
«fieras», los seres más violentos de la creación, evocan los peligros que
amenazarán siempre a Jesús y su proyecto. Los «ángeles», los seres más buenos
de la creación, evocan la cercanía de Dios que bendice, cuida y defiende a
Jesús y su misión.
El cristianismo está viviendo momentos difíciles.
Siguiendo los estudios sociológicos, nosotros hablamos de crisis,
secularización, rechazo por parte del mundo moderno… Pero tal vez, desde una
lectura de fe, hemos de decir algo más: ¿No será Dios quien nos está empujando
a este «desierto»? ¿No necesitábamos algo de esto para liberarnos de tanta
vanagloria, poder mundano, vanidad y falsos éxitos acumulados inconscientemente
durante tantos siglos? Nunca habríamos elegido nosotros estos caminos.
Esta experiencia de desierto, que irá creciendo en los
próximos años, es un tiempo inesperado de gracia y purificación que hemos de
agradecer a Dios. El seguirá cuidando su proyecto. Sólo se nos pide rechazar
con lucidez las tentaciones que nos pueden desviar una vez más de la conversión
a Jesucristo.
© José Antonio Pagola
Nuevo vídeo y artículo
Hay un nuevo vídeo subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo
II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Agradecimientos
Dicen que en el cielo hay dos oficinas diferentes para
tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por
las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
Desde Bogotá, Colombia, Marta A. escribe y dice: “Doy infinitas gracias a papá
Dios por escuchar las súplicas de una madre preocupada por el futuro y el
bienestar emocional de su hijo Mauricio que le notificaron ayer por la noche
que lo aceptaban en la empresa para su práctica. Dios siempre escucha los ruegos
de una madre al igual que Él atiende las súplicas de su madre María. Gracias,
gracias a todos los que me ayudaron con mi petición”.
Unidos a María
Unos dicen: no se
puede rezar a la Virgen María, aunque sea bienaventurada porque ya murió. Y los
que han muerto no pueden hacer nada. Nótese la contradicción: En la vida,
admiten que podemos rezar los unos por los otros. Pero después de la muerte
terrestre, ¡ya no!
¿No han leído que
en el Monte Tabor, Jesús transfigurado habla con Moisés y Elías? Y ¿no han
leído en el Evangelio que Jesús dice al buen ladrón: “Esta misma tarde, estarás
conmigo en el paraíso?”
Entonces, Moisés
y Elías y el Buen Ladrón sí, pero María “llena de gracia” ¿no? La que todas las
generaciones llamaran bienaventurada no estaría en el cielo con Dios, sino
¿sólo el Buen Ladrón? Y en el Apocalipsis, ¿no estaría en la procesión de los
que siguen al Cordero por donde vaya?
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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