PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
13 - Número 3653 ~ Lunes 7 de Mayo de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En
un diálogo la primera palabra no puede ser “yo”. Porque justamente lo que el
diálogo permite es que cada uno de los que dialoga, se descubra desde el otro.
Por eso, si la oración es diálogo con Dios, tenemos que empezar por hablar de
Él y a Él. Decirle lo que es para nosotros, lo que nos dimos cuenta de su
obrar, lo justa que fue la Palabra que nos dirigió. En una palabra, se trata de
narrar su amor en acción: “Señor, eres mi refugio, la roca que me sostiene, el
amor en el que me encuentro a salvo, eres mi fortaleza, mi verdad, mi paz y mi
alegría. Vos me conoces desde el vientre de mi madre, me formaste, pusiste en
mí tu promesa y tu herencia. Tu Palabra me ilumina en cada paso y me da vida”.
Desde
este amor, entonces nos entendemos a nosotros mismos. “Yo” soy fruto de ese
amor que me hace. Y si tengo que hablar de mí, lo haré de lo que dejo (o aún
no) que ese amor haga de mí, ese que soy: “Señor, me ofreces tu amor como una
roca, pero hoy veo que mi vida se apoya en otras cosas”…; “Señor, Tú eres mi
alegría pero algo dejé entrar en el corazón que me puso triste y no logro
volver sobre vos para recuperarla”…; etc..
Javier Albisu S.J.
¡Buenos días!
Con entrega, Señor…
Te
ofrezco unos versos inspirados, en los que se elogia a la Palabra de Dios, que
es para el creyente luz, fuente de vida, pan reparador, himno de amor…
Con entrega Señor, a ti venimos, escuchar tú. Palabra
deseamos;
Que tu espíritu ponga en nuestros labios la alabanza
al Padre de los cielos.
Se convierta en nosotros la palabra en la luz que a
los hombres ilumina,
En la fuente que salta hasta la vida, en el pan que
repara nuestras fuerzas;
En el himno de amor y de alabanza que se canta en el
cielo eternamente,
Y en la carne de Cristo se hizo canto de la tierra y
del cielo juntamente.
Esta
oración te ayude a comenzar una jornada especial, en la que los valores de la
fe cristiana impregnen tus pensamientos y acciones, tus sentimientos y
palabras, desparramando a tu alrededor el buen perfume de Cristo, el Señor.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Cuando venga el Paráclito, que
yo os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre,
Él dará testimonio de mí. Pero también vosotros daréis testimonio, porque
estáis conmigo desde el principio. Os he dicho esto para que no os
escandalicéis. Os expulsarán de las sinagogas. E incluso llegará la hora en que
todo el que os mate piense que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han
conocido ni al Padre ni a mí. Os he dicho esto para que, cuando llegue la hora,
os acordéis de que ya os lo había dicho». (Jn 15,26—16,4)
Comentario:
Hoy,
en el evangelio Jesús anuncia y promete la venida del Espíritu Santo: «Cuando
venga el Paráclito (…) que procede del Padre, Él dará testimonio de mí» (Jn
15,26). “Paráclito” literalmente significa “aquél que es llamado junto a uno”,
y habitualmente es traducido como “Consolador”. De este modo, Jesús nos
recuerda la bondad de Dios, pues siendo el Espíritu Santo el amor de Dios, Él
infunde en nuestros corazones la paz, la serenidad en las adversidades y la
alegría por las cosas de Dios. Él nos hace mirar hacia las cosas de arriba y
unirnos a Dios.
Además
Jesús dice a los Apóstoles: «También vosotros daréis testimonio» (Jn 15,27). Para
dar testimonio es necesario:
1º
Tener comunión e intimidad con Jesús. Ésta nace del trato cotidiano con Él:
leer el Evangelio, escuchar sus palabras, conocer sus enseñanzas, frecuentar
sus sacramentos, estar en comunión con su Iglesia, imitar su ejemplo, cumplir
los mandamientos, verlo en los santos, reconocerlo en nuestros hermanos, tener
su espíritu y amarlo. Se trata de tener una experiencia personal y viva de
Jesús.
2º
Nuestro testimonio es creíble si aparece en nuestras obras. Un testigo no es
sólo una persona que sabe que algo es verdad, sino que también está dispuesta a
decirlo y vivirlo. Lo que experimentamos y vivimos en nuestra alma debemos
transmitirlo al exterior. Somos testigos de Jesús no sólo si conocemos sus
enseñanzas, sino —y principalmente— cuando queremos y hacemos que otros lo
conozcan y lo amen. Como dice el dicho: «Las palabras mueven, los ejemplos arrastran».
El
Papa Francisco nos decía: «Agradezco el hermoso ejemplo que me dan tantos
cristianos que ofrecen su vida y su tiempo con alegría. Ese testimonio me hace
mucho bien y me sostiene en mi propio deseo de superar el egoísmo para
entregarme más». Y añadía: «Quiero pediros especialmente un testimonio de
comunión fraterna que se vuelva atractivo y resplandeciente». Eso es siempre
una luz que atrae.
Rev. P. Higinio Rafael ROSOLEN IVE (Cobourg, Ontario,
Canadá)
Santoral Católico:
Santa Flavia Domitila
Mártir
Mujer
noble romana, de la familia del cónsul de Roma Flavio Clemente, que fue
acusada, durante la persecución del emperador Domiciano, de haber renegado de
los dioses paganos. Por ello y por su fe en Cristo, junto con otros muchos
cristianos, fue desterrada a la isla de Ponza, en la que padeció un largo
martirio a finales del siglo I.
© Directorio Franciscano
Pensamiento del día
“Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se
agrandan.
Y que en cambio, con las penas pasa al revés: se
achican.
Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se
dilata es el corazón.
Y un corazón dilatado está mejor capacitado para gozar
de las alegrías
y mejor defendido para que las penas no nos lastimen
por dentro”.
Tema del día:
Oración para aprender a amar
Las
lecturas de la misa de ayer domingo 6° del tiempo pascual, nos han hablado acerca
del amor. La primera carta de San Juan se resume en tres maravillosas palabras:
“Dios es amor”... Y en el Evangelio, es el mismo Jesús quien deja como legado a
sus apóstoles (y a los hombres y mujeres de todos los tiempos) el mandamiento
del amor, como el más grande de todos: “Amense los unos a los otros como yo los
he amado”.
Para
que sepamos cómo amar, para que encontremos la manera de ver a Jesús en el
rostro del prójimo, para que el egoísmo no nuble nuestros sentimientos y las
dificultades no nos abrumen, la Santa Madre Teresa de Calcuta ha dejado esta
hermosa oración para aprender a amar
Señor,
cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida...
Cuando
tenga sed, dame alguien que precise agua...
Cuando
sienta frío, dame alguien que necesite calor...
Cuando
sufra, dame alguien que necesita consuelo...
Cuando
mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro...
Cuando
me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado...
Cuando
no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos...
Cuando
sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien...
Cuando
esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos...
Cuando
quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi
comprensión...
Cuando
sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender...
Cuando
piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona...
Haznos
dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos.
Dales,
a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor
misericordioso, imagen del tuyo.
Amén.
El rincón del lector
Desde
hace años hemos tenido esta sección llamada “El rincón del lector” destinada a dar cabida a los mensajes,
opiniones y comentarios de las personas que leen Pequeñas Semillitas, que han
podido expresarse libre y respetuosamente. Ahora, con nuestra presencia en
Facebook, la posibilidad de manifestarse es mucho más abierta, directa y
permanente.
Igual
vamos a mantener esta sección para los que deseen expresarse por esta vía. Para
que tu mensaje se publique debes dirigirlo por correo electrónico a feluzul@gmail.com con el título "El rincón del lector" y
deberá ser muy breve y no contener conceptos agraviantes para nada ni para
nadie.
Los
mensajes serán moderados por el propietario de esta página y se publicarán a
medida que el tiempo y el espacio en la misma lo permitan, y no se admitirán
réplicas o respuestas públicas a mensajes anteriores de otros lectores.
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Una
persona, un gesto, puede cambiarnos la vida. Pero así como pueden cambiárnosla
a nosotros, también pueden cambiársela a los demás. Por eso es importante que
siempre recordemos que somos personas, y que somos dueños de nuestros gestos. Y
que al vivir en un mundo de relación, en contacto con otras personas, nuestra
propia persona y nuestros gestos pueden cambiar la vida de los demás.
¿Nos
pusimos a pensar simplemente en el valor de una sonrisa? Cuán diferente nos
sentimos cuando se nos recibe con una sonrisa en lugar de una mueca o sólo con
indiferencia. Qué distinto nos predispone la amabilidad, una palabra cálida, un
gesto de cariño, una caricia, un beso, una manifestación de ternura... En cambio la grosería, el desprecio, la
indiferencia, el maltrato, pueden destruirnos.
Tratamos
de ir por la vida sembrando amor y respeto; y no siempre recibimos lo mismo.
Pero eso no debe hacer que nosotros cambiemos, porque, entonces, estaríamos
imitando modelos que repudiamos.
Si
algo nos lastima tratemos de cambiarlo; y si no podemos, apartémonos de ello.
Pero no emulemos su accionar. Recordemos que esas, nuestras acciones, pueden
cambiar la vida de los demás. Y lo lindo es cambiar la vida de los demás para
bien, para mejor. Lo bueno es cambiar lágrimas por sonrisas, tristeza por
alegría, desprecio por consideración, odio por amor, maldad por bondad...
Siempre,
lo bueno, es cambiar malo por bueno. Obremos de modo tal que, en nuestro paso
por la vida de los demás, sembremos sólo amor. Seguramente cosecharemos más de
lo que nos podemos imaginar...
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas,
religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico
de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios
Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las
misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón
de María; por la conversión de todos los
pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad
en Córdoba (Argentina); por los niños
con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del
Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países
del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las
familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes
hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para dos
queridos amigos de la infancia en la ciudad de Santa Fe, Argentina: Raúl F. Z. (Rauli), 70 años de edad,
que está en estado crítico en unidad de terapia intensiva con un cuadro ya
irrreversible, rogando al Padre celestial que si es Su Voluntad, lo reciba ya en su reino eterno.
También pedimos por su hermano menor Omar,
afectado de un proceso coronario agudo e internado también.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras
debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Cinco minutos del Espíritu Santo
Mayo 7
Ya
los Apóstoles de Jesús acostumbraban imponer las manos a los que habían sido
bautizados para que recibieran de un modo especial el Espíritu Santo (Hechos
8,15-17).
La
Confirmación es el Sacramento que necesitamos no simplemente para salvarnos,
sino para alcanzar la plenitud de la gracia del Bautismo:
"A
los bautizados el Sacramento de la Confirmación los une más íntimamente a la
Iglesia, y los enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo. De esta
forma se comprometen mucho más, como auténticos testigos de Cristo, a extender
y defender la fe con sus palabras y sus obras" (Lumen Gentium 11).
Pero
eso no significa que sólo un adulto o una persona madura puedan recibirlo, sino
que es precisamente el regalo de la Confirmación lo que nos lleva a la madurez
espiritual (CCE 1.308).
Demos
gracias al Espíritu Santo, porque él se derramó en nosotros en ese hermoso
Sacramento.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el
más pequeñito de todos)
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