sábado, 18 de enero de 2014

Pequeñas Semillitas 2251

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2251 ~ Sábado 18 de Enero de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Tú ya tienes todo lo que necesitas para comenzar a crear tu futuro. Sin embargo, a veces te encuentras diciendo: Si tan sólo tuviera esto, si al menos esto fuera distinto, si tuviera más dinero.
No exageres la importancia de las cosas que no tienes. Empieza con lo que tienes. No con lo que te hace falta. No permitas que aquello que no puedes hacer, te impida hacer lo que sí puedes.
No esperes que existan circunstancias extraordinarias para hacer el bien, hazlo en las situaciones comunes. No necesitas más energía, habilidad ni mayores oportunidades. Lo que debes hacer es sacarle provecho a lo que ya tienes.
Nadie logró el éxito mientras esperaba que todas las condiciones fueran ideales. No pierdas el tiempo con dudas y temores acerca de lo que no tienes.

¡Buenos días!

En verdes praderas

Los salmos son una ayuda excelente para ponernos en comunicación con Dios. “No existe un medio tan rápido de llegar al corazón de Dios como orar con los salmos. Ellos son portadores de una densa carga experimental de Dios” (P. Larrañaga). Te ofrezco unos renglones del salmo 23, organizados como responsorio. La repetición de las palabras invita a la contemplación, a “gustar y ver qué bueno es el Señor”.

V. El Señor es mi pastor, nada me falta.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V. En verdes praderas me hace recostar.
R. Nada me falta.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

Si observas bien, el tercer renglón es intercambiable por casi todas las afirmaciones del salmo. Inténtalo con algunas. Este salmo puede ayudarte para meditar el padrenuestro. Trata de iluminar distintas frases del mismo con algún verso del salmo. Por ejemplo: “Hágase tu voluntad…”, con “él me guía por el camino justo, por el honor de su nombre”.
Padre Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo por la orilla del mar, toda la gente acudía a Él, y Él les enseñaba. Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme». Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando Él a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían. Al ver los escribas de los fariseos que comía con los pecadores y publicanos, decían a los discípulos: «¿Qué? ¿Es que come con los publicanos y pecadores?». Al oír esto Jesús, les dice: «No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores». (Mc 2,13-17)

Comentario
Hoy, en la escena que relata san Marcos, vemos cómo Jesús enseñaba y cómo todos venían a escucharle. Es manifiesto el hambre de doctrina, entonces y también ahora, porque el peor enemigo es la ignorancia. Tanto es así, que se ha hecho clásica la expresión: «Dejarán de odiar cuando dejen de ignorar».
Pasando por allí, Jesús vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado donde cobraban impuestos y, al decirle «sígueme», dejándolo todo, se fue con Él. Con esta prontitud y generosidad hizo el gran “negocio”. No solamente el “negocio del siglo”, sino también el de la eternidad.
Hay que pensar cuánto tiempo hace que el negocio de recoger impuestos para los romanos se ha acabado y, en cambio, Mateo —hoy más conocido por su nuevo nombre que por el de Leví— no deja de acumular beneficios con sus escritos, al ser una de las doce columnas de la Iglesia. Así pasa cuando se sigue con prontitud al Señor. Él lo dijo: «Y todo el que haya dejado casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o campo por mi nombre, recibirá el ciento por uno y gozará de la vida eterna» (Mt 19,29).
Jesús aceptó el banquete que Mateo le ofreció en su casa, juntamente con los otros cobradores de impuestos y pecadores, y con sus apóstoles. Los fariseos —como espectadores de los trabajos de los otros— hacen presente a los discípulos que su Maestro come con gente que ellos tienen catalogados como pecadores. El Señor les oye, y sale en defensa de su habitual manera de actuar con las almas: «No he venido a llamar a justos, sino a pecadores» (Mc 2,17). Toda la Humanidad necesita al Médico divino. Todos somos pecadores y, como dirá san Pablo, «todos han pecado y se han privado de la gloria de Dios» (Rm 3,23).
Respondamos con la misma prontitud con que María respondió siempre a su vocación de corredentora.
Rev. D. Joaquim MONRÓS i Guitart (Tarragona, España)

Santoral Católico:
Santa Margarita de Hungría
Virgen Dominica
En Buda, ciudad de Hungría, santa Margarita, virgen, hija del rey Bela IV, a la cual sus padres dedicaron a Dios para obtener la liberación de los tártaros y, niña aún, entró en el monasterio de monjas de la Orden de Predicadores e hizo profesión a los doce años y se entregó totalmente a Dios, dedicándose a imitar generosamente a Cristo crucificado (1270).

Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

Palabras del Papa Francisco

“Cada bautizado, cualquiera sea su función en la Iglesia y el grado de instrucción de su fe, es un sujeto activo de evangelización. La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de todos, de todo el Pueblo de Dios, de cada uno de los bautizados. El Pueblo de Dios es un Pueblo discípulo y misionero. Todos en la Iglesia somos discípulos y lo somos siempre, por toda la vida; y todos somos misioneros, cada uno en el puesto que el Señor le ha asignado”
Papa Francisco

Tema del día:
Rezando el Padre Nuestro
Estoy frente a ti, Señor, en esta mañana de cielo azul y sol resplandeciente. Me dispongo a rezar, después de saludarte y empiezo:

"Padre Nuestro... me detengo y llega hasta mi como un relámpago la escena en que tú, Jesús, les decías a aquel grupo de hombres que habías escogido, que te seguían y que te veían orar.

Te preguntaron cómo debían orar y tú dijiste: Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden y no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. (Mt 6, 9-13)

Y añadiste: Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes. (Mt 6, 9-15)

Me detengo unos momentos para pensar lo que estoy diciendo, ya que generalmente esa oración es una rutina en mi vida.

Su comienzo es toda una maravilla de grandeza, de fuerza, de ternura... y revelada por ti, Señor, porque sino ¿quién se atrevería a llamar PADRE, al Omnipotente, al Creador del cielo y de la tierra, a la Divinidad, al Todopoderoso, al que dijo: "Yo Soy El que Soy"? Pues bien, Jesús, tú que eres su Hijo, dijiste que es así como le podemos llamar, con plena confianza, con respeto pero con mucho amor: Padre

También nos dices que hay que santificar ese NOMBRE, que debemos darle todo el respeto y la gloria de que es merecedor y después añades una petición: Que venga tu Reino, ese Reino por el que Tú te hiciste hombre y es el que viniste a anunciar y que fue el causante de tu muerte y nos sigues pidiendo que recordemos que es también nuestra misión el anunciarlo.

Y lo que sigue, ¡qué bien lo sabes tú, Jesús! Cada día, en todos los rincones de la Tierra hay alguien que te dice, aún con lágrimas en los ojos y el corazón roto de dolor, ¡hágase tu Voluntad! ¡Qué difícil, cómo cuesta dejar todo en tus manos y aceptar tu Voluntad!

Y sigue otra petición: Nuestro pan Señor que no nos falte. Que todos tus hijos, sin distinción de razas y credos, tengan el alimento de cada día, ya que a ti te preocupaba y apenaban aquellos hombres que te seguían y no tenían que comer y que tenían hambre... y lleno de piedad hiciste uno de los milagros más hermosos. Ahora nos toca a nosotros luchar porque llegue el día en que no exista el hambre en esta Tierra.

Y lo más importante, que nunca nos falte TU Pan, la Eucaristía, que siempre podamos recibirla, que aumentes nuestra fe para amar cada día más Tu presencia en ese pequeño pedacito de Pan donde quieres quedarte con nosotros para siempre.

Y luego, la petición de la humildad pidiendo perdón de nuestras ofensas, pero ese perdón, lleva una condición. ¡Ay, Jesús, esa condición, tú lo sabes porque conoces nuestro corazón, cómo nos cuesta! Mira que le ponemos al Padre, el ejemplo de que nos perdone "cómo nosotros perdonamos" y nosotros somos los que siempre decimos: "¡yo eso no lo voy a perdonar, no puedo, me han hecho demasiado daño o es una persona que no la soporto, me cae muy mal y no la voy a perdonar!" o "yo perdono pero... no olvido". ¡Ay, Jesús!, tú que sabes y recuerdas que diste hasta la última gota de tu preciosa sangre para que fuésemos perdonados y sabes también que esa es la condición del amor por nuestros semejantes. Perdonar y olvidar, porque así es el perdón que Dios, nuestro Padre, nos da. Y nosotros sabemos muy bien cómo es nuestro perdón...

Ya voy a terminar la oración más hermosa que nos pudiste enseñar, pidiendo: Que no nos dejes caer en la tentación, qué seamos fuertes para no rendirnos a los mil sortilegios y engaños del enemigo de ese Dios que tanto nos ama y ¡líbranos del mal! Si, líbranos de ese mal y de tantos males para que no echen raíces en nuestro corazón, y nos puedan alejar de nuestro Padre Dios.

Bendita, como ninguna, la oración del Padre Nuestro, que siendo tan hermosa la decimos todos los días pero tan rutinariamente que no le podemos dar todo el maravilloso sentido y poder que ella encierra.

Te pido mi Jesús, que cada vez que rece la oración que tú me enseñaste, lo haga despacio, con calma, con amor, sabiendo que la dirijo a mi Padre Bueno que me escucha y me ama.

Gracias por estar presente en la Eucaristía... gracias por Tu Pan de cada día.

Autor: Ma Esther De Ariño / Fuente: Catholic.net / Imagen: Google

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"Juan Pablo II inolvidable"
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Humor:
Mantenerse en forma

¿Qué es una caloría?
Son pequeñas malvadas que se meten en tu guardarropa por la noche y te achican la ropa. Les diré que mi placar está infectado de estos pequeños bichos.

Consejos para mantenerse en forma:
- Mi abuela comenzó caminando 3 kilómetros por día cuando tenía 60 años. Ahora tiene 97 y no sabemos por dónde está...
- El año pasado me inscribí en un gimnasio, por casi $400 por mes y todavía no he perdido ni un kilo. Aparentemente, además hay que asistir.  
- Tengo que hacer ejercicio muy temprano por la mañana, antes de que mi cerebro se dé cuenta de lo que estoy haciendo.
- No hago ningún ejercicio. Si Dios hubiera querido que nos tocáramos la punta de los pies, los habría puesto más arriba.
- Me gustan las caminatas largas, especialmente cuando las hacen algunas personas que me molestan.
- Tengo los muslos flácidos, pero afortunadamente los cubre el estómago.
- La ventaja de hacer ejercicio todos los días, es que te mueres en un excelente estado de salud.
- Finalmente, se ha documentado hasta el hartazgo que por cada kilómetro que trotas, añades un minuto a tu vida. Esto te permite que, cuando cumplas los 85 años, tengas derecho a cinco meses de vida adicionales... en un geriátrico, a $10.000 por mes.

Un estímulo todos los días
Enero 18
Yo tengo todo el derecho a tener sueños y proyectos, deseos y planes. Para eso no tengo que ser perfecto. Basta que sea una criatura de Dios. ¡Y lo soy! Por eso existo. Existo porque soy amado. Por esa misma razón desperté una vez más esta mañana. El Señor es mi Padre creador, él me dio un espacio en este mundo, y me quiere. Por eso tengo derecho a pisar esta tierra, a desarrollar mis capacidades y a sacarle provecho a los años que me toque vivir.
Los demás tienen derecho a ser felices y yo también tengo ese derecho. Como ser humano e hijo de Dios tengo el mismo derecho que cualquier otro. Ellos pueden dar su opinión y yo también puedo dar la mía. Ellos pueden defender sus derechos y yo puedo defender también los míos. No por vanidad o por egocentrismo, sino porque me miro a mí mismo con amor y respeto, como el Señor me mira.
Es verdad que lo mejor es vivir a pleno lo que te toque, pero eso no significa que tengas que clausurarte y que renuncies al entusiasmo por avanzar. La vida es inagotable, y siempre está ofreciéndote más. Si te entregas a la vida y te dejas llevar pos sus permanentes estímulos, podrás avanzar sin tensión y sin angustia, podrás alcanzar una felicidad más amplia y más plena.
Esto no significa que uno desprecie lo que tiene entre manos. Al contrario, porque mientras más plenamente uno se entrega al presente, más se le abren nuevos caminos y más puede descubrir horizontes muy amplios. No te sientas menos que los demás. Nadie puede obligarte a conformarte con propósitos pequeños, con perspectivas limitadas.
De hecho, hay personas que en algún momento de la vida se sienten débiles o enfermas y entonces reducen sus expectativas. De esa manera se limitan todavía más y se vuelven más débiles, porque por dentro se declaran muertas. En cambio otras personas, en un momento de debilidad, crean nuevas ilusiones y se abren a nuevos desafíos. Entonces se fortalecen por dentro y desarrollan fuerzas para enfrentar su debilidad y salir adelante. Eso significa que es muy saludable estar siempre abiertos a las nuevas propuestas de la vida. Tienes derecho a más, no hace falta que te lo niegues
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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