PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2247 ~ Martes
14 de Enero de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Gracias Señor por este nuevo día…
Gracias por el don de la vida, por la salud (poca o
mucha), por el aire que respiro, por la naturaleza que me regalaste y tengo que
cuidar, por tener lo imprescindible para estar en el mundo, por las personas
que me rodean y con las que intentamos caminar juntos hacia Ti, con
dificultades, con tropiezos, pero con una fe inquebrantable y sin dobleces.
Gracias Señor por mis escasos aciertos, pero mucho más te
agradezco Señor por mis errores, porque de ellos aprendo y mucho. Gracias Señor
por mis miserias porque ellas me hacen comprender qué pequeño soy y cuánto
tengo que crecer espiritualmente si algún día quiero llegar a mirarte a los
ojos.
Gracias por la posibilidad de comunicarme y por la
libertad de expresar lo que pienso, aun cuando no a todos les guste lo que
digo. Y es que no lo digo para que guste sino para mayor gloria tuya. Y por eso
elogio las cosas que creo merecen destacarse y advierto sobre todo aquello que
pienso nos aleja de ti.
Gracias Señor por permitirme entender que cuando elogio
soy querido y aceptado por todos… y cuando marco lo que creo incorrecto algunos
me señalan con el dedo, olvidándose que cuando me apuntan con un dedo, otros
tres dedos señalan hacia ellos mismos.
Gracias Señor por permitirme hablar (o escribir) de las
cosas que honestamente creo que están mal en ciertos temas, en lugar de adoptar
silencios cómplices y buscar aplausos fáciles con temas en los que de antemano
sabemos que todos estaremos de acuerdo.
Gracias Señor también por los que me critican, y te pido
los bendigas con tu amor infinito, porque ellos me ayudan a revisar mis
opiniones y corregir mis errores, que por cierto los cometo a cada rato.
Gracias Señor por renovar cada día mis escasas fuerzas
para reiniciar con entusiasmo la tarea de intentar ser un buen cristiano.
Aunque muchas veces no lo logre… sé que mañana será mejor.
Tu pequeño hijo.
Felipe.
¡Buenos días!
La cortesía
“Urbanidad y
buenos modales abren puertas principales”, dice un refrán español. La
convivencia humana se hace más fácil y agradable si, además de la sinceridad y
sencillez del trato, procuramos no molestar con modales o expresiones que
hieren la sensibilidad de los demás. Un talante afable, sereno, respetuoso es
bien recibido por todos.
“La cortesía es el más exquisito perfume de
la vida, y tiene tal nobleza y generosidad que todos la podemos dar”. Amado
Nervo.
“La cortesía nada cuesta y con ella se compra
todo”. Francis Bacon.
“La cortesía, que debe presidir nuestras
relaciones cotidianas, se fundamenta principalmente en el respeto y la
comprensión hacia todos”. Confucio.
“Las reglas fundamentales de la cortesía son
bien simples: alabar lo bueno de los otros, suprimir los reproches, dar
importancia a los demás y prestarles atención”. Noel Clarasó.
Has leído
pensamientos de algunos conocidos escritores sobre la cortesía. Los santos han
visto en ella como el perfume y la crema de la caridad. La presentan como un efecto
del verdadero amor por los demás. Resulta a veces que ciertas expresiones
ordinarias, ciertos modos descomedidos ofenden tanto como injurias. Que el
respeto al prójimo sea tu norma.
Padre Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Llegó Jesús a Cafarnaum y el sábado entró en la sinagoga
y se puso a enseñar. Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba
como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Había precisamente en su
sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: «¿Qué
tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién
eres tú: el Santo de Dios». Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y
sal de él». Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito
y salió de él.
Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban
unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda
hasta a los espíritus inmundos y le obedecen». Bien pronto su fama se extendió
por todas partes, en toda la región de Galilea. (Mc 1,21-28)
Comentario
Hoy, primer martes del tiempo ordinario, san Marcos nos
presenta a Jesús enseñando en la sinagoga y, acto seguido, comenta: «Quedaban
asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no
como los escribas» (Mc 1,21). Esta observación inicial es impresionante. En
efecto, la razón de la admiración de los oyentes, por un lado, no es la
doctrina, sino el maestro; no aquello que se explica, sino Aquél que lo
explica; y, por otro lado, no ya el predicador visto globalmente, sino
remarcado específicamente: Jesús enseñaba «con autoridad», es decir, con poder
legítimo e irrecusable. Esta particularidad queda ulteriormente confirmada por
medio de una nítida contraposición: «No lo hacía como los escribas».
Pero, en un segundo momento, la escena de la curación del
hombre poseído por un espíritu maligno incorpora a la motivación admirativa personal
el dato doctrinal: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad!»
(Mc 1,27). Sin embargo, notemos que el calificativo no es tanto de contenido
como de singularidad: la doctrina es «nueva». He aquí otra razón de contraste:
Jesús comunica algo inaudito (nunca como aquí este calificativo tiene sentido).
Añadimos una tercera advertencia. La autoridad proviene,
además, del hecho que a Jesús «hasta a los espíritus inmundos le obedecen». Nos
encontramos ante una contraposición tan intensa como las dos anteriores. A la
autoridad del maestro y a la novedad de la doctrina hay que sumar la fuerza
contra los espíritus del mal.
¡Hermanos! Por la fe sabemos que esta liturgia de la
palabra nos hace contemporáneos de lo que acabamos de escuchar y que estamos
comentando. Preguntémonos con humilde agradecimiento: ¿Tengo conciencia de que
ningún otro hombre ha hablado jamás como Jesús, la Palabra de Dios Padre? ¿Me
siento rico de un mensaje que tampoco tiene parangón? ¿Me doy cuenta de la
fuerza liberadora que Jesús y su enseñanza tienen en la vida humana y, más
concretamente, en mi vida? Movidos por el Espíritu Santo, digamos a nuestro
Redentor: Jesús-vida, Jesús-doctrina, Jesús-victoria, haz que, como le
complacía decir al gran Ramon Llull, ¡vivamos en la continua “maravilla” de Ti!
Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret (Vic, Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Félix de Nola
Confesor de la fe
En la ciudad de Nola, en la Campania (hoy Italia), san
Félix, presbítero, el cual, según cuenta san Paulino, mientras arreciaba la
persecución fue encarcelado y sometido a crueles sevicias. Restablecida la paz,
pudo volver entre los suyos y vivió en la pobreza hasta una venerable
ancianidad, como invicto confesor de la fe (s. III/IV).
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
“El don de la oración está en manos del Salvador.
Cuanto más te vacíes de ti mismo,
es decir, de tu amor propio
y de toda atadura carnal,
entrando en la santa humildad,
más lo comunicará Dios a tu corazón”
Historias:
La carreta vacía
Caminaba con mi padre cuando él se detuvo en una curva y
después de un pequeño silencio me preguntó:
- ¿Además del cantar de los pájaros, escuchas alguna cosa
más?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí:
- Estoy escuchando el ruido de una carreta.
- Eso es -dijo mi padre- Es una carreta vacía.
Pregunté a mi padre.: - ¿Cómo sabes que es una carreta
vacía, si aún no la vemos?
Entonces mi padre respondió: - Es muy fácil saber cuándo
una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía está la carreta,
mayor es el ruido que hace.
Me convertí en adulto y hasta hoy cuando veo a una
persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo
inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y
menospreciando a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre
diciendo: Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace.
La humildad consiste en callar nuestras virtudes y
permitirle a los demás descubrirlas. Y recuerden que existen personas tan
pobres que lo único que tienen es dinero. Y nadie está más vacío que aquel que
está lleno de egoísmo, de un supuesto Mi Mismo.
Tomado de internet
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la
Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los
jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por el eterno descanso del alma de Cristian Ariel M., habiéndose cumplido
ayer 30 meses de su Pascua al cielo. Él vivió en San Lorenzo, Santa Fe,
Argentina, y su familia lo recuerda con amor y con alegría.
Pedimos oración por el eterno descanso del alma de Itzhak T. (77 años), que falleció
anoche en Virginia-USA.
Pedimos oración por estas personas de Guatemala: Mercy M. N., que empezó tratamiento de
radioterapia la semana pasada y Emily S.
de C., con tumor en la cabeza, que empezó tratamiento de radioterapia el
jueves. Que el Señor los proteja con su amor.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Ofrecimiento para sacerdotes
y religiosas
Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente
"Pequeñas Semillitas" por e-mail:
Si desean recibir el power point y los comentarios del Evangelio del
domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de
preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos sobre la Palabra de Dios,
pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com
Solo deben indicar claramente su nombre, su correo
electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa pertenecen.
Un estímulo todos los días
Enero 14
Cuando el cuerpo está haciendo algo y la mente está en
otra parte, eso no es vida. Se produce una división dañina en nuestro ser que
no nos permite aprovechar este momento. Quizá no nos damos cuenta, pero cuando
hacemos una cosa pensando en otra cosa que tendremos que hacer después, eso nos
coloca en un estado de prisa interior que nos lleva a escapar del momento
presente.
Esta división en nuestro ser es peor todavía si hacemos
algo resistiéndonos por dentro, con una tensión defensiva, deseando hacer otra
cosa. Lo hacemos, pero lo rechazamos, nos resistimos a dedicarle nuestro
tiempo. Una tarea realizada de esa manera nos cansa mucho más de lo normal, nos
desgasta de un modo desproporcionado. Es la forma más segura para terminar
odiando el propio trabajo, de vivir cada día más infelices y a la defensiva. La
resistencia y el deseo de huir hacen que esas horas de trabajo estén llenas de
angustia y sinsentido. En cambio, si uno acepta esa tarea y se entrega a ella,
aunque no sea una maravilla, las tensiones aflojan.
Es verdad que hay cosas que pueden cambiar, y uno puede
tratar de mejorarlas. Está muy bien que tengamos ideales y que tratemos de
aprovechar mejor nuestro potencial. Pero para cambiar algo, primero hay que
aceptarlo. Para cambiar a una persona primero hay que aceptarla, para cambiar
un lugar primero hay que aceptarlo.
Cuando el tiempo dedicado al trabajo es aceptado, y se pone el alma en la tarea,
eso produce una satisfacción interior, uno va al trabajo en paz y asume
serenamente los desafíos y las exigencias de esa tarea. Cuando uno acepta que
algunas horas del día serán solamente para ese trabajo, entonces puede
realizarlo con paz interior, se cansa menos y se libera de un sufrimiento
inútil.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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