PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 2150 ~ Jueves
19 de Setiembre de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Jesús acoge, enseña, cura, da de comer. No se limita a
hablar del Reino, lo pone en práctica dando de comer y curando a quienes lo
necesitan.
“Dadles vosotros de comer”. La recomendación de Jesús es
para cada uno de nosotros. Dar de comer forma parte de la tarea del anuncio del
Reino.
Jesús establece una estrecha relación entre el alimento
espiritual y el alimento material. Hay alimentos suficientes para toda la
humanidad, hay medios para construir un mundo más digno y justo para todos. Hoy
no haría falta multiplicar los alimentos, bastaría con dividirlos justa,
solidaria y equitativamente.
Cuando se comparte y reparte hay de sobra para todos.
Todo acto de fe y de bondad, todo gesto de amor, toda palabra de ternura y
perdón, toda muestra de gozo, se multiplica y hace más feliz nuestra vida y la
de los demás.
Sanar, acoger, liberar, alimentar, compartir el pan de la
alegría, de la esperanza, de la Buena Noticia es la única manera de seguir la
recomendación de Jesús: “Haced todo eso en memoria mía”. Se trata de hacer lo
que Él hizo y vivir como Él vivió. Hacer vida y comunicar su Buena Noticia.
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel
tiempo, un fariseo rogó a Jesús que comiera con él, y, entrando en la casa del
fariseo, se puso a la mesa. Había en la ciudad una mujer pecadora pública,
quien al saber que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de
alabastro de perfume, y poniéndose detrás, a los pies de Jesús, comenzó a
llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza
se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume.
Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: «Si éste fuera
profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es
una pecadora». Jesús le respondió: «Simón, tengo algo que decirte». Él dijo:
«Di, maestro». «Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos denarios y
el otro cincuenta. Como no tenían para pagarle, perdonó a los dos. ¿Quién de
ellos le amará más?». Respondió Simón: «Supongo que aquel a quien perdonó más».
Él le dijo: «Has juzgado bien», y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón:
«¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en
cambio, ha mojado mis pies con lágrimas, y los ha secado con sus cabellos. No me
diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. No
ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con perfume. Por eso te
digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A
quien poco se le perdona, poco amor muestra». Y le dijo a ella: «Tus pecados quedan perdonados». Los comensales empezaron a
decirse para sí: «¿Quién es éste que hasta perdona los pecados?». Pero Él dijo
a la mujer: «Tu fe te ha salvado. Vete en paz». (Lc 7,36-50)
Comentario
Hoy, el
Evangelio nos llama a estar atentos al perdón que el Señor nos ofrece: «Tus
pecados quedan perdonados» (Lc 7,48). Es preciso que los cristianos recordemos
dos cosas: que debemos perdonar sin juzgar a la persona y que hemos de amar
mucho porque hemos sido perdonados gratuitamente por Dios. Hay como un doble
movimiento: el perdón recibido y el perdón amoroso que debemos dar.
«Cuando alguien os insulte, no le echéis la culpa, echádsela al demonio en todo
caso, que le hace insultar, y descargad en él toda vuestra ira; en cambio,
compadeced al desgraciado que obra lo que el diablo le hace obrar» (San Juan
Crisóstomo). No se debe juzgar a la persona sino reprobar el acto malo. La
persona es objeto continuado del amor del Señor, son los actos los que nos alejan
de Dios. Nosotros, pues, hemos de estar siempre dispuestos a perdonar, acoger y
amar a la persona, pero a rechazar aquellos actos contrarios al amor de Dios.
«Quien peca lesiona el honor de Dios y su amor, su propia dignidad de hombre
llamado a ser hijo de Dios y el bien espiritual de la Iglesia, de la que cada
cristiano ha de ser piedra viva» (Catecismo de la Iglesia, n. 1487). A través
del Sacramento de la Penitencia la persona tiene la posibilidad y la
oportunidad de rehacer su relación con Dios y con toda la Iglesia. La respuesta
al perdón recibido sólo puede ser el amor. La recuperación de la gracia y la
reconciliación ha de conducirnos a amar con un amor divinizado. ¡Somos llamados
a amar como Dios ama!
Preguntémonos hoy especialmente si nos damos cuenta de la grandeza del perdón
de Dios, si somos de aquellos que aman a la persona y luchan contra el pecado
y, finalmente, si acudimos confiadamente al Sacramento de la Reconciliación.
Todo lo podemos con el auxilio de Dios. Que nuestra oración humilde nos ayude.
Rev. D. Ferran JARABO i Carbonell
(Agullana, Girona, España)
Santoral Católico:
San Jenaro
Mártir
Este santo, famoso por el prodigio de su sangre que se
obra cada año en Nápoles, (Italia) era obispo de esa ciudad cuando estalló la
terrible persecución de Diocleciano. Fue hecho prisionero y encerrado en una
oscura cárcel, junto con sus diáconos y colaboradores. Los llevaron al
anfiteatro o coliseo para que fueran devorados por las fieras. Pero estas,
aunque estaban muy hambrientas, se contentaron con dar vueltas rugiendo
alrededor de ellos. Entonces la chusma pidió a gritos que les cortaran la
cabeza a estos valientes cristianos. Y así lo hicieron. Personas piadosas
recogieron un poco de la sangre de San Jenaro y la guardaron.
La fama universal de que goza San Jenaro se debe a un
milagro que se obra todos los años en Nápoles. Este milagro se viene obrando
desde hace 400 años, sin que lo hayan podido explicar ni los sabios ni los
estudiosos o investigadores. Un sacerdote expone en el altar una ampolleta del
tamaño de una pera, que contiene la sangre solidificada del santo. La coloca
frente a la urna que contiene la cabeza del santo. Todos empiezan a rezar, y de
un momento a otro la sangre que estaba sólida y negruzca se vuelve líquida y rojiza,
y crece de tamaño dentro de la vasija de vidrio donde está. El pueblo estalla
en cánticos de alegría bendiciendo a Dios.
La ciudad de Nápoles le tiene un gran cariño a San
Jenaro, porque además del prodigio de la liquefacción de la sangre, los ha librado
varias veces de las temibles erupciones del volcán Vesubio. En 1631, millones
de toneladas de lava se dirigían hacia la cuidad. El obispo llevó en procesión
la sangre de San Jenaro y la lava cambió de dirección y la ciudad se salvó.
Señor: por la sangre
de tus santos mártires, concédenos la gracia de perseverar toda nuestra vida
fieles a la religión católica de librarnos de los estallidos de nuestras
pasiones.
Fuente: EWTN
¡Buenos días!
Las ilusiones
Madurez es la
capacidad de tomar una decisión y sostenerla. Los inmaduros pasan sus vidas
explorando posibilidades para al fin no hacer nada. Viven de ilusiones y sueños
que los distraen de un camino real y concreto desde el cual, paso tras paso,
con esfuerzo perseverante, podrían
forjarse un destino glorioso. Aquí te ofrezco una fábula que ilustra
esta verdad.
Sorprendió un león a una liebre que dormía
tranquilamente. Pero, cuando estaba a punto de devorarla, vio pasar a un
ciervo. Dejó entonces a la liebre por perseguir al ciervo. Despertó la liebre
ante los ruidos de la persecución, y no esperando más, emprendió su huída.
Mientras tanto el león que no pudo dar alcance al ciervo, ya cansado, regresó a
saciarse con la liebre y se encontró con que también se le había escapado.
Entonces se dijo el león: —Bien me lo merezco, pues teniendo ya una presa en
mis manos, la dejé para ir tras la esperanza de obtener una mayor. (Esopo).
Madurez es
perseverancia, es la habilidad de realizar un proyecto a pesar de las
dificultades, cerrándote con decisión a las ilusiones que distraen y seducen.
Que no seas de aquellos que sueñan con un jardín allá lejos en el horizonte y
no disfrutan las rosas que florecen junto a su ventana. Te deseo un día
provechoso.
Padre Natalio
El pensamiento de hoy
"Sólo desde el gozo del bien llegamos a ser buenos y
libres de verdad.
El reino de Dios es su gozo con las criaturas,
o el gozo de volver a encontrar lo perdido.
Y nuestra conversión consiste en acoger el gozo de Dios
y dejarnos mover por él, ser hallados, volver a casa,
volver a la vida y compartir el gozo de Dios"
José Arregi
Tema del día:
Dar la "bienvenida"
a los divorciados
Durante un encuentro con los sacerdotes de Roma en la
basílica de San Gionvanni en Laterano ayer, el papa Francisco se comprometió a
analizar la situación de los divorciados y las parejas no casadas para que
puedan practicar el catolicismo.
El sumo Pontífice instó a la Iglesia a buscar "otra
vía, dentro de la justicia" para las "segundas nupcias", al
referirse a los divorciados que se vuelven a casar, y no pueden acceder al
sacramento de la comunión.
El papa argentino también recomendó que las parroquias
deben ser siempre "abiertas y acogedoras", mientras que es importante
buscar "formas nuevas y adecuadas para las personas a las que se
dirige" el mensaje pastoral.
En ese sentido, Francisco pidió dar una "cálida
bienvenida" porque "los fieles deben sentirse como en casa".
"Una bienvenida que debe aplicarse también a las parejas de hecho, ante
quienes, sin embargo, será ejercida en la verdad", expuso.
El Papa afirmó que "el problema no se puede reducir
a si pueden tomar la comunión o no, ya que si se pone el debate en esos
términos, no se entiende lo que es el problema real".
No obstante, el Pontífice reiteró que se trata de
"un problema grave" y que existe "la responsabilidad de la
Iglesia hacia las familias que viven esta situación".
"La Iglesia en este momento tiene que hacer algo
para resolver los problemas de la nulidad matrimonial", agregó.
Además, el Papa adelantó que el Sínodo de Obispos, en el
que hablará con ocho cardenales entre el 1 y el 3 de octubre próximo, abordará
la cuestión de la nulidad matrimonial y la situación de los divorciados que se
acercan a la Iglesia.
Fuente: Cadena 3 Argentina
Nuevo artículo
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo
II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la
Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los
jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por dos personas de Costa Rica: Christopher, un muchachito de 22 años,
que tuvo un accidente al caer de una gran altura y hoy permanece en cuidados
intensivos. Christopher no habla, no abre los ojos, no responde y esta
entubado. Hoy probaran retirarle los
tubos. Y rezamos también por Tere C.,
que padece de diabetes y los niveles de azúcar se le han disparado. Que el
Señor esté a su lado y los ayude a sanar.
Pedimos oración por Julio Y. M., que es un joven de 25 años, que está en su último año de Arquitectura, viene de familia muy humilde y con mucho esfuerzo de parte de él y de su familia, está culminado sus estudios, vive en Piura – Perú. Ayer le detectaron apendicitis aguda, en unas horas lo operarán; le pedimos a la Virgencita de Guadalupe proteja a este humilde joven para que salga bien de la operación y pronto se recupere.
Pedimos oración por Julio Y. M., que es un joven de 25 años, que está en su último año de Arquitectura, viene de familia muy humilde y con mucho esfuerzo de parte de él y de su familia, está culminado sus estudios, vive en Piura – Perú. Ayer le detectaron apendicitis aguda, en unas horas lo operarán; le pedimos a la Virgencita de Guadalupe proteja a este humilde joven para que salga bien de la operación y pronto se recupere.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
“Intimidad Divina”
Virtudes y dones
Cuando Jesús prometió el Espíritu Santo, aclaró que “el
mundo no lo puede recibir” (Jn 14, 17). El mundo, o sea, el que vive en abierta
oposición con la doctrina de Cristo, está cerrado al influjo del Espíritu, es
insensible a su acción. En cambio nosotros, como dice San Pablo, “no hemos
recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios para conocer
las gracias que Dios nos ha otorgado” (1 Cr 2, 12). Nosotros, pues, estamos
empeñados en caminar en sentido contrario al mundo, esto es, en vencer las
pasiones y vivir el Evangelio, practicar las virtudes que Cristo ha practicado,
especialmente la caridad, la humildad, la mansedumbre, la obediencia y la
pobreza. El ejercicio de las virtudes es la parte que todo cristiano tiene que
cumplir para que el Espíritu Santo actúe sus dones. Santo Tomás enseña que los dones
del Espíritu Santo “se dan en ayuda de las virtudes”. Los dones, pues, no
sustituyen a las virtudes, sino las suponen y perfeccionan. Esto significa que
el cristiano debe hacer de su parte todo lo que pueda, aplicándose seriamente
al ejercicio de las virtudes, y entonces el Espíritu Santo, mediante los dones,
completará la obra.
Normalmente en los comienzos de la vida espiritual, el
influjo de los dones es más bien escaso y oculto; por eso, en ese período,
prevalece la iniciativa del hombre, o sea el ejercicio activo de las virtudes y
de la oración. Pero a medida que la vida espiritual se desarrolla, es decir, a
medida que crece la caridad, aumenta también el influjo de los dones; de modo
que en el cristiano fervoroso dicho influjo se hace cada vez más fuerte y
frecuente hasta que llega a prevalecer sobre sus iniciativas; y es así como,
bajo la dirección del Espíritu Santo, llega a la santidad. Para poder
aprovecharse de los dones del Espíritu Santo, es necesario acostumbrarse a
armonizar la actividad con la pasividad, esto es, a mantenerse atento y dócil a
las mociones del Espíritu Santo, a pesar de seguir tomando las propias
iniciativas. Pues así como hay personas demasiado perezosas y pasivas, las hay
también demasiado activas, las cuales hacen consistir todo en planes de reforma
espiritual, propósitos y ejercicios, como si la santidad dependiese únicamente
de su esfuerzo; en el fondo cuentan demasiado con sus fuerzas y demasiado poco
con la ayuda divina.
De este modo corren el riesgo de no saber captar las
inspiraciones del Espíritu Santo, de sofocar sus impulsos, y por lo tanto, de
fatigarse sin alcanzar la meta. Hace falta más docilidad; se precisa más
abandono. Docilidad de la mente para
reconocer las inspiraciones interiores del Espíritu Santo, docilidad de la voluntad para secundarlas, abandono para dejarse conducir hasta por los caminos más oscuros,
desconocidos y contrarios al propio gusto. Nadie puede ser maestro de santidad
para sí mismo; pues “nadie conoce lo íntimo de dios, sino el Espíritu de Dios”
(1 Cr 2, 11). Hay que dejarse, pues, instruir y guiar por él. Aun cuando
trabajemos activamente en la corrección de los defectos y en la consecución de
las virtudes, hemos de mantener siempre el oído interior atento a los impulsos
del Espíritu Santo. “El Señor… cada mañana me espabila el oído para que escuche
–dice Isaías-. El Señor dios me ha abierto el oído y yo no me he rebelado ni me
he echado atrás” (50, 4-5). Esta debe ser la actitud interior de quien se
quiere dejar guiar por el Espíritu Santo.
Oh Espíritu Santo,
Dios amor, lazo y vínculo de la santa Trinidad, tú desciendes para reposar y
tener tus delicias en medio de los hijos de los hombres, en la santa castidad,
la cual sólo por tu poder lleno de amor florece, por tus santas delicias, como
rosa en medio de las espinas. Oh Amor, Amor, indícame el camino para llegar a
este delicioso jardín, a estas riquezas del espíritu, el camino de la vida que
conduce a los prados regados por el rocío divino, donde los corazones sedientos
pueden saciar su sed. Oh Amor, tú sólo conoces estos caminos de verdad y de
vida. En ti se realiza la preciosa unión con la santa Trinidad; por ti se
derraman los mejores dones espirituales; de ti provienen en abundancia las
semillas más fecundas que dan frutos de vida. (Santa Gertrudis, Ejercicios, 3)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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