martes, 29 de mayo de 2018

Pequeñas Semillitas 3675

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3675 ~ Martes 29 de Mayo de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Señor, haz que cada día yo aprecie como si fuera la primera vez este regalo de despertar del sueño y volver a sentirme de veras tu hijo. Que yo no desperdicie mi tiempo en tonterías, y mucho menos en ir contra las líneas de tu plan, obra de tu infinito amor y tu infinita sabiduría. Te lo pido por mí y por todos los que llevan el nombre de cristianos.
María, Estrella de la mañana, Madre bondadosa y reina de la paz, a Ti consagro mi vida entera. Es hermoso dirigirte la primera mirada de la mañana, caminar en tu presencia durante el día y descansar bajo tu protección por la noche. Tú sonríes al niño inocente, das fuerza al joven que lucha, iluminas al adulto que trabaja y reconfortas al anciano que aguarda el premio por ti prometido.  Madre buena, ruega por mi ahora y en la hora de mi muerte. Amén. 

¡Buenos días!

Decisión y voluntad
“Un día Tamerlán, conquistador tártaro, sufrió una seria derrota que lo deprimió a tal punto que se encerró en su tienda. Pasaba las horas rumiando su desgracia y pensaba ya desistir de su ambicioso plan, cuando se fijó en una hormiga que subía por la lona de su carpa. Con un palito tiró al suelo la hormiga. Pero el insecto de inmediato volvió a subir. El rey tártaro insistió en arrojarla otra vez al suelo.

- Uno no cae en el combate, sino cuando ha dejado caer antes su ánimo (San Agustín).
- Un ejército está vencido a partir del momento en que se cree vencido (Napoleón).
- Es maravilloso el número de cosas imposibles que la gente decidida logra realizar. Nosotros deberíamos formar parte de ese equipo (Raúl Plus).
- No se duerman pensando que una cosa es imposible; podría despertarlos el ruido que otro hace al realizarla (Refrán americano).
- La perseverancia es el alto precio que hay que pagar por todas las conquistas de este mundo. Todo lo más grande en cualquier ámbito se ha conseguido por una ardiente constancia (Ignacio Larrañaga).

Sin desanimarse la hormiga empezó de nuevo su ascensión. El rey se obstinó en proyectarla al piso una y otra vez, hasta 80 veces. El rey se maravilló por la perseverancia demostrada por aquel pequeño insecto y, recapacitando, se dijo: "La imitaré y venceré". Y el rey tártaro se levantó, reorganizó su ejército, y siguió con renovado empuje la invasión proyectada. Fue un conquistador invencible”. ¿Estás convencido del valor de la constancia?
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora en el presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros». (Mc 10,28-31)

Comentario:
Hoy, como aquel amo que iba cada mañana a la plaza a buscar trabajadores para su viña, el Señor busca discípulos, seguidores, amigos. Su llamada es universal. ¡Es una oferta fascinante! El Señor nos da confianza. Pero pone una condición para ser discípulos, condición que nos puede desanimar: hay que dejar «casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio» (Mc 10,29).
¿No hay contrapartida? ¿No habrá recompensa? ¿Esto aportará algún beneficio? Pedro, en nombre de los Apóstoles, recuerda al Maestro: «Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido» (Mc 10,28), como queriendo decir: ¿qué sacaremos de todo eso?
La promesa del Señor es generosa: «El ciento por uno: ahora en el presente (...) y en el mundo venidero, vida eterna» (Mc 10,30). Él no se deja ganar en generosidad. Pero añade: «Con persecuciones». Jesús es realista y no quiere engañar. Ser discípulo suyo, si lo somos de verdad, nos traerá dificultades, problemas. Pero Jesús considera las persecuciones y las dificultades como un premio, ya que nos ayudan a crecer, si las sabemos aceptar y vivir como una ocasión de ganar en madurez y en responsabilidad. Todo aquello que es motivo de sacrificio nos asemeja a Jesucristo que nos salva por su muerte en Cruz.
Siempre estamos a tiempo para revisar nuestra vida y acercarnos más a Jesucristo. Estos tiempos y todo tiempo nos permiten —por medio de la oración y de los sacramentos— averiguar si entre los discípulos que Él busca estamos nosotros, y veremos también cuál ha de ser nuestra respuesta a esta llamada. Al lado de respuestas radicales (como la de los Apóstoles) hay otras. Para muchos, dejar “casa, hermanos, hermanas, madre, padre...” significará dejar todo aquello que nos impida vivir en profundidad la amistad con Jesucristo y, como consecuencia, serle sus testigos ante el mundo. Y esto es urgente, ¿no te parece?
Rev. D. Jordi SOTORRA i Garriga (Sabadell, Barcelona, España)

Santoral Católico:
Santa Úrsula Lodóchowska
Virgen y Fundadora
Nació el año 1865 en Loosdorf (Austria), de familia noble y muy religiosa. Entre sus hermanos, María Teresa, fundadora de las Claverianas, fue beatificada por Pablo VI, y Vladimiro fue superior general de la Compañía de Jesús. En 1883 la familia se trasladó a Polonia. A sus 21 años, entró ella en las Ursulinas de Cracovia. Destacó por su amor al Señor, su talento educativo y su sensibilidad ante las necesidades de los jóvenes en las difíciles circunstancias de su tiempo. Con la bendición de san Pío X, emprendió, en medio de grandes dificultades, su trabajo apostólico en Rusia, Finlandia, Suecia y Dinamarca. Durante su estancia en Escandinavia, trabajó en la promoción del compromiso ecuménico. Con la aprobación de la Santa Sede transformó su convento en la nueva congregación de Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante, centrada en la contemplación del amor salvífico de Cristo y en la labor educativa y de servicio a los indigentes. Murió en Roma el 29 de mayo de 1939. Juan Pablo II la canonizó el año 2003.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Pensamiento del día

“Nadie es verdaderamente humilde
si no está sometido a toda criatura,
y primeramente y por encima de todo,
a la Santa Iglesia nuestra madre”.
-San Francisco de Asís-

Historias:
Si son amigos no te olvidarán
Érase una vez un joven que, desde su infancia, había aprendido a remar.  Todos los días iba a remar al río y sus recorridos eran, habitualmente, bastante largos.  A veces los hacía solo; otras, llevaba a otros con él, pues le gustaba la compañía de sus amigos.

Un día en que se hallaba remando en el río con el agua en calma y bajo un sol resplandeciente, vio aparecer a lo lejos una serie de remolinos.  Como ya tenía experiencia con los rápidos y sabía controlar su embarcación, no se preocupó demasiado.  Su chaleco salvavidas estaba en el fondo del bote y se dijo que, si lo necesitaba, siempre habría tiempo de ponérselo.

De repente, surgió como de la nada un viento imponente que lo lanzó hacia las rápidos a una velocidad vertiginosa.  Comenzó a sentir miedo, pero como ya había visto a otros remeros atravesar dichos rápidos con fuertes vientos, se dijo: "Si ellos lo lograron, yo también superaré la prueba".  Esto lo tranquilizó.

Pero cada vez que movía un remo, el bote chocaba contra las rocas.  Continuó remando y agarrándose de los bordes del bote.  Quiso ponerse el chaleco salvavidas, pero resulta que se había caído al agua.  Entonces, a pesar de que sabía nadar bien, el miedo se fue apoderando de él cada vez más.  Remó desesperadamente, pero en vano.  Estaba perdiendo el control de su frágil embarcación, que cada vez con más velocidad era arrastrada por el agua y sus fuerzas disminuían, tanto es así que terminaron escapándosele los remos.  En el horizonte no venía más que remolinos, olas y rocas.  El cálido y hermoso sol había desaparecido.  Sus ojos recorrieron la ribera, pero no vio a nadie.  No obstante, en sus anteriores paseos siempre había mucha gente en las orillas, ahora les hubiera podido pedir ayuda.  Por más que gritara pidiendo auxilio, tenía la impresión de que el viento se llevaba su voz.  Su miedo aumentaba, sus fuerzas disminuían y se sentía tan solo.

Cuando pensaba que su situación no tenía remedio, de repente oyó una voz; ¡Agárrate bien!  ¡Aguanta!  ¡Voy para allá!  ¿De dónde había venido ese mensaje?  ¿Era un milagro?  Reponiéndose, se limpió los ojos y vio en la orilla muchos rostros conocidos.  Él, que un momento antes pensaba que todos lo habían abandonado, se dio ahora cuenta de que el agua que tenía en los ojos y el sudor que se escurría por su frente le habían nublado la visión.  Los amigos que antes no veía habían estado siempre allí, llamándolo y lanzándole cuerdas, boyas y chalecos salvavidas.  Se había olvidado de todas aquellas personas que lo querían tanto y el hecho de verlos ahora luchar para salvarlo, le dio fuerza y valor.  Entonces recordó que había dejado un remo viejo en el fondo del bote; lo tomó y al acercarse a la orilla, logró atrapar algunas de las cuerdas que le habían lanzado.  Como no quería alejarse se dejó guiar por estas cuerdas trenzadas con amor. El viento amainó, el río se calmó cada vez más y el sol salió otra vez.
© Michel Dufoux

Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Si no rezamos a Dios y a la Virgen con confianza en el corazón, entonces será bien poco lo que obtendremos, porque Dios concede sus gracias a quienes confían en Él, y cuanto más confía un alma, tantas más gracias concede Dios. Por eso debemos prestar atención a cómo hacemos nuestra oración, si ponemos intenciones llenas de una santa ambición, y si cuando la hacemos estamos confiando en el Señor, en su bondad infinita, que da mucho, muchísimo, a quien confía mucho, muchísimo en Él.
Dios no tiene límites porque es infinito, y sus tesoros de gracias y dones, incluso materiales, son también infinitos. Pero si bien Dios no tiene límites, nosotros los hombres sí le ponemos límites con nuestras actitudes al rezar, al pedir esos dones, puesto que con nuestra poca confianza, limitamos y es como que atamos el poder de Dios, su providencia y generosidad, y así es como que cerramos la canilla por donde nos viene el agua abundante de las gracias y favores de todo tipo.
De nosotros depende que Dios nos regale con gracias tan grandes y escogidas, y en gran cantidad, porque sólo debemos confiar en Él y en su amor por nosotros. Si hacemos así, entonces caminaremos por esta vida con alegría en el corazón, porque el Señor no nos negará nada. 

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad en  Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para Ester Q., quevive en San Martín, Buenos Aires, Argentina, y dentro de dos días será operada de la columna vertebral. Que el Señor la bendiga en la cirugía y la Santísima Virgen la acompañe y le dé fuerzas y confianza.

Pedimos oración para Lucy Inés, 55 años de edad, de Chile, que tiene problemas de artrosis en una rodilla y está en tratamiento médico y kinésico. También pedimos por Rosita V., de 70 años, de Lima, Perú, por su salud física y por un viaje próximo a realizar.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Cinco minutos del Espíritu Santo
Mayo 29
"Ven Espíritu Santo, limpia mi interior de todo residuo de resentimiento y de malos recuerdos.
Concédeme recordar el pasado con serenidad, sin rencores ni tristezas, sin angustias ni temores. Mi seguridad está en tu amor y en tu fuerza que me abraza.
No permitas que me debilite y me desgaste con faltas de perdón y resquemores.  Arranca de mi interior todo deseo de venganza.
Muéstrame, Espíritu Santo, que la venganza termina cayendo sobre mi propia vida y matando mi alegría y mi paz. Ayúdame a declarar libres a esas personas que de alguna manera me hicieron sufrir.
Que yo no necesite hacerlos sufrir para sentirme bien.
Derrama en mi interior tu compasión, coloca en mis ojos tu mirada compasiva, para que pueda recordarlos sin rencor y sin angustia.
Libérame Dios mío, para que pueda respirar feliz y caminar sin ataduras interiores.
Muéstrame que hay más felicidad en dar que en recibir, y que siempre es mejor vencer el mal con el bien.
Ven Espíritu Santo. Amén."
* Mons. Víctor Manuel Fernández 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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