lunes, 7 de mayo de 2018

Pequeñas Semillitas 3653

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3653 ~ Lunes 7 de Mayo de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En un diálogo la primera palabra no puede ser “yo”. Porque justamente lo que el diálogo permite es que cada uno de los que dialoga, se descubra desde el otro. Por eso, si la oración es diálogo con Dios, tenemos que empezar por hablar de Él y a Él. Decirle lo que es para nosotros, lo que nos dimos cuenta de su obrar, lo justa que fue la Palabra que nos dirigió. En una palabra, se trata de narrar su amor en acción: “Señor, eres mi refugio, la roca que me sostiene, el amor en el que me encuentro a salvo, eres mi fortaleza, mi verdad, mi paz y mi alegría. Vos me conoces desde el vientre de mi madre, me formaste, pusiste en mí tu promesa y tu herencia. Tu Palabra me ilumina en cada paso y me da vida”.
Desde este amor, entonces nos entendemos a nosotros mismos. “Yo” soy fruto de ese amor que me hace. Y si tengo que hablar de mí, lo haré de lo que dejo (o aún no) que ese amor haga de mí, ese que soy: “Señor, me ofreces tu amor como una roca, pero hoy veo que mi vida se apoya en otras cosas”…; “Señor, Tú eres mi alegría pero algo dejé entrar en el corazón que me puso triste y no logro volver sobre vos para recuperarla”…; etc..
Javier Albisu S.J.

¡Buenos días!

Con entrega, Señor…
Te ofrezco unos versos inspirados, en los que se elogia a la Palabra de Dios, que es para el creyente luz, fuente de vida, pan reparador, himno de amor…

Con entrega Señor, a ti venimos, escuchar tú. Palabra deseamos;
Que tu espíritu ponga en nuestros labios la alabanza al Padre de los cielos.

Se convierta en nosotros la palabra en la luz que a los hombres ilumina,
En la fuente que salta hasta la vida, en el pan que repara nuestras fuerzas;

En el himno de amor y de alabanza que se canta en el cielo eternamente,
Y en la carne de Cristo se hizo canto de la tierra y del cielo juntamente.

Esta oración te ayude a comenzar una jornada especial, en la que los valores de la fe cristiana impregnen tus pensamientos y acciones, tus sentimientos y palabras, desparramando a tu alrededor el buen perfume de Cristo, el Señor.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, Él dará testimonio de mí. Pero también vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio. Os he dicho esto para que no os escandalicéis. Os expulsarán de las sinagogas. E incluso llegará la hora en que todo el que os mate piense que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he dicho esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho». (Jn 15,26—16,4)

Comentario:
Hoy, en el evangelio Jesús anuncia y promete la venida del Espíritu Santo: «Cuando venga el Paráclito (…) que procede del Padre, Él dará testimonio de mí» (Jn 15,26). “Paráclito” literalmente significa “aquél que es llamado junto a uno”, y habitualmente es traducido como “Consolador”. De este modo, Jesús nos recuerda la bondad de Dios, pues siendo el Espíritu Santo el amor de Dios, Él infunde en nuestros corazones la paz, la serenidad en las adversidades y la alegría por las cosas de Dios. Él nos hace mirar hacia las cosas de arriba y unirnos a Dios.
Además Jesús dice a los Apóstoles: «También vosotros daréis testimonio» (Jn 15,27). Para dar testimonio es necesario:
1º Tener comunión e intimidad con Jesús. Ésta nace del trato cotidiano con Él: leer el Evangelio, escuchar sus palabras, conocer sus enseñanzas, frecuentar sus sacramentos, estar en comunión con su Iglesia, imitar su ejemplo, cumplir los mandamientos, verlo en los santos, reconocerlo en nuestros hermanos, tener su espíritu y amarlo. Se trata de tener una experiencia personal y viva de Jesús.
2º Nuestro testimonio es creíble si aparece en nuestras obras. Un testigo no es sólo una persona que sabe que algo es verdad, sino que también está dispuesta a decirlo y vivirlo. Lo que experimentamos y vivimos en nuestra alma debemos transmitirlo al exterior. Somos testigos de Jesús no sólo si conocemos sus enseñanzas, sino —y principalmente— cuando queremos y hacemos que otros lo conozcan y lo amen. Como dice el dicho: «Las palabras mueven, los ejemplos arrastran».
El Papa Francisco nos decía: «Agradezco el hermoso ejemplo que me dan tantos cristianos que ofrecen su vida y su tiempo con alegría. Ese testimonio me hace mucho bien y me sostiene en mi propio deseo de superar el egoísmo para entregarme más». Y añadía: «Quiero pediros especialmente un testimonio de comunión fraterna que se vuelva atractivo y resplandeciente». Eso es siempre una luz que atrae.
Rev. P. Higinio Rafael ROSOLEN IVE (Cobourg, Ontario, Canadá)

Santoral Católico:
Santa Flavia Domitila
Mártir
Mujer noble romana, de la familia del cónsul de Roma Flavio Clemente, que fue acusada, durante la persecución del emperador Domiciano, de haber renegado de los dioses paganos. Por ello y por su fe en Cristo, junto con otros muchos cristianos, fue desterrada a la isla de Ponza, en la que padeció un largo martirio a finales del siglo I.
© Directorio Franciscano    

Pensamiento del día

“Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan.
Y que en cambio, con las penas pasa al revés: se achican.
Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón.
Y un corazón dilatado está mejor capacitado para gozar de las alegrías
y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro”.
- Fray Mamerto Menapache-

Tema del día:
Oración para aprender a amar
Las lecturas de la misa de ayer domingo 6° del tiempo pascual, nos han hablado acerca del amor. La primera carta de San Juan se resume en tres maravillosas palabras: “Dios es amor”... Y en el Evangelio, es el mismo Jesús quien deja como legado a sus apóstoles (y a los hombres y mujeres de todos los tiempos) el mandamiento del amor, como el más grande de todos: “Amense los unos a los otros como yo los he amado”.

Para que sepamos cómo amar, para que encontremos la manera de ver a Jesús en el rostro del prójimo, para que el egoísmo no nuble nuestros sentimientos y las dificultades no nos abrumen, la Santa Madre Teresa de Calcuta ha dejado esta hermosa oración para aprender a amar

Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida...
Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua...
Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor...
Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo...
Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro...
Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado...
Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos...
Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien...
Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos...
Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión...
Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender...
Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona...
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos.
Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.
Amén.

El rincón del lector
Desde hace años hemos tenido esta sección llamada “El rincón del lector” destinada a dar cabida a los mensajes, opiniones y comentarios de las personas que leen Pequeñas Semillitas, que han podido expresarse libre y respetuosamente. Ahora, con nuestra presencia en Facebook, la posibilidad de manifestarse es mucho más abierta, directa y permanente.
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Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Una persona, un gesto, puede cambiarnos la vida. Pero así como pueden cambiárnosla a nosotros, también pueden cambiársela a los demás. Por eso es importante que siempre recordemos que somos personas, y que somos dueños de nuestros gestos. Y que al vivir en un mundo de relación, en contacto con otras personas, nuestra propia persona y nuestros gestos pueden cambiar la vida de los demás.
¿Nos pusimos a pensar simplemente en el valor de una sonrisa? Cuán diferente nos sentimos cuando se nos recibe con una sonrisa en lugar de una mueca o sólo con indiferencia. Qué distinto nos predispone la amabilidad, una palabra cálida, un gesto de cariño, una caricia, un beso, una manifestación de ternura...  En cambio la grosería, el desprecio, la indiferencia, el maltrato, pueden destruirnos.
Tratamos de ir por la vida sembrando amor y respeto; y no siempre recibimos lo mismo. Pero eso no debe hacer que nosotros cambiemos, porque, entonces, estaríamos imitando modelos que repudiamos.
Si algo nos lastima tratemos de cambiarlo; y si no podemos, apartémonos de ello. Pero no emulemos su accionar. Recordemos que esas, nuestras acciones, pueden cambiar la vida de los demás. Y lo lindo es cambiar la vida de los demás para bien, para mejor. Lo bueno es cambiar lágrimas por sonrisas, tristeza por alegría, desprecio por consideración, odio por amor, maldad por bondad...
Siempre, lo bueno, es cambiar malo por bueno. Obremos de modo tal que, en nuestro paso por la vida de los demás, sembremos sólo amor. Seguramente cosecharemos más de lo que nos podemos imaginar...

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad en  Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio. 

Pedimos oración para dos queridos amigos de la infancia en la ciudad de Santa Fe, Argentina: Raúl F. Z. (Rauli), 70 años de edad, que está en estado crítico en unidad de terapia intensiva con un cuadro ya irrreversible, rogando al Padre celestial que si es  Su Voluntad, lo reciba ya en su reino eterno. También pedimos por su hermano menor Omar, afectado de un proceso coronario agudo e internado también. 

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Cinco minutos del Espíritu Santo
Mayo 7
Ya los Apóstoles de Jesús acostumbraban imponer las manos a los que habían sido bautizados para que recibieran de un modo especial el Espíritu Santo (Hechos 8,15-17).
La Confirmación es el Sacramento que necesitamos no simplemente para salvarnos, sino para alcanzar la plenitud de la gracia del Bautismo:
"A los bautizados el Sacramento de la Confirmación los une más íntimamente a la Iglesia, y los enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo. De esta forma se comprometen mucho más, como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con sus palabras y sus obras" (Lumen Gentium 11).
Pero eso no significa que sólo un adulto o una persona madura puedan recibirlo, sino que es precisamente el regalo de la Confirmación lo que nos lleva a la madurez espiritual (CCE 1.308).
Demos gracias al Espíritu Santo, porque él se derramó en nosotros en ese hermoso Sacramento.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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