jueves, 31 de mayo de 2018

Pequeñas Semillitas 3677

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3677 ~ Jueves 31 de Mayo de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hablemos unas palabras acerca de la paz interior...
No se encuentra la paz interior sólo porque uno lo desee.
La paz es una medida de poder en nuestra necesidad cotidiana.
La paz es una conciencia que surge de manantiales tan profundos que las sequías terrenales no pueden agotar.
La paz es un don. No es el resultado de la fuerza de voluntad sino de la hospitalidad espiritual.

¡Buenos días!

Quietos en la iglesia
Jeremías sabía alimentarse con el pan de la Palabra de Dios. Su corazón se consumía anhelando encontrar un fragmento cualquiera de ese divino manjar para saciar el hambre de su espíritu. Hablando con Dios le dijo una vez (15,16): “Cuando encontraba palabras tuyas, las devoraba; ellas eran mi gozo y la alegría de mi corazón”. Esa sea tu actitud.

Una maestra de catequesis les preguntó a los niñitos de su clase, cuando los llevaba a la Iglesia llena de gente para la misa dominical:
“¿Por qué es necesario estar muy quietos en la iglesia?”
Una niñita le respondió ingenuamente: “Porque algunas personas están durmiendo”.

Con actitud de humilde escucha o lee la Palabra. Esta disposición es un don que debes pedir al Señor con la confianza de un hijo. Y el libro sagrado te animará con promesas de vida sin fin, te ofrecerá normas simples de vida inocente y te descubrirá el amor entrañable de Dios por ti. Que sea tu ansiado alimento.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!».
Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como había anunciado a nuestros padres- en favor de Abraham y de su linaje por los siglos». María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa. (Lc 1,39-56)

Comentario:
Hoy contemplamos el hecho de la Visitación de la Virgen María a su prima Isabel. Tan pronto como le ha sido comunicado que ha sido escogida por Dios Padre para ser la Madre del Hijo de Dios y que su prima Isabel ha recibido también el don de la maternidad, marcha decididamente hacia la montaña para felicitar a su prima, para compartir con ella el gozo de haber sido agraciadas con el don de la maternidad y para servirla.
El saludo de la Madre de Dios provoca que el niño, que Isabel lleva en su seno, salte de entusiasmo dentro de las entrañas de su madre. La Madre de Dios, que lleva a Jesús en su seno, es causa de alegría. La maternidad es un don de Dios que genera alegría. Las familias se alegran cuando hay un anuncio de una nueva vida. El nacimiento de Cristo produce ciertamente «una gran alegría» (Lc 2,10).
A pesar de todo, hoy día, la maternidad no es valorada debidamente. Frecuentemente se le anteponen otros intereses superficiales, que son manifestación de comodidad y de egoísmo. Las posibles renuncias que comporta el amor paternal y maternal, asustan a muchos matrimonios que, quizá por los medios que han recibido de Dios, debieran ser más generosos y decir “sí” más responsablemente a nuevas vidas. Muchas familias dejan de ser “santuarios de la vida”. El Papa San Juan Pablo II constata que la anticoncepción y el aborto «tienen sus raíces en una mentalidad hedonista e irresponsable respecto a la sexualidad y presuponen un concepto egoísta de la libertad, que ve en la procreación un obstáculo al desarrollo de la propia personalidad».
Isabel, durante cinco meses, no salía de casa, y pensaba: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor» (Lc 1,25). Y María decía: «Engrandece mi alma al Señor (...) porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava» (Lc 1,46.48). La Virgen María e Isabel valoran y agradecen la obra de Dios en ellas: ¡la maternidad! Es necesario que los católicos reencuentren el significado de la vida como un don sagrado de Dios a los seres humanos.
Mons. F. Xavier CIURANETA i Aymí Obispo Emérito de Lleida (Lleida, España)

Santoral Católico:
La Visitación de la Virgen María
Esta fiesta mariana celebra el episodio narrado por el evangelista san Lucas: Lc 1,39-56. En la Anunciación, el ángel dijo a María que su pariente Isabel estaba en el sexto mes de embarazo. Días después, María marchó presurosa de Nazaret a una ciudad de la montaña de Judá, Ain Karem, entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando ésta oyó el saludo de María, saltó de gozo el hijo que llevaba en su seno y, llena de Espíritu Santo, dijo a María: «Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. Dichosa tú que has creído». María le respondió con las palabras que conocemos como el Magníficat: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador...». María permaneció con Isabel unos tres meses y luego se volvió a Nazaret.
Oración: Dios todopoderoso, tú que inspiraste a la Virgen María, cuando llevaba en su seno a tu Hijo, el deseo de visitar a su prima Isabel, concédenos, te rogamos, que, dóciles al soplo del Espíritu, podamos, con María, cantar tus maravillas durante toda nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Palabras del Papa Francisco
“La llamada a la santidad, que es la llamada normal, es la llamada a vivir como cristiano, y vivir como cristiano es lo mismo que decir ‘vivir como santo’. Muchas veces pensamos en la santidad como una cosa extraordinaria, como si consistiera en tener visiones o rezar oraciones elevadísimas. Algunos piensan que ser santo significa tener una cara de imagen religiosa. No. Ser santo es otra cosa. Caminar hacia la santidad consiste en caminar hacia aquella gracia que viene al encuentro, caminar hacia la esperanza, permanecer en tensión hacia el encuentro con Jesucristo”.

Temas Médicos:   
El arte de no enfermarse
Si no se quiere enfermar... hable de sus sentimientos.
Emociones y sentimientos que son escondidos, reprimidos, terminan en enfermedades como: gastritis, úlcera, dolores lumbares, dolor en la columna. Con el tiempo, la represión de los sentimientos degenera hasta el cáncer. Entonces, vamos a sincerar, confidenciar, compartir nuestra intimidad, nuestros “secretos”, nuestros errores... El diálogo, el hablar, la palabra, es un poderoso remedio y una excelente terapia

Si no se quiere enfermar... tome decisiones.
La persona indecisa permanece en duda, en la ansiedad, en la angustia. La indecisión acumula problemas, preocupaciones, agresiones. La historia humana es hecha de decisiones. Para decidir es preciso saber renunciar, saber perder ventajas y valores para ganar otros. Las personas indecisas son víctimas de dolencias nerviosas, gástricas y problemas de la piel.

Si no se quiere enfermar... busque soluciones.
Personas negativas no consiguen soluciones y aumentan los problemas. Prefieren la lamentación, la murmuración, el pesimismo. Mejor es encender un fósforo que lamentar la oscuridad. Una abeja es pequeña, pero produce lo más dulce que existe. Somos lo que pensamos. El pensamiento negativo genera energía negativa que se transforma en enfermedad.

Si no se quiere enfermar... no viva de apariencias.
Quien esconde la realidad finge, hace poses, quiere siempre dar la impresión de estar bien, quiere mostrarse perfecto, bonachón, etc., está acumulando toneladas de peso... Una estatua de bronce con pies de barro. Nada peor para la salud que vivir de apariencias y fachadas. Son personas con mucho barniz y poca raíz. Su destino es la farmacia, el hospital, el dolor.

Si no se quiere enfermar... acéptese.
El rechazo de sí mismo, la ausencia de autoestima, hace que nos volvamos ajenos de nosotros mismos. Ser uno mismo es el núcleo de una vida saludable. Quienes no se aceptan a sí mismos, son envidiosos, celosos, imitadores, competitivos, destructivos. Aceptarse, aceptar ser aceptado, aceptar las críticas, es sabiduría, buen sentido y terapia.

Si no se quiere enfermar... confíe.
Quien no confía, no se comunica, no se abre, no se relaciona, no crea relaciones estables y profundas, no sabe hacer amistades verdaderas. Sin confianza, no hay relacionamiento. La desconfianza es falta de fe en sí, en los otros y en Dios.

Si no se quiere enfermar... no viva siempre triste.
El bueno humor, la risa, el reposo, la alegría, recuperan la salud y traen larga vida. La persona alegre tiene el don de alegrar el ambiente donde vive. “El buen humor nos salva de las manos del doctor”. La alegría es salud y terapia.

Nuevo vídeo y artículo

Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet:
VISITACIÓN DE MARÍA A SU PRIMA ISABEL.
Para verlo tienes que ir al final de esta página

Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:

Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Da gracias por la vida misma aunque la tuya no sea la más perfecta.  Dios te la dio y el tenerla es ya un milagro, aprende a valorarla para hacerla llevadera.  No hagas de ella algo vano y vacío.
Da gracias por el aire que respiras, es tan natural y vital y ni cuenta te das que sin él, con seguridad no vivirías.  Por cada respiro que des  recuerda y ten presente que Dios lo creó pensando en ti.
Da gracias por la luz del sol, es la que te permite ver el día en esplendor, la que da vida a la hermosura de la creación y da calor a los seres vivos de la tierra.
Da gracias por la noche, Dios la hizo para darnos descanso, para que la tierra repose del afán del día, y es cuando realmente puedes relajarte y meditar para poder reponer fuerzas para seguir adelante.
Da gracias por las pruebas que llegan a ti.  No te lamentes cuando éstas llegan, más bien tómalas de un modo positivo.  Las pruebas purifican tu espíritu y te hacen más fuerte para enfrentarte a la vida.
Da gracias a Dios por todo: por las cosas grandes y aún por las pequeñeces.  Él, muy agradecido, nos recompensará.
Da siempre gracias... sentirás alivio y paz si las das de corazón.

Cinco minutos del Espíritu Santo
Mayo 31
Algunos, ya desde niños, abrieron su corazón a la gracia del Espíritu Santo. Pero otros se resistieron mucho tiempo. Veamos el ejemplo del apasionado y mundano San Agustín. Él mismo nos cuenta cómo gastó muchos años de su vida esclavizado en muchos pecados:
"Ardía en el deseo de saciar mis bajos apetitos, y me convertí en una selva de amores oscuros... Me excedí en todo... Le concedí a la lujuria todo poder sobre mi vida y con todas mis fuerzas me entregué a ella" (Confesiones 2,1-2).
Pero a pesar de haber conocido de cerca los vicios y todo tipo de placeres, cuando abrió el corazón al amor de Dios, se lamentó de haber gastado sus energías en esas vanidades, se lamentó de no haber encontrado antes el cautivante amor divino: "¡Qué tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva!" (Confesiones 10,27).
Muchos de nosotros no hemos tenido nunca una vida muy desenfrenada, o no hemos experimentado una maravillosa liberación como Agustín. Pero todos estamos llamados a una vida mejor, más santa, más buena (Filipenses 3,12-14). Invoquemos al Espíritu Santo para poder lograrlo. Él es capaz de transformarlo todo si le damos espacio en nuestra existencia.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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