PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
13 - Número 3654 ~ Martes 8 de Mayo de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Me
resulta fácil recordar que debo rezar por la gente que está viviendo un desafío;
y rezo. Pero tal vez no recuerde orar por ellos cuando todo marcha bien.
Por
eso hoy y todos los días recordaré dar las gracias por todas las personas que
hay en mi vida.
He
sido bendecido con muchas relaciones especiales: familiares, amigos, compañeros
de trabajo y hasta personas con las que tengo sólo un vínculo pasajero.
Cada
vez que encuentro a estas personas especiales tengo una flamante oportunidad de
bendecirlos y recibir de ellos una bendición.
Cuando
rezo por otros, expando mi visión para incluir a la gente de todo el mundo, los
que están cerca y los que están lejos, pues son parte de mi familia mundial.
¡Buenos días!
Pedalea
Confiar
en Dios es depositar toda tu fe en él. Dejarle el cuidado de tus cosas.
Permitirle disponer de tu futuro, porque sabes que te ama más que tú mismo.
Reposar en él “como un niño en brazos de su madre” (salmo 131).Confía sobre
todo en las pruebas, cuando las cosas resultan incomprensibles.
Aquel día estaba sentado junto a un camino que
conducía a lo alto de una colina. Observé a un muchacho montado en bicicleta
que se esforzaba en subir por la colina teniendo incluso el viento en contra.
Evidentemente el esfuerzo que tenía que hacer era tremendo. Cuando estaba más
fatigado apareció afortunadamente un ómnibus que subía la colina en la misma
dirección. Su marcha no era muy acelerada y el joven pudo agarrarse con una
mano de los barrotes de subida de la parte trasera del autobús. Puedes
imaginarte lo que sucedió. El muchacho subió la cuesta a las mil maravillas.
Cuántas
veces tú también estás pedaleando cuesta arriba contra toda clase de
oposiciones y te encuentras casi extenuado por el esfuerzo. Recuerda que tienes
a mano un poder disponible, la energía que te da la confianza en Dios. Ora así:
“El Señor es mi fuerza y mi poder, confiaré y no temeré”. El transformará tu
debilidad en fortaleza y tu cansancio en renovado vigor.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Pero ahora me voy a Aquel que
me ha enviado, y ninguno de vosotros me pregunta: ‘¿Adónde vas?’. Sino que por
haberos dicho esto vuestros corazones se han llenado de tristeza. Pero yo os
digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a
vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré: y cuando Él venga,
convencerá al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y
en lo referente al juicio; en lo referente al pecado, porque no creen en mí; en
lo referente a la justicia porque me voy al Padre, y ya no me veréis; en lo
referente al juicio, porque el Príncipe de este mundo está juzgado». (Jn 16,5-11)
Comentario:
Hoy
el Evangelio nos ofrece una comprensión más profunda de la realidad de la
Ascensión del Señor. En la lectura del Evangelio de Juan del Domingo de Pascua,
Jesús le dice a María Magdalena que no se aferre a Él porque «aún no he subido
a mi Padre» (Jn 20,17). En el Evangelio de hoy Jesús se da cuenta de que «por
haberos dicho esto, vuestros corazones se han llenado de tristeza» (Jn 16,6),
por eso indica a sus discípulos que «os conviene que yo me vaya» (Jn 16,7).
Jesús debe ascender al Padre. Sin embargo, todavía está entre nosotros.
¿Cómo
puede irse y quedarse al mismo tiempo? Este misterio lo explicó el Papa
Benedicto XVI: «Y, dado que Dios abraza y sostiene a todo el cosmos, la
Ascensión del Señor significa que Cristo no se ha alejado de nosotros, sino que
ahora, gracias al hecho de estar con el Padre, está cerca de cada uno de
nosotros, para siempre».
Nuestra
esperanza se halla en Jesucristo. Con su conquista sobre la muerte nos dio una
vida que la muerte no podrá nunca destruir, su Vida. Su resurrección es la
verificación de que lo espiritual es real. Nada puede separarnos del amor de
Dios. Nada puede disminuir nuestra esperanza. Las negativas del mundo no pueden
destruir lo positivo de Jesucristo.
El
mundo imperfecto en el que vivimos, un mundo donde sufren los inocentes, puede
conducirnos al pesimismo. Pero Jesucristo nos ha transformado en eternos
optimistas.
La
presencia viva del Señor en nuestra comunidad, en nuestras familias, en
aquellos aspectos de nuestra sociedad que, con todo derecho, pueden ser
llamados “cristianos”, nos confieren una razón para la esperanza. La Presencia
Viva del Señor en cada uno de nosotros nos ha proporcionado alegría. No importa
cuán grande sea el aluvión de noticias negativas que los medios disfrutan
presentándonos; lo positivo del mundo supera con mucho a lo negativo, pues
Jesús ha ascendido.
Él,
en efecto, ha ascendido, pero no nos ha abandonado.
Fr. Joseph A. PELLEGRINO (Tarpon Springs, Florida,
Estados Unidos)
Santoral Católico:
Nuestra Señora de Luján
Advocación Mariana
Es
la Patrona de la República Argentina
y su fiesta es el 8 de mayo.
En
1630, cien años después del milagro de Guadalupe, María se manifiesta en el Río
de la Plata.
Como
suele ocurrir con la Santísima Virgen, a fuerza de milagros se produjo un
fenómeno de conversión popular que arrastró a millones de personas a través de
los siglos, al amor verdadero por la Madre de Dios y a través de Ella a Cristo.
Argentina
tiene en sus raíces a la Virgen de Luján. Se puede decir sin miedo a
equivocarse que la propia Madre de Dios marcó con su sello inconfundible la
creación de esta Nación, y su historia actual también. Para los argentinos, es
tiempo de volver los ojos a la mirada Misericordiosa de la Reina del Cielo,
Virgen gauchita y guapa, para suplicarle su ayuda urgente.
Más
abajo narramos en forma resumida la historia de la Virgen de Luján, cuya imagen
fue coronada canónicamente por el Papa León XIII en 1887.
© Aciprensa
Palabras de San Juan Pablo II
“Te
encomiendo y te consagro, Virgen de Luján, la patria argentina, pacificada y
reconciliada, las esperanzas y anhelos de este pueblo, la Iglesia con sus
Pastores y sus fieles, las familias para que crezcan en santidad, los jóvenes
para que encuentren la plenitud de su vocación, humana y cristiana, en una
sociedad que cultive sin desfallecimiento los valores del espíritu. Haz que
Argentina entera sea fiel al Evangelio, y abra de par en par su corazón a
Cristo, el Redentor del hombre, la Esperanza de la humanidad”.
Historias:
Ella se quiso quedar en Luján
Esta
es la breve historia de la Virgen que se quiso quedar en Luján
Hacia
el año 1630, un cierto portugués, de nombre Antonio Faría de Sá, hacendado de
Sumampa, jurisdicción de Córdoba del Tucumán, pidió a un amigo suyo, Juan
Andrea, marino, que le trajese del Brasil una imagen de la Concepción de María
Santísima con el propósito de venerarla en la Capilla que estaba fabricando en
su estancia.
Juan
Andrea cumplió el encargo y le trajo no una, sino dos imágenes de Nuestra
Señora, que llegaron al puerto de Buenos Aires. Una, según el pedido, era de la
Purísima Concepción; la otra, del título de la Madre de Dios con el niño Jesús
dormido entre los brazos.
Ambas
imágenes fueron colocadas en dos cajoncillos y subidas a una carreta. Al llegar
a las orillas del Río Luján, en la estancia de Rosendo, los troperos se
detuvieron allí para pasar la noche. Al día siguiente, una clara mañana de
Mayo, queriendo proseguir el camino no pudieron mover la carreta. Admirados de
la novedad pasaron a individualizar la causa y declaró el conductor del convoy:
“Aquí vienen dos cajones con dos bultos de la Virgen, que traigo recomendados
para una capilla de Sumampa”.
Cuando
abrieron el cajón, hallaron una bella imagen de Nuestra Señora de la
Concepción, de media vara de alto y con las manos juntas ante el pecho. Luego
de venerar la Santa Imagen la llevaron en procesión a la casa de Rosendo y sus
dueños le levantaron un humilde altar. Fue entonces cuando un joven negro
llamado Manuel dijo: “Sáquese de la carreta uno de los cajones y observemos si
camina”.
Así
se hizo, pero en vano. “Truéquense los cajones”, replicó él mismo. Entonces
ocurrió que al cambiar los cajones y al tirar los bueyes la carreta se movió
sin dificultad.
Desde
luego entendieron los arrieros tal disposición del Cielo de que la imagen de la
Virgen encerrada en tal cajón debía quedarse en aquel paraje y así siguieron
con la otra a su destino.
Desde
entonces se la venera en Luján, y es la Patrona de la República Argentina. Con
el correr de los años se levantó un templo que es hoy la Basílica de Luján.
Para
leer más detalles de esta hermosa historia hacer clic acá.
Nuevo vídeo y artículo
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet
con
una oración a la Virgen de Luján.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página
Hay
nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
con
la consagración a la Virgen de Luján
de
la República Argentina
Puedes
acceder en la dirección:
Oración por la Patria
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Nos sentimos heridos y agobiados.
Precisamos tu alivio y fortaleza.
Queremos ser nación, una nación cuya identidad
sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien
común.
Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios
para amar a todos sin excluir a nadie,
privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos
ofenden,
aborreciendo el odio y construyendo la paz.
Concédenos la sabiduría del diálogo
y la alegría de la esperanza que no defrauda.
Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor,
cercanos a María, que desde Luján nos dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina!
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Amén.
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas,
religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico
de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios
Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las
misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón
de María; por la conversión de todos los
pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad
en Córdoba (Argentina); por los niños
con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del
Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países
del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las
familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes
hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por el eterno
descanso del alma de Raúl F. Z. (Rauli), de
Santa Fe, Argentina. Brille para él la LUZ que no tiene fin. Y que María Madre
consuele en este momento a toda su hermosa familia.
Pedimos oración para María del Carmen, Jorge e Ivanna, de la ciudad de Córdoba, Argentina, personas afectadas por diversos problemas de salud, rogando a Jesús Resucitado por la mediación de la Santísima Virgen María de Luján, patrona de Argentina, que les conceda la gracia de recuperarse pronto.
Pedimos oración para María del Carmen, Jorge e Ivanna, de la ciudad de Córdoba, Argentina, personas afectadas por diversos problemas de salud, rogando a Jesús Resucitado por la mediación de la Santísima Virgen María de Luján, patrona de Argentina, que les conceda la gracia de recuperarse pronto.
Pedimos
oración para las siguientes personas: Juana
V., de Montevideo, Uruguay, que está sufriendo un proceso de deterioro en
su memoria; María Laura Eugenia Q. G.,
de ciudad de México, con gastritis y carcinoma intestinal; Rosa Adela E. V., de Puebla, México, con cáncer y dolores muy
fuertes; salud de la familia Rodriguez
Tagle; y por el consuelo y fortaleza espiritual del matrimonio conformado
por Ernesto y Mariana de ciudad de
México, que sufrieron la pérdida de su embarazo. Por todas estas intenciones,
te rogamos Señor.
Continuamos
unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de
Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades,
poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para
el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los
corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que
están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino,
paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al
Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras
debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Cinco minutos del Espíritu Santo
Mayo 8
Cuando
le pedimos al Espíritu Santo que sane nuestros recuerdos, no tenemos que pensar
solo en lo que nos han hecho los demás. A veces sufrimos más por lo que hemos
hecho nosotros mismos. Los remordimientos son recuerdos dolorosos de errores
que hemos cometido; errores que nos llevan a despreciarnos a nosotros mismos, y
así nos hacen sentir indignos de vivir.
Si
no los curamos, los remordimientos no desaparecerán con el paso del tiempo.
Podremos disimularlos con la actividad o las distracciones; pero ni bien
tengamos un momento de soledad o de silencio, volverán a torturarnos. Y si
escapamos de la soledad, aparecerán igualmente, en medio de una conversación o
de un pasatiempo, impidiéndonos disfrutar de lo que estamos viviendo.
O
aparecerán en medio del trabajo y nos harán sentir que lo que hacemos no vale
la pena, porque ya no es posible modificar el pasado.
Esos
sentimientos quitan la alegría, el entusiasmo, la iniciativa. Son como una
mancha que parece arruinarlo todo. Pero no se puede volver atrás para borrar lo
que pasó.
Lo
mejor es pedirle al Espíritu Santo que nos ayude a reconciliarnos con nosotros
mismos, que nos dé su amor para comprendernos y perdonarnos a nosotros mismos
con ternura. Porque de nada nos sirve odiarnos y despreciarnos. Dios no quiere
eso. Sólo quiere que entreguemos nuestro pasado y marchemos hacia adelante con
alegría y con ganas.
A
veces es necesario pedir durante un tiempo al Espíritu Santo, la gracia de
perdonarnos a nosotros mismos, porque solo él puede tocar y sanar nuestras
angustias más profundas y él nos va liberando poco a poco, a medida que le
abrimos nuestro corazón.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el
más pequeñito de todos)
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