viernes, 13 de septiembre de 2013

Pequeñas Semillitas 2144

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2144 ~ Viernes 13 de Setiembre de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Señor, muchas veces el miedo al futuro no me deja vivir el presente con alegría. Yo no puedo controlarlo todo ni tener todo previsto, y por eso el futuro me atemoriza. Tengo miedo a perder lo que tengo, tengo temor de que me sucedan cosas malas. Pero ese miedo es inútil. Sin ti todo es incierto e inseguro, Señor, pero contigo todo será más fácil. Por eso te pido la gracia de confiar en ti, para que pueda aceptar tus proyectos sobre mi vida sin aferrarme a los míos. Quiero dejarme tomar por ti, Señor, y caminar por la vida con esa confianza, como un niño seguro de la mano de su padre. Amén.
Mons. Víctor Fernández

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: «¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo por encima del maestro. Todo discípulo que esté bien formado, será como su maestro. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: ‘Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo’, no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano».
(Lc 6,39-42)

Comentario
Hoy, las palabras del Evangelio nos hacen reflexionar sobre la importancia del ejemplo y de procurar para los otros una vida ejemplar. En efecto, el dicho popular dice que «“Fray Ejemplo” es el mejor predicador», u otro que afirma que «más vale una imagen que mil palabras». No olvidemos que, en el cristianismo, todos —¡sin excepción!— somos guías, ya que el Bautismo nos confiere una participación en el sacerdocio (mediación salvadora) de Cristo: en efecto, todos los bautizados hemos recibido el sacerdocio bautismal. Y todo sacerdocio, además de las misiones de santificar y de enseñar a los demás, incorpora también el munus —la función— de regir o dirigir.
Sí, todos —queramos o no— con nuestra conducta tenemos la oportunidad de llegar a ser un modelo estimulante para aquellos que nos rodean. Pensemos, por ejemplo, en la ascendencia que unos padres tienen sobre sus hijos, los profesores sobre los alumnos, las autoridades sobre los ciudadanos, etc. El cristiano, sin embargo, debe tener una conciencia particularmente viva acerca de todo esto. Pero..., «¿podrá un ciego guiar a otro ciego?» (Lc 6,39).
Para nosotros, cristianos, es como una llamada de atención aquello que los judíos y las primeras generaciones de cristianos decían de Jesucristo: «Todo lo ha hecho bien» (Mc 7,37); «El Señor comenzó a hacer y enseñar» (Hch 1,1).
Debemos procurar traducir en obras aquello que creemos y profesamos de palabra. En una ocasión, el Papa Benedicto XVI, cuando todavía era el Cardenal Ratzinger, afirmaba que «el peligro más amenazador son los cristianismos adaptados», es decir, el caso de aquellas personas que de palabra se profesan católicas pero que, en la práctica, con su conducta, no manifiestan el “radicalismo” propio del Evangelio.
Ser radicales no equivale a fanáticos (ya que la caridad es paciente y tolerante) ni a exagerados (pues en cuestiones de amor no es posible exagerar). Como ha afirmado Juan Pablo II, «el Señor crucificado es un testimonio insuperable de amor paciente y de humilde mansedumbre»: no se trata ni de un fanático ni de un exagerado. Pero sí que es radical, tanto que nos hace decir con el centurión que asistió a su muerte: «Verdaderamente este hombre era justo» (Lc 23,47).
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Juan Crisóstomo
Patrono de los Predicadores
Información amplia 
Fuente: Catholic.net    

¡Buenos días!

Vanidad y ostentación

Todos corremos el peligro de obrar para recibir la aprobación de los demás. Es como decirse a  sí mismo: “Verán lo que yo soy capaz de hacer”. Jesús nos precave de toda ostentación. Al referirse a la limosna, dijo: “Cuando des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”.

Antístenes, filósofo ateniense, discípulo de Sócrates, hacía consistir el bien sumo en la virtud, que para él se basaba en el desprecio de las riquezas y del placer. Fue el primero que tomó la bolsa y el bastón del mendigo como emblema de la filosofía. Sin embargo aquel desprecio de la gloria humana y de las convenciones sociales no le quitaba cierta ostentación. Sócrates le dijo una vez estas palabras, objeto de frecuentes alusiones en la literatura “¡Oh Antístenes, asoma tu orgullo por los agujeros de tu manto!”

Toda esta figuración y ostentación desvirtúa la obra que se está haciendo. Jesús pone al Padre como fundamento de esta nueva actitud: el Padre es el que nos ve, en lo secreto, y él es el que nos recompensa con su amor cuando nosotros no vemos ni la recompensa ni el aplauso humano. Jesús nos invita a vivir ante la mirada de Dios que sondea el corazón. 
Padre Natalio

Las frases de hoy

“El sacerdote que no tiene mucha lástima de los pecadores es medio sacerdote.
Estos trapos benditos que llevo encima no son los que me hacen sacerdote;
si no llevo en mi pecho la caridad, ni a cristiano llego”

"Promover el hombre aquí en la tierra pero con la vista hija en el cielo"

"Dios es como los piojos, está en todas partes, pero prefiere a los pobres"

"La gracia de Dios es como la lluvia que a todos moja"

“El Señor me dio la salud, él me la quita; bendita sea su santa voluntad.
Debemos estar siempre conformes con los designios de Dios”

"Dios me da la ocupación de buscar mi fin
 y de orar por los hombres pasados, por los presentes
 y por los que han de venir hasta el fin del mundo"
Beato Cura Brochero

Tema del día:
Beatifican al Cura Brochero
Mañana sábado se concretará en la provincia de Córdoba, Argentina, la Beatificación del Cura Brochero, “el cura gaucho”, en una ceremonia que presidirá el Cardenal Ángelo Amato, especialmente llegado desde el Vaticano para esta ocasión, y a la que asistirán unos 200.000 fieles.

José Gabriel del Rosario Brochero nació el 16 de marzo de 1840 en Santa Rosa de Río Primero, Córdoba.

Entró al Seminario Mayor de Córdoba “Nuestra Señora de Loreto”, el 5 de marzo de 1856, cuando tenía 16 años. Un amigo suyo escribió: “Muchas veces le he oído contar [a Brochero] que la constante preocupación de su juventud fue el sacerdocio… No sabía qué vocación seguir: la laical o la sacerdotal… Su espíritu fluctuaba y su corazón sufría con esta indecisión. Un día, dominado por esta preocupación, asistió a un sermón en que se bosquejaron las exigencias y sacrificios de una y otra… y apenas concluyó de escucharlo, la duda ya no atormentaba su alma, y ser sacerdote era para él una resolución inquebrantable” (Cárcano, Ramón J., José Gabriel Brochero, en: Periódico Los Principios, Córdoba, 30 de enero de 1916)

Es ordenado presbítero el 4 de noviembre de 1866 por el Obispo Vicente Ramírez de Arellano. El 10 de diciembre del mismo año celebra su primera misa en la capilla del Colegio Seminario “Nuestra Señora de Loreto”, cuando ésta se encontraba en la casa detrás de la Catedral, donde hoy se encuentra la Plazoleta del Fundador.

En diciembre de 1869 asume el Curato de San Alberto, siendo San Pedro la villa que hacía de cabecera en aquel departamento. Por aquel tiempo el extenso Curato de San Alberto (de 4.336 kilómetros cuadrados) contaba con poco más de 10.000 habitantes que vivían en lugares distantes sin caminos y sin escuelas, desperdigados por las Sierras Grandes de más de 2.000 metros de altura. Era triste el estado moral y la indigencia material de la gente. El corazón apostólico de Brochero no se desanima, sino que desde ese momento dedicará su vida toda no sólo a llevar el Evangelio sino a educar y promocionar a sus habitantes.

Al año siguiente de llegar, comenzó a llevar a hombres y mujeres a Córdoba, para hacer los Ejercicios Espirituales recorriendo unos 200 kilómetros cruzando las sierras. Dicha travesía requería tres días a lomo de mula y las caravanas muchas veces superaban las quinientas personas. Más de una vez fueron sorprendidos por fuertes tormentas de nieve. Al regresar, luego de nueve días de silencio, oración y penitencia sus feligreses iban cambiando de vida, siguiendo el Evangelio y buscando el desarrollo económico de la zona.

En 1875, con la ayuda de sus feligreses, comenzó la construcción de la Casa de Ejercicios de la entonces Villa del Tránsito (localidad que hoy lleva su nombre). Fue inaugurada en 1877 con tandas que superaron las 700 personas, pasando por la misma, durante el ministerio parroquial del ahora Beato, más 40.000 personas. También construyó la casa para las religiosas, el Colegio de niñas y la residencia para los sacerdotes.

Con sus feligreses construyó más de 200 kilómetros de caminos y varias iglesias, fundó pueblos y se preocupó por la educación de todos. Solicitó ante las autoridades y obtuvo mensajerías, oficinas de correo y estafetas telegráficas. Proyectó el ramal ferroviario que atravesaría el Valle de Traslasierra uniendo Villa Dolores y Villa de Soto para sacar a sus queridos serranos de la pobreza en que se encuentran, “abandonados de todos pero no por Dios”, como solía repetir.

“Un sacerdote que vivió una verdadera pasión por el evangelio que testimonió y transmitió en medio de una considerable transformación cultural en nuestro país después de los acontecimientos de la organización nacional. Sin ingenuidad, pero también sin ceder a lamentos o enfrentamientos estériles se dedicó con empeño y con espíritu constructivo a la maravillosa tarea de la evangelización. De su pasión por el evangelio brotaba también su pasión por sus hermanos y el deseo de brindarles las condiciones de una vida digna. Por eso trabajó incansablemente por levantar templos o capillas, la casa de ejercicios espirituales en la Villa del Tránsito, escuelas y otras obras que aseguraran a todos una existencia que mereciera el título de humana y cristiana” (Mons. Carlos Ñáñez, homilía Misa Crismal 1º de abril de 2010).

Pocos días después de su muerte, el diario católico de Córdoba escribe: “Es sabido que el Cura Brochero contrajo la enfermedad que lo ha llevado a la tumba, porque visitaba largo y hasta abrazaba a un leproso abandonado por ahí”. Debido a su enfermedad, renunció al Curato, viviendo unos años con sus hermanas en su pueblo natal. Pero respondiendo a la solicitud de sus antiguos feligreses, regresó a su casa de Villa del Tránsito, muriendo leproso y ciego el 26 de enero de 1914.
Fuente: Seminario de Córdoba

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio. 

Pedimos oración por Leandro Z., 28 años, de Rosario, Argentina, para que Dios obre en su corazón.

Pedimos oración por Natalie I., de Córdoba, Argentina, operada hace seis meses de un tumor de hipófisis, y actualmente con secuelas metabólicas importantes de la afección, por lo que pedimos a Jesús Misericordioso y a la Santísima Virgen que la sostengan y ayuden en estos momentos tan difíciles.

Pedimos oración también por otras personas de Córdoba: Alfredo R., que tiene diagnosticado tumor en un ojo que deben extirparle; Alexis, con un tumor en una pierna que corre riesgo de ser amputada; y para que el conflicto de separación entre María E. y Marcelo se resuelva de la mejor manera posible.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

“Intimidad Divina”

Caminar en la verdad

“Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda y habitar en tu monte santo?”, pregunta el salmista, y responde: “El que procede honradamente y practica la justicia… y no calumnia con su lengua” (Sl 14, 1-2). Dios es verdad, y nadie puede gozar de su amistad, si no es veraz en toda su conducta. “Dios es luz, en él no hay tiniebla alguna. Si decimos que estamos en comunión con él, y caminamos en tinieblas, mentimos y no obramos conforme a la verdad” (1 Jn, 5-6). Caminar en la luz y practicar la verdad son expresiones equivalentes que significan vivir según la verdad conocida, o sea, según la fe y la ley de Dios, el cual es luz y es verdad, de la ley divina, y, por tanto, vivir en el pecado que es siempre mentira y proviene del demonio, el cual “es mentiroso y padre de la mentira” (Jn 8, 44). Para tener comunión con Dios no basta conocer la verdad, hay que vivirla y ponerla en práctica en pensamientos, palabras y obras. La lealtad interior es la condición primera para la purificación del corazón y para obtener de dios el perdón de las culpas.

El hombre “está moralmente obligado a manifestar la verdad a los otros, sin lo cual la sociedad humana no podría subsistir”. Pues ¿cómo se podría vivir juntos si no se pudiese contar con la veracidad mutua? El engaño y la mentira lejos de unir dividen y apartan. Para los cristianos llamados por vocación a vivir no sólo en sociedad, sino en unión fraterna basada en la caridad, la sinceridad recíproca es un deber grave de justicia y de caridad y es la base indispensable sobre la que construir la unión. “No os mintáis unos a otros” recomienda San Pablo, y añade el por qué: “Os habéis despojado del hombre viejo con sus obras, y os habéis revestido del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento perfecto, según la imagen de su Creador” (Cl 3, 9-10). Todo lo que es mentira pertenece al hombre viejo sumergido aún en las tinieblas del pecado y esclavo de él; pero el hombre nuevo, regenerado en Cristo, pasa de las tinieblas a la luz, de la mentira a la verdad y debe renovarse continuamente a imagen de Dios, Verdad absoluta. Dios es amor, Dios es verdad; la vida del cristiano no podrá ser amor, si no es también verdad.

Para ser sinceros es necesario que las palabras correspondan al pensamiento. Pensar una cosa y afirmar otra con objeto de engañar es contrario directamente a la verdad, por eso es ofensa de Dios, Verdad infinita, y obstáculo a la unión con él. ¿Cómo puede la mentira pretender unirse con la suma Verdad? Y con todo, ciertas faltas de sinceridad no están a veces totalmente ausentes de la conducta de las personas piadosas: pequeños rodeos, expresiones lanzadas a propósito para esquivar un reproche, evitar una humillación, encubrir un error cometido o también para atraerse alguna alabanza o un poco de admiración. Son procedimientos mezquinos, indignos de un cristiano que quiere reflejar en su conducta la verdad de Dios. Cualquier falta de sinceridad, por mínima que sea, desagrada mucho al Señor en una criatura que se ha dado a él, y constituye un impedimento serio al progreso espiritual. Para vivir en comunión con Dios, debe “andar un alma en verdad delante de la misma Verdad”.

Enséñame a no decir mentira, a no esparcir difamaciones, a no lanzar calumnias, a no proferir falso testimonio… Que mis labios no hablen con engaño. Lo que tengo dentro del corazón es lo que quiero manifestar fuera; no quiero tener una cosa en el corazón y otra en la lengua. Que huya yo del mal, y obre el bien…; haciendo así, podré esperar con tranquilidad vida y días felices. (San Agustín).
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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