miércoles, 25 de septiembre de 2013

Pequeñas Semillitas 2156

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2156 ~ Miércoles 25 de Setiembre de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)

Alabado sea Jesucristo…
Señor, a veces pretendo un paraíso para ser feliz. Me lamento porque la vida de cada día está llena de límites, de imprevistos, de cansancios y preocupaciones. Sin embargo, igualmente me invitas a ser feliz. Ayúdame a encontrar la felicidad en medio de las dificultades, sabiendo que estás conmigo. Recuerdo que tu cruz siempre trae bendiciones, y cuando te ofrezco mis dificultades allí siempre nace una bendición. Te doy gracias, Señor, por las cosas buenas que aprendo gracias a las dificultades, porque así me enseñas a convivir, a entregarme y a hacer el bien. Gracias porque me haces madurar y crecer, y porque estás conmigo en cada momento Amén.
P. Víctor Fernández

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy

En aquel tiempo, convocando Jesús a los Doce, les dio autoridad y poder sobre todos los demonios, y para curar enfermedades; y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar. Y les dijo: «No toméis nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni plata; ni tengáis dos túnicas cada uno. Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os marchéis de allí. En cuanto a los que no os reciban, saliendo de aquella ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos». Saliendo, pues, recorrían los pueblos, anunciando la Buena Nueva y curando por todas partes.
(Lc 9,1-6)

Comentario
Hoy vivimos unos tiempos en que nuevas enfermedades mentales alcanzan difusiones insospechadas, como nunca había habido en el curso de la historia. El ritmo de vida actual impone estrés a las personas, carrera para consumir y aparentar más que el vecino, todo ello alineado con unas fuertes dosis de individualismo, que construyen una persona aislada del resto de los mortales. Esta soledad a la que muchos se ven obligados por conveniencias sociales, por la presión laboral, por convenciones esclavizantes, hace que muchos sucumban a la depresión, las neurosis, las histerias, las esquizofrenias u otros desequilibrios que marcan profundamente el futuro de aquella persona.
«Convocando Jesús a los Doce, les dio autoridad y poder sobre todos los demonios, y para curar enfermedades» (Lc 9,1). Males estos, que podemos identificar en el mismo Evangelio como enfermedades mentales.
El encuentro con Cristo, que es la Persona completa y realizada, aporta un equilibrio y una paz que son capaces de serenar los ánimos y de hacer reencontrar a la persona con ella misma, aportándole claridad y luz en su vida, bueno para instruir y enseñar, educar a los jóvenes y a los mayores, y encaminar a las personas por el camino de la vida, aquélla que nunca se ha de marchitar.
Los Apóstoles «recorrían los pueblos, anunciando la Buena Nueva» (Lc 9,6). Es ésta también nuestra misión: vivir y meditar el Evangelio, la misma palabra de Jesús, a fin de dejarla penetrar en nuestro interior. Así, poco a poco, podremos encontrar el camino a seguir y la libertad a realizar. Como ha escrito Juan Pablo II, «la paz ha de realizarse en la verdad (...); ha de hacerse en la libertad».
Que sea el mismo Jesucristo, que nos ha llamado a la fe y a la felicidad eterna, quien nos llene de su esperanza y amor, Él que nos ha dado una nueva vida y un futuro inagotable.
Rev. D. Jordi CASTELLET i Sala (Sant Hipòlit de Voltregà, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Cleofás
Discípulo del Señor
Conmemoración de san Cleofás, discípulo del Señor, a quien, con el otro compañero itinerante, ardía el corazón cuando Cristo, en la tarde de Pascua, se les apareció en el camino explicándoles las Escrituras, y después, en la casa de Cleofás, en Emaús, conocieron al Salvador en la fracción del pan.

Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

En Argentina:
María del Rosario de San Nicolás
Información amplia: 

¡Buenos días!

“La imitaré y venceré”

Hoy te presento una anécdota que vale más que largas reflexiones. Léela con atención, saboréala lentamente, vuelve a leerla… y quede grabada en tu imaginación y sensibilidad de tal manera, que sea para ti un llamado a perseverar con firmeza y valor, cuando el desaliento amenace tirar por el suelo tus más queridos proyectos.

Un día Tamerlán, el conquistador tártaro, sufrió una seria derrota que lo deprimió a tal punto que se encerró en su tienda. Pasaba las horas rumiando su desgracia y pensaba ya desistir de su anhelada empresa, cuando prestó atención a una hormiga que subía por la lona de su carpa. Con un palito tiró al suelo la hormiga. Pero el insecto de inmediato volvió a subir. El rey tártaro insistió en arrojarla otra vez al suelo. Sin desanimarse la hormiga empezó de nuevo su ascensión. El rey se obstinó en proyectarla al piso una y otra vez, hasta 80 veces. El rey se maravilló por la perseverancia demostrada por aquel pequeño insecto y, recapacitando, se dijo: "La imitaré y venceré". Y el rey tártaro se levantó, reorganizó su ejército, y siguió con renovado empuje la invasión proyectada. Fue un conquistador invencible.

Con esta breve historia puedes alentar a otra persona sumergida en las tinieblas del desaliento. Ayuda a persuadirse que paso tras paso, intento tras intento se puede subir una montaña alta y difícil. Es muy cierto que “la constancia es el complemento indispensable de todas las demás virtudes humanas”. Sin ella no hay éxito posible. Que apruebes esta asignatura.
Padre Natalio

La frase de hoy

“La mejor herencia que se le puede dar a un niño
para que pueda hacer su propio camino,
es permitir que camine por sí mismo.”
Isadora Duncan


Tema del día:
¡Católicos volved!
(La vergüenza de ser católicos)

Generalmente, con los amigos o familiares que ha dejado de ir por la Iglesia, se puede hablar tranquilamente de mil temas, pero si tocamos las palabras Dios, Satanás, pecado, gloria, infierno, etc. notamos que algunos se ponen en guardia, se encrespan tuercen el gesto y se convierten en otras personas. 

Y no digamos si se nos ocurre decirle  al amigo Juan, que hace treinta años que no pisa la Iglesia ¿Por qué no vas a confesarte?  O algo parecido, lo corriente es que pegue un respingo y salga corriendo con las manos en la cabeza. Cristina Kirchner, cuando en la inauguración de una obra que bendice un sacerdote, unas gotas de agua bendita caen en su cara, se descompone como loca. Otros se ponen temblones solo de pensar en entrar en el templo. El amor propio, la vanidad, la soberbia, su yo, yo y yo ha entrado en la palestra ¿Qué dirán sus amigos y conocidos si ven que ahora traiciona su visceral rechazo a la Iglesia, a la  que siempre ha criticado? La vergüenza, el qué dirán, el ir contracorriente, les atenaza e inmoviliza. Se necesita mucho valor. Primero morir, que renegar de sus principios, principios basados en “lo que dice la gente”

Miles de millones de personas han creído y siguen creyendo que “el diablo sí existe”, que interviene en los problemas del mundo y que está en guerra con Yahvé desde el principio de los tiempos. La actitud de Juan tiene explicación. Nos lo dice la Biblia cientos de veces: “Un pueblo que da la espalda a Dios es un pueblo en manos del diablo o a la deriva. En 2 Crónicas (15,1-2) leemos: “Escuchadme, Asá, Judá y Benjamín: Si estáis con el Señor, él estará con vosotros; si lo buscáis, se dejará encontrar; pero si lo abandonáis, os abandonará”. Y cuando Yahvé abandona al hombre este cae en el zurrón del diablo hasta que se arrepienta y humildemente confiese sus pecados.

Cuando hablamos de Dios a Juan, alejado de la Iglesia, el diablo que le posee tiembla, pues ve en peligro a su presa del zurrón, y estos temblores se transmiten a Juan en cuyo subconsciente anida escondido un sentimiento de culpa difuso que no le deja vivir. El ateo o el alejado no es que no crea en Dios, es que no quiere creer porque si lo hace tendrá que devolver el dinero que ha robado, alimentar a los hijos que tiene con otra, dejar  a la mujer con la que vive sin casarse, pagar los impuestos, reparar lo ganado con engaños, la honra quitada con sus chismes, etc. O sea, ser otro, cambiar de vida, además de admitir que el infierno también existe. Sólo con la ayuda de Dios es posible.

Para ellos el mundo espiritual no existe, porque así se ha votado “democráticamente”. Los Diez Mandamientos desaparecen, junto con su moral porque se ha votado por mayoría. Por tanto, a Cristo y la cruz se los destierran de las aulas y de los sitios públicos y los relegan a los locales privados. La enseñanza moral de la Iglesia la sustituyen… Lo bueno y lo malo son lo que diga la mayoría. El cáncer del “relativismo moral” triunfa. Resultado: jóvenes drogados y pervertidos por el sexo y las drogas, cinco clases de matrimonio, todos los cuales se pueden romper cuando queramos, matrimonios rotos. Sociedad podrida.

Consecuencias: la crisis moral es la causa real de la actual crisis económica. Si el “mandamás” es  ladrón, prevaricador, tramposo… sus subordinados también lo serán. Es crisis de hombres y mujeres honrados, que sólo se encuentran en los que cumplen  con los Diez Mandamientos… Lope de Vega tiene una frase rotunda sobre las leyes injustas: “Todo lo que manda el Rey, que va contra lo que Dios manda, no tiene valor de Ley, ni es Rey quien así se desmanda.”

Para un católico lo decisivo es ¿qué dice Cristo frente los muchos Juanes despistados que pululan por el mundo? Veamos solo cuatro casos:

"Quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles" (Marcos 9, 38)

“Pero a todo el que me negare delante de los hombres, yo le negaré también delante de mi Padre, que está en los cielos” (Mateo 10,33) ¿Se imaginan a Juan respondiendo a varios compañeros: “No lo conozco” cuando pasa su padre terrenal frente a él?

“Os aseguro que a quien me reconozca abiertamente ante la gente, este Hombre lo reconocerá ante los ángeles de Dios. Pero a quien me niegue ante la gente, lo negará ante los ángeles de Dios. Al que diga una palabra contra este Hombre se le perdonará; al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará” (Lucas 12, 8-10)

“Pero al hacerse poderoso, la soberbia lo arrastró a la perdición. Se rebeló contra el Señor, su Dios, entrando en el templo para quemar incienso en el altar de los perfumes. Oías, que tenía el incensario en la mano, se indignó con los sacerdotes. Y en el mismo momento, en el templo, ante los sacerdotes, junto al altar de los perfumes, la lepra brotó en su frente (2 Crónicas, 26,16.19) Enfrentarse a Dios es morir.

De acuerdo con la Biblia, el mundo tan civilizado como  podrido: Europa, América, Oceanía y buena parte del resto de las naciones no tiene más que una solución: ¡Volverse a Cristo! Y abandonar los ídolos que nos dominan: dinero, fama, triunfos, gloria, sexo, gula, avaricia,…Tentaciones que solo Cristo pudo vencer y nosotros también podremos, si le pedimos ayuda.

Alejo Fernández Pérez  
Mérida (España) 24 de septiembre de 2013
http://www.autorescatolicos.org/alejofernandezperez.htm

Oración por la Patria
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Nos sentimos heridos y agobiados. Precisamos tu alivio y fortaleza. Queremos ser nación, una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común. Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz. Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda. Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor, cercanos a María, que desde Luján nos dice: ¡Argentina! ¡Canta y camina! Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.

“Intimidad Divina”

El Espíritu de la Verdad

Hablando del Espíritu Santo, Jesús lo llama casi siempre “Espíritu de la verdad”, y especifica su misión: “Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa. Os lo enseñará todo y os recordará todo lo que os he dicho” (Jn 16, 13; 14, 26). Al Espíritu Santo se le atribuye de modo particular el oficio de iluminar a los creyentes sobre el sentido profundo del Evangelio, de toda la Revelación y de los misterios divinos; verdades todas que trascienden la mente del hombre. Aunque dotado de fe, el hombre procede siempre por medio de ideas y conceptos que, siendo limitados, son insuficientes para expresar las realidades divinas. La misma Revelación le llega al hombre por palabras humanas, incapaces por lo tanto de manifestar la esencia íntima de Dios y de las verdades reveladas. Sostenido sólo por la fe, el cristiano debe contentarse con un conocimiento más bien externo y oscuro de los misterios; sabe con certeza que han sido revelados por Dios, los acepta y se adhiere a ellos con todas sus fuerzas, pero no capta su significado profundo.

Sólo el Espíritu Santo, que es Dios, puede dar al hombre inteligencia de los misterios divinos. San Pablo lo dice expresamente: “Lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó… nos lo reveló Dios por medio del Espíritu; y el Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios…; nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios para conocer las gracias que Dios nos ha otorgado” (1 Cr 2, 9-12). Esta es la acción maravillosa del Espíritu Santo en los fieles que viven unidos a él por medio del amor. Él se hace su maestro, dándoles participación en su conocimiento de las “profundidades” y de los “secretos” de Dios. Y realiza esta su obra no desde fuera, sino en lo íntimo del corazón, penetrándolo con su voz divina para darle a entender la grandeza de las gracias que Dios nos ha otorgado.

Cuanto más en comunión con el Espíritu que habita en él vive el cristiano por la caridad, tanto más apto es para recibir esas sus divinas comunicaciones. Entonces se hace verdad la palabra de Jesús: Él “os enseñará todo” (Jn 14, 26). El Espíritu de la verdad ilumina con su luz el estudio y la meditación de las cosas divinas, hace penetrar el sentido de las Sagradas Escrituras y de inteligencia plena de la ley de Dios. De este modo no sólo “perfecciona constantemente la fe con sus dones” (DV 5), sino introduce “a contemplar y soborear” los misterios divinos (GS 15). Su influjo hace la oración más sencilla y profunda, de modo que el orante no necesita ya discurrir o buscar motivos de persuasión, sino que bajo el influjo del Espíritu Santo detiene y fija su mirada en la verdad. Esta sencilla mirada contemplativa le revela de Dios más que cualquier estudio teológico. El orante nota que se abisma en lo divino, percibe un abismo sin fondo en el que goza sumergiéndose, no ve, no distingue nada preciso, pero siente a Dios e intuye que está en contacto con él. Todo esto nutre el espíritu, lo purifica y lo mueve a buscar y amar a Dios y su voluntad sobre todas las cosas.

Oh Espíritu Santo, tú moras, con el Padre y con el Hijo en nuestro interior y lo vivificas; somos tu templo… Tu escuela es interior, y te dejas sentir en la intimidad… ¿Quién puede hablar en este nuestro interior sino el que lo llena y obra en él para dirigirlo adonde quiere? ¿Quién sino Dios? Oh Espíritu Santo, tú eres Dios y obras como Dios cuando hablas y te dejas sentir en la profundidad más íntima del corazón humano… A ti te están reservadas las verdades más sublimes y escondidas, a ti te está reservado también acrecer nuestras fuerzas para hacernos capaces de ellas… Tú eres el Espíritu que hace a los profetas, que inspira en su interior, que les descubre el porvenir, porque lo sabes todo, hasta lo que está mayormente reservado a Dios… Tú no has oído a otro que al Hijo de Dios, has oído lo que has recibido en tu eterna procesión, como el Hijo ha oído lo que ha recibido en su eterno nacimiento. (J. B. Bossuet, Meditaciones sobre el Evangelio).
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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