miércoles, 18 de septiembre de 2013

Pequeñas Semillitas 2149

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2149 ~ Miércoles 18 de Setiembre de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
A todos nos gusta ser bien tratados, que se respeten nuestras necesidades y, en el caso de nuestra familia, que nos quieran incondicionalmente.  Y aunque no lo pensemos con mucha claridad, solemos creer que si tratamos así a los demás, merecemos recibir “a cambio” el mismo tratamiento… como si se tratara de un acuerdo universalmente aceptado.  Pero nos duele ver que con frecuencia los demás no respetan este “acuerdo”.
El acuerdo que los demás sí cumplen, casi sin excepciones, es el de tratarnos tal como nos tratamos a nosotros mismos, mostrándonos como en un espejo las actitudes que tenemos hacia nosotros y las creencias que adoptamos respecto de nuestro propio valor.
La vida te trata tal y como tú te tratas a ti mismo.
Louise L. Hay

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, el Señor dijo: «¿Con quién, pues, compararé a los hombres de esta generación? Y ¿a quién se parecen? Se parecen a los chiquillos que están sentados en la plaza y se gritan unos a otros diciendo: ‘Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonando endechas, y no habéis llorado’. Porque ha venido Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decís: ‘Demonio tiene’. Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: ‘Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores’. Y la Sabiduría se ha acreditado por todos sus hijos».
(Lc 7,31-35)

Comentario
Hoy, Jesús constata la dureza de corazón de la gente de su tiempo, al menos de los fariseos, que están tan seguros de sí mismos que no hay quien les convierta. No se inmutan ni delante de Juan el Bautista, «que no comía pan ni bebía vino» (Lc 7,33), y le acusaban de tener un demonio; ni tampoco se inmutan ante el Hijo del hombre, «que come y bebe», y le acusan de “comilón” y “borracho”, es más, de ser «amigo de publicanos y pecadores» (Lc 7,34). Detrás de estas acusaciones se esconden su orgullo y soberbia: nadie les ha de dar lecciones; no aceptan a Dios, sino que se hacen su Dios, un Dios que no les mueva de sus comodidades, privilegios e intereses.
Nosotros también tenemos este peligro. ¡Cuántas veces lo criticamos todo: si la Iglesia dice eso, porque dice aquello, si dice lo contrario...; y lo mismo podríamos criticar refiriéndonos a Dios o a los demás. En el fondo, quizá inconscientemente, queremos justificar nuestra pereza y falta de deseo de una verdadera conversión, justificar nuestra comodidad y falta de docilidad. Dice san Bernardo: «¿Qué más lógico que no ver las propias llagas, especialmente si uno las ha tapado con el fin de no poderlas ver? De esto se sigue que, ulteriormente, aunque se las descubra otro, defienda con tozudez que no son llagas, dejando que su corazón se abandone a palabras engañosas».
Hemos de dejar que la Palabra de Dios llegue a nuestro corazón y nos convierta, dejar cambiarnos, transformarnos con su fuerza. Pero para eso hemos de pedir el don de la humildad. Solamente el humilde puede aceptar a Dios, y, por tanto, dejar que se acerque a nosotros, que como “publicanos” y “pecadores” necesitamos que nos cure. ¡Ay de aquél que crea que no necesita al médico! Lo peor para un enfermo es creerse que está bueno, porque entonces el mal avanzará y nunca pondrá remedio. Todos estamos enfermos de muerte, y solamente Cristo nos puede salvar, tanto si somos conscientes de ello como si no. ¡Demos gracias al Salvador, acogiéndolo como tal!
Rev. D. Xavier SERRA i Permanyer (Sabadell, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San José de Cupertino
Religioso, Patrón de los Estudiantes
En Osimo, en la región Picena, en Italia, san José de Cupertino, presbítero de la Orden de Hermanos Menores Conventuales, célebre, en circunstancias difíciles, por su pobreza, humildad y caridad para con los necesitados de Dios (1663).

Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

¡Buenos días!

Sanación de ansiedades

Los temores y las ansiedades pueden anular tus mejores energías y frustrar el logro de tus objetivos. Para liberarte de estos sentimientos negativos nada mejor que confiar en el Señor. Él te acompaña y está dispuesto a darte una mano. Basta que sepas dejarle el cuidado de todas tus cosas y abandonarte confiadamente en él. Aquí tienes una muy buena oración del P. Víctor M. Fernández.

Señor, muchas veces el miedo al futuro no me deja vivir el presente con alegría. Yo no puedo controlarlo todo ni tener todo previsto, y por eso el futuro me atemoriza. Tengo miedo a perder lo que tengo, tengo temor de que me sucedan cosas malas. Pero ese miedo es inútil. Sin ti todo es incierto e inseguro, Señor, pero contigo todo será más fácil. Por eso te pido la gracia de confiar en ti, para que pueda aceptar tus proyectos sobre mi vida sin aferrarme a los míos. Quiero dejarme tomar por ti, Señor, y caminar por la vida con esa confianza, como un niño seguro de la mano de su padre. Amén.

Este tipo de oraciones, repetidas todas las veces que adviertas que te deslizas hacia el miedo a un examen, a no tener tiempo para un trabajo, a perder la salud, etc. renovarán tu abandono en Dios, reposando en él y dejando en sus manos tu futuro. Puedes resumirlo todo en esta expresión: “Jesús, yo confío en ti”. Que él te bendiga, sane y proteja.
Padre Natalio

La frase de hoy

"Cuántas vidas desperdiciadas buscando lograr una felicidad
que ya se tiene pero que muchas veces no vemos.
La verdadera felicidad consiste en amar lo que tenemos,
y no sentirnos mal por aquello que no tenemos.
Si lloras por haber perdido el Sol,
las lágrimas no te dejarán ver las estrellas.
Recuerda: ¡La felicidad es un trayecto, no un destino!"

Tema del día:
Cinco llaves para entrar en la Eucaristía
1 - Silencio
El silencio es un poder. Sin él es muy difícil escuchar. Nuestras eucaristías son deficitarias en silencio. Parece como si nos violentásemos por el simple hecho de estar unos segundos sin decir nada.
El silencio es el ruido de la oración.
El silencio, después de la homilía, es interpelación.
El silencio, después de la comunión, es gratitud al Dios por tanto que nos ha dado.
En el silencio se llena todo de nuestras intenciones personales, peticiones o deseos.

La música o el canto, los símbolos y otras cosas secundarias, nunca pueden ser una especie de tapagujeros que hagan más "digerible" la eucaristía. El silencio no es ausencia de...., es cultivar un lugar para que Dios nazca.

2 – Contemplación
La Eucaristía se hace más sabrosa cuando se la contempla. En el horizonte inmenso todo parece igual, pero cuando los ojos quedan fijos en él, surgen detalles que a simple vista parecían no existir.

Con la Eucaristía ocurre lo mismo. Es un paisaje que puede parecer todos los días igual. Sentarse, relajarse, olvidarse de lo que rodea lleva al alma contemplativa, a la persona contemplativa a vivir una serie de sensaciones que es la presencia escondida de Dios.

Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose dijo: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile que me ayude". Le respondió el Señor: "Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada". (Lucas 10, 38-42).

3 – Oración
La oración y la eucaristía van de la mano como la cerradura se acciona con la llave. La eucaristía. El diálogo con Jesús se hace más fecundo después de haber escuchado la Palabra de Dios. Para que la Eucaristía resulte vibrante, no es cuestión de recurrir a la ayuda puntual del ritmo maraquero o guitarrero. En el diálogo de las personas está el crecimiento personal y comunitario. En la oración reside uno de los potenciales más grandes para entender, comprender y vivir intensamente la Eucaristía.

"Cuando oréis, no seáis como los hipócritas que son amigos de rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas, para exhibirse ante la gente. Ya han cobrado su paga, os lo aseguro. Tú, en cambio, cuando quieras rezar, echa la llave y rézale a tu Padre que está ahí en lo escondido; Tu Padre que ve lo escondido te recompensará" (Mt. 6, 5-6).

4 – Caridad
La fuente de la caridad perfecta es la Eucaristía. La fuente de la caridad que nunca se agota ni se cansa es la Eucaristía. En ella contrastamos nuestros personales egoísmos con las grandes carencias que existen en el mundo que nos rodea. Cada día que pasa es una oportunidad que Dios nos da para ofrecer algo o parte de la riqueza material o personal que podemos tener cada uno de nosotros.

Hay dos dimensiones que nunca podemos olvidar al celebrar la eucaristía: la caridad hacia Dios y la caridad hacia los hermanos. Amar a Dios con todo el corazón y con toda nuestra alma es subirse al trampolín, para saltar y amar, aunque se nos haga duro y a veces imposible, a los más próximos a nosotros. Y, esos próximos, ¡qué lejos los tenemos muchas veces del corazón y qué cerca físicamente!

Hoy, de todas maneras, está más de moda mirar horizontalmente al hombre que verticalmente acordarnos de que Dios existe.

«Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, cercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva." ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» El dijo: «El que practicó la misericordia con él». Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo».

5 - Escucha
Cuando Dios habla no nos da simple información: se nos revela. Su Palabra es un escáner por el que vamos conociendo el corazón de Dios, sus sentimientos, sus pensamientos y, también, lo qué tiene pensado para cada uno de nosotros. Lo qué quiere de cada uno de nosotros.

El Antiguo Testamento nos prepara a la venida de Cristo. Las epístolas y otras lecturas nos ofrecen las reflexiones de San Pablo y de otros contemporáneos sobre Jesucristo, su vida y su mensaje. El Evangelio nos da la clave de cada encuentro eucarístico. Es el punto culminante de toda la Liturgia de la Palabra. Es en este momento, cuando puestos de pie rendimos homenaje presente en la Palabra.

Le reclamaba una vez por la noche al Señor:
¿Por qué Señor no me escuchas?, si cada noche te hablo...
- ¿Por qué Señor no me atiendes?, cuando en cada momento te pido...
- ¿Por qué Señor no te veo?, si oro constantemente...
- En esta noche Señor hablo y hablo contigo, mas no siento tu presencia, ¿por qué Señor no me tomas en cuenta?

A lo que Dios contestó:
- Cada noche escucho tu clamor, cada noche trato de atender, cada noche trato de hacerme ver delante de ti, y quisiera cumplir tus deseos. Pero me hablas y pides muchas cosas, las cuales escucho con atención, sin embargo, en cuanto terminas de agradecer y de pedir lo que necesitas, terminas tu oración, sin darme oportunidad de hablar

Una conversación es un diálogo entre dos, muchas veces hablamos con Dios pero no nos damos un tiempo para escuchar su voz. ¿Alguna vez has tratado de hablar con alguien que no te deja decir ni una sola palabra? Pues bien, Dios quiere hacernos escuchar su voz y para eso necesita que le des la oportunidad de hacerlo, y solo entonces, al escuchar su voz y guardar silencio por un momento, tu oración será completa, y Dios cumplirá su promesa de darte todo aquello que pidas con fe.

Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador. Sucede a todo el que oye la Palabra del Reino y no la comprende, que viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que fue sembrado a lo largo del camino. El que fue sembrado en pedregal, es el que oye la Palabra, y al punto la recibe con alegría; pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumba enseguida. El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra, pero los preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la Palabra y la comprende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro treinta. 
Autor: J.Leoz

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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Guillermo F., 65 años de edad, de Buenos Aires, Argentina, que será operado por una lesión esófago estomacal con presunción de malignidad, rogando a la Virgen de Lourdes que lo proteja para que la cirugía pueda solucionar este severo problema de salud.

Pedimos oración por María de los Ángeles M., que vive en Guatemala, y sera intervenida quirúrgicamente, pero antes tiene que estar bien su estado general de salud. Que el Señor la fortalezca y acompañe en este momento.

Pedimos oración por Margarita L., que es originaria de México, pero reside en Fresno, California, USA. Ella tiene un tumor de ovario y por eso la encomendamos a Jesús, el médico de cuerpos y almas.

Pedimos oración por las siguientes personas de República Dominicana: por E.V.P., a quien se le ha diagnosticado cáncer óseo primario, para que en los próximos estudios que se le van a hacer, el Señor haya intervenido primero eliminando la enfermedad. Por E.M.Q., con problemas en su sitio de trabajo, para que el Señor tenga a bien mejorarle su situación facilitándole otro trabajo con mejor horario y mejor salario, así como con posibilidades de progreso. Por G.R.V., que desde hace ya algún tiempo está con problemas de personalidad, para que el Señor traiga paz a él y a su madre y familiares restableciéndole su estabilidad emocional. Por Ch., a fin de que el Señor le de juicio suficiente para cambiar de forma de ser y entregarse a hacer el bien, apartándose de prácticas negativas que no son del agrado de Dios. Por su hija E., tratando de echar hacia adelante en la solución de su futuro. Por C.E.R., para que el Señor haga el milagro de que sus negocios sean productivos y no continúe recibiendo carga negativa de quienes no lo quieren. Por M.L., para que el Buen Dios la proteja abundantemente, la lleve hacia adelante en su matrimonio, en sus estudios, en su plan de vida, en su embarazo. Por F., por todo lo que tú Señor sabes que ella necesita y que tú estás listo para darle. A ti, María, a quien Tu Hijo no le niega nada, a ti te rogamos por todas estas personas, y que esos toneles vacíos vuelvan a rebosar del mejor de los vinos.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

“Intimidad Divina”

El siervo fiel y prudente

Al enviar a sus discípulos en medio del mundo Jesús les recomendó: “Sed prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas” (Mt 10, 16). El cristiano debe ser cauto: para no dejarse engañar por el mal, para reconocer a los lobos disfrazados de corderos, para distinguir a los verdaderos de los falsos profetas (Mt 7, 15) y para aprovechar toda ocasión propicia de anunciar el Evangelio y de obrar el bien; pero su precaución no debe estar nunca reñida con la sencillez. La prudencia sin sencillez es una lámpara apagada incapaz de iluminar. Sólo a los sencillos les es dado discernir lo que conduce a Dios, tener el sentido del Evangelio y comprender su mensaje. Jesús exultó por ello y dijo: “Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y se las has revelado a los pequeños” (Lc 10, 21). El corazón sencillo es un espejo en el que se refleja la verdad.

El Evangelio (Mt 24, 45-56) habla también de un “siervo fiel y prudente” al que el amo le confió el gobierno de su casa durante su ausencia. Dichoso él si el amo, al volver, lo encontrare aplicado a sus tareas, fiel al mandato recibido. La parábola tiene aplicación a todos los que han sido encargados del gobierno de otros: padres, educadores, superiores, apóstoles, sacerdotes. Si hace falta prudencia para guiar sabiamente la propia conducta, hace falta más aún para guiar la de los otros; no en vano se considera la prudencia virtud típica de los superiores. El que tiene alguna responsabilidad debe ante todo considerarse simple administrador y no dueño, encargado de prestar un servicio según el beneplácito del único Dueño y no según los propios puntos de vista. Por eso adoptará una actitud humilde y respetuosa de la voluntad de Dios, que se esforzará en interpretar con prudencia, procurando facilitar a los otros su cumplimiento.

Adoptará una actitud de bondad y de respeto para con los que le han sido confiados, ejerciendo “su autoridad con espíritu de servicio a sus hermanos, de suerte que expresen la caridad con que Dios los ama” (PC 14). Promoverá el bien colectivo y el individual, teniendo en cuenta la personalidad, el temperamento, las cualidades, las limitaciones y las necesidades de cada uno. Los oficios de responsabilidad no son nunca para provecho propio, sino para utilidad de los otros. La parábola se concluye por eso con la condena del siervo que, aprovechándose de la ausencia del amo y del cargo recibido, se da a pasatiempos y avasalla y maltrata a sus compañeros… El cometido arduo de los superiores ha de ser facilitado por la docilidad filial de los súbditos.

Señor, tú eres mi dueño absoluto porque me has creado, porque me conservas el ser, porque soy tu siervo. Haz, pues, que mi vida esté toda consagrada a ti, a cumplir tu querer, del todo y para siempre. Cuando no pienso en ti, cuando atiendo a mi comodidad, a mi amor propio o a mi alabanza, falto a un deber mío gravísimo, me hago un siervo desobediente. Y tú, entonces ¿qué harás de mí? Oh Señor, no me alejes de tu servicio como por desgracia merecería… Servirte a ti. ¿Y luego? El premio, la patria, el cielo, el hermoso paraíso… Oh Señor, yo te doy gracias por ese premio que me has preparado a cambio de cuatro días de servicio; por el honor altísimo al que me condujiste. Yo soy un peregrino en la tierra, yo miro al cielo, mi fin, mi patria, mi morada. (Juan XXIII, Diario del alma)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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