PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
13 - Número 3647 ~ Martes 1 de Mayo de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
El
1° de mayo se conmemora en todo el mundo el Día Internacional del Trabajador en
homenaje a los llamados Mártires de Chicago, grupo de sindicalistas anarquistas
que fueron ejecutados en 1886.
El
reclamo de los trabajadores era claro: un pedido de reducción de la jornada
laboral a 8 horas, cuando lo "normal" era trabajar entre 12 y 16
horas. La protesta, llevada a cabo inicialmente por 80.000 trabajadores, pronto
desembocó en una poderosa huelga nacional que afectó a numerosas fábricas de
los Estados Unidos. La fuerza demostrada por los obreros en su reclamo marcó un
antes y después en la historia de todos los trabajadores, instaurándose aquella
fecha como el "Día del Trabajador".
Coincidentemente
celebramos hoy a San José Obrero, el carpintero de Nazaret, que con su
laboriosidad proveyó la subsistencia de María y de Jesús e inició al Hijo de
Dios en los trabajos de los hombres. Y con justicia se lo considera Patrono de
los Trabajadores. A él le pedimos en oración comunitaria que no falte trabajo
digno para nadie en el mundo.
¡Buenos días!
El don de fortaleza
Hay
en Isaías un texto luminoso que llena de fortaleza el corazón cuando sientes la
debilidad de la condición humana: “Los que esperan en el Señor renuevan sus
fuerzas, despliegan alas como las águilas; corren y no se agotan, avanzan y no
se fatigan” (40, 31). Aquí tienes unas palabras de animación del salmo 27,
cuando te sientas desfallecer en la lucha de la vida.
V. Espera en el Señor, sé valiente.
R. Espera en el Señor, sé valiente.
V. Ten ánimo, espera en el Señor.
R. Sé valiente.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Espera en el Señor, sé valiente.
Este
responsorio es apropiado para alentarte una y otra vez, como celestial elixir
que restituye las fuerzas agotadas y saca de algún rincón de tu interior,
nuevos bríos, nuevas ideas, nueva vida, nueva actividad…
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Os dejo la paz, mi paz os doy;
no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde.
Habéis oído que os he dicho: ‘Me voy y volveré a vosotros’. Si me amarais, os
alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Y
os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis. Ya no
hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el Príncipe de este mundo. En
mí no tiene ningún poder; pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro
según el Padre me ha ordenado». (Jn 14,27-31a)
Comentario:
Hoy,
Jesús nos habla indirectamente de la cruz: nos dejará la paz, pero al precio de
su dolorosa salida de este mundo. Hoy leemos sus palabras dichas antes del
sacrificio de la Cruz y que fueron escritas después de su Resurrección. En la
Cruz, con su muerte venció a la muerte y al miedo. No nos da la paz «como la da
el mundo» (cf. Jn 14,27), sino que lo hace pasando por el dolor y la
humillación: así demostró su amor misericordioso al ser humano.
En
la vida de los hombres es inevitable el sufrimiento, a partir del día en que el
pecado entró en el mundo. Unas veces es dolor físico; otras, moral; en otras
ocasiones se trata de un dolor espiritual..., y a todos nos llega la muerte.
Pero Dios, en su infinito amor, nos ha dado el remedio para tener paz en medio
del dolor: Él ha aceptado “marcharse” de este mundo con una “salida” sufriente
y envuelta de serenidad.
¿Por
qué lo hizo así? Porque, de este modo, el dolor humano —unido al de Cristo— se
convierte en un sacrificio que salva del pecado. «En la Cruz de Cristo (...),
el mismo sufrimiento humano ha quedado redimido» (San Juan Pablo II).
Jesucristo sufre con serenidad porque complace al Padre celestial con un acto
de costosa obediencia, mediante el cual se ofrece voluntariamente por nuestra
salvación.
Un
autor desconocido del siglo II pone en boca de Cristo las siguientes palabras:
«Mira los salivazos de mi rostro, que recibí por ti, para restituirte el
primitivo aliento de vida que inspiré en tu rostro. Mira las bofetadas de mis
mejillas, que soporté para reformar a imagen mía tu aspecto deteriorado. Mira
los azotes de mi espalda, que recibí para quitarte de la espalda el peso de tus
pecados. Mira mis manos, fuertemente sujetas con clavos en el árbol de la cruz,
por ti, que en otro tiempo extendiste funestamente una de tus manos hacia el
árbol prohibido».
Rev. D. Enric CASES i Martín (Barcelona, España)
Santoral Católico:
San José Obrero
El
uno de mayo, fiesta del trabajo, conmemoramos a san José, el esposo de la
Virgen María, el artesano de Nazaret, bajo cuya tutela vivió y se inició en el
trabajo y en el mundo social Jesús, llamado por sus conciudadanos «el hijo del
carpintero». La fiesta la estableció Pío XII en 1955 y quiere ser una
catequesis sobre el significado del trabajo humano a la luz de la fe. San José,
hombre sencillo de pueblo, nos da el ejemplo de una vida honesta y laboriosa,
ganándose el pan con el sudor de su frente, para él y para los a él confiados,
por los servicios prestados a su prójimo. José ennobleció el trabajo, que
ejerció sostenido y alentado por la convivencia con Jesús y María.
Oración: Dios todopoderoso, creador del universo, que
has impuesto la ley del trabajo a todos los hombres, concédenos que, siguiendo
el ejemplo de san José, y bajo su protección, realicemos las obras que nos
encomiendas y consigamos los premios que nos prometes. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
© Directorio Franciscano - Aciprensa
Pensamientos del día
“Siempre que te pregunten si puedes hacer un trabajo,
contesta que sí y ponte enseguida a aprender cómo se hace”
Franklin D. Roosevelt
“Una máquina puede hacer el trabajo de 50 hombres
corrientes. Pero no existe ninguna máquina que pueda hacer el trabajo de un
hombre extraordinario”
Elbert Hubbard.
“Nadie
puede llegar a la cima armado sólo de talento. Dios da el talento; el trabajo
transforma el talento en genio”
Anna Pavlova.
Tema del día:
Por qué Mayo es el mes
de María
Mayo
es, en el hemisferio norte, el mes de las flores, de la primavera. Muchas
familias esperan este mes para celebrar la fiesta por la recepción de algún
sacramento de un familiar. También, Mayo es el mes en el que muchos recuerdan a
su mamá (el famoso 10 de Mayo) y las flores son el regalo más frecuente de los
hijos para agasajar a quien les dio la vida.
Por
otro lado, todos saben que este mes es el ideal para estar al aire libre,
rodeado de la belleza natural de nuestros campos. Precisamente por esto, porque
todo lo que nos rodea nos debe recordar a nuestro Creador, este mes se lo
dedicamos a la más delicada de todas sus creaturas: la santísima Virgen María,
alma delicada que ofreció su vida al cuidado y servicio de Jesucristo, nuestro
redentor.
Celebremos,
invitando a nuestras fiestas a María, nuestra dulce madre del Cielo.
¿Qué
se acostumbra hacer este mes?
♡ Recordar las apariciones de la Virgen. En Fátima,
Portugal; en Lourdes, Francia y en el Tepeyac, México (La Guadalupe) la
Virgen entrega diversos mensajes, todos relacionados con el amor que Ella nos
tiene a nosotros, sus hijos.
♡ Meditar en los cuatro dogmas acerca de la Virgen María
que son:
- Su Inmaculada Concepción: A la única mujer
que Dios le permitió ser concebida y nacer sin pecado original fue a la Virgen
María porque iba a ser madre de Cristo.
- Su maternidad divina: La Virgen María es
verdadera madre humana de Jesucristo, el hijo de Dios.
- Su perpetua virginidad: María concibió por
obra del Espíritu Santo, por lo que siempre permaneció virgen.
- Su asunción a los cielos: La Virgen María, al
final de su vida, fue subida en cuerpo y alma al Cielo.
♡ Recordar y honrar a María como Madre de todos
los hombres.
María
nos cuida siempre y nos ayuda en todo lo que necesitemos. Ella nos ayuda a
vencer la tentación y conservar el estado de gracia y la amistad con Dios para
poder llegar al Cielo. María es la Madre de la Iglesia.
♡ Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen María.
María
era una mujer de profunda vida de oración, vivía siempre cerca de Dios. Era una
mujer humilde, es decir, sencilla; era generosa, se olvidaba de sí misma para
darse a los demás; tenía gran caridad, amaba y ayudaba a todos por igual; era
servicial, atendía a José y a Jesús con amor; vivía con alegría; era paciente
con su familia; sabía aceptar la voluntad de Dios en su vida.
♡ Vivir una devoción real y verdadera a María.
Se
trata de que nos esforcemos por vivir como hijos suyos. Esto significa:
1.
Mirar a María como a una madre: Platicarle todo lo que nos pasa: lo bueno y lo
malo. Saber acudir a ella en todo momento.
2.
Demostrarle nuestro cariño: Hacer lo que ella espera de nosotros y recordarla a
lo largo del día.
3.
Confiar plenamente en ella: Todas las gracias que Jesús nos da, pasan por las
manos de María, y es ella quien intercede ante su Hijo por nuestras dificultades.
4.
Imitar sus virtudes: Esta es la mejor manera de demostrarle nuestro amor.
♡ Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a
María.
La
Iglesia nos ofrece bellas oraciones como la del Ángelus (que se acostumbra a
rezar a mediodía), el Regina Caeli, la Consagración a María y el Rosario.
Que
nos ayudan a recordar el inmenso amor de nuestra Madre a nosotros, sus hijos.
Fuente: Catholic.net
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
En
Italia, un sacerdote exorcista contó que un día un joven en gran dificultad
vino a verle, estaba desesperado. No solamente se sentía físicamente enfermo,
sino también espiritualmente atormentado. Se había entregado a prácticas de
ocultismo, sin mencionar la droga, el alcohol y otras cosas nocivas.
Pero
el sacerdote ocupado en otro caso difícil no pudo interrumpir su trabajo para
atender al joven. Sin embargo al verlo en sufrimiento no quiso dejarlo partir
desilusionado. Pensó así en la imagen de la Virgen de la Medalla milagrosa de
su iglesia. Ella tiene las manos abiertas y de sus dedos brotan rayos que
representan las gracias que da a quienes se la piden. Entonces le dijo: « Ve a
rezar frente a la estatua viéndola siempre a los ojos. Ella es la Madre, ella
te ayudará.»
El
joven fue a arrodillarse ante la Virgen y le confió su desgracia, mirándola a
los ojos. Enseguida sintió que un gran alivio le llegaba a través de la mirada
de la Virgen. Jamás en su vida había sentido tan grande ternura maternal. Lleno
de alegría se quedó largo tiempo frente a Ella. Era como si un bálsamo
penetrara todo su cuerpo, su corazón, su alma. Cuando salió de ahí se sintió
sano y liberado de sus males.
Un minuto con María
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los
cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad
en Córdoba (Argentina); por los niños
con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del
Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países
del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las
familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes
hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Cinco minutos del Espíritu Santo
Mayo 1
El
Espíritu Santo es el silencioso artista del mundo.
Los
que queremos vivir en su presencia no podemos ignorar su obra. Tenemos que
contemplar lo que el Espíritu Santo siembra en nuestra familia, en nuestro
barrio, en el mundo, en todas partes, aun en aquellos que no tienen fe. ¿Qué
aportamos con nuestro pesimismo? Mejor aportemos ideas y acciones positivas,
sabiendo que nada es inútil. Pero si permanentemente estamos mirando y
destacando lo negativo, llega un momento en que se nos cierran los ojos y somos
incapaces de valorar las cosas buenas que hace Dios.
El
Espíritu Santo nos invita también a descubrir los signos de esperanza que hay a
nuestro alrededor. No todo está podrido, porque el Espíritu Santo actúa siempre
y en todas partes. Aun a pesar del rechazo de los hombres, él siempre se las
ingenia para provocar algo bueno donde todo parece perdido.
Una
persona llena del Espíritu ayuda a los demás a descubrir y alentar los signos
de esperanza. De hecho, eso es lo que hizo san Juan Pablo II en su carta sobre
el tercer Milenio: "Es necesario que se estimen y profundicen los signos
de esperanza... a pesar de las sombras que frecuentemente los esconden a
nuestros ojos" (TMA 46).
Ojalá
cada uno de nosotros pueda reconocer lo que ha sembrado el Espíritu Santo en
sus amigos, en sus vecinos, en su lugar de trabajo, en su comunidad; y sea
capaz de fomentar esos signos de esperanza con palabras de aliento y de
estímulo.
Podemos
hacer mucho bien si somos capaces de descubrir y de estimular las cosas buenas
que hay a nuestro alrededor. Nadie nos ha pedido que gastemos la vida mirando
las sombras, sino que nos desvivamos por alimentar la luz.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el
más pequeñito de todos)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.