PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 2136 ~ Jueves
5 de Setiembre de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
La gratitud una palabra con una connotación extensa, una
palabra difícil de descifrar porque cada quien tiene su propio criterio para
evaluarla, La gratitud es un estado de conciencia de plenitud, de amor de sí
mismo y hacia nuestros semejantes. Sentimos gratitud por las cosas hermosas que
vivimos, que nos dan felicidad, la gratitud debe estar constantemente en
nuestra mente. Desde que vemos un nuevo día al despertar es un privilegio, por
la salud, por el amor, por la prosperidad.
Ser agradecido es una virtud y desde allí reconocemos la
grandeza de vivir a pesar de que los problemas, situaciones que nos llevan caer
en un abismo, pero al último momento llega la salvación. La gratitud va de la
mano con la esperanza, con el saber decir “Gracias” por el pan de cada día, por
las buenos padres, hermanos, pareja, amigos, la gratitud está en cada expresión
de la vida humana.
El mundo ha sobrevivido porque aún hay personas que la
profesan y la practican y gracias a ella, el caos, las descargas negativas el
ser humano no se ha dejado vencer, la siente y la expande para sí y el mundo.
Así mismo te invito a cultivarla, sentirla y pedirle al Padre que exteriorice
ideas Divinas para que la gratitud siga existiendo.
Mónica Zerpa
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, estaba Jesús a la orilla del lago
Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, cuando
vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado
de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón,
le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la
barca a la muchedumbre.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Boga mar adentro,
y echad vuestras redes para pescar». Simón le respondió: «Maestro, hemos estado
bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las
redes». Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las
redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca
para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas
que casi se hundían. Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús,
diciendo: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador». Pues el asombro se
había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que
habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran
compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás pescador
de hombres». Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.
(Lc 5,1-11)
Comentario
Hoy día todavía nos resulta sorprendente comprobar cómo
aquellos pescadores fueron capaces de dejar su trabajo, sus familias, y seguir
a Jesús («Dejándolo todo, le siguieron»: Lc 5,11), precisamente cuando Éste se
manifiesta ante ellos como un colaborador excepcional para el negocio que les
proporciona el sustento. Si Jesús de Nazaret nos hiciera la propuesta a
nosotros, en nuestro siglo XXI..., ¿tendríamos el coraje de aquellos hombres?;
¿seríamos capaces de intuir cuál es la verdadera ganancia?
Los cristianos creemos que Cristo es eterno presente; por
lo tanto, ese Cristo que está resucitado nos pide, no ya a Pedro, a Juan o a
Santiago, sino a Jordi, a José Manuel, a Paula, a todos y cada uno de quienes
le confesamos como el Señor, repito, nos pide desde el texto de Lucas que le
acojamos en la barca de nuestra vida, porque quiere descansar junto a nosotros;
nos pide que le dejemos servirse de nosotros, que le permitamos mostrar hacia
dónde orientar nuestra existencia para ser fecundos en medio de una sociedad
cada vez más alejada y necesitada de la Buena Nueva. La propuesta es atrayente,
sólo nos hace falta saber y querer despojarnos de nuestros miedos, de nuestros
“qué dirán” y poner rumbo a aguas mas profundas, o lo que es lo mismo, a
horizontes más lejanos de aquellos que constriñen nuestra mediocre
cotidianeidad de zozobras y desánimos. «Quien tropieza en el camino, por poco
que avance, algo se acerca al término; quien corre fuera de él, cuanto más
corra más se aleja del término» (Santo Tomás de Aquino).
«Duc in altum»; «Boga mar adentro» (Lc 5,4): ¡no nos
quedemos en las costas de un mundo que vive mirándose el ombligo! Nuestra
navegación por los mares de la vida nos ha de conducir hasta atracar en la
tierra prometida, fin de nuestra singladura en ese Cielo esperado, que es
regalo del Padre, pero indivisiblemente, también trabajo del hombre —tuyo, mío—
al servicio de los demás en la barca de la Iglesia. Cristo conoce bien los
caladeros, de nosotros depende: o en el puerto de nuestro egoísmo, o hacia sus horizontes.
Rev. D. Pedro IGLESIAS Martínez (Rubí, Barcelona,
España)
Santoral Católico:
Beata Teresa de Calcuta
En la ciudad de Calcuta, en la India, beata Teresa (Inés)
Gonhxa Bojaxhiu, virgen, que, nacida en Albania, trató de apagar la sed de
Cristo clavado en la cruz atendiendo con eximia caridad a los hermanos más
pobres, y fundó las congregaciones de Misioneros y Misioneras de la Caridad,
para servir a los enfermos y abandonados (1997).
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
Las dos alforjas
En la base de tu
crecimiento armónico como persona está el conocimiento de ti mismo, de tus
fortalezas y debilidades. Con un ojo en tus virtudes para conservarlas y darles
brillo, y con el otro ojo en tus fragilidades para neutralizarlas, afronta con
esperanza y firmeza esa labor cotidiana de llegar a realizar el proyecto de
Dios sobre tu vida. Una fábula sobre este tema.
Según una fábula, Zeus colocó dos alforjas a cada
ser humano: una sobre el pecho y otra, atrás a la espalda. Los hombres, sin
excepción, han puesto en la alforja que está a la vista los defectos de las
personas conocidas, mientras los defectos propios en la alforja que tienen en
la espalda. Por eso somos expertos en debilidades ajenas, y analfabetos en las
propias fallas.
El conocimiento
de ti mismo es llave de sabiduría, porque desde tu realidad personal puedes
crecer y superarte. Epitecto, filósofo griego, escribió que “La cosa más
difícil es conocernos a nosotros mismos, la cosa más fácil, hablar mal de los
demás”. Conocerte es encontrarte con tus límites y también con tus logros y
fortalezas. Ten un tiempo para evaluarte.
Padre Natalio
Palabras de Madre Teresa
“Al final de nuestras vidas,
no seremos juzgados por cuántos diplomas hemos recibido,
cuánto dinero hemos conseguido o cuantas cosas grandes
hemos hecho.
Seremos juzgados por yo
tuve hambre y me diste de comer,
estuve desnudo y me
vestiste, no tenía casa y me diste
posada”
"No puedo parar de trabajar.
Tendré toda la eternidad para descansar"
"Las personas son irracionales, inconsecuentes y egoístas.
Ámalas de todos modos"
"La Santidad no es el lujo de unos pocos;
es un sencillo deber que tenemos tú y yo"
"A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una
gota en el mar,
pero el mar sería menos si le faltara una gota"
Mucho más sobre la Beata Teresa de Calcuta
Madre Teresa de Calcuta
Temas Médicos:
Diabetes… lo que hay que
saber
Siendo la Diabetes una enfermedad extraordinariamente
difundida en todo el mundo (un poco menos
del 10 % de la población la
padece, y muchos sin saberlo), es necesario entonces informar y clarificar
ciertos conceptos relativos a la misma y que al ayudar a su conocimiento y
comprensión van a tener un rol importante en la prevención de sus
complicaciones.
1) La Diabetes es una enfermedad sistémica, o sea: de
todo el organismo, y no tan solo un problema de "azúcar en la
sangre". Puede afectar a todos los órganos del cuerpo, siendo
particularmente sensibles a sus efectos nocivos el cerebro, los ojos, el
corazón, los riñones, la piel, el sistema circulatorio arterial, los nervios periféricos,
etc.
2) La Diabetes se vincula con la herencia aunque no es
una enfermedad hereditaria absoluta y obligada. De padres diabéticos alguno de
los hijos lo será también en alguna edad de su vida. Si ambos progenitores son
diabéticos la posibilidad de heredarla es casi total y segura. También puede
darse que la enfermedad "salte" una generación: abuelo diabético -
padres no diabéticos - nieto diabético. Lo práctico es saber que si en la
familia hay antecedentes de diabetes es conveniente que las personas se realicen como mínimo un control
de laboratirio cada seis meses, cualquiera sea su edad y su condición general
de salud.
3) No se conoce con precisión la causa que origina la
Diabetes por más que se esbozan diversas teorías sobre el particular, algunas
de ellas muy bien fundamentadas. Y por ello es que no se puede, hasta la
actualidad, curar esta enfermedad: los tratamientos deben ser hechos de por vida y sirven para mantener
compensado al paciente, con valores normales de azúcar en sangre (glucemia), y
prevenir complicaciones.
4) Se sabe de ciertas situaciones que pueden inducir
Diabetes "transitorias", o sea estados de enfermedad que, superada la
causa, vuelven a la normalidad. Una de esas situaciones es la obesidad, donde
el paciente al adelgazar generalmente normaliza sus valores de glucemia. La
otra es el embarazo, que puede manifestar una Diabetes que permanecía latente,
o bien hacer más difícil de manejar (con Insulina) una Diabetes ya conocida
desde antes de la gestación; y que luego de producido el parto la situación se
retrotrae a su estado anterior.
5) El tratamiento de la Diabetes se sostiene sobre cuatro
pilares fundamentales: la dieta, la actividad física, la medicación
y la educación diabetológica.
• La dieta
debe ser indicada por el médico especialista o derivada a una profesional
nutricionista, y es de importancia absoluta, ya que ni con los mejores
medicamentos orales o insulina, se puede normalizar metabólicamente a un
diabético si éste no se ajusta a la alimentación indicada.
• El ejercicio
es un valioso complemento ya que la actividad muscular se realiza con consumo
de oxígeno y glucosa, y justamente en el paciente diabético la mayor parte de
los problemas se plantean porque acumula glucosa en cantidad excesiva.
• En cuanto a la medicación
será determinada por el médico tratante de acuerdo a las necesidades de cada
paciente: el 85 % de los diabéticos que requieren medicación usan pastillas
conocidas como hipoglucemiantes orales, de los cuales existen distintos tipos
que varían en sus componentes químicos, concentraciones y modos de acción;
mientras que el 15 % restante son insulínicos y sus requerimientos de insulina
varían según diversas circunstancias que el especialista debe evaluar,
eligiendo entre los distintos tipos de insulina disponibles en el mercado
farmacéutico de acuerdo a las características individuales de cada paciente.
• Finalmente, la educación
diabetológica, es el último y más reciente concepto incorporado al
tratamiento de esta enfermedad, y no es otra cosa que la tarea de información,
explicación y concientización que el médico debe realizar sobre el paciente en
cada visita que éste realiza al consultorio o también a través de folletería y
charlas grupales programadas a tal fin.
5) Como apretada síntesis de lo dicho, debe recordarse
que:
- La Diabetes es una enfermedad de todo el cuerpo, muy
agresiva y dañina, y peor aún porque en ocasiones cursa en forma silenciosa (sin
manifestaciones sintomáticas).
- Quienes tienen familiares consanguíneos con Diabetes
están mucho más propensos a padecerla.
- El tratamiento para ser correcto debe contemplar una
buena dieta, ejercicios, adecuada información y la medicación que eventualmente
indique el especialista tratante.
- Nunca debe interrumpir el tratamiento por más que sus
controles de laboratorio sean normales. Recuerde que la Diabetes no se cura,
sólo se mantiene compensada y así se evitan las temidas complicaciones.
- Si le toca ser diabético no le tema a su enfermedad,
simplemente respétela.
Fuente: FR (médico)
Imagen: Google
Nuevo artículo
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"Juan Pablo
II inolvidable"
Tema: "Juan Pablo II y la Biblia"
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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la
Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los
jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por Yessenia
S., que vive en Managua, Nicaragua, y en los próximos días será operada por
segunda vez de cáncer de mama, rogando a Jesús Misericordioso que le conceda la
gracia de sanarse.
Pedimos oración por el joven Juan Manuel S., de 13 años de edad, de Bogotá, Colombia, que está
hospitalizado y a la espera de múltiples estudios médicos, rogando al Señor que
pose sobre él sus Santas Manos y bendiga también a toda su familia.
Pedimos oración por Lidia de H., que vive en Guatemala, y está internada en cuidados intensivos por tromboembolismo pulmonar, y por su hermana Sucely, con linfoma. Que Dios fortalezca a ambas con su amor infinito.
Pedimos oración por Lidia de H., que vive en Guatemala, y está internada en cuidados intensivos por tromboembolismo pulmonar, y por su hermana Sucely, con linfoma. Que Dios fortalezca a ambas con su amor infinito.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
“Intimidad Divina”
¡No temáis!
Jesús, que es “el más fuerte”, venido para abatir el
reino de Satanás en el mundo, puso un cuidado especial en formar a sus
discípulos en la fortaleza, previniéndolos contra toda suerte de peligros. En
el lago, cuando arrecia la borrasca y le despiertan asustados los discípulos
gritando: “¡Señor, sálvanos, que perecemos!”, el Maestro les reprende: “¿Por
qué estáis con miedo, hombres de poca fe?” (Mt 8, 25-26). La fe elimina todo
temor. ¿Qué puede temer el que cree firmemente en Dios y está seguro de su
ayuda omnipotente? Jesús no oculta a sus discípulos que encontrarán enemigos y
serán perseguidos como lo es él, pero les exhorta a portarse impávidamente: “Os
digo a vosotros, amigos míos: no temáis a los que matan el cuerpo, y después de
esto no pueden hacer más” (Lc 12, 4). El cristiano debe confesar su fe aun
cuando ello pueda costarle la vida; por mucho que valga la vida terrena, la
eterna vale infinitamente más, y ésa ningún hombre se la puede arrebatar. El
que da testimonio de Cristo delante de los hombres, se asegura el testimonio de
Cristo delante del Padre; la vida eterna será su recompensa. El discípulo de
Cristo no puede pues amedrentarse ante sus enemigos o jueces.
La fortaleza cristiana es una de las virtudes más
recomendadas por el Concilio Vaticano II. Los seminaristas “fórmense en la
reciedumbre del espíritu” (OT 11); los religiosos cultiven de modo especial esa
virtud (PC 5); el misionero tiene que “atreverse a hablar de él [Cristo] como
conviene, sin avergonzarse del escándalo de la Cruz” y para eso debe pedir a
Dios “valor y fortaleza” (AG 24). En fin, el Concilio “da profundamente gracias
a Dios, que no deja de suscitar aun en nuestros días seglares de heroica
fortaleza en medio de las persecuciones” (AA 17). No son pocos, en efecto
–sacerdotes y fieles–, los que hoy, un poco por doquier, sufren por la fe.
Teniendo presente esta situación, la Iglesia no ha dudado en incluir la
perspectiva del martirio en el cuadro de la santidad universal propuesta a
todos los creyentes: “El martirio, en el que el discípulo se asemeja al
Maestro… y se conforma a él en la efusión de su sangre, es estimado por la
Iglesia como un don eximio y la suprema prueba de amor” (LG 42).
El martirio es máxima expresión de la fortaleza cristiana
animada por la caridad y, si bien no a todos se les pide, debe estar incluido
en la visual de todo fiel. El cristiano es un mártir en potencia, consagrado
tal por el bautismo y la confirmación, los cuales, infundiéndole la virtud de
la fortaleza, lo hacen capaz de sacrificar, si fuere preciso, la misma vida por
la fe. Y es significativo que el Concilio antes de presentar el martirio como
acto del cristiano, lo presente como “don insigne” de Dios. Don de Dios, porque
sólo él puede dar la fuerza de afrontarlo, pero también don porque es
grandísimo privilegio ser llamado a pagar tributo a la muerte no por precisión
natural, sino por la causa de Dios, en testimonio de fidelidad. Esto no quita
que cuando la persecución amaga y el peligro es inminente, sea el hombre presa
de miedo y angustia. La fortaleza cristiana no dispensa de esta experiencia
dolorosa, pero capacita para superarla poniendo los ojos en Cristo. Asociado a
él, el cristiano encuentra la fuerza para seguirle por el camino de la cruz, en
medio de las persecuciones que nunca faltan a la Iglesia (LG 42). A sus
discípulos perseguidos les repite el Maestro “¡Animo! Yo he vencido al mundo”
(Jn 16, 33).
Señor, que yo esté
firme frente al mundo, firme en las tribulaciones, firme contra los obstáculos
de las tentaciones. Ayúdame a no extraviarme… de modo que te posea a ti y posea
la caridad. Haz que yo no sea arrancado de los miembros de tu esposa (la
Iglesia), no sea arrancado de la fe, de modo que pueda gloriarme en tu
presencia; y así permaneceré unido tranquilamente a ti, ahora por la fe y luego
por la visión, de la cual tengo un arra preciosa en el don del Espíritu Santo.
(San Agustín)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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