PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
13 - Número 3651 ~ Sábado 5 de Mayo de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Cuando
me vuelvo hacia adentro durante mis ratos de contemplación y meditación, entro
por las puertas de la plegaria en un santuario donde puedo descansar en la
comodidad que sólo Dios puede dar.
Al
cruzar las puertas de la oración me detengo un momento, bañándome en el fulgor
del amor puro y el apoyo incondicional. Siento la amorosa presencia de Dios, a
tal punto que inmediatamente doy las gracias.
En
este momento renuevo mi convencimiento de que Dios es mi fuerza y mi seguridad.
Dios me da amor incondicional; a cambio yo doy fe absoluta y amor con todo mi
corazón.
En
el reino interior sólo me espera Dios. No se me exige nada, salvo estar en
silencio, pues soy uno con Dios. El amor y el gozo que siento trascienden
cualquier necesidad de palabras.
¡Buenos días!
Robensburg: campo de concentración
Perdonar
es más propio de Dios cuya misericordia es infinita, que del hombre que tan
fácilmente se deja arrastrar a la venganza. Pero hay ejemplos de personas que,
buscando inspiración y fuerza en Jesús, incluso murieron perdonando a sus
verdugos. Aquí tienes un texto encontrado en un pedazo de papel en Robensburg,
campo de concentración de la Segunda Guerra Mundial:
Acuérdate, Señor, no sólo de los hombres y mujeres de
buena voluntad, sino también de los de mala voluntad. No recuerdes tan sólo el
sufrimiento que nos han causado; recuerda también los frutos que hemos dado
gracias a ese sufrimiento: la camaradería, la lealtad, la generosidad, la
humildad, el valor y la grandeza de ánimo que todo ello ha conseguido inspirar.
Y cuando los llames a ellos a juicio, haz que esos frutos que hemos dado sirvan
para su recompensa y perdón.
Emocionante
testimonio de personas creyentes que supieron transformar una situación muy
dura, en ocasión de crecimiento espiritual y de fraternidad humana, mientras
rogaban a Dios que tuviera misericordia de sus crueles carceleros. Para poder
perdonar pide al Espíritu Santo que derrame el amor de Dios en tu corazón. ¡Y se producirá el milagro del perdón!
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si el mundo os odia, sabed que a mí
me ha odiado antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo
suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del
mundo, por eso os odia el mundo. Acordaos de la palabra que os he dicho: El
siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os
perseguirán a vosotros; si han guardado mi Palabra, también la vuestra
guardarán. Pero todo esto os lo harán por causa de mi nombre, porque no conocen
al que me ha enviado». (Jn 15,18-21)
Comentario:
Hoy,
el Evangelio contrapone el mundo con los seguidores de Cristo. El mundo
representa todo aquello de pecado que encontramos en nuestra vida. Una de las
características del seguidor de Jesús es, pues, la lucha contra el mal y el
pecado que se encuentra en el interior de cada hombre y en el mundo. Por esto,
Jesús resucitado es luz, luz que ilumina las tinieblas del mundo. Karol Wojtyla
nos exhortaba a «que esta luz nos haga fuertes y capaces de aceptar y amar la
entera Verdad de Cristo, de amarla más cuanto más la contradice el mundo».
Ni
el cristiano, ni la Iglesia pueden seguir las modas o los criterios del mundo.
El criterio único, definitivo e ineludible es Cristo. No es Jesús quien se ha
de adaptar al mundo en el que vivimos; somos nosotros quienes hemos de
transformar nuestras vidas en Jesús. «Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre».
Esto nos ha de hacer pensar. Cuando nuestra sociedad secularizada pide ciertos
cambios o licencias a los cristianos y a la Iglesia, simplemente nos está
pidiendo que nos alejemos de Dios. El cristiano tiene que mantenerse fiel a
Cristo y a su mensaje. Dice san Ireneo: «Dios no tiene necesidad de nada; pero
el hombre tiene necesidad de estar en comunión con Dios. Y la gloria del hombre
está en perseverar y mantenerse en el servicio de Dios».
Esta
fidelidad puede traer muchas veces la persecución: «Si a mí me han perseguido,
también os perseguirán a vosotros» (Jn 15,20). No hemos de tener miedo de la
persecución; más bien hemos de temer no buscar con suficiente deseo cumplir la
voluntad del Señor. ¡Seamos valientes y proclamemos sin miedo a Cristo
resucitado, luz y alegría de los cristianos! ¡Dejemos que el Espíritu Santo nos
transforme para ser capaces de comunicar esto al mundo!
Rev. D. Ferran JARABO i Carbonell (Agullana, Girona,
España)
Santoral Católico:
San Hilario de Arlés
Obispo
Nació
en torno al año 401 y, cursados los primeros estudios, fue funcionario
imperial. Por influencia de un pariente suyo, san Honorato, entró en el
monasterio de Lerins. Cuando Honorato fue elegido obispo de Arlés (Provenza,
Francia), se lo llevó consigo, y, cuando Honorato murió, lo eligieron para
sucederle. En su vida de obispo siguió observando la austeridad y pobreza
monacales. Permaneció entregado a la oración, ayunos y vigilias. Fue un pastor
celoso, asiduo predicador, revelando a los pecadores la misericordia de Dios,
buen administrador de los bienes eclesiásticos para beneficio de los pobres y
para rescatar prisioneros. Murió el año 449.
© Directorio Franciscano – Catholic.net
Palabras del Santo Padre Pío
"Que no lo amedrenten las frecuentes insidias
del demonio.
Jesús, que está siempre con usted
y que luchará a su lado y por usted,
no permitirá jamás que llegue a verse defraudado y
vencido"
Grandes
Biografías:
Napoleón
Bonaparte
Napoleón
Bonaparte fue un militar francés, proclamado emperador de Francia tras el fin
de la Revolución Francesa. Nació en Ajaccio, capital de la Isla de Córcega, el
día 15 de agosto del año 1769. Sus padres fueron Carlo Buonaparte y María
Letizia Ramolino.
El
padre de Bonaparte era un abogado con mala visión para los negocios y para la
política, en tanto que la madre era una mujer decidida y apasionada. Fue ella
quien mayor influencia tuvo en el carácter, no sólo de Napoleón, sino también
en sus hermanos.
Su
padre, Carlo Buonaparte, tuvo el buen tino de mover influencias para lograr que
Napoleón fuera admitido en el Colegio de Autun, y posteriormente en la prestigiosa
Escuela Militar de Brienne, donde se empezó a evidenciar su férreo carácter.
Tuvo
una juventud turbulenta, sobre todo a raíz de la muerte de su padre, conflictos
por razones políticos y su retiro temporal del servicio activo. Los problemas
económicos derivados de ello, hicieron que la familia llevara por un tiempo una
vida errante, pero eventualmente lograron establecerse, y Napoleón pudo volver
a filas.
En
1796 contrae matrimonio con Josefina de Beauharnais, mayor que él, y conocida
en lo sucesivo como Josefina Bonaparte.
Durante
el período revolucionario, Bonaparte llevó a cabo campañas en el extranjero,
como la de Italia y la de Egipto, en las que se puso de relieve su enorme
capacidad como estratega y su influencia sobre la tropa. Fue así como se hizo
de un enorme prestigio, que le ayudó a liderar con éxito el Golpe de Estado
contra el Directorio Revolucionario, conocido como Golpe del 18 de brumario (9
de noviembre de 1799). Instauró un régimen conocido como Consulado, dentro del
cual era el líder indiscutido.
Comenzó
una serie de reformas, y con el fin de consolidar su posición dentro del país,
se proclama emperador de Francia el 2 de diciembre de 1804, con el nombre
Napoleón I.
Con
el Imperio, Napoleón comienza una etapa de guerras y expansión. España, Italia,
Alemania y otros países fueron sumados a la esfera de influencia francesa. En
especial la anexión de España tuvo una importancia capital al otro lado del
Atlántico, debido a que al caer el Rey de España, los movimientos independentistas
de Hispanoamérica supieron aprovechar la oportunidad de fortalecerse y
consolidarse.
Por
otra parte, el Imperio instauró reformas de tipo económico, que mejoraron
sustancialmente las condiciones de vida de los franceses.
Pero
el modelo napoleónico empezó a desgastarse. El fuerte carácter de Bonaparte se
reflejaba claramente en una política de intolerancia.
La
política de expansiones se traducía en continuas y largas guerras que
ahuyentaban a los más jóvenes, renuentes a convertirse en carne de cañón. Esta
pérdida de aceptación se vio acrecentada con el fracaso de la Invasión a Rusia
en 1812. El otrora sólido prestigio de Bonaparte se fue desmoronando hasta que
tuvo que renunciar al trono en 1814. Napoleón fue desterrado a la Isla de Elba.
La
pobre aceptación que tuvo la monarquía de Luis XVIII, que asumió a
continuación, hizo creer a Bonaparte que podría regresar. Se fugó de Elba y
tomó de nuevo el trono; pero no duraría allí más de cien días: fue
definitivamente derrotado por los ingleses en la Batalla de Waterloo, y
exiliado a la Isla de Santa Elena en 1815.
Bonaparte
abdicó al trono en favor de su hijo Francisco, pero este no llegó a asumir. En
el exilio comenzó a dar señales de deterioro en su salud, que se fueron
agravando con los años. Muere el 5 de mayo de 1821. Investigaciones
contemporáneas sobre la afección que lo llevó a la muerte sugieren un fuerte
envenenamiento con arsénico.
Napoleón
Bonaparte es considerado el conquistador por excelencia, además de gobernante
absoluto. Es una referencia obligada como estratega. Sus acciones lograron,
aunque fuese sin proponérselo, influir en muchos procesos de independencia. También
se cita como ejemplo de cómo es posible pasar del éxito absoluto a la derrota
total, sobre todo cuando se es muy poderoso.
Humor de sábados
Concédeme,
Señor, la gracia del buen humor. Los santos fueron santos, pero también fueron
alegres.
Santa
Teresa de Jesús decía: "Un santo triste es un triste santo" (También
se atribuye esta frase a San Francisco de Sales).
No
me imagino a Jesús serio, ni a María.
Hubo
mucha seriedad en mi vida, demasiada formalidad. Muchas cosas me robaron la
alegría, fueron ladrones de mi buen humor.
El
buen humor no es sólo reír ante un chiste, no es la carcajada fácil, aunque
reír ayuda.
El
buen humor es una actitud frente a la vida, es reconocer el lado alegre de los
hechos y de las circunstancias.
El
buen humor ayuda a aliviar las congojas y las culpas.
El
buen humor transforma nuestros melodramas en comedias.
La
ironía es la caricatura del buen humor. La ironía hiere, el buen humor cura. La
ironía ridiculiza, el buen humor crea puentes.
Humor
es espíritu, actitud, ingenio, alivio, sonrisa, esperanza.
Tú
eres, Señor, la causa de mi alegría. Si los Apóstoles se sentían tan bien
contigo, no creo que haya sido por tu severidad, sino por tu buen carácter, por
tu buen humor.
Que
sepa reírme de mí mismo, el primer peldaño del buen humor.
Que
nunca me ría de los demás, el primer peldaño de la tristeza.
Ante
la seriedad, un poco de soltura. Ante la rigidez, un poco de flexibilidad
interior.
Que
sepa tener buen humor hará de mi vejez un camino de luz; sabré entusiasmar a
otros, sabré reírme con otros.
Amén.
(Tomado del libro "Oraciones para las personas
mayores" del P. Ernesto Giobando S.J.)
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
A
veces, es mejor dejar que algo se vaya y comenzar de nuevo. Hay cosas que nos
pasan en la vida que encontramos difíciles de aceptar. Los recuerdos regresan y
nos perturban una y otra vez.
Cuando
algo sucede en nuestras vidas que encontramos difícil de aceptar, tenemos que
decidir si hay algo que podamos hacer para cambiar las cosas.
Si
lo hay, debemos hacer los que podamos para que todo esté de nuevo bien.
Pero
si hemos hecho todo lo posible, y en nuestro corazón sabemos que ahora no hay
nada más que hacer, entonces, dejemos que se vaya lo que nos quita la
tranquilidad.
Después
de haber repasado los "qué hubiera pasado si..." y los "¿por
qué?", quizás aprendamos una lección valiosa. Y descubramos que si bien fue doloroso,
crecimos por la experiencia.
Aprender
a dejar ir las cosas, en vez de preocuparnos por lo que pudo haber sido, con el
tiempo podría ser más valioso que aquello que hemos dejado ir.
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas,
religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico
de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios
Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las
misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón
de María; por la conversión de todos los
pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad
en Córdoba (Argentina); por los niños
con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del
Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países
del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las
familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes
hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Cinco minutos del Espíritu Santo
Mayo 5
"Ven
Espíritu Santo. Quiero decirte que he tenido muchos ideales y muchos sueños,
pero con el paso del tiempo se fueron apoderando de mí muchas cosas que me
enferman por dentro: rencores, egoísmos, nerviosismos, celos, envidias,
tristezas, ambiciones, cansancios o desilusiones.
Todo
eso, poco a poco, me fue quitando la alegría de soñar, de amar, de servir.
Ahora,
en lugar de luchar por un mundo mejor, lo que busco es estar tranquilo, que no
me molesten, disfrutar de la vida. Yo sé que eso también es bueno, pero me
duele haber enfriado mis sueños más hermosos.
Por
eso te pido que vengas Espíritu Santo. Ven a devolverme las ganas de hacer el
bien, de cambiar algo en este mundo; renueva en mí el sueño de una vida
fraterna y solidaria, la alegría de servir y de trabajar con los demás.
Ven
Espíritu Santo, para que deje de sobrevivir y vuelva a vivir.
Ven,
para que pueda recuperar la alegría y el deseo de luchar por grandes ideales.
Ven
Espíritu Santo. Amén."
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el
más pequeñito de todos)
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