PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2263 ~ Jueves
30 de Enero de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
¡Dios mío, tómame de la mano! Te seguiré de manera
resuelta, sin mucha resistencia. No me sustraeré a ninguna de las tormentas que
caigan sobre mí en esta vida. Soportaré el choque con lo mejor de mis fuerzas.
Pero dame de vez en cuando un breve instante de paz. No
me creeré, en mi inocencia, que la paz que descenderá sobre mí es eterna.
Aceptaré la inquietud y el combate que vendrá después. Me gusta mantenerme en
el calor y la seguridad, pero no me rebelaré cuando haya que afrontar el frío
con tal que tú me lleves de la mano.
Yo te seguiré por todas partes e intentaré no tener miedo. Esté donde esté,
intentaré irradiar un poco de amor, del verdadero amor al prójimo que hay en
mí. (Etty Hillesum)
¡Buenos días!
El cabrero y su cabra
Un proverbio
dice: “La mentira tiene las patas cortas”, a saber, que no puede llegar muy
lejos. Quien dice una mentira para evitar una reprensión, no piensa que tarde o
temprano se va encontrar con la dura realidad que pretendió ignorar o esconder.
Más vale afrontar con valentía la verdad, aunque se deba aceptar una falta y
sufrir la corrección.
Llamaba un cabrero a sus cabras para
llevarlas al establo. Una de ellas, al pasar por un rico pasto se detuvo, y el
cabrero le lanzó una piedra, pero con tan mala suerte que le rompió un cuerno.
Entonces el cabrero le suplicó a la cabra que no se lo contara al patrón, a lo
que la cabra respondió: -¡Quisiera yo quedarme callada, mas no podría! Bien
claro está a la vista mi cuerno roto. (Esopo).
“Puedes engañar a
todo el mundo por algún tiempo. Puedes engañar a algunos por todo el tiempo.
Pero no puedes engañar a todo el mundo por todo el tiempo”, dijo Abrahán Lincoln.
Y el gran orador de Roma, Cicerón, expresó: “Todas las cosas fingidas caen como
flores marchitas, porque ninguna simulación puede durar largo tiempo”. Decídete
siempre por la verdad.
Padre Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «¿Acaso se trae
la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla
sobre el candelero? Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado;
nada ha sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto. Quien tenga
oídos para oír, que oiga».
Les decía también: «Atended a lo que escucháis. Con la
medida con que midáis, se os medirá y aun con creces. Porque al que tiene se le
dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará». (Mc 4,21-25)
Comentario
Hoy, Jesús nos explica el secreto del Reino. Incluso
utiliza una cierta ironía para mostrarnos que la “energía” interna que tiene la
Palabra de Dios —la propia de Él—, la fuerza expansiva que debe extenderse por
todo el mundo, es como una luz, y que esta luz no puede ponerse «debajo del
celemín o debajo del lecho» (Mc 4,21).
¿Acaso podemos imaginarnos la estupidez humana que sería
colocar la vela encendida debajo de la cama? ¡Cristianos con la luz apagada o
con la luz encendida con la prohibición de iluminar! Esto sucede cuando no
ponemos al servicio de la fe la plenitud de nuestros conocimientos y de nuestro
amor. ¡Cuán antinatural resulta el repliegue egoísta sobre nosotros mismos,
reduciendo nuestra vida al marco de nuestros intereses personales! ¡Vivir bajo
la cama! Ridícula y trágicamente inmóviles: “autistas” del espíritu.
El Evangelio —todo lo contrario— es un santo arrebato de
Amor apasionado que quiere comunicarse, que necesita “decirse”, que lleva en sí
una exigencia de crecimiento personal, de madurez interior, y de servicio a los
otros. «Si dices: ¡Basta!, estás muerto», dice san Agustín. Y san Josemaría:
«Señor: que tenga peso y medida en todo..., menos en el Amor».
«‘Quien tenga oídos para oír, que oiga’. Les decía
también: ‘Atended a lo que escucháis’» (Mc 4,23-24). Pero, ¿qué quiere decir
escuchar?; ¿qué hemos de escuchar? Es la gran pregunta que nos hemos de hacer.
Es el acto de sinceridad hacia Dios que nos exige saber realmente qué queremos
hacer. Y para saberlo hay que escuchar: es necesario estar atento a las
insinuaciones de Dios. Hay que introducirse en el diálogo con Él. Y la
conversación pone fin a las “matemáticas de la medida”: «Con la medida con que
midáis, se os medirá y aun con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que
no tiene, aun lo que tiene se le quitará» (Mc 4,24-25). Los intereses
acumulados de Dios nuestro Señor son imprevisibles y extraordinarios. Ésta es
una manera de excitar nuestra generosidad.
Rev. D. Àngel CALDAS i Bosch (Salt, Girona, España)
Santoral Católico:
Santa Jacinta Mariscotti
Terciaria Franciscana
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
Palabras del Papa Francisco
"El Señor es muy generoso. El Señor abre todas las
puertas. El Señor también entiende al que le dice, ‘¡No, Señor, no quiero ir contigo!’. Entiende y lo espera, porque
es misericordioso. Pero al Señor no le gusta el hombre que dice 'sí' y hace 'no', que aparenta agradecerle por tantas cosas bellas, pero que en
realidad sigue por su camino, que tiene buenos modales, pero que hace su propia
voluntad y no la del Señor: los que siempre se excusan, los que no conocen la
alegría, que no experimentan la alegría del pertenecer"
Papa Francisco
Tema del día:
Necesito poco
“Yo necesito pocas
cosas y lo poco que necesito, lo necesito poco”
(San Francisco de Asís)
Será porque tres
de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a
enfermedades gravísimas. O porque, por
suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene
el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo
valioso. O tal vez porque, a estas alturas
de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas
malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. Será, quizá, porque
algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar
una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación -al menos la sensación- de que
empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.
Casi nada de lo que creemos que es importante me lo
parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible
para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos
sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio
ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos
que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre
las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula
minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo,
los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas
fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas
de esmeraldas y de oro a cambio de un
pedazo de pan.
Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su
propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual
construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en
líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las
huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que
te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los
que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.
Y ahora, ahora, en
este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y
la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de
cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de
árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la
luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por
lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi
conciencia esté tranquila.
También quiero,
eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto
todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el
dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario.
Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte
de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando
cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No
convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día
en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena
que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada o todo.
Artículo publicado en La Vanguardia, escrito por la periodista Ángeles Caso
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la
Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la
fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este
sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por
las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por la niña Abril, de Paraná, Argentina, de 7 años de edad, que tiene un problema de crecimiento (talla baja) por el cual comienza un tratamiento hormonal. Que el Padre Pío interceda ante Jesús para que Él sane el crecimiento de esta niña y se desarrolle en forma normal.
Pedimos oración por la niña Abril, de Paraná, Argentina, de 7 años de edad, que tiene un problema de crecimiento (talla baja) por el cual comienza un tratamiento hormonal. Que el Padre Pío interceda ante Jesús para que Él sane el crecimiento de esta niña y se desarrolle en forma normal.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Un estímulo todos los días
Enero 30
Muchas personas se pasan la vida tratando de demostrarles
a los demás que valen algo, que son importantes, que son capaces. Gastan inútilmente
sus fuerzas y su tiempo preocupados por la aceptación de los demás, buscando
ser aprobados. Lo peor es que viven comparándose, y si ven que otros son más
queridos o más elogiados, entonces se sienten poca cosa y sufren profundamente
por su vanidad insatisfecha. Pero de esta manera entran en una loca competencia
por demostrar quién tiene la razón, quién es más sabio, quién es más capaz,
quién vale más. Esa lucha produce un profundo cansancio interior y termina
llenando el corazón de tristeza e insatisfacción.
Por eso decía Carlos de Foucauld: “Señor, a mí dame el
último lugar, ese lugar que nadie querrá quitar”. Si elegimos ser los últimos y
renunciamos a demostrar que valemos más, eso nos brinda una gran paz y una
bella libertad interior. Dejamos de ser esclavos de la opinión ajena y
caminamos en calma bajo la mirada amorosa del Señor. Al mismo tiempo, así nos
liberamos de la envidia de los demás y de esa competencia permanente que hay en
la sociedad. Entonces renunciamos a ser más que otros.
No hay más ni menos, sino personas distintas, y todas
importantes. Tampoco dejes que tus padres o tus amigos te coloquen en la cabeza
el propósito de ser más que otros. Libérate de las expectativas de los demás.
No necesitas ser más que nadie. Sólo necesitas dejar aflorar tu propio ser, ser
tú mismo y serlo plenamente.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.