domingo, 19 de enero de 2014

Pequeñas Semillitas 2252

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2252 ~ Domingo 19 de Enero de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Las primeras comunidades cristianas se preocuparon de diferenciar bien el bautismo de Juan que sumergía a las gentes en las aguas del Jordán y el bautismo de Jesús que comunicaba su Espíritu para limpiar, renovar y transformar el corazón de sus seguidores. Sin ese Espíritu de Jesús, la Iglesia se apaga y se extingue.
Sólo el Espíritu de Jesús puede poner más verdad en el cristianismo actual. Solo su Espíritu nos puede conducir a recuperar nuestra verdadera identidad, abandonando caminos que nos desvían una y otra vez del Evangelio. Solo ese Espíritu nos puede dar luz y fuerza para emprender la renovación que necesita hoy la Iglesia.
El Papa Francisco sabe muy bien que el mayor obstáculo para poner en marcha una nueva etapa evangelizadora es la mediocridad espiritual. Lo dice de manera rotunda. Desea alentar con todas sus fuerzas una etapa “más ardiente, alegre, generosa, audaz, llena de amor hasta el fin, y de vida contagiosa”. Pero todo será insuficiente, “si no arde en los corazones el fuego del Espíritu”.
Por eso busca para la Iglesia de hoy “evangelizadores con Espíritu” que se abran sin miedo a su acción y encuentren en ese Espíritu Santo de Jesús “la fuerza para anunciar la verdad del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”.
José Antonio Pagola

¡Buenos días!

El sentido de la vida

La vida es nuestro máximo valor y, a la vez, nuestro máximo problema. Tememos perderla; nos angustia la muerte física. Pero hay otra muerte más sutil que nos envuelve: no encontrarle sentido a la vida. ¿Es exagerado decir que el hombre de hoy ya no sabe a dónde va ni para qué vive? Vive nadando entre el placer y la comodidad... pero insatisfecho: no experimenta la alegría de vivir.

Santa Paula tuvo en Roma una juventud rodeada de lujos. Se casó muy bien. Continuó en el matrimonio aquella vida de esplendor y bienestar. Sentía asco de los pobres. Pero, un día, entró también en su palacio la tristeza y el luto. Paula perdió a su marido. Pasó varios días encerrada en su dolor. Cuando dejó su retiro, estaba transformada. Había encontrado a Cristo. Reapareció vestida con sencillez. Las puertas del palacio se abrieron a todos los pobres y enfermos. Andaba presurosa por Roma, en dirección al barrio de los pobres. Lavaba a los enfermos sus heridas purulentas. A los niños les limpiaba las cabezas llenas de parásitos. Antes de morir dejó, por testamento,  todos sus bienes a los pobres.

El egoísmo atrofia al hombre, que sólo en la donación generosa a los demás encuentra su madurez y plenitud. “Si te preocupas demasiado por ti mismo y tu propio entorno, si vives para acumular dinero y comodidades, no te quedará tiempo para los demás. Si no vives para los demás, la vida carecerá de sentido para ti, porque la vida sin amor no vale nada”.
Padre Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy 
En aquel tiempo, vio Juan venir Jesús y dijo: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es por quien yo dije: ‘Detrás de mí viene un hombre, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo’. Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que Él sea manifestado a Israel».
Y Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre Él. Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo’. Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios». (Jn 1,29-34)

Comentario
Hoy hemos escuchado a Juan que, al ver a Jesús, dice: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn 1,29). ¿Qué debieron pensar aquellas gentes? Y, ¿qué entendemos nosotros? En la celebración de la Eucaristía todos rezamos: «Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros / danos la paz». Y el sacerdote invita a los fieles a la Comunión diciendo: «Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo...».
No dudemos de que, cuando Juan dijo «he ahí el Cordero de Dios», todos entendieron qué quería decir, ya que el “cordero” es una metáfora de carácter mesiánico que habían usado los profetas, principalmente Isaías, y que era bien conocida por todos los buenos israelitas.
Por otro lado, el cordero es el animalito que los israelitas sacrifican para rememorar la pascua, la liberación de la esclavitud de Egipto. La cena pascual consiste en comer un cordero.
Y aun los Apóstoles y los padres de la Iglesia dicen que el cordero es signo de pureza, simplicidad, bondad, mansedumbre, inocencia... y Cristo es la Pureza, la Simplicidad, la Bondad, la Mansedumbre, la Inocencia. San Pedro dirá: «Habéis sido rescatados (...) con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y sin mancilla, Cristo» (1Pe 1,18.19). Y san Juan, en el Apocalipsis, emplea hasta treinta veces el término “cordero” para designar a Jesucristo.
Cristo es el cordero que quita el pecado del mundo, que ha sido inmolado para darnos la gracia. Luchemos para vivir siempre en gracia, luchemos contra el pecado, aborrezcámoslo. La belleza del alma en gracia es tan grande que ningún tesoro se le puede comparar. Nos hace agradables a Dios y dignos de ser amados. Por eso, en el “Gloria” de la Misa se habla de la paz que es propia de los hombres que ama el Señor, de los que están en gracia.
Juan Pablo II, urgiéndonos a vivir en la gracia que el Cordero nos ha ganado, nos dice: «Comprometeos a vivir en gracia. Jesús ha nacido en Belén precisamente para eso (...). vivir en gracia es la dignidad suprema, es la alegría inefable, es garantía de paz, es un ideal maravilloso».
Rev. D. Joaquim FORTUNY i Vizcarro (Cunit, Tarragona, España)

Palabras del Beato Juan Pablo II

"Inculturación es lo que permite a la Iglesia encarnar el Evangelio en las diferentes culturas, asumiendo lo que hay de bueno en estas culturas, y renovándolas desde su interior. La inculturación constituye un camino hacia una plena evangelización para que todo hombre pueda acoger a Jesucristo en la integridad de su ser personal, cultural, económico y político, de cara a su plena y total unión con Dios Padre y de una vida santa bajo la acción del Espíritu Santo"
Beato Juan Pablo II

Tema del día:
El Cordero de Dio
Los domingos del tiempo ordinario nos deben ayudar a conocer mejor la persona de Jesús y sus mensajes. Con ello iremos logrando que nuestra vida se asemeje un poco más a la suya y así conseguiremos más la finalidad para la que hemos sido creados. San Juan Bautista nos da hoy un testimonio grandioso de la personalidad de Jesús porque había tenido una especial manifestación: Había visto la acción de Dios por medio del Espíritu sobre Jesús. Había sido para Jesús una experiencia espiritual de esas que hacen impacto en el alma e impulsan a la acción. Juan nos dice que no le conocía. Es posible que se conocieran externamente como de familia; pero ahora Dios, por esa experiencia, le había dado un conocimiento superior. También nosotros, si queremos testimoniar a Jesús, no debemos contentarnos con un conocimiento externo o sólo intelectual de Jesús, sino que debemos tener alguna experiencia en nuestra intimidad de quién es Jesús y de que está entre nosotros.

Este domingo sigue todavía con las epifanías o manifestaciones de Jesús. En otros ciclos se habla de las primeras manifestaciones a sus discípulos por la llamada o las bodas de Caná; en éste se nos da la manifestación del Bautista: “He aquí el Cordero de Dios”. Nosotros estamos acostumbrados a escuchar esta expresión varias veces en la misa. Los israelitas lo estaban también por las Escrituras y por los sacrificios en el templo. Ya en el Éxodo aparece el cordero pascual, cuyo cuerpo es alimento y su sangre les salva de la muerte. El profeta Isaías en uno de los cánticos del siervo de Yaveh (Is 53) presenta al cordero inocente que carga con nuestras culpas. En el N.T., para san Pablo (I cor 5, 7-8), Cristo es nuestro cordero pascual inmolado. Y en el Apocalipsis aparece el Cordero inmolado que es aclamado por la multitud.

Cuando los judíos ofrecían en el templo un cordero como sacrificio a Dios, en realidad querían quedar bien con Dios, pero sólo era una representación del perdón de los pecados. Este “Cordero de Dios”, que es Jesús, ofrecido a Dios para salvarnos, es “el que quita el pecado del mundo”. Podemos decir que hoy no gusta a muchos que se hable de pecado. Desgraciadamente en muchos ambientes se ha perdido la conciencia de pecado. Algunos rechazan el pecado como para aliviar su conciencia, para disculparse. Pero la verdad es que nuestra sociedad no es inocente. Y el pecado no está sólo en los individuos, sino en las estructuras sociales, en los modelos de organización que se eligen y siguen sosteniéndose. Pecado hay donde reina la injusticia, la explotación y marginación. Los cristianos o personas de buena voluntad, que detectan el mal, no sólo deben contentarse con detectarle, sino dar testimonio de que puede ser vencido por una vida donde reine el bien, la justicia, la paz y el amor.

El hecho de que Jesús sea “el Cordero que quita el pecado” significa que es nuestro Salvador. Y nos ha salvado uniéndose a nuestros sufrimientos. En otras religiones Dios o los dioses están tan lejanos de la tierra que ni conocen ni menos pueden tener experiencia de nuestros sufrimientos. Nosotros aceptamos a Jesús como “el Cordero de Dios”, porque, siendo Dios, se ha acercado tanto a nosotros que está en medio de nuestros sufrimientos, no para quitarlos, sino para que, sufriéndolos, podamos hacer que esos sufrimientos tengan valor de redención. En estos tiempos actuales hay muchas personas que viven tan metidos en los adelantos materiales que sienten no necesitar ningún otro redentor que venga de fuera.  No sienten deseos de otra vida o del “más allá”.  Les basta lo que pueden conseguir con sus propias manos.

Jesús, que ante el Bautista había pasado como un pecador, humillado, ahora es el que “quita los pecados”. Cuando en la misa le llamemos a Jesús “Cordero de Dios”, sintamos que con su entrega generosa nos sigue librando del mal, que tantas veces hemos hecho, y le prometamos unir nuestros esfuerzos a los suyos para que en el mundo haya un poco menos del mal y reine más la justicia y el bien.
P. Silverio Velasco (España)

Nuevo video

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Nunca olvidemos agradecer
Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde Buenos Aires, Argentina, agradecen a Dios todopoderoso y a las personas que rezaron por Roberto Carlos P. que se encuentra bien y los estudios resultaron totalmente favorables.

Desde México llegan dos agradecimientos: por la recuperación de Norma M., que ha superado su problema cerebral y ya está en su casa; y por Edna S., que se recupera favorablemente de su micro infarto cerebral. Damos gracias a Dios.

Desde Las Tunas, Cuba, nos llega un agradecimiento especial a Dios por el matrimonio que ha sido celebrado entre Vicente Ignacio y Nayelin. Que Dios los colme de bendiciones a ellos y a sus familiares y que su matrimonio crezca y dé hermosos frutos bajo el ejemplo de María y José de Nazaret. Quiero destacar que Vicente Ignacio A. M. es un querido colaborador de esta página que nos ayuda a su distribución por correo electrónico en toda Cuba.

Un estímulo todos los días
Enero 19
Cualquier cosa que existe es un milagro, un brote de hermosura, un reflejo de Dios. Tomemos una hoja sencilla o una pequeña piedra. Si no existiera nada más en el universo y apareciera esa piedra, la valoraríamos mucho, nos deslumbraría, nos daríamos cuenta de que es maravilloso que esa piedra exista. Si descubrimos eso, podríamos pasarnos un buen rato contemplando esa piedra, tocándola, oliéndola y descubriendo todos los detalles que encierra (colores, luces y sombras, formas, olores, temperatura, grietas, etc.).
Lo mismo sucede con las tareas. No hay mayor sabiduría que reconocer que esta tarea que me toca hacer ahora, mientras no aparezca otra cosa en mi camino, es la mejor que podría realizar. Y ya que es lo que me toca hacer ahora, entonces lo vivo con todas mis energías y mis ganas, sin pensar en otras cosas que podría realizar en este momento. Esta tarea me permite sacar lo mejor de mí, madurar y vivir a pleno. Si no logro entregarme entero en esta actividad, tampoco podré hacerlo después en otras.
Este momento es el mejor que podrías vivir ahora. Aquí y ahora hay un secreto maravilloso, si sabes mirarlo bien. Por lo tanto, evita que tu mente te lleve a otra parte. Si no aprovechas bien este instante no estarás preparado para vivir plenamente otros momentos preciosos cuando la vida te los regale. Entonces entrégate, entra en contacto con la vida, entra en plena comunión con cada cosa que te encuentres hoy en tu camino.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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