PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 2158 ~ Viernes
27 de Setiembre de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
El santoral católico nos recuerda hoy a San Vicente de
Paul, apóstol de la caridad y fuente inspiradora para la creación –hace 180
años– por el Beato Federico Ozanam, de la primera “Conferencia Vicentina”,
organización laica destinada a ayudar a los más necesitados y de las que hoy
hay muchos miles en el mundo.
En el tema central de esta edición, hay una somera
explicación de la actividad de la Sociedad de San Vicente de Paul y las
Conferencias Vicentinas, con su benemérito accionar en favor de los más
necesitados.
Para muchos laicos de todo el mundo que desean tener una
acción personal de entrega a los demás en el ámbito de la caridad, integrarse a
una Conferencia Vicentina en su ciudad de residencia, es una inmejorable
oportunidad de poner en práctica lo que a diario predica el Papa Francisco: salir hacia las periferias… con el mismo
carisma que enseñó hace cuatro siglos San Vicente de Paul y con el mismo amor
al prójimo que impulsó a mediados del siglo XIX al Beato Federico Ozanam, y que
los vicentinos de hoy tratamos de imitar.
Felipe
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Sucedió que mientras Jesús estaba orando a solas, se
hallaban con Él los discípulos y les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy
yo?». Ellos respondieron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros,
que un profeta de los antiguos había resucitado». Les dijo: «Y vosotros, ¿quién
decís que soy yo?». Pedro le contestó: «El Cristo de Dios». Pero les mandó
enérgicamente que no dijeran esto a nadie. Dijo: «El Hijo del hombre debe
sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los
escribas, ser matado y resucitar al tercer día».
(Lc 9,18-22)
Comentario
Hoy, en el Evangelio, hay dos interrogantes que el mismo
Maestro formula a todos. El primer interrogante pide una respuesta estadística,
aproximada: «¿Quién dice la gente que soy yo?» (Lc 9,18). Hace que nos giremos
alrededor y contemplemos cómo resuelven la cuestión los otros: los vecinos, los
compañeros de trabajo, los amigos, los familiares más cercanos... Miramos al
entorno y nos sentimos más o menos responsables o cercanos —depende de los
casos— de algunas de estas respuestas que formulan quienes tienen que ver con
nosotros y con nuestro ámbito, “la gente”... Y la respuesta nos dice mucho, nos
informa, nos sitúa y hace que nos percatemos de aquello que desean, necesitan,
buscan los que viven a nuestro lado. Nos ayuda a sintonizar, a descubrir un
punto de encuentro con el otro para ir más allá...
Hay una segunda interrogación que pide por nosotros: «Y
vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Lc 9,20). Es una cuestión fundamental que
llama a la puerta, que mendiga a cada uno de nosotros: una adhesión o un
rechazo; una veneración o una indiferencia; caminar con Él y en Él o finalizar
en un acercamiento de simple simpatía... Esta cuestión es delicada, es
determinante porque nos afecta. ¿Qué dicen nuestros labios y nuestras
actitudes? ¿Queremos ser fieles a Aquel que es y da sentido a nuestro ser? ¿Hay
en nosotros una sincera disposición a seguirlo en los caminos de la vida?
¿Estamos dispuestos a acompañarlo a la Jerusalén de la cruz y de la gloria?
«Es un camino de cruz y resurrección (...). La cruz es
exaltación de Cristo. Lo dijo Él mismo: ‘Cuando sea levantado, atraeré a todos
hacia mí’. (...) La cruz, pues, es gloria y exaltación de Cristo» (San Andrés
de Creta). ¿Dispuestos para avanzar hacia Jerusalén? Solamente con Él y en Él,
¿verdad?
Rev. D. Pere OLIVA i March (Sant Feliu de Torelló,
Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Vicente de Paul
Presbítero y Fundador
Memoria de san Vicente Paúl, presbítero, que lleno de
espíritu sacerdotal y entregado en París al servicio de los pobres, veía el
rostro del Señor en cada persona doliente. Fundó la Congregación de la Misión
(Paúles), al modo de la primitiva Iglesia, para formar santamente al clero y
subvenir a los necesitados, y con la cooperación de santa Luisa de Marillac,
fundó también la Congregación de Hijas de la Caridad (1660).
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
La Biblia recomienda meditar
Repetidas veces
en la Biblia se recomienda la meditación. Es propio del hombre justo y recto
meditar amorosamente la ley de Dios y su palabra, las obras maravillosas del
Señor, su bondad y misericordia. No dedicarse con afán a esta tarea es señal de
olvido, negligencia y necedad. En la meditación se mantiene y crece la
fidelidad, la ardorosa búsqueda de Dios. He aquí algunos textos de ejemplo:
Salmo 1: ¡Feliz el hombre cuyo gozo es la ley
del Señor, y la medita de día y de noche! Salmo 118, 97-103: ¡Cuánto amo tu
voluntad!: todo el día la estoy meditando; soy más docto que todos mis
maestros, porque medito tus preceptos. Eclesiástico 3, 29: El corazón
inteligente medita los proverbios, y el sabio desea tener un oído atento.
Proverbios 2, 11-12: La reflexión cuidará de ti y la inteligencia te protegerá,
para librarte del mal camino, del hombre que habla con perversidad. Sabiduría
6, 15: Meditar en la sabiduría es la perfección de la prudencia, y el que se
desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. Lucas 2, 19: María
conservaba (recordaba) estas cosas y las meditaba en su corazón.
El hábito de
meditar es valiosísimo porque orienta tu vida. Sosiega el espíritu y lo
pacifica. Es fuente de felicidad y fecundidad. Aumenta la capacidad de vivir.
Reanima. Te da certezas sobre lo que piensas y deseas verdaderamente. Te da
solidez en medio de las vicisitudes de la vida. Despierta y fecunda tus
energías latentes. Vale la pena el esfuerzo, ¿verdad?
Padre Natalio
La frase de hoy
“Vayamos a los pobres…
No puede ser que Dios me haya creado
para no hacer nada”
Beato Federico Ozanam
Tema del día:
¿Quiénes son los Vicentinos?
La Sociedad de San Vicente de Paúl es una organización
Católica Internacional de Laicos, con gran trayectoria en la asistencia social y humana en el mundo,
integrada por voluntarios, mujeres y
hombres, que se dedican a la ayuda personal de quienes tienen cualquier
tipo de carencia. Abrazar el mundo en
una red de caridad fue la ambición de un
grupo de jóvenes que el 23 de abril de 1833 fundó la primera Conferencia de
Caridad, liderado por Federico Ozanam, un joven estudiante de la Universidad de
la Sorbona, que ha sido beatificado por el Papa Juan Pablo II.
El grupo se pone bajo la protección de la Virgen María y
el patrocinio de San Vicente de Paúl, quien reunió todos los caracteres de lo
que pretende ser una Conferencia: la oración, la acción para aliviar a los más
pobres, y la inquietud de la inteligencia que los lleva a reflexionar sobre las
causas de la pobreza para tratar de superarlas.
Con gran rapidez los grupos se extienden a través del mundo entero, guiados
por esta voluntad fundadora de servir a Cristo en los pobres. Hoy en día, la
SSVP es una verdadera multinacional de
caridad, que combate la miseria con
sencillez y sin ruido; está ubicada en 152 países, con cerca de 720.000
los socios, quienes conforman 45.440
Conferencias. Las dos terceras partes de las Conferencias (equipos de trabajo)
se encuentran en países en vías de desarrollo, por lo que la Sociedad puede
considerarse precursora en cuanto a la ayuda fraterna en el tercer mundo, en un
espíritu de reparto, solidaridad y
hermanamiento. Los pobres ayudan a los más pobres.
Desde su fundación, la organización ha sido dirigida
única y exclusivamente por seglares católicos que colaboran con la jerarquía
eclesiástica católica pero actúan de forma independiente. Está constituida y
dirigida por voluntarios, en la mayoría laicos católicos, que entregan parte de
su tiempo a la Institución.
Sus acciones abarcan varios campos en los cuales es
siempre importante el contacto personal con las personas necesitadas a quién se
ayuda sin considerar su género, raza, creencia religiosa, fondo social o
étnico, salud, cultura u opiniones políticas: proyectos de acogida y de
servicio social, de formación, educación y desarrollo; lleva adelante
estructuras sanitarias; centros para la infancia y para jóvenes, como escuelas
y centros de formación profesional; hospicios; centros para madres solteras o
mujeres con dificultades y para la rehabilitación de encarcelados; institutos
para discapacitados físicos y mentales; ayudas para las víctimas de la
violencia, de catástrofes y de guerras; servicios de asistencia y apoyo para
enfermos terminales, alcohólicos y drogadictos; programas para familias en
dificultades: trabaja en la realidad de los distintos países, con acciones que
respeten sus tradiciones y culturas y hasta que la persona ayudada puede
auto-sustentarse.
En nuestro país (Argentina), en la Capital Federal, en
las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Mendoza ,
Misiones, Salta, Santa Fe, San Juan y Tucumán y en Tierra del Fuego numerosas
obras son atendidas por el Consejo Superior o por los Consejos Particulares y
Conferencias locales que dependen de dicho consejo Superior: Casa Cuna y
Hogares Maternales; Guardería para niños menores; Cotolengo; Hogar para el
Ciego; Hogar para jóvenes; Hogares para señoras de escasos recursos; Hogares
para ancianos; Escuela Diferencial; Hospital, Escuelas primarias y Secundarias;
Viviendas unifamiliares para familias de escasos recursos; Cárcel de Mujeres y
Asilo. Ninguna obra de caridad es considerada extraña a la Sociedad.
Película sobre la vida de San Vicente de Paul: hacer clic acá.
Película sobre la vida de San Vicente de Paul: hacer clic acá.
Mensaje de María Reina de la
Paz
Mensaje de María Reina de la Paz del 25 de setiembre de
2013
“Queridos hijos, también hoy os invito a la oración. Que
vuestra relación con la oración sea cotidiana. La oración hace milagros en
vosotros y a través de vosotros, por eso, hijos míos, que la oración sea
alegría para vosotros. Entonces, vuestra relación con la vida será más profunda
y más abierta, y comprenderéis que la vida es un don para cada uno de vosotros.
¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”
“Intimidad Divina”
Espíritu de
consejo
El Espíritu Santo no sólo da a los creyentes inteligencia
en los misterios de Dios y ciencia verdadera acerca del valor de las criaturas,
sino ayuda también a aplicar estas enseñanzas a las circunstancias concretas de
la vida. No le es fácil al hombre tener siempre presentes las verdades de la fe
y las palabras del Evangelio para aplicarlas con sabiduría a las diferentes
cosas de la vida cotidiana. El Espíritu Santo interviene: recuerda, sugiere
interiormente, e inspira cómo portarse, actuar y hablar. Por eso justamente
recomendó Jesús a los discípulos no preocuparse cuando fuesen entregados a los
tribunales: “lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento;
porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre
es el que hablará en vosotros” (Mt 10, 19-20). Si el cristiano puede contar con
la intervención del Espíritu Santo en circunstancias de tal gravedad, no piense
que le va a faltar en los casos ordinarios de la vida, Jesús dijo del Espíritu:
“os lo enseñará todo” (Jn 14, 26); no sólo, pues, las cosas más importantes y
difíciles. Por lo demás todo es importante en la vida del cristiano, cuando no
se trata de intereses egoístas, sino de servir a Dios, de reconocer y hacer en
cualquier circunstancia su voluntad y de aplicar el Evangelio en todo momento.
“¿Qué hombre podrá conocer la voluntad de Dios? ¿Quién
hacerse idea de lo que el Señor quiere?” (Sb 9, 13). “Sus designios son
insondables y sus caminos inescrutables” (Rm 11, 33). El hombre no puede
conocerlos ni comprenderlos, pero al Espíritu Santo son manifiestos y así,
aunque no los revele por completo, él puede guiar al creyente por los caminos
de Dios y hacerle intuir la sabiduría divina oculta en cada acontecimiento. El
dolor es siempre un misterio para el hombre; sólo el Espíritu Santo puede hacer
entrever su valor, infundir la ciencia de la cruz y dar a comprender qué
actitud tomar ante el sufrimiento. En no pocas circunstancias es difícil
acertar cuál sea el querer divino, qué solución o elección sea mejor y más
agradable a Dios, cómo se deba armonizar deberes contrastantes y a cuál se deba
dar la precedencia. Con frecuencia ni siquiera el consejo de personas
ponderadas logra sacarnos de ciertas perplejidades. Entonces hay que invocar
con más insistencia al Espíritu Santo: su consejo no puede fallar porque es el
mismo consejo de Dios. Ha sido dado a los creyentes justamente para iluminarlos
y guiarlos por los caminos del Altísimo.
El bautizado que vive en gracia, no puede dudar de la
presencia en él del Espíritu Santo y de su asistencia; con todo, son pocos los
que se aprovechan de ella plenamente. Acaso por falta de docilidad o también
por cierto residuo de espíritu mundano que impide la actuación de los dones del
Espíritu Santo. Jesús declaró que el mundo no puede recibir al Espíritu de la
verdad (Jn 14, 17); alucinado por las pasiones no puede conocerlo ni acoger su
influjo. Sólo a medida que el cristiano se libera de todo vestigio de espíritu
mundano, se hace capaz de reconocer y de seguir los impulsos del Espíritu
Santo.
Oh Espíritu Santo,
tú nos manifiestas las cosas que debemos hacer para agradar a la Trinidad, en
lo interior con tus inspiraciones y en lo exterior con la predicación y los
consejos, que todos proceden de ti, pues nadie puede nombrar el dulce y suave
nombre de Jesús si no es movido por ti. Tú eres el dispensador de los tesoros
que están en el seno del Padre y el tesorero de los consejos que se tienen
entre el Padre y el Verbo. Tú eres la vara que golpea la piedra y hace salir
agua que sacia a todas las criaturas. Las cataratas del cielo están siempre
abiertas para llover la gracia, pero nosotros no tenemos abierta la boca del
deseo para recibirla. ¡Ven, ven, oh deleitable Espíritu! ¡Espíritu de bondad!
Te contemplo partir del seno del Padre, entrar en el costado del Verbo y luego
saliendo del corazón del Verbo, venir a nosotros acá abajo. Del seno del Padre
nos traes el poder, del corazón del Verbo el amor ardiente. (Santa María
Magdalena de Pazzis)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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